Abuelo chantajeando a su nieta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Jezabel.
No recuerdo con exactitud la edad que tenía la primera vez que mi abuelo me violó, quizá 7 u 8 años. En la casa solo vivíamos mi madre, mi hermana, mi bisabuela y yo, él era el padre de mi madre pero tenía su propia familia asi que no vivía con nosotros.
Ese día llegué como siempre de la escuela, salude a mi abuela y le ayudé un poco con la comida; al poco rato llegó mi abuelo, pues era normal que algunas veces llegara a comer a la casa si es que le quedaba de paso; venía de un viaje y se le notaba cansado así que se fué directo a la sala a ver t.v. Mi abuela me dijo que iría al mercado a recoger un trabajo que había encargado a una costurera, así que me dijo que me cambiara el uniforme escolar e hiciera algo de tarea paracomer en cuanto regresara.
En cuanto ella salió, escuché que mi abuelo me llamaba, entré a la sala y me dijo -Ven hija, siéntate aquí en mis piernas- Empezó a decirme que era su nena consentida, que me quería mucho y pregunto si yo lo quería a él? le dije que si, que lo quería mucho. -Siéntate de frente a mi, anda. Me levanté y me senté sobre él de frente y mis piernas quedaron por fuera de las suyas -Quieres que te haga caballito hija?- Siiiiiii- y empezé a moverme sobre él, después me tomo de la cintura y me movió más rápido, pasados unos segundos comenzé a sentirme un tanto incómoda – tienes aqui algo que me lastima- se empezó a reir y me dijo que era algo para mi -quieres ver?- A ver le dije… Me levantó y se comenzó a abrir el ziper del pantalón, sacó su miembro grande y duro, con la punta roja y brillosa. Me quedé muda y no pude decir más que iría a cambiarme el uniforme – No quiero que te vayas a cambiar, si es verdad que me quieres tienes que darme unos besitos ricos aqui en la puntita- No quiero, no me gusta eso- –
Pues entonces tendré que decirle a tu madre que no eres obediente conmigo, que eres una grosera y ya verás la friega que te va a dar en cuanto llegue- Por ese momento se me vinieron las imagenes de alguns veces que mi madre me había golpeado, que realmente no eran pocas y menos eran agradables.
-Siéntate en el sillón y abre esa boquita lo más grande que puedas- no le hice caso, entonces me dió un fuerte tirón del cabello y me sentó en el sillón -que abras la boca te dije!!!- acercó su pene totalmente duro a mi boca y lo empujo contra mis labios haciendo que se abrieran.
Comenzó a meter y a sacar su pene de mi boca, provocandome unas intensas ganas de vomitar, sentía el sabor de su liquido pre-seminal en mi lengua y ese olor proveniente de su pene, no le importaba ver las arqueadas que hacía con mi boca y empujaba más adentro de mi boca su pene. -Asi, que rica boquita tienes mi niña, te voy a hacer toda una putita para mi- En ese momento puse mis manos sobre su vientre para detenrlo y no dejar que me la metiera tan profundo en mi boca, pero solto dos manotazos en mis manos y las quitó de su vientre.
-Levántate y ve a tu cama- Me levanté pensando que había terminado todo, pero en cuanto me dirigí hacia mi recámara, él fué detrás de mi, entramos en mi recámara y dijo -Quitate los calzoncitos- – Por qué? Que me vas a hacer?- -Que te los quites carajo- dijo con voz fuerte; empezé a bajarlos hasta que me los safé de las piernas, me los quitó y comenzó a olerlos, suspiraba y decía -Que rico olor de hembrita- -Acuéstate en la cama y abreme las piernas- -Para que abuelo?- Cállate y hazlo!!!! Me acosté y abrió mis piernas con fuerza -No quiero-le dije tratando de cerrarlas -Mira escuincla, aquí el dulto soy yo y sé lo que hago así que obedece- Me tenía con las piernas abiertas, se recostó sobre mi y empezó a lamerme la cara, sentía su lengua mojada lamiendo mis mejillas y la acercaba a mi boca intentando meterla, pero yo apretaba mis labios impidiéndoselo. Sentí que empezó a bajarse el pantalón aún sobre mi, levantó mi uniforme y enseguida sentí su pene sobre la entrada de mi puchita -No abuelo, no quiero, no me gusta, tengo miedo!!!- -No te preocupes nena, eso sólo lo sentirás hoy, después te gustará hacerlo.
Con una mano comenzó a rozar su pene a lo largo de mi rayita, lo pasaba hacia arriba y hacia abajo, de pronto sentí que lo puso exactmente en la entrada de mi puchita y empujó un poco, sentí como mis labios vaginales se empezaban a abrir, empujo más fuerte y sentí claramente como la cabeza de su pene logró penetrar mi coñito -Auuchh me duele mucho- y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos -ya no abuelo, por favor, no me hagas esto, me duele muchisimo!!!- No hizo caso y entonces de un solo empujón me metió todo su pene – Ayyyyyy, duele muchisimo!!! ya no, ya no abuelito!- Empezé a manotear intentando quitarlo de encima de mi, me tomo de las muñecas con sus manos y las puso en mi pecho, se recosto completamente sobre mi y con una de sus manos tapó mi boca, yo lloraba, sentía mucho dolor mientras metía y sacaba su pene de mi. Se movía más y más rápido mientras seguía lamiendo un costado de mi cara -Tegusta, di que te gusta!!!- Yo movía la cabeza de un lado a otro y él empezó a penetrarme con más fuerza y más rápido, jadeaba y vi sudor en su frente, -Ahhhh que rica conchita tienes-
Escuché su respiración agitarse más, sentí que me estaba rompiendo mi puchita, me dolía mucho, despues de algunas embestidas, jaló más aire, puso su mano sobre mi cabeza deteniéndome para que no me hiciera hacia arriba y en ese momento lo sentí como si orinara dentro de mi, sentí caliente y muy mojado mientras dejaba de moverse -Ahhhhhh ahhhhh ay hija que rico- Sácó su pene de mi puchita y sentí como su semen empezó a escurrir por mis nalguitas.
-Ve a limpiarte al baño tu conchita y ya verás si le cuentas a alguien esto que paso-
Me levanté y me fui al baño, decidí bañarme pues me sentí muy sucia, al salir, mi abuela ya había llegado y me llamo a comer, entré al comedor y él como si nada hubiera pasado -Siéntate a comer, te tardaste mucho bañándote- Me quedé callada, comimos y el resto del día estuve mojando mis calzones con el semen que aún salía de mi puchita.
Fueron muchas las veces que me obligó a tener sexo con él, ya nos visitaba más seguido y siempre buscaba el momento de cogerme.
Ya contaré más adelante mis demás experiencias no sólo con él….
Rico