Adolescente Descontrolada
en primera persona.
Hola! Mi nombre es Soledad, les voy a contar en tiempo presente cómo empezó mi vida sexual cuando tenía tan solo 14 años recién cumplidos. Ahí voy!!!
Sí, no me da vergüenza decirlo! Tengo las hormonas descontroladas. En este momento estamos yendo con mi familia en el auto a pasar unos días a la casa de campo de mis tíos. Al volante va mi papá y a su lado mi mamá. ¡Muy típico! En el asiento de atrás mi hermanito Lucas de 11 años y yo. La verdad es que estoy hecha una loca y no paro de pensar en cuando será la primera vez que me metan una verga en el culo y en la concha, estoy re-caliente! Ya varias de mis compañeras del cole cogieron con sus novios! Y yo nada! Nada! Hasta hay una compañera, Diana, que se cogió a su papá! Qué envidia por dios!!!!!
El viaje es de como tres horas y yo me froto el traste contra el asiento disimuladamente de lo caliente que estoy, creo que tengo la bombacha mojada… en un momento me levanto y me inclino hacia adelante para decirles algo a mis viejos, cuando noto que en esa pose, mi hermanito me está mirando el culo. ¡Pendejo de mierda! – pienso…. Y para burlarme y hacerle sentir mal empiezo,
“Mi hermano me mira la cola!!! Mi hermano me mira la cola!!!” cantando una tonadita. Lucas se pone rojo como un tomate y mira por la ventana. Mamá me grita que me calle la boca.
Esta familia es una mierda. Si por lo menos mi viejo me diera bola….. la semana pasada lo espié dándose una ducha y justo se estaba haciendo una paja… solo pude pispear un momento pero me alcanzó para ver que tiene una pija grande, divina! Cómo me gustaría que me la metiera toda!
¿Será normal todo esto que me pasa? Espero no estar volviéndome loca. Bueeenoooo! Por fin llegamos!!! Una semana en el campo nos espera.
Mis tíos nos reciben y se ven tan aburridos y predecibles como siempre. Las mismas conversaciones, todo igual, pero eso sí, más viejos.
Nos mandan a dormir a Lucas y a mí a una misma habitación que ya conocemos. Cuando mi hermano se duerme, me meto bien los dedos en la concha mientras pienso en pijas… en vergas bien duras y grandes, alzadas, escupiendo chorros de semen calentito y pegajoso! Trato de imaginarme especialmente la de mi papá, o las de los actores porno, que ya vi varios. ¿Cómo se sentirá esa lechita caliente llenándote la vagina? ¿Y el culo? Al final me quedo dormida.
Al día siguiente, me propongo tentar a mi papá pero resulta un rotundo fracaso. Aunque me abro varios botones de la camisa para que se me sobresalgan las tetas, o que me note un pezón al aire como por descuido, él nada! Y cuando me senté en sus rodillas juguetonamente para hacerme la nenita, me sacó cagando!
“Que hacés nena! Ya estás un poco grande para que te haga caballito!” me dijo de mal humor, bajándome de sus piernas. Estoy frustrada mal.
A la tarde me fui al establo de los caballos. Lucas estaba ahí mirando a los animales. En realidad mi hermanito es un chico muy bueno y dulce, la perra antipática soy yo. Él se parece bastante a mí físicamente, con cabello lacio de color castaño y es un chico bien proporcionado, linda carita, lindos ojos y buen carácter. Solo que obviamente le llevo como una cabeza de estatura. Además de ayer, que me miraba el culo en el auto, ya lo pesqué varias veces con los ojitos clavados en mis tetas sin estrenar, un par de meloncitos medianos y bien alzaditos que tengo en el pecho…
Me quedé de pie junto a él mirando un caballo, cuando de pronto al animal le empezó a crecer la verga, que colgaba hacia el piso y medía como medio metro de larga o más!!!
“Mirá Lucas! Que pedazo de pija tiene ese caballo! La tuya no es tan grande, no?” – le dije en el colmo del atrevimiento y de burla cruel hacia él.
Lucas se puso rojo otra vez, y me pareció ver alguna lagrimita asomar en sus ojos. Y claro, yo no hacía otra cosa que molestarlo y burlarme de él desde mi ingreso en la adolescencia. ¡Y pensar cómo lo quería y cuidaba cuando era un bebé! ¡Cómo quería llevarlo a pasear en su cochecito o darle la mamadera… ¡Cómo cambian las cosas!
Mi hermanito pegó media vuelta y se fue, dejándome sola con el caballo pijudo. Entonces algo raro me pasó y me sentí culpable y mal por haberlo tratado así. A la noche estuve pensando, y al día siguiente decidí que como su hermana mayor, era mi deber cuidarlo y tratarlo bien, y que estuviera contento, como cuando éramos más niños. Sí señor! Esa sería mi misión para esta semana opiácea en el campo!
Después del desayuno le propuse ir hasta los límites del campo que era de unas 100 hectáreas, con varias zonas arboladas. Me miró con desconfianza.
“Prometo no hacerte más burlas! Vamos a llevar las cañas de pescar a ver si sacamos algo del arroyo.” Le propuse, y se le iluminaron los ojos.
Llevamos las cañas y una canastita con agua y unas bananas. Se podría decir que en el trayecto de una media hora hasta el arroyo, nuestra antigua relación de hermanos cariñosos estaba casi reparada. Estuvimos echando los anzuelos un rato en el arroyo pero no pescamos nada.
Nos sentamos, espaldas contra un gran árbol a comer nuestra merienda. Cuando empecé a comer mi banana, la calentura se volvió a apoderar de mí. ¡Esa fruta era demasiado parecida a una verga!
Entonces por primera vez me fijé en Luquitas de otra manera, y las hormonas hirvientes no me dejaron refrenarme.
“Lu? “ empecé.
“¿Qué pasa Sole?”
“Lu, alguna vez viste las tetas de una chica?” le pregunté descaradamente. El pensó que yo estaba empezando a burlarme de él otra vez y bajó la cabeza. Se quedó mirando el pasto delante suyo.
“No, no! No te estoy molestando, solo quería saber…” le dije con tono cariñoso, que esta vez me salió de adentro.
Creo que él lo sintió así porque entonces me miró a los ojos, y su mirada de alguna forma me llegó al corazón, sentí que me veía como con amor.
“Me gustaría mostrarte las mías para que me digas si son lindas…” se me ocurrió decirle torpemente.
Mi dulce hermanito, quedó medio boquiabierto, y yo me desabroché la camisa, después me abrí el corpiño por el broche de adelante y dejé al aire mis ricas tetas de adolescente… medianas, turgentes, hermosas! Con unos pezones pequeños pero bien paraditos porque yo, la ninfómana, ya me había calentado, otra vez, y en frente de mi propio hermano!
“Vení tonto! No te gustaría tocarlas?” le dije en tono de juego atrayéndolo de un brazo. Él se arrodilló frente a mí, y puso su dos manitas en cada teta…. Un corriente de placer me recorrió el vientre y el plexo solar. Entonces me pareció notar un bulto debajo de su pantalón corto, sus shorts. No sé qué me agarró, pero lo tomé de la cintura y me lo puse contra el pecho descubierto.
Él pareció entender y me acarició sobre los pezones. Yo le levanté la carita hacia mí por su mentón y le acerqué mi boca para que recibiera su primer beso. Fue como una chispa! Se ve que me miraba y deseaba hacía tiempo, tal vez desde chiquito. Nos empezamos a besar como dos amantes adultos, con mucha lengua, saboreándonos. Yo bajé mi mano y le palpé la pijita sobre la tela del short. La tenía bien paradita! Él me trataba de tocar el culo, pero yo estaba sentada y no me lo alcanzaba. Seguimos a los besos un lindo rato.
“Que linda pijita que tenés Lu!!! No me importa que no tenga el tamaño del caballo!” le dije al oído mientras se la acariciaba y él se notaba lo mucho que disfrutaba.
“Te puedo chupar las tetas Sole?” me preguntó entonces tímidamente.
“Sí hermanito! Dale! Pasame la lengüita!” Era delicioso!
Un poco de remordimiento me agarró, pensando que lo estaba pervirtiendo y logré que parásemos el franeleo.
“Volvamos a la casa Lu. Ya debe ser la hora de almuerzo”. Le dije
Se puso un poco triste, suspiró de una forma que me derritió el corazón pero me obedeció. Yo era su hermana mayor y él me admiraba y quería…. Y otras cosas más que estaban saliendo a la luz.
Volvimos en silencio los dos. Después del almuerzo, mis tíos se fueron a dormir una siesta y mis padres se fueron al pueblo en el auto, a comprar cosas y pasar la tarde.
El corazón me saltó en el pecho y me mojé entre las piernas…. Quería más carne de pendejito y esta era mi oportunidad!
Dormidos mis tíos e idos nuestros padres, le dije a Lucas que fuéramos al granero, y subí al cuarto a buscar una frazada. A él se le iluminaron los ojos.
Nos metimos al granero y subimos por la escalerita de madera al piso de arriba donde estaba el pajar. Tendí la frazada sobre la mullida capa de pasto seco y me empecé a desabrochar la camisa otra vez hasta quedar en tetas.
“Estas ya las viste, no? Y las tocaste…” le dije en voz baja. El asintió con la cabeza-.
“Desnudate todo Lu! Quiero ver esa pijita rica!” le dije, mientras me bajaba los pantalones.
Aunque se notaba que le daba vergüencita, el me hizo caso y sí, ya la tenía parada. Era divina. Como la mitad de larga o menos que un hombre grande, y más delgada pero bien formadita, los huevitos, el glande, todo perfecto y rico! Sin nada de vello…. Me dieron ganas de comérmelo!
Medio que lo tiré sobre la frazada y nos enredamos abrazados a los puros besucones y manoseos. Lo primero que hice fue abrirme de piernas para sentir sus dedos en mi concha mojada. Gemía de placer, nos revolcábamos, nos descubríamos cada centímetro de piel y cada orificio excitante. Le pasé un dedo por el culito y eso le hizo poner más dura la verguita. Bajé con mi boca por su cuerpo a los puros besos y lengüetazos y me puse a chuparle todo, los huevitos, el ano, el tronquito duro de su pene. ¡Cómo gemía de placer el nene!
“No hagas ruido Lu… por las dudas. Ahora quiero que me cojas, haceme como papá a mamá, méteme tu pedacito de carne por donde quieras! Le dije al oído con voz de orgasmo.
Me lo monté encima, y le guié la poronguita para que me entrara por la concha. No llegó muy adentro pero era suficiente para estimularme el clítoris y la entrada de la vagina. Y el muy guachito, mientras me cogía lo mejor posible, había aprendido muy bien a chupar, lamer y mordisquear tetas y pezones! Gozábamos los dos! Después me puse de perrita para que me la metiera por atrás. Fue rico también. Le obligué a hacerme de todo, hasta chuparme la concha y también el culo! Acabé como una depravada, un orgasmo tremendo. Pasamos ahí como tres horas. Yo también me dedique a él y le chupé la pija, mientras le metía todo un dedo en el culito, y creo que lo hice correrse, aunque no le salió semen, pero gemía y su pijita palpitaba!
Quedamos los dos sudados, baboseados de saliva, con mis flujos manchando la frazada. Pero todavía era virgen, porque el nene no había llegado tan adentro.
“Lu…. Te gustó? …. Él asintió, “vamos a ser novios secretos si querés, hasta que tengas la pija como papá y me llenes de leche, sí?
Lucas, por toda respuesta, se abrazó o a mí con fervor.
“Te quiero mucho Sole…”, sólo eso me dijo.
Y desde entonces fuimos amantes, el mejor que tuve en mi vida.
FIN.
Bien relatado. Como fantasia logra excitar.Me gusto.5 estrellas
Muy agradable la lectura, y la erección más.
Rico muy rico, continua por favor
Me encanto. Sexo y amor de hermanos, lo mejor. Conta si siguieron los encuentros con tu hermano.
Rola, solo escribí este relato como algo breve, una escena de verano entre hermanos…. luego publicaré otros posiblemente.
Gracias!
He estado alejado de la escritura por largo tiempo, pero planeo volver.