AGOSTINA (Cuarta parte)
Mi pequeña Agostina con carita de emoción.
Este es el cuarto capítulo de 7
AGOSTINA 4
Sentí que golpeaban la puerta, era hora de la siesta, me llamó la atención, así con pantalones cortos de dormir y musculosa, salí a ver de quien se trataba.
Era mi pequeña Agostina con carita de emoción.
“Mamá y el novio fueron a la capital, porque mi hermanita está por nacer
Quedé cuidando la casa, dijeron que en dos o tres días van a volver.”
Pego un saltito, me agarró del cuello ya sacando esa afilada lengüita y me la empezó a meter en la boca.
Yo suspiré de placer, mi mente imaginaba ciento de cosas, una más morbosa que otra.
“¿Me puedo quedar a dormir en tu casa esta noche?” pregunto mirándome con picardía (o al menos eso me pareció)
Estaba mal vestida, parecía andrajosa, no es que me molestara, pero quería verla mas linda, mas seductora y se me ocurrió llevarla al outlet que queda a unas cinco cuadras.
Fuimos y volvimos rápido, Le compre una blusita rosa, una mini pollerita negra y un par de calzones, uno totalmente blanco y el otro con dibujitos como le gustan a ella.
Yo tengo una vieja y algo oxidada bañadera, esas de hierro fundido, la llené con agua tibia, eso demoraría un montón.
Mientras, prepare hamburguesas con huevos fritos…se los devoró.
“Vamos a pegarte un buen baño” le dije y la idea le gustó.
Yo la desvestí, primero tirando su vieja remera para arriba, levanto los brazos, quedo un poco enganchada en la parte del cuello y cabeza y quedaron a mi vista sus inexistentes pechos, pero se notaban su tetillas y diminutos pezones a los que le pasé la lengua en círculos y fui dando suaves chuponcitos estirándolos un poco, su cuerpo estaba como “piel de gallina” y los pezones duritos y paraditos.
Mientras ella se quitaba lo de abajo, hasta estar toda desnudita, completa…Me toque mi verga y estaba a medio parar, la deje unos minutos y me fui a tomar otro viagra.
Se quedó a esperarme y cuando regresé recien se metió en el agua.
Le lavé bien el pelo, tenía productos para suavizarlos y desenredarlos, ella se pasaba jabón por brazos y piernas…
Al rato mi pija se fue endureciendo y se hizo muy notoria, aunque ella tenía los ojos cerrados para que no le entre espuma, me rosó con el antebrazo y notó la erección.
Se limpió los ojos con la punta de la toalla, me miró…y arrodillándose en la bañadera me abrió el cierre del pantalón…Sacó mi verga afuera y sin perder tiempo la lamió, dos o tres veces para retirar mis jugos prematuros y se volvió a sentar.
Antes de soltarme dijo “Esta grande hoy”
Yo no sabía que quería más, sí que me tomara la leche o metérsela hasta el fondo en su cachuchita.
Mientras la secaba, metía mi mano entre sus piernas, acariciando su tajo con lujuria.
Pero ella tenía sus planes o mejor dicho sus deseos bien definidos.
Quedó seca del todo y mientras se desenredaba el pelo con un cepillo, abrió sus piernas y me dijo: “¿Me pasas la lengua por favor?”
En esa pose me debería haber tirado prácticamente en el piso, a mis años, preferí buscar una mejor posición.
“Vamos a la camita y te la chupo toda” Salí y me siguió.
Me habia olvidado que estaba el labrador acostado en la cama, atravesado cerca de los pies.
Ella se olvidó de mi por un instante, corrió y se monto sobre el costado del perro y le decía “hico caballito” refregando su concha recien lavadita en las costillas del perro.
Quizás por instinto el labrador sacó su chorizo afuera, Agos lo vio, lo agarro quizás demasiado fuerte y el perro se paró tirándola arriba de la cama.
Agos se asustó, pero fue una reacción, nada más, ahora en la posición en la que estaba el pito del perro le quedaba a centímetros de la cara….
Me pregunto si podía chuparla, señalando la pija del can y yo le dije “Por supuesto”
Me moría por ver eso, me empecé a pajear mientras observaba.
Tomó la pijita con sus dos manos y empezó a lamer y lamer como si fuera una paleta dulce.
El perro estaba inquieto, pero se dejó hacer…” Pajéalo” le dije y me hizo seña que no sabia como, le tome una manito y hice que la moviera hacia adelante y atrás suavemente.
El perro abrió un poco la patas trasera y se quedó quieto como una estatua, supuse que iba a eyacular, le dije “chupasela” y le ayude a que se meta la punta del choto en la boca, no se porque me puse al lado de ella, su carita pegada a la mía.
El perro eyaculó, eran muchos chorros de suave leche que entraban en su boca, y parte se el escapaba por la comisura de los labios, tenia los cachetes de la cara inflados, yo lamí lo que se le escaba de mi lado, tenia curiosidad por saber que sabor tenia, sorprendentemente me gusto, me gusto tanto que lamí del otro lado y ella en ese momento se retiró, pero al perro le seguía saliendo algo de leche, ¡así que me prendí como un ternero mamón!
Ella estaba arrodillada mirando asombrada y lo que veía la calentó, porque empezó a manosearse. Mientras hacia como buches con lo que le quedaba del semen en la boca.
Fui como para darle un beso, pero en realidad le quería robar ese jugo que tanto me gustó.
Absorbí todo lo que tenia en su boca hasta casi dejarla sin su propia saliva.
De mi pija se asomaban gotas enormes de fluido, ella los lamió.
Se refregaba cada vez más, estaba intentando meterse los deditos.
La tomé de la cintura y la a coste, le abrí un poco las piernas, me acosté sobre ella y gimió, mi panza y mi peso la aplastaban un poco. -Cambie de posición, me puse panza arriba y la invité a que subiera encima mío.
Jugamos un rato a refregarnos, ella dejaba un caminito sobre mi pecho, donde se desplazaba dejaba brillo como hacen las babosas de tierra.
Ponía sus tetitas en mi boca (señal de que le había gustado)
Mientras se las chupaba, acomodo su culito apunto con la mano en su raja chiquita y se fue sentando como en el baile de la botella. Fue bajando suavemente, realmente le costó meterse toda mi pija, pero finalmente entró…el charco que tenia entre el vientre y las bolas me dio seña que habia acabado por lo menos una vez.
Se empezó a mover como si cabalgara un pequeño poni gritando de placer.
El perro daba vueltas alrededor de nosotros, nervioso y nuevamente caliente con el choto totalmente afuera, Agus no lo vio, gozaba con los ojos cerrados y mordiéndose los labios inferiores.
Yo veía esa poronguita y sentía que me salía juguito del culo…una nueva emoción.
El perro quería montar a alguien subía sus patas a nuestros hombros y jadeaba muy fuerte.
Le dije a Agostina que, si ella estaba bien, quería probar una cosa…solo se preocupo porque vio que yo no habia podido acabar.
“Ya me va a tocar a mí, me gusta esperar” le dije cachondo a mas no poder.
“Ayudame” le dije, me puse en custro patas y apunte el culo a la cara del perro, que olió y empezó a lamer mi agujero y parte de mis bolas… (que linda sensación)
Recien cuando el perro puso sus patas a mis costados, ella comprendió y rápidamente apunto el pito del perro al agujero de mi culo, que estaba dilatado por calentura (creo)
Al principio la pija del perro entraba, pero se salía, hasta que me la metió hasta el fondo, no podría decir si me dolió o si no me dolió, fue más el placer que otra cosa, sentía que mi leche saldría escupida en cualquier momento, le pedí a ella que me la chupara y se acomodó.
Mientras el perro gozaba en mi culo yo gozaba las hermosas mamadas de Agos.
Sentí perfectamente cuando la leche del labrador invadió mi recto, en ese momento mi pija exploto y la nena no dejo nada sin tragar, el perro se bajo de la cama y podía sentir el liquido bajando por mis piernas, mojando mis bolas y goteando en la sabana.
Ella ya no tenía más de mi esperma en la boca, le hice señas, giré y le apunté con mi culo a su cara, miro unos segundos y empezó a lamer, primero todo lo que estaba más lejos, acercándose a mi cola y finalmente chupo directamente de mi marrón, me causo mucha ternura ver que otra vez tenia sus dedos metidos en la cachucha.
Ya no habia mas semen del perro, pero ella seguía chupando de mi agujerito marrón y meta como un estilete su lengua fina y dura.
Agotada se acostó boca arriba y yo me acosté a su lado.
Me murmuro al oído algo que no pude escuchar, cuando le pedí que repitiera me grito
“yo también quiero eso” (se refería a que el perro le haga la cola)
Aprovechamos el agua de la bañadera, aunque fría nos sirvió.
Intenté subir el perro a la cama, pero por ahora no quería saber nada.
Abracé a Agostina, nos tapamos con una sabana y al menos yo me dormi enseguida.
Por mi edad, tengo que orinar cada dos horas mas o menos, cuando desperté me quede un buen rato mirando ese cuerpecito que la vida me regaló, la acaricie despacito y la pija se me volvió a parar, todabia tenía efectos del viagra (creo) me costó orinar con la pija parada.
El perro entró jadeando al baño, metió su hocico entre mis cachetes del culo y lamió.
Tenia la pija afuera, estaba nuevamente caliente. Me di vuelta le puse mi chota en su boca, probo un poco y se fue demostrando que eso no era de su agrado.
Me acompaño hasta la habitación.
Destape delicadamente a Agos, le saque la bombachita sin que se despertara, el perro quería subir a la cama, pero yo lo evitaba empujándolo.
Abrí apenas las cachas de la nena, moje un dedo con saliva y suavemente se lo fui metiendo por su culito hermoso, primero con un poco de esfuerzo, despues simplemente entró.
Ella se despertó gimiendo, gemido que no era de dolor.
Adormilada me busco con la mirada y me preguntó “¿Qué hacés?”
Le mostré el perro que había puesto sus patas delanteras sobre la cama, dejando ver su poronga dura y goteante.
Aun media dormida tiré agarrándola del vientre y la puse en cuatro patas, el perro cruzaba desesperado de un lado al otro, hasta que lo dejé subir…. Volvi a meter el dedo en ortito, el perro metía su lengua, la nena abría más sus piernitas.
¡El perro la monto!
Ayudé como habia hecho ella conmigo hasta que acertó.
Vi que hizo un poco de fuerza de entrada, pero despues simplemente empujaba y entraba cada vez más.
“No, que la saque que me duele” decía Agos…le acaricie el pelo y le dije “aguantá un poquito que ya se te pasa”
El perro empezó a moverse frenéticamente y Agostina no paraba de quejarse de dolor, hasta le salieron algunas lágrimas…El perro acabó y vino el drama, algo de la pija del perro creció dentro del culo de la nena, algo que como ella decía… “Me está reventando la cola! Sácalo, sácalo” Lo intente, pero era inútil y le causaba más dolor, incluso el perro me gruño enojado.
Quedaron en cuatro, pero mirando cada uno para su lado, Agos golpeaba el colchón gritando
“¡Me revienta, me revienta!” fueron dos o tres minutos interminables, yo no sabía qué hacer.
Finalmente, el perro se soltó, la nena se estiro de un golpe sobre la cama y lloró.
Yo con la escusa de curarla, le lamí el orto y la entre pierna, (En realidad me estaba bebiendo el semen del perro) metí mi lengua en su culito suavemente y al parecer eso le calmó un poco el dolor.
Así sollozando boca abajo se durmió.
Llevé el perro al fondo mientras lo retaba “Te portaste muy mal”
Me acosté sigilosamente y también me dormí.
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