AGOSTINA (Primera parte)
Pero, hay una nena que debe tener entre siete y ocho años..
ESTER RELATO TIENE 7 CAPÍTULOS. ESTE ES EL PRIMERO
AGOSTINA (Primera parte)
Tengo 62 años, jubilado de gastronómicos, MI casa tiene una puerta de calle y solo una ventana que dan directamente a la vereda, suelo estar afuera, a veces fumando, limpiando la vereda o simplemente mirando el barrio.
Por esta calle casi no pasan coches, por la vereda menos.
Pero, hay una nena que debe tener entre siete y ocho años.
Pasa a veces corriendo, viene de acá a la vuelta, no conozco su casa.
Va para donde está el super, y los demás comercios, que es pasando mi casa dos cuadras más allá.
Casi siempre con un vestidito de flores o dibujos rosa (bastante desteñido) y unas calzas debajo.
Su pelo era negro, largo y desprolijo, pero su carita era de una morena realmente bonita.
A veces pasa lentamente mirando el suelo, buscando latas de aluminio, las que pone en una gran bolsa de plástico. Cruza de vereda y vuelve al rato, también lentamente trayendo el metal que haya conseguido.
No sé por qué, pero me gustaba verla pasar y después de varias veces, mientras barría le mandé un “aaaaadiooooos”, ella giró para verme, pero no me respondió.
Junté unas cuantas latas de aluminio y compré una coca chica, que guardé en la heladera.
La esperé sin impaciencia, pero cuando la vi venir me di cuenta que mi corazón empezó a latir más rápido. La dejé pasar y estuve atento a su regreso, con las latas y la coca.
Pasó a mi lado y esta vez sí me saludo, un hola corto y por lo bajo, pero me saludó.
La llamé que volviera, ella dudó, le mostré las latas, mejor dicho, le hice escuchar el ruido de las latas al sacudir la bolsa, porque no era transparente. Se acercó, miró el contenido mientras yo le explicaba que las había juntado para ella.
Levanto la bolsa con una mano y me dio las gracias de forma muy sincera, dio media vuelta para marcharse, pero le dije “nena queres¡?” y le mostré la coca transpirada y además hacía mucho calor.
Volvió a dudar, pero regreso, aceptó la gaseosa, dijo de nuevo gracias y se marchó.
Así empezó nuestra relación, cada vez hablábamos más, yo siempre tenía algo de metal para darle (Total tengo todo el día para andar buscando)
En unas de esas conversaciones que uno no sabe cómo empiezan, le pregunté si tenía novio.
Me dijo “que sí y no”
Le dije “AH, pero me tenés que contar” me dijo que solo me diría eso, sin más explicación.
“¿Y vos?” me preguntó, le dije que tenía un amor pero que era imposible.
Cuando quiso saber por qué le pagué con la misma moneda y agregué “Si no me contás vos, yo tampoco”
Se soltó y contó que el novio era el novio de su mamá.
Me tocaba a mí una respuesta y luego una pregunta…
“Mi amor es imposible porque ella es demasiado chica para mí y la gente lo vería muy mal”
Entonces le pregunté qué hacían como novios.
Dio muchas vueltas y se animó…
“Nos damos besitos”
Tomé mi mano y le di un ligero besito y le dije “¿Así?2
“¡Noooo!” dijo, “Así” y saco su pequeña lengüita, moviéndola de un costado al otro.
¡Que paradón Juan! ¡Que paradón! Después dicen que a los viejos de sesenta ya no se nos para…
Le tuve que repetir que lo hiciera y sin pudor lo volvió a hacer.
Se lo hubiera pedido cien veces más, pero se tenía que ir.
Dos días después con la excusa que se llevara unas mamparas de aluminio, entró a mi casa, mientras ataba las varillas le pregunté si eso era todo lo que hacía con su novio, me respondió que había algo más, pero que no me lo podía contar porque se lo había prometido.
Me hice el niño ofendido y me crucé de brazos… “yo te conté todo lo mío, sin secretos, porque sé que sos mi amiga y no se los vas a contar a nadie” (En realidad nunca le conté nada)
“Bueno, pero de da vergüenza” “Mirá para otro lado” Gire mi cabeza dispuesto a escuchar, me moría por saber, mi pija empujaba el pantalón para afuera.
“¿Viste ese coso?” dijo mostrando mi bragueta, asentí, quería que continuara.
“Bueno, mi novio la saca afuera, y es muuuuy grande, tiene “cristal” o así me dijo que se llamaba las gotas que salen del miembro del novio, después cuando estas como más que novio, sale otra cosa”. Hizo una pausa…
“El “cristal” es riquísimo, y a él le gusta que yo lo lama y lo tome.”
“después…” y se quedó callada, como vi que no seguía contando le dije “¡Dale!”
“Es que me da mucha vergüenza” “Pero si ya me contaste casi todo, ya no tenes que tener vergüenza”
“Me meto su cosa…” interrumpí “Pija”
“Pija” corrigió ella, “y la chupo mucho”
“¡Por eso te ama tu novio!” grité como con felicidad…
Se quedó mirándome sorprendida, le explique que lo que ella hacia era lo más hermoso que puede sentir cualquier hombre, “Cuando haces eso tu novio siente que está en el cielo”
Se puso seria y me dijo tocándome el hombro con un dedo:
“¿y vos?” “¿Cuál es tu secreto, quien es tu novia imposible?
Me encantó la pregunta, la tomé de la manito y la puse frente a la puerta del placar, “Aquí está, pero por favor no te rías” rápidamente dijo que no con la cabeza, abrí y apareció un espejo de cuerpo entero, ella se vio, me miró y le dije “Si, por eso no te lo quería decir, porque mi amor imposible sos vos”
Tenía ternura en sus ojitos, estiró los brazos y yo me incliné hacia ella, me abrazó
Así media colgada como estaba sentía su cuerpecito presionando mi pija.
Me agarró de las orejas, puso sus labios contra los míos y….
Sacó su lengua divina que entró en mi boca y viboreó, dejándome espacios de tiempo, para que yo pueda sentir como era su boca por dentro con mi lengua.
Con una mano me desabrochaba los botones y forcejeaba para sacarla, finalmente quedo entre el elástico de mi calzoncillo y el cinto.
Agostina no me había visto, tenía los ojitos cerrados mientras disfrutaba de nuestros besos.
Le tomé la mano más cercana y apoyé su palma sobre mi choto.
Se sobresalto, pero luego se quedó observando con interés.
Me soltó del todo y señalando las gotas que tenía alrededor del prepucio, parte en el glande y brotando más.
“¿Eso es cristal?” y se relamió.
Le dije que sí, une un poco en mi dedo y haciendo un largo hilo, se lo di a probar.
Al acto se puso a limpiar todo mi precum, la emocionaba, seguramente la excitaba
Me tenía que contener para no acabar, pero ahora abría su boca y metía mi pija en ella sin rasparme con sus dientitos.
Estaba bien enseñada, porque con una manito me acariciaba un huevo.
Le dije que, si sabía que iba a salir algo de allí, sin sacar mi pija de su boquita dijo “mhmhimhi” aprobando también con la mano como que era una cosa muy sabida.
Ya me era imposible contenerme, “¡Va!” le dije, pensando que escaparía a los chorros, pero increíblemente siguió chupando y tragando, cada gota que entraba la tragaba por separado, podía ver como bajaban por su garganta! Y siguió, y siguió hasta que deje de temblar.
Miró mi pija para un lado y para otro despues hiso un chasquido con su lengua en su paladar y dijo “Vos sos mi novio el otro que se vaya a la mierda”
Nos dimos un beso cortito pero fogoso, pude sentir un sabor extraño, creo que era mi esperma (jamás supe que sabor tenía)
Yo no quería guardar mi pija en el pantalón, quería seguir sintiendo las sensaciones vividas.
Cerré la puerta y me fui hablando solo… “Ahora es mi novia, le puedo ir pidiendo “cositas””
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Me encanta este cuento, y todavía no he leido la parte dos y tres. Yo tengo 66 alis, y no se si es cierto el relato, pero de todos modoso me ha fascinado. Tengo 66 años y me encantan las chiquitas. Te mando un saludo cordial.
Un muy buen inicio👍