Aguachando a mis bebés. – Tercera parte y final.
—¡Qué bueno! … ahora haremos pipi los tres aquí en la cama ….
—¿Follar, mami? … ¡Eso también se puede hacer en la cama? …
Preguntó Ricardo inquisitivamente y muy intrigado.
—Eso es cuando un pene duro se mete en ese agujero de muchos y sabrosos jugos, ¿verdad, mami?
Afirmó correctamente Mauro que es el hermano mayor.
—Sí … justo por donde les mostré …
—Mami … yo puedo hacerlo ya … mi pene está durísimo …
Dijo Mauro con su pene tieso al máximo, después del masaje que le había hecho Jenny.
—¡Yo también! … ¡Yo también, mami! …
Gritó el pequeño Ricardo que, aunque se había recién corrido abundantemente, conservaba su polla bastante dura.
—Bueno … yo diría que Mauro comenzará primero … su pito ha tenido bastante tiempo para recuperarse …
—¿Por qué lo elijes siempre primero a él? …
Reclamó un tanto ofuscado Ricardo.
—¡No! … no faltes a la verdad … el primero que se corrió fuiste tú … luego una segunda vez … y Mauro solo lo ha hecho una sola vez con una mamada … ¿eh? … ¡Caballerito! …
—Bueno … está bien … ¿Pero por qué lo llamas “mamada”? …
—Porque así lo llama todo el mundo … no me preguntes el por qué …
—Je-je-je … otro nombre chistoso, mami …
Rio divertido Mauro.
—¡Ehm! … ¡Sí! … pero follar es mucho mejor que una mamada … será divertido … ya verás …
Jenny no cabía en sí de su fortuna. Nunca se había sentido tan cachonda. Tenía ante sí la perspectiva de que sus hijos se la follaran ahora mismo y eso la calentaba a niveles superlativos. Sintió las tempranas contracciones de su coño y sus fluidos casi escurrían de sus labios mayores empapados y amenazaban con gotear y chorrear por sus muslos.
No importaba lo que se aprontaba a hacer Mauro. De seguro la llevaría al orgasmo en brevísimo tiempo. Ella se acostó boca arriba y separó sus piernas. Luego abrió sus labios mayores y lo mostró a Mauro que esperaba ansiosamente con su polla tiesa para llenar con su polla infantil el agujero jugoso de Jenny.
—¡Vamos, Mauro! … siéntate entre mis piernas … luego mete tu polla en el agujero que mami te está mostrando …
Mauro hizo precisamente eso. En el momento que la pequeña polla entro lo suficiente como para penetrar el suculento y sabroso coño de Jenny, ella casi se corre y, no solo porque estaba sobre estimulada. Sino porque se sentía tan guarra al dejar que su hijo de onces años, metiera su polla por el mismo agujero que lo parió. Sabía que había cruzado una línea indeleble, pero que señaría toda su vida, ya no había vuelta atrás. Pero Jenny estaba lejos de arrepentirse. Por el contrario. Se sentía increíblemente bien. Pensó en todas las veces que escuchó cosas aberrantes sobre el incesto madre-hijo, ahora lo encontraba muy estimulante y natural que una madre pudiese enseñar didáctica y demostrativamente esta educación complementaria a sus retoños y se olvidó de la parte moral y legal.
Mauro disfrutaba cada segundo de esta relación incestuosa, está claro que él no era totalmente consciente del gran tabú que estaba rompiendo al follar a su propia madre. Para él fue increíble poder poner su pene en el coño que le dio la vida. Lo encontró incluso mejor que su boca. Tan cálido, suave y maravillosamente resbaladizo. Pero le faltaba experiencia.
—¿Y ahora? …
Naturalmente, el pequeño no sabía toda la mecánica del asunto, así que se había detenido esperando ulteriores instrucciones de su madre.
—Ahora usas mi coño como si fuera una mano … o un guante … debes entrar y salir muchas veces … así tu polla frotará mi coño … me harás sentir genial y también tú te sentirás bien …
—¡Oh! … más o menos, ¿así? …
Preguntó Mauro moviendo su pelvis en un mete y saca contra el coño de su madre. La cabeza del muchachito estaba en medio a los senos de Jenny, ésta sintiendo la penetración de su hijo a su sensible coño, lo abrazó y lo atrajo más a sí misma gimiendo audiblemente. La pequeña polla se sentía increíble en ella, más que nada por el tabú que estaba rompiendo, pero también sintió el pene de su hijo frotándose en lo profundo y hacía muchísimo tiempo que ella no sentía una verga dentro de su panocha. Envolvió el trasero de Mauro con sus piernas y tobillos, empujándolo más adentro de ella.
—¡Sí! … sigue así, cariño … fóllame más fuerte … folla a tu madre … lo estás haciendo estupendo … más, querido … más rápido … ¡Ummmmmm! … ¡Dámelo todito, tesoro! …
Mauro aumentó la velocidad con la cual follaba a su madre. Estaba muy orgulloso porque a todas luces, su madre gozaba enormemente con su polla, por supuesto que él también. Se sentía genial frotar su pene en el interior de la vagina de mamá. De repente sintió que el agujero se estrechaba, con contracciones que se sentían increíbles alrededor de su polla.
—¡Oh, cariño! … ¡Aaaahhhh! … ¡Ummmm! … ¡Umpf! … ¡Aaahhh! … ¡Aaahhh! … ¡Me corro! … ¡Aaaahhhh! … ¡Me corro! … ¡Ummm, amorcito! … ¡Ssiii! … ¡Ssiii! …
Jenny gimió corriéndose violentamente. Había tenido razón. Se corrió en un tiempo récord. Mucho más rápido que cuando lo hacía con su marido. Y quería más.
—¡Hmmmm, tesorito! … ¡No te detengas! …
Gimió Jenny abrazando fuertemente al pequeño amante que yacía en sus brazos tratando de besar y mordisquear sus pezones y, lo más importante, se movía impetuosamente con su polla enterrada en su ardorosa panocha.
—¡Sigue follándome, cariño! … ¡Mami quiere volver a sentir eso rico! … ¡Sigue, amor! …
Mauro levantó su carita y vio los ojos lucientes de su madre y se rio alegre de estar haciendo a quien le dio la vida tan feliz. Se sentía bien estando dentro de ella y continuó amándola con todo lo que le podía dar a su corta edad. Jenny lo empujaba y lo estrechaba sintiendo la penetración cada vez mejor. Sus piernas estaban muy abiertas y rodeaban el trasero del niño, lo empujaba más profundo en ella con sus talones y, volvió a sentir ese afano y esas cosquillitas que electrizaban todo su cuerpo, se volvió casi loca de placer sintiendo que estaba a punto de caer en el goce y la lujuria de otro potente orgasmo.
—¡Más adentro, tesoro! … ¡más! … ¡empuja más, cariño! … ¡Ummmmmm! … ¡Que rico, papi! … ¡que me viene! … ¡Ssiii! … ¡Aaaahhhh! … ¡Aaaahhhh! … ¡Ummmm! … ¡Ooohhh, amorcito rico! …
Ella lo tiró y presionó más fuerte contra su cuerpo. Giró sus caderas enloquecidamente y ordeño la pequeña polla con sus músculos vaginales y explotó en otro delicioso orgasmo. Así como de lejos le llegaron los gemidos y suspiros de Mauro.
—¡Oh, mami! … ¡Oh, mami! … ¡Creo que voy a chorrear! … ¡Umpf! … ¡Ooohhh! … ¡Hmmmm! …
—¡Ooohhh! … ¡Ssiii, tesoro! … ¡Sé un buen hijo y dame todo tu semen! … ¡Llena el coño de mami! … ¡Dámelo, cariño! … ¡Dámelo todo! …
Jenny tomaba la píldora esporádicamente, tanto las relaciones con su marido eran tan apartadas entre una y otra. Además, siempre lo buscaba en los periodos en que ella no era fértil. Pero no se había preparado para tener relaciones con sus hijos. Ella no pensaba que ya ellos pudieran eyacular. Todavía eran muy pequeños. Debería haber sido más cautelosa y haberse abstenido de tener relaciones con ellos, pero estaba tan cachonda que no pudo evitarlo, solo quería disfrutarlo. No le importó que Mauro se haya corrido dentro de ella, es más, lo deseaba, lo necesitaba. No quería que el niño sacara su polla de su coño, quería que colmara su panocha de semen infantil. Ya no le importaba nada, ni siquiera se puso el problema de quedar preñada por alguno de sus dos hijos.
—¡Sí, mami! … ¡Ssiii! … ¡Estoy chorreando, mami! … ¡Ooohhh, mami! …
—¡Sí, tesoro! … ¡Está bien! … ¡Puedo sentir tus chorros dentro de mí! … ¡Sigue, amor! … ¡Sigue! … ¡Lo estás haciendo bien! … ¡Mmmmmm! … ¡Que rico que te siento! …
Ciertamente, Jenny podía sentir las palpitaciones de la polla de su hijo que se retorcía y la embestía fogosamente mientras descargaba su esperma dentro de ella, eso le encantaba. La polla seguía igual de dura y eso le acarreaba mucho placer a su coño rebosante de fluidos. Mauro la apretaba con sus bracitos y con su cabeza perdida entre sus senos. Lo escuchó decir.
—¡Oh, mami! … ¡Quiero hacerlo de nuevo! … ¡Quiero volver a chorrear dentro de ti, mami! …
Entonces el pequeño Ricardo que estaba muy impresionado por como su hermano había hecho correrse a su madre, intervino y empujó a Mauro.
—¡No! … ¡No lo harás! … ¡Me toca a mi ahorita! …
La polla del muchacho se deslizó fuera del coño de Jenny y ella sintió la tibieza del semen de su hijo saliendo de su panocha y escurriendo entre medio de sus piernas hacia el surco de sus apretadas nalgas. Mauro indignado por sentirse tironeado por su hermano menor, gritó.
—¡Hey! … ¿Qué haces, idiota? … ¡No he terminado todavía! …
Y se apresuró a meter su polla dentro del coño de Jenny.
—Pero ya terminaste … acabas de chorrear dentro de ella … es mi turno ahora … yo también quiero hacerlo …
—Pero mi pene está ya dentro de ella y yo quiero volver a hacerlo … tu esperas …
Jenny frunció un poco el ceño y les llamó la atención.
—¡Hey, chicos! … ¡Despacio! … No tienen que discutir … tienen que compartir … ustedes son hermanos … yo estoy aquí para ustedes dos … no deben pelear por ninguna razón … tenemos todo el fin de semana para hacer cosas de adultos … pueden follarme todo lo que quieran … pero Ricardo tiene razón Mauro … es su turno … amablemente él te dejó a ti ser el primero … y ahora le toca a él … es como debe ser …
—Bueno … pero solo porque tu lo dijiste …
Dijo Mauro sacando la polla del coño de su madre y dejándose caer a un costado. El pequeño Ricardo quería ocupar prestamente el lugar de su hermano, pero Jenny tenía otra cosa en mente y lo detuvo.
—Espera … lo haremos en un modo diferente … solo acuéstate y yo me sentaré sobre tu polla … así es como le gusta a tu padre …
—Está bien …
Dijo obedientemente el niño y se acostó boca arriba. Su pequeño pene seguía duro y pulsaba al ritmo de su corazón, Jenny lo montó a horcajadas, aferró la polla en su mano y la deslizó suavemente dentro de su coño goteante dejando escapar un sonoro gemido cachondo.
—¡Hmmmmmm! …
Se quejó sintiendo la polla de Ricardo perforando su agujero empapado. Otro exquisito escalofrío de placer recorrió todo su cuerpo. Se dio cuenta de que había desflorado a su pequeño hijo. Nuevamente pensó en la eventualidad de que el niño eyaculara en su coño fértil, pero de nuevo no le importó. En algún modo la idea de ser preñada por los pequeños comenzó a fascinarla. Jenny comenzó a cabalgar la polla de Ricardo y encontró que se sentía genial el pene de él frotando el interno mojado de su panocha.
—¡Ummmm! … ¿Te gusta cuando mami te monta así? …
—Sí, mami … me gusta mucho … es calentito y suavecito, mami … me gusta más que tu boca …
—¡Oh, que bien! … como debe ser … una polla pertenece a un coño …
Jenny aumento su ritmo y sus muslos golpearon acompasadamente contra los muslos de su hijo mientras la polla profundamente en ella. En esta posición ella lo sentía mejor que la polla de Mauro.
—Y mi pene pertenece a tu … ehm … uhm …
—¡Coño! …
Dijo Jenny terminando la frase de su pequeño hijo, luego agregó.
—… puedes decirlo, hijo … al menos cuando estemos juntos en la cama … no tienes que hablar así delante de tu papá …
—¡Vale, mami! … me encanta tu coño, mamita …
—Y a mí tú polla, hijo … ¡Ummmmmm! … se siente tan rico tu pene que me vas a llevar ¡Hmmmm! … ¡Ssiii! … ¡Clávame más fuerte, hijo! … ¡Ummmm! … eso … así … ¡Como me gusta tu pene, amorcito! …
Jenny jadeaba pesantemente, se inclinó un poco hacia adelante para que su clítoris rozara el pubis y la base del pene de Ricardo. Apretó la cabeza del niño en medio a sus tetas, sintió la lengua de él alcanzando sus pezones y gimió al explotar en un bellísimo orgasmo.
—¡Ughhh! … ¡Ughhh! … ¡Ughhh! … ¡Aaahhh! … ¡Ssiii! …
Su orgasmo duró bastante tiempo y continuó agazapada cubriendo casi por completo el cuerpo del niño que la había tomado de la cintura y empujaba instintivamente su polla profundamente en su madre. Jenny quería besarlo y acariciarlo, hacía mucho tiempo que no sentía tanta pasión, parecía que se estaba enamorando de sus pequeños. Se enderezó un poco para presentar sus tetas a la boca del chico, el cual chupó enérgicamente los duros pezones de ella.
Mauro se sentía un poco celoso de su hermano, su madre no le había hecho chupar sus senos y él se sentía particularmente atraído por los pechos de su madre. Impaciente por el tiempo que se prolongaba el coito de su madre con su hermano, reclamó.
—¿Y cuando va a ser mi turno, mami? … ¡Yo también quiero volver a hacerlo! …
—¡Ten paciencia, Mauro! … ¡Ricardo aún no ha chorreado! … ¿Verdad, hijo? …
—No, mami … todavía no … pero tampoco quiero hacerlo tan rápido … me gusta mucho …
—¿Ves? … ¡tienes que esperar! …
—Pero no es justo que él pueda prolongarlo por todo el tiempo que quiera … Mira como esta de duro mi pene … me llega a doler … y no va a desaparecer hasta cuando vuelva a meterlo en ti, mami …
Jenny miró la dura polla de Mauro y tuvo una idea cachonda que nunca había experimentado.
—Bueno … entonces mételo dentro de mí …
—¿Sí? … ¿Puedo? … ¿Y cómo? … ¿Te sentarás encima de mí? …
—No … no dije eso … Ricardo no ha chorreado todavía … así que no puedo dejarlo … tengo que esperar que él chorreé dentro de mi … pero no tienes que esperar hasta que terminemos …
—¿Y cómo lo hago, mami? …
—Pues mi vagina es elástica y tiene suficiente espacio para ustedes dos … solo ponlo allí … junto al de tu hermano …
—¿En serio! …
—¡Sí! … ¡ya! … ¡vamos! … ¿a que esperas? … ¡será increíble! …
Mauro forcejeó un poco detrás de su madre, pero con un embiste decisivo, logró penetrar el coño de su madre. Realmente se sentía increíble para Jenny tener dos pollas estrechando su coño. Su hijo mayor la estaba penetrando junto a su hijo menor. Ni en sus sueños más locos, Jenny se imagino una fantasía tan cachonda como esta.
—¡Excelente! … ¡Tenemos un trio! …
—¿Un trio? …
Preguntó Ricardo interesadamente.
—Sí … un trio … porque somos tres haciendo cosas de adultos en la cama …
Mauro encontró el coño de su madre más apretado que antes, también era un poco extraño sentir que su pene se frotara contra el de su hermano mientras se follaban en conjunto a su madre, pero la fricción se sentía fabulosamente bien.
—¡Hey, Mauro! … puedo sentir tu pene … y tus bolas están sobre las mías …
—¡Sí! … Y se siente más rico el coño de mami, ¿no?
Ricardo sintió una sensación de hormigueo en el pene. Se quedó inmóvil y pudo sentir el glande de Mauro frotándose contra el suyo. Si se movía demasiado, pronto iba a chorrear y no era lo que él quería, follar el coño de su madre junto a su hermano se sentía más delicioso que antes. En cambio, Mauro pensaba totalmente diferente. No podía esperar para volver a chorrear. Cierto que ahora el coño de su madre se sentía mucho mejor y no estaba aún listo para correrse. De repente sentir la polla de su hermano contra la suya no le pareció tan raro. El coño de su madre se sentía más lleno y apretado, en tanto Jenny estaba alucinada gozando con sus dos niños.
—¡Oh! … se siente tan rico teniendo las pollas de ustedes dos dentro de mí …
Le parecía estar en el paraíso follando con sus hijos. Y sabía que iba a correrse de un momento a otro, pero se esforzaba por no hacerlo todavía, quería esperar a sus bebitos y correrse junto a ellos. Estaba más que segura de que esto no iba a durar tanto. Debía calentarlos un poco más.
—Siéntanse libres de correrse … luego seguiremos haciendo cosas de adultos …
—¡Esta bien, mami! …
Dijeron los dos chicos y comenzaron a follarla con mayor ímpetu. Jenny no podía contenerse por mucho más tiempo y no le importó si sus hijos estaban preparados o no; las sensaciones que le estaban dando las vergas de Mauro y Ricardo la portaron al borde del Clímax. Cuando su cuerpo colapsó en un mega orgasmo, sintió que los muchachos se estremecieron con ella. Primero fue Ricardo que le mordió los pezones un poco más fuerte y la abrazó gimiendo y respirando afanosamente; Mientras Mauro aferraba sus caderas y le daba unos terribles empujones golpeando sus nalgas sonoramente. Todos se estaban corriendo.
—¡Mami! … ¡Mami! … ¡Voy a chorrear, mami! …
Decía diligentemente el pequeño Ricardo.
—¡Ummmmmm, mami! … ¡Es tan rico tu coño! … ¡Me estoy corriendo en ti, mami! …
Decía Mauro respirando laboriosamente sobre la espalda de Jenny. Mientras el coño de Jenny aumentaba sus contracciones con convulsiones de placer y lascivia, sentía también el esperma cálido que la inundaba completamente, lo que la hacía contorsionarse y arquear su espalda en brazos de su dos hijos.
—¡Ssiii! … ¡Umpf! … ¡Ssiii! … ¡Ssiii! … ¡Llenen mi útero! … ¡Denme todo lo que tienen en sus bolas! … ¡Fóllenme, chicos! … ¡Fóllenme, fuerte! … ¡Ummmmmm! … ¡Aaahhh! … ¡Ssiii! …
Durante un rato quedaron todos inmóviles uno encima del otro y disfrutaron un aspaventoso orgasmo. Jenny sintió que la polla de Mauro se deslizaba fuera de su panocha perdiendo su dureza, el chico se había corrido una vez más que su hermano menor, Ricardo, que continuaba a moverse lentamente con su polla ardorosamente caliente y durita.
—¿Todavía estás duro, Ricardo? …
—¡Claro que sí! … ¡Quiero follarte un rato más, mami! …
Jenny no lo podía creer, disfrutaba esta pequeña polla en su encharcado coño materno, pero sus hijos eran dos y ambos debían disfrutar de ella y con ella. Su hijo menor continuaba a follarla y era justo hacer algo por Mauro.
—Ven aquí, Mauro … te chuparé la polla para que vuelva a ponerse dura otra vez, ¿vale? …
El muchacho se acercó a su madre rápidamente. La sola idea de que mamá volviera a chuparle la pija le dio nuevas y renovadas energías.
—¡Sí, mami! … ahorita mismo vengo …
—Necesito que tu polla se ponga dura otra vez … la quiero a máxima potencia …
Jenny se admiró al tomar la polla de su hijo que en realidad no estaba tan flácida.
—¡Oh! … está casi durita por si sola …
—Sí, mami … pero está llena de semen …
—Eso no importa … yo la limpiaré con mucho placer … te chuparé y lameré tus bolas …
Los labios de Jenny se cerraron alrededor del glande de Mauro y su lengua comenzó a recoger toda traza de esperma, Mauro sintió como sus bolas venían lamidas y chupadas por su acuciosa madre. Y su polla volvió a ponerse dura como palo. Se sintió decepcionado cuando Jenny se detuvo y dijo.
—Bueno … parece que eso será suficiente …
—Pero ¿no vas a hacer que me corra? …
—No lo quiero duro para eso …
—¿Y entonces para qué? …
—Bueno … me encantó tener vuestras dos pollas dentro de mí … lo haremos de nuevo … pero con una pequeña variación …
—¿Una qué? …
—Un pequeño cambio … algo que hacen los adultos para divertirse … esta vez pondrás tu polla en mi trasero, ¿vale? …
—¿¿Qué?? … ¿¿En tu culo?? … ¿Y crees que eso va a funcionar? …
—Te lo prometo que va a funcionar … te gustará tanto que querrás hacerlo muchas veces por ahí …
Dijo Jenny untando sus dedos en los fluidos de su coño para meterlos en la rugosa estrellita de su apretado ano.
—Ven … ahorita puedes penetrarme fácilmente …
Jenny había ya probado el sexo anal, pero los veintidós centímetros de la polla de su marido le habían roto el culo dolorosamente y no había vuelto a probar, pues no lo había disfrutado. Ahora la delgada polla de mauro no la preocupaba y probablemente se iba a sentir agradable. Por alguna razón sentía la necesidad de que alguno de sus hijos la follara por el culo. Era el turno y tarea de Mauro hacerlo y esto la excitaba en forma increíble. Al chico le pareció extraño que mamá le pidiera de meter su pene en el culo de ella, pero si era algo divertido que hacían los adultos, de seguro que ella lo sabía mejor que nadie, su madre era una adulta.
—Bueno … ¿a qué esperas? …
Preguntó Jenny que se había agachado y mantenía sus nalgas abiertas con sus dos manos, exponiendo su engurruñado orificio a la polla de su hijo.
—¡Vamos! … ¡Mételo! … ¡Lo amarás! … ¡Lo disfrutarás! … ¡Te lo prometo! …
Mauro se acomodó detrás de su madre y guió la puntita de su pene hasta el ano apretado de Jenny que brillaba con los fluidos que ella había espalmado allí. Lentamente lo empujó dentro. Esto estaba mucho más apretado que su coño, pero se sentía muy bien. Mamá gimió cuando el glande de Mauro atravesó su estrecho esfínter, luego él empujo más profundo dentro el apretado agujero de ella.
—¡Oh, sí! … ¡Se siente muy caliente y apretado! … ¡Qué rico es follar tu culo, mami! …
Mauro la tomó por las caderas y comenzó a dar enérgicos embistes, Jenny movió su trasero un poco hacia atrás, pero también hacia abajo y hacia arriba. Que maravilloso era tener las pollas de sus dos hijos bombeándola al mismo tiempo por sus dos agujeros. No sentía ningún dolor, solo placer. Estaba realmente emocionada y más excitada que nunca. Ahora sabía que el sexo anal también podía ser divertido, se lo confirmaba la sensación esplendida que creaba la polla de Mauro en su recto. También estaba la otra polla de su hijo menor que también taladraba su coño desde abajo. Un exquisito hormigueo comenzó a despertarse en su coño.
—¿Y qué dices ahora? … ¿Te gustó mi culo? …
—¡Oh, sí! … se siente genial follarte por ahí, mami … estas más apretadita …
Respondió Mauro aumentando su embistes y gimiendo ante el placer de follar a su madre por su estrecho culo. Su pelvis hacía estremecer los glúteos de Jenny cuando hundía profundamente la polla en el pequeño ano de ella. Jenny montaba salvajemente al pequeño Ricardo, tratando de contener sus ansias de orgasmos.
—¡Ummmmmm, ssiii! … otra vez los tengo a los dos dentro de mí … ustedes hacen muy feliz a mami …
Se plegó para besar al pequeño Mauro, el cual estiró sus bracitos y agarró el rostro de su madre para estampar un ardoroso y apasionado beso en sus labios. Esto la emocionó al limite e iniciaron los cosquilleos en su bajo vientre, Jenny quería volver a correrse y estaba a punto de hacerlo. Pero esta vez sintió también las contracciones en su culo, Mauro le estaba dando con todo a su ojete anal. El pequeño Ricardo la besaba con verdadera pasión y sintió que su polla pulsaba y chorreaba sus paredes vaginales. Chilló como una loba en celo, restregó sus tetas sobre el rostro del pequeño y comenzó a correrse. Su esfínter inició poderosas contracciones que ordeñaron la polla de Mauro, el cual colapso en la espalda de mamá mientras su polla chorreaba su recto. Una vez más los tres en un perfecto trio, se corrían a raudales dentro del coño y culo de la cachonda Jenny.
—¡Oh, ssiii! … Mauro llena mi culo con tu semen … Ricardo, hijo … dame toda tu lechita en mi panocha … que rico como me dejan llenita …
—Ssiii, mami … estoy chorreando en tu culo … ¡Ummmm! … ¡Qué rico! …
—¡Mami! … ¡Yo también, mami! … ¡Chorreo en tu coño! … ¡En tu coño, mami! …
Jenny colapso temblorosamente sobre Ricardo gozando de su orgasmo y el clímax estupendo de sus hijos llenando todos sus agujeros. Nuevamente exhaustos y saciados, se quedaron uno encima del otro.
—¡Mami! … tengo ganas de ir al baño … quiero hacer pipi …
Dijo Mauro sacando el pene del culo de su madre.
—¡Uy, mami! … yo también quiero hacer pipi, mami …
Avisó el pequeño Ricardo, asomando su rostro entre las tetas sudadas de Jenny. Ella no podía creer su suerte.
—¡Qué bueno! … ahora haremos pipi los tres aquí en la cama …
—¡Mami! … ¿En la cama? … tú siempre has dicho que no debemos hacer pipi en la cama …
Dijeron los chicos preocupados.
—¡Sí … es verdad! … pero mi cama tiene un secreto … hay una funda impermeable que cubre todo el colchón … así que mojaremos solo la sábana, luego la cambiaremos e iremos a comer algo … porque también tengo hambre …
—¿Y cómo se hace, mami? …
Quiso saber Ricardo.
—Mami … ¿también esto es un juego de adultos? …
Interrogó Mauro.
—Así es … y será muy divertido …
Así diciendo se recostó en la cama e instruyó a sus hijos.
—Ricardo … tú te pondrás aquí cerca de mi brazo … tú Mauro en el lado opuesto, allí al lado de mi muslo … cuando yo diga “ya” … pueden hacer pipi sobre mí … será muy divertido …
Los niños se miraron un poco extrañados, pero era su madre y ella sabía todo y, siguieron confiados sus instrucciones, rápidamente hicieron lo que se les pedía e informaron a mamá.
—Estamos listos, mami …
—Bueno … ahora … ¡ya! …
Mauro fue el primero a bañar el vientre de Jenny, seguido de Ricardo que mojó sus senos.
—Eso … meen con más fuerza … tú Mauro, hazlo sobre mi panocha … Ricardo, mójame las tetas y mi rostro … eso … échame un poco en la boca … ¡Uhmmmmmm! … ¡Delicioso! …
—¡Mami! … ¡Yo también quiero echarte mi chorro en la boca! …
—¡Acércate! … ¡Ven un poco más arriba! …
Rápidamente Mauro apuntó su chorro a la cara de Jenny, ella aferró su pija y acercó su boca para recibir la orina de su hijo.
—¡Hmmmm! … ¡muy rico, Mauro! … los dos son exquisitos …
—¿Deveras te gusta nuestro pipi, mami! …
Pregunto Ricardo asombrado.
—¡Por supuesto! … ¡Es un líquido natural que proviene de vuestros cuerpos! … ¡Así como el semen que tiene un sabor diferente! … nada de eso es sucio … todos son cosas de adultos … cosas muy divertidas de hacer …
—¿Y tú? … ¿Dónde vas a hacer pipi, mami? …
—Bueno … yo les he enseñado muchas cosas y también les enseñaré esta … acuéstense los dos con las cabezas para acá … ¿quieren ver el agujerito por donde sale mi pipi? …
—¡Sí, mami! … yo quiero …
Dijo instantáneamente Mauro, Ricardo cerró sus puños un poco enojado por no haber sido él quien respondiera primero y se apresuró a decir.
—¡Yo también, mami! … ¡Yo también, mami! …
Los niños se recostaron como se los había indicado Jenny, ella montó sus cabezas a horcajadas y abrió sus delgados labios vaginales, mostrando el interior de su coño rosado a sus peques y les dijo.
—¡Aquí! … ¡De aquí va a salir! … ¿Están listos? …
—¡Sí, mami! …
Gritó feliz Ricardo contento de haberle ganado a su hermano esta vez. Jenny hizo un poco de presión y lanzó un pequeño chorrito que bañó los bracitos de sus hijos.
—¿Vieron? … ¡Ahora va! … ¡Ahora va! …
Dijo Jenny y comenzó a mear los cuerpecitos de sus hijos, que cerraron sus ojos. El pequeño Ricardo levantó sus bracitos como para protegerse, pero el chorro lo baño igual por completo. Mauro abrió su boca y bebió de la orina de su madre, para decir.
—Mami … esta un poquito saladito …
—¡Esta calentito, mami! …
Dijo Ricardo para no ser menos que su hermano. Jenny con la vista fija en las pollas semi duras de sus hijos, dedeó enérgicamente su clítoris y un nuevo y glorioso orgasmo la hizo estremecer toda, hasta los deditos de sus pies estaban tan encorvados como su espalda. Le pareció que se le nublaba la vista de tanto goce. Se dejó caer sobre su espalda mientras su orina escurría con pequeños chorritos por sus muslos. Esta vez, los niños se sentaron a mirar embelesados a mamá con sus dedos tocando delicadamente su botoncito del placer y dando repentinos tiritones.
Cuando recuperó su respiración, Jenny se sentó sobre la sábana mojada y dijo.
—¡Ehm! … bueno … no sé ustedes … pero necesito comer algo y descansar ahora mismo …
—Sí, mami … follar da hambre …
Dijo el hermano mayor y el menor corroboró.
—Es cierto, mami … tenemos hambre …
Jenny los miró a ambos no solo con afecto de madre, sino que admirada por como se habían comportado satisfaciéndola juntos como hermanos. Con una amplia sonrisa en su rostro, les dijo.
—Bien … primero iremos a bañarnos un poco … yo limpiaré la cama … ustedes váyanse a la bañera … después comeremos algo …
—¿Y después, mami? …
—Bueno … si es que ustedes pueden … continuaremos con cosas de adultos … ¿pueden? …
—¡Sí, mami! … ¡Sí! …
Gritaron a coro. Jenny sonrió, estaba segura de que sí iban a poder por todo el fin de semana.
Fin
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El regalo más preciado de quien escribe es saber que alguien está leyendo sus historias. Un correo electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!
Hola, me ha encantado el relato, me ha traido maravillosos recuerdos de algo parecido con mi mami. Creo que no te había leido nunca y has sido una agradable sorpresa para mi, ire leyendote los otros relatos poco a poco. Aprovechando tu invitación te mando un correo. Gracias y Felicidades por el relato.
De lo mejor que he leído hasta ahora. Felicitaciones.
Buenísimo..