Ahora, la visión de la leche de hombre (3º)
El tercer relato o capítulo que voy poniendo por partes..
Vaya…, ya he descubierto cómo encontrar mis relatos…, que debería haber un enlace en mi perfil para ello, y no buscar en el buscador genérico de relatos.
Poniendo www.sexosintabues30/author/sonia , ya salen los que ya he escrito (author, con hache en medio).
Aun así, aquí pongo los dos enlaces de los dos primeros “capítulos”, jejeje, que esto va por capítulos, como las series:
1º https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/incestos-en-familia/presentacion-y-primeros-recuerdos/
Y sigo. Pasaron algunos días tras la última “experiencia deslumbrante”. Yo le daba vueltas… Sí, había un cambio evidente entre mis compañeros de clase y mi hermano: los primeros todavía tenían un pene pequeño, y mi hermano tenía un pene gordo y adulto. Serán los 5 años largos de diferencia de edad, me imagino. También recordaba que entre los niños de cada clase, es tan diferente los que nacen en enero que los que nacen en diciembre…, y también, como alguno tenga un año más, solo un año más, parece el padre del resto, jajaja. Y lo digo por una escena de ese mismo curso, unos meses antes del momento en que me he quedado. Sí, ese curso donde yo miraba de reojo en el salón de actos…, y también en clase, pues los pajeros eran de lo más osado. Como en todos los grupitos de chicos, siempre había el “matoncillo jefe”, que, o porque era más mayor, o porque era más grande, o porque se había desarrollado antes, parecía que sobresalía sobre sus compañeros: cuento una escena de bulling como paréntesis antes de volver a las cosas de mi casa.
Allá, un par de filas a la derecha, en la parte de atrás, el matoncillo jefe “se lo pasa” bien: le ha quitado sin darse cuenta a un compañero un poco pusilánime, que no se enterado, el borrador. Un borrador normal. Y, como matoncillo guarrete del grupo de los pajeros, no se resiste a pasárselo por el rabo, enhiesto, tirante, tieso. Lo tiene fuera, a la vista…, y yo, claro, viendo de reojo. ¡Qué mala leche!, jejeje, pero yo estoy nerviosa mirando de reojillo, jaja. Sí, en clase es momento de un trabajo entre grupos, con el barullo y ruido de las voces de todos, y en ese barullo, el pajero no atiende al trabajo y se recrea en sobarse el borrador por su pene, de arriba abajo. Este chico estaba más desarrollado que otros de su grupo, pues otros pajerillos, solo con agarrarse su pene, ya no se podía ver porque lo tapaban todo. Este lo tenía suficientemente estirado como para no dejar ninguna duda. Sí, tenía el pene más grande que sus compañeros pajeros. En esto se chivan al compañero pusilánime de que el matón se está pasando el borrador por su rabo tieso. El pobre pusilánime lanza quejas, diciéndole que lo deje ya (pobre chaval, que tiene que rogar al otro que le devuelva el borrador). El matoncillo se lo pasa por delante, por detrás, se frota el glande, sonriendo a su panda, que le ríe las gracias. Tras un rato, le devuelve el borrador requetesobado. Bufff, jeje, no sé qué haría el pusilánime con ese borrador rebozado. Qué remedio…, habrá que usarlo. Ahí está el tema de ser pusilánime y que te hagan bulling, que tienes que aguantarte ante el “líder”, que hace lo que quiere.
Y yo, pensando, “qué gilipollas, el chulángano ese” (el matón de la polla tiesa)…., abusando del pobre y de su borrador…, pero, siempre intentando hablar con el compañero de detrás de mí para mirar de reojo cómo se pasaba el borrador por la polla, y comentándolo con este compañero con el que hablaba. Sí, gilipollas…., pero yo no quitaba ojo cuando volvía la cabeza. Lo bueno es que ellos estaban a su tema riéndose del pusilánime, así que podía mirar de hurtadillas sin que me pillaran.
Pues eso: ahora he tenido el pene de mi hermano en mis manos. Es bastante más grande que el de mis compañeros de clase, incluso del matoncillo más mayor. O fue mi percepción de entonces, con mi mano más pequeña (supongo que sí), pero es que agarrando el pene de mi hermano, no conseguía abarcarlo con la mano. Sí, una buena tranca, o una mano pequeñita, jajajaja. Pasan los días y yo no digo nada a mi hermano sobre el tema…, y él tampoco…, pero tras esos días, me propone que si se la toco otra vez o si me gustaría vérsela y tocársela. Vaya…, yo no digo nunca que no, jajajaja. Ejem………, realmente, esas cosas me parecía como entrar en el mundo de mayores. Mientras que no se me ocurriría pedir o decir que sí a mis compañeros de clase (viendo como hacían bulling a otros, o lo sinvergüenzas que eran, como para decírles algo). Si esos compañeros me decían que si les miraba pajeándose (en el salón de actos) me excitaría, yo (y otras como yo) les bufábamos rechazándoles. Aunque cualquiera de nosotras quisiéramos verlo, aunque sea por curiosidad, no íbamos a decir que sí. Eran niños bastante tontos. Pero…, mi hermano era mi hermano, tenía 5 años más, era adulto (cuasi adulto), más serio…, y más cercano: no me iba a hacer burlas, ni reírse, ni abusar. Así que…, con él tenía satisfecha mi curiosidad de ver cómo son y cómo funcionan los genitales masculinos, que tanta curiosidad nos da, pero que no están a nuestro alcance (entonces ni móviles inteligentes habían, y casi tampoco internet: ni se me ocurriría comprarme revistas porno, jajaja. Eran otros tiempos)
Entonces, como quedamos para otra noche de verano a seguir “investigando”, pues en esas estamos. Una vez que todo el mundo se va a la cama, me planto en la habitación de mi hermano, y cuando entro, ya veo que su bóxer hace lo que se dice “carpa de circo” o “tienda de campaña”, jajajaja, eso de que el pene tieso es como un palo que convierte en la ropa como la carpa de un circo sujetada por un palo: evidencia que tiene el miembro ya tieso y bastante grande.
- Ven, vuelve a agarrarme como el otro día, que mira, que la tengo ya a tope –decía mi hermano señalando cómo marcaba su pene erecto-
- Pues sí, en la ropa se te nota, se te nota –decía yo con sonrisita-
Se saca la polla, y ya el prepucio se le había bajado mostrando el glande en todo su esplendor. Hinchado, colorado, brillante. Agarro su pene (sí, entonces no abarcaba mi mano el ancho de su pene), e intento hacer como el otro día, subiendo, bajando. El otro día estuve poco tiempo…, siempre había estado poco tiempo…, pero ahora no había problema para examinar bien esos genitales. Pelo como recortado en la base del pene, pelo en los huevos…. Los huevos…., así que esa es la zona más “delicada” de los hombres?, jajajaja. Y, claro, la forma es de huevos de gallina, y por eso lo llaman así, jajaja. Y también tenía delante esa expresión que me parece tan burda: “el forro de los cojones”. Expresión muy ordinaria, pero que ahora podía examinar y comprobar muy bien: el escroto que es la bolsa que recoge los huevos. Toco, agarro huevos, pregunto, muevo…. Según “pajeaba” el pene, subiendo y bajando, los huevos se mecían. Pues vaya colgantes que tienen los hombres entre las piernas, jajaja. Sí, emocionante, curioso e ilustrativo momento. Yo, emocionada, jajaja, y sin los problemas que me darían si fueran mis compañeros de clase.
Como dije, esa noche sería más tiempo, pues mi hermano me habla del semen, la leche de hombre, la que se genera en los huevos. Todo eso me lo sabía en teoría…, pero ahora venía la clase práctica y verlo en literal. El semen, líquido nutritivo (jaja, eso dicen todos) fecundador, importante…, nada que ver con la orina, y que solo sale con el pene tieso: no puede confundirse con la orina, así que…, sin miedo a que de esa fruta tan bonita como es el glande saliese orina. Si está tieso, solo saldría leche (cuando lo llamo fruta, recuerdo un compañero de trabajo que llamaba a su pene “ciruelo”. Sí, jajaja, parece que el glande es como una ciruela, con su piel tersa, lisa y brillante. O como un fresón gigante, jejeje)
Y, tras un rato masajeando la polla a mi hermano, me comentó que en breves momentos le saldría la leche: yo estaba con los ojos como platos viendo que él se excitaba, se ponía tenso, mascullaba sin abrir la boca, mmmmmm, y dice, “que sale, que sale”. Yo viendo la punta del pene como cae un chorrito blanco en mi mano…, hace que suelte, y el pene solo encabritado empieza a lanzar chorros un poco descontrolados. El primer chorrazo me cae a mí, y luego él se mueve e intenta que los chorros den en la palma de su mano. Lo consigue a medias. Veo cómo es la leche…., pero yo diría que es crema o yogur. Blanca, eso sí. Olor…, sí…, huele. No sé a qué se parece. Está claro que nada de orina, no huele a eso. Huele a…… leche de hombre? Pues sí.
Mi hermano, tras vaciarse en su mano y el suelo, va a por pañuelos de papel y me da unos cuantos para que me limpie mi mano. Él con otro papel me limpia lo que me ha caído en la ropa. Luego limpia lo del suelo. Bufff, ahora está con cara relajada, como si hubiera acabado una maratón.
- Qué bien. Me ha encantado cómo lo has hecho. ¿Te ha gustado? –me pregunta mi hermano-
- Sí. Qué cosas…., ni idea de cómo funciona todo esto. ¿Toda esa leche se hace en tus huevos?… y….., ¿tienes que sacártela o qué pasa? –me pregunto yo-
- Todos los días los huevos fabrican leche. ¿A ti te gustaría…? –no acaba de decir qué me gustaría…, pero el gesto es suficientemente claro-
- Es divertido –alcanzo a decir yo, que no sé qué palabras decir. (realmente es excitante, como meterse en el mundo de los mayores, descubrir cosas nuevas. No pienso ni en incesto ni nada parecido, sino solo ver cómo funcionan los genitales masculinos. Si hubiera tenido un amigo de la edad de mi hermano y me hubiera enseñado lo mismo, lo mismo hubiera hecho)-
Así que, cada varios días, quedábamos para que yo “ordeñase” la polla a mi hermano. Él estaba agradecidísimo, y a mí, me gustaba… y encima esa circunstancia hacía que mi hermano me tratara entre algodones; me compraba cualquier cosa que le pedía, se portaba de diez. Un lujo, vamos. Con tan buena persona, yo le hacía esas “cosquillitas” en su polla siempre que me lo pedía…, y si pasaban 3 o 4 días, le preguntaba yo si podía “hacérselo”…
Así fue pasando el verano. Cuando nos fuimos a un apartamento a la playa, cambiaban las formas (cambiaba la casa, cambiaban las rutinas)…, y recuerdo con más morbillo las circunstancias del apartamento de la playa: ya no solo eran pajas a medianoche…, sino que hubo pajillas fuera de casa en sitios donde quizá no me atreviera a hacerlo ahora (por ser más frecuentados. Sí…, en teoría no nos podían pillar, pero… ahora tendría más cuidado).
Y…., bueno….., lo dejaré para otro relato porque si no, me salen los capítulos eternos. Tengo una forma de explicar las cosas que le doy muchas vueltas, como podéis ver. Para el siguiente relato, narro las varias ocasiones de “escenarios” distintos a la hora de pajear en la playa… y el fin del verano y la vuelta a casa con los amigos.
Me gustan mucho tus relatos, me recuerdan a mi propia niñez, cuando tenia como 8 y jugaba con mis primas de 10. Cuanto todo era tan sorprendente y nuevo, la primera vez que eyaculé pensando inocentemente que me orinaba jajajaja. A esa edad no entendíamos el concepto de «placer» como tal, solo que «se siente rico» y lo quiero volver a hacer. Muy buenos relatos, me gustan porque mezclan erotismo con inocencia real y con pinceladas de humor juvenil y no caen en lo burdo como muchos relatos de tipos diciendo que tuvieron sexo con niñas de 10 como si fueran mujeres de 30 y que son mas bien manifiestos de los sueños frustrados de un pedófilo. Te felicito y sigue escribiendo, lo haces muy bien, tienes talento, incluso siguiendo tu ejemplo me podría motivar a escribir los míos propios ajajaja. Saludos.