AHORA SON DOS V
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Me desperté con la sensación extraña, intente recordar que había estado soñando, para saber a qué achacarle ese estado de ánimo, pero no recordaba nada, aunque sabía que había soñado algo, mire el despertador y eran las ocho y media, no me iba a dar tiempo de llegar, así que me metí en la ducha a toda prisa, y tome el primer vestido del armario, era un vestido de tirantes, abotonado, verde nácar, me lo puse sin apenas secarme, con la piel húmeda ni siquiera ropa interior, y unas sandalias de tiras entrecruzadas y anudadas a media pierna, tan solo olor a jabón y unas pequeñas gotas de agua de jazmín eran mi atuendo. Sin siquiera desayunar, me dirigí a tomar el metro, debía llegar lo antes posible.
Cuando baje por las escaleras de la entrada del metro, me percaté de que llevaba el vestido abrochado hasta mi entrepierna, pero decidí que ya me lo abrocharía. Estaba llegando el vagón principal al yo llegar, así que tuve suerte de no tener que esperar, aunque habíamos muchas personas en la misma estación y estaba bastante abarrotado, encontré un buen sitio sin demasiados codos ni empujones, esa mañana fue un tanto especial, al llegar a la siguiente estación, ya estábamos muy abarrotados pero seguían entrando pasajeros, me gire para hacer algo de sitio y me fije no lo podía creer Toño, vestido de chaqueta de tono azul medio, camisa blanca, y una corbata gris azulada, me acerque lo más que puede y e pregunte que a donde iba a lo que contesto que se había regresado a cambiar porque tenía una presentación en la normal, aunque su mirada se había percatado que no llevaba sujetador, y de que llevaba el vestido tentadoramente desabrochado.
Otra parada, otra estación, otra bandada de personas entrando a trompicones y empujando, cuando empujado por la gente él se colocó delante de mí, extendió los brazos uno a cada lado de mí para protegerme de empujones, nos rozamos levemente pero nos separamos instantáneamente, hacía calor, y con tanta gente el aire se volvía denso, y muy cálido, otra estación, más gente, más empujones, Toño y yo, rozándonos cada vez más intensamente, chocándonos cada vez más, él llevaba la chaqueta desabrochada, el calor hacia el momento extraño, al parar volvimos a chocar, mis pechos contra su pecho, mis pezones levemente dibujados sobre el vestido tomaban forma cada vez que nos rozábamos, era morboso el hecho de que sus pantalones llamaron mi atención, ya que tomaba su entrepierna proporciones excitantes, se puede decir que estaba empalmado. Él me miro con esa cara de corderillo a ser degollado, como pidiendo perdón por algo que no podía evitar. Su expresión me robo una sonrisa, entre un “no te preocupes, lo entiendo” y un “espérate que como sigas así…” jajaja no sé porque lo hice, pero entre la excitación de llegar tarde, el calor, él, sus proporciones… me sentía excitada, juguetona, quería saber hasta dónde seria el capaz de llegar, pero me mordí el labio inferior saboreándolo, a ver como reaccionaba entreabrí con descaro sutil mis muslo como incitándole a pasar y el con cierta confusión metió su muslo entre mis piernas y comenzó a rozármelas, yo comencé a jugar, a moverme contra su pierna, acariciando mi entre pierna con ella, era una gozada entre tanta gente y yo y él excitándonos.
Sé que él estaba alucinado, y creo que yo también lo estaba, nunca pensé llegaría a ese estado, a desearlo. Estaba tremendamente excitada cuando note como bajaba su mano a mi pecho, con disimulo, rozando el pezón erecto, duro, yo hice lo mismo, baje una mano, la metí en su entrepierna para encontrar su sexo, abriendo la mano y acariciándole arriba y abajo su imperioso deseo, mi ambición aprisionada, erecta ¿y porque no? Éramos dos solitarios en medio de la nada rodeados de gente en sus quehaceres, nadie se había percatado de nosotros, así que decidí bajarle la cremallera y tocar su sexo, deseaba que él gozara tanto como yo, cuando mis dedos entraron en contacto con su pene note espasmos seguidos, sus venas hinchadas a rebosar, su sexo hervía entre mis dedos, pensé iba a eyacular y presione bajo su glande para retraerlo, le mire y le sonreí para tranquilizarlo, el agacho la cabeza y me beso. Le mordí sus labios y su lengua, mientras mi mano seguía acariciando su sexo, su deseo.
El bajo su mano a mi entrepierna y la acaricio, yo la abrí levemente para que le fuera fácil tocarme, sé que se sorprendió al notar que no llevaba braguitas, rozo mis labios mojándose de mi flujo, buscando mi vagina para introducir sus dedos y mojarlos bien para luego excitar mi clítoris, era tan atento, tan tierno, mmmmm me tenía a su merced. Cuando subió su mano húmeda y me acaricio los labios, introduciendo sus dedos en mí boca para saborearlos estaba a punto de estallar de ansiedad y la lo sabía. Nadie se daba cuenta, pero el olor a sexo entre nosotros si se notaba, yo estaba muy excitada, necesitaba que él me penetrara, solo el hecho de pensarlo, de notar su sexo en mi sexo, dios era tan excitante que le mordí la chaqueta en un orgasmo por no gemir y que me oyeran, mi flujo chorreaba entre sus dedos, por su muslo, por mis muslos, mmmm, me resistía a gemir, en ese momento hubiera gritado hasta dejar sordo el metro entero sudábamos mi piel parecía recién salida de la ducha.
Él al no poder más tomo su pene en sus manos y me miro, sus ojos eran hogueras, deseos, yo asombrada abrí más mis piernas y él la metió entre ellas buscando encajar en mí, deslizándose entre mi flujo su glande palpitando, dilatado, hambriento mis caderas facilitando su entrada, sus venas rozando el las paredes de mi vagina se me escapaban alientos, suspiros, fuegos cuando llegamos al orgasmo un metro en dirección contrario disimulo nuestros gemidos, los dos deshechos de fuerzas, recobrando alientos, unos minutos cerca llegaría a mi estación. Toño arreglo su indumentaria y yo hice lo mismo paro el metro y entre un embrollo de gente me dirigí a mi destino. No sin antes despedirnos con un beso y el en voz baja y al oído me dijo, esto no acaba aquí hermanita prepárate por que al rato seguimos.
Al llegar mi hermano, yo ya lo esperaba en la entrada de la casa, enseguida me desabroche la cinta que sujetaba mi vestido abriéndolo por completo, ante su vista quedó mi escultural cuerpo semi desnudo, mi ropa interior, como era costumbre, era muy provocativa, lucía un coordinado de brassiere de media copa, liguero y pantaletas tipo tanga en color negro totalmente transparentes, medias del mismo color y sobre unas sandalias destalonadas de altos tacones, deje caer el vestido al piso y retrocediendo unos pasos le mostraba mi bien formado cuerpo como si estuviese modelando las piezas de lencería que lucía. Como impulsado por un resorte su verga endureció como pocas veces, vaya que había motivo, el carnoso, delineado y firme cuerpo de su hermana estaba a su disposición, la nítida ropa interior dejaba ver con diafanidad mi cuerpo, por arriba mis turgentes senos sobresalían majestuosos desbordándose del pequeño sostén con sus tiesos pezones, por abajo la vellosidad pélvica resaltaba bajo las transparentes pantaletas haciendo más abultado mi sensacional monte de Venus, por atrás mis poderosas nalgas eran un poema erótico perfectamente redondeadas y paraditas dignas de una colegiala contrastando con la brevedad de mi cintura y lo plano de mi vientre, aquellos apetecibles montículos de blanca y sólida carne devoraban las minúsculas pantaletas luciendo plenas ante su vista.
El prominente bulto que hacia su verga bajo el pantalón era más que evidente y yo le veía constantemente sabedora con ello que me deseaba carnalmente, sus ojos no se cansaban de recorrer palmo a palmo el suculento cuerpo de su hermanita, quien había cambiado el ceño adusto por una sonrisa coqueta rayando en el descaro, con lentitud y procacidad se pasaba las palmas de mis manos sobre mis crecidas tetas, las bajaba por los costados de mi cuerpo juntándolas para culminar en mi vulva, en una clara invitación a que acariciara mi perturbador cuerpo. Con pasos cortos y contoneando mi ser con extrema cachondez me acerque a el que aún no reaccionaba ante la inesperada situación, le eche los brazos al cuello y rozando su oído con mis labios le dije susurrante "Verdad que deseas a tu hermanita más que nunca", yo repegaba mi vientre contra el bulto de su erección frotándome discretamente y mis senos se incrustaron en su pecho, inevitablemente sus manos se posaron en mis adorables nalgotas acariciando la suave piel de aquellos firmes y redondeados semi círculos de blanca carne, claro hermanita que aún tengo ganas de ti porque hoy en la mañana no fue lo suficiente Valery, dijo tímidamente, el movimiento de sus manos en mis glúteos se fue haciendo más descarado y procaz hurgando entre ellas en busca de mi vulva y mi culito divino, yo lamía el lóbulo de su oreja respirando agitadamente, lo que lo ponía más caliente de lo que de por sí estaba.
Empezó a besarme el cuello y poco a poco fue bajando hasta llegar a mis tetas, me bajo los tirantes del brassiere y saco mis chiches de las copas de éste, besándolas y pasando su lengua por mi endurecido pezón, en tanto con una de sus manos acariciaba mi bajo vientre hasta llegar a mi vulva por encima de las minúsculas pantaletas, yo no estaba inmóvil y pose una de mis manos en el bulto de su verga acariciándola, "Me excita como me tocas" me decía con voz entrecortada por la cachondez que evidentemente invadía mi estupendo cuerpo. Separe un poco mis muslos facilitándole meter su mano en mi entrepierna para tocar con facilidad mi hendidura sexual, las pequeñas pantaletas estaban ya empapadas de los fluidos vaginales que brotaban de mi raja de placer, baje el cierre de la bragueta de su pantalón liberando su pito y asiéndose de él lo friccionaba de arriba abajo masturbándole, "Lo tienes bien rico" le decía jadeante, por toda respuesta me dijo "Estas deliciosa Valery", te quiero ver encueradita completamente, "Pues desnúdame" le respondí.
Sin perder tiempo me desabrocho el brassiere por el frente dejándolo caer al piso, luego inclinándome me bajo las pequeñas pantaletitas teniendo que hincarse para sacarlas por las zapatillas, mi velluda pelvis quedó a un par de centímetros de sus labios, sin poder contenerse frotaba su vellosidad en mis mejillas, le empecé a besar los labios vaginales y con mi lengua le lamio el clítoris, me hizo dar media vuelta dándome un banquete de besos y chupetes en mis exquisitas nalgas, con ambas manos me las separaba hundiendo su rostro entre ellas para aplicarme sonoros besos en mi hermoso culito, del que ya sabía lo que era capaz de "comerse" y trataba de meter su lengua en él.
Me separe unos pasos de mi hermano para que pudiera admirar mi excelente cuerpo casi en plena desnudez, solo conservaba el liguero y las medias sobre las zapatillas, mientras me exhibía en múltiples ángulos para que pudiera verme todos mis extraordinarios "encantos íntimos", procedió velozmente a desnudarme por completo sentándome en el sofá para disfrutar el erótico espectáculo con que su hermana le regalaba, en tanto me frotaba la verga lleno de lujuria ante mi suculento cuerpo, no escatimaba poses voluptuosas ante los halagos que le profería a mi hermosa humanidad con frases calientes llenas de procacidad, nuevamente me fui acercando lentamente a el sin despegar mis ojos de su camote que en plena rigidez me invitaba a "degustarlo", me arrodilló entre sus piernas y tomándolo con una mano lo chaqueteaba proporcionándole sonoros besos en el glande y pasando repetidamente mi lengua por él, en tanto con la otra mano acariciaba tiernamente sus huevos, luego mis labios y lengua recorrieron la totalidad del tronco de su verga colmando de besos sus testículos, para regresar por el mismo camino y chupetear la cabeza de su mástil, poco a poco fui introduciendo en mi boca su verga chupándola y generalizándose la mamada, el me sostenía de la nuca con una mano y con la otra me manoseaba las suculentas tetas.
Minutos mas tarde me incorpore montándome sobre el con los muslos abiertos, me coloque su verga en mis labios vaginales y lentamente me fui sentando devorando su verga con mi babeante sexo hasta que solo quedaron fuera sus bolas viriles, yo misma hacia los movimientos de meter y saca dándome sentones en su macana acelerando poco a poco los movimientos que alternaba con contorsiones ondulatorias que le llevaban al cielo de placer, "Que rico me coges Toñito" le decía con voz agitada por la excitación, en tanto le ponía mis tetas en la boca para que me las chupara y el pasando sus manos por atrás de mi cadera me acariciaba las nalgas y con el dedo medio de una de sus manos me dedeaba el diminuto culito que le lubricaba con mis propios jugos. Era hora de cambiar la pose así que me coloqué en la clásica pose de "perrita" penetrando mi raja por en medio de sus portentosas nalgas y con ambas manos se agarraba de mis senos. "Así, que rico me coges, disfruta mi cuerpo Toño, cógeme más, métemelo todo, "¿Te gusta cómo me coges?, dime que te deleita cogerme, porque a mí me está encantando tener tu verga dentro de mi sexo", no paraba de decirle eso y muchas otras frases cachondas con las que le demostraba el grado de excitación en la que me encontraba. Antonio correspondía diciéndome lo bien que cogía y lo mucho que estaba disfrutando mi maravilloso cuerpo. Fueron varios los orgasmos que tuve y los festejaba ruidosamente a cada "venida" que se daba, "Toño cógeme por el culito, me fascina tener la verga metida en mi colita", entusiasmado saco su macana de mi sexo y en la misma pose la encamino al diminuto orificio que todos los hombres anhelan penetrar, el celestial culito.
No había necesidad de lubricante, su verga escurría de los flujos vaginales, yo me separaba las nalgas con ambas manos y casi a gritos le pedía que me enculara. Con sutileza pero firmemente coloco la cabeza de su tolete en mi divino culito que empezaba a tragar su verga ayudado por el empuje de mi cadera hasta que su falo desapareció dentro de mi ano quedando solo sus huevos fuera que a cada embate chocaban contra mi vulva. Totalmente echado sobre mí con una mano me masajeaba las tetas y con la otra en mi vulva me frotaba el clítoris, los orgasmos continuaban con solo unos cuantos minutos de diferencia entre uno y otro sin que dejara de mover mi cadera. Antonio me alerto que estaba a punto de "venirse", "Si hermanito dame toda tu lechita en la boca, quiero saborear tu esperma" y uniendo las palabras a los hechos con agilidad inusitada me sacó su macana del culito y girando la introdujo a mi boca succionándola, casi enseguida su verga lanzaba grandes chorros de semen dentro de su boca, lo tragaba mientras le acariciaba los huevos como si lo estuviera "ordeñando", hasta que su falo empezó a perder su erección.
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