AHORA SOY LEGAL INTERNACIONALMENTE. (1)
Aventuras de un joven atormentado por las ninfas del valle..
AHORA SOY LEGAL INTERNACIONALMENTE. (1)
Hace un par de años que vivo en Europa. Nunca pensé que una de mis fantasías eróticas podría hacerse realidad. Aquella fantasía que me hizo romper con mi novia para posteriormente salir del país. Todo empezó cuando le compartí una experiencia que me pareció extraña pero excitante.
Una tarde de verano estaba sentado en uno de esos fast food que siempre hay en los centros comerciales. Con bermuda ligera, polo y sandalias, muy relajado, sin mucho en que pensar. De pronto, mientras comía una hamburguesa, una mujer acompañada con una niña rubia, llamo mi atención. No podía calcular la edad de la niña, pero había algo que me jalaba el ojo. Sus piernas eran formadas, muslos desarrollados, tal vez por practicar gimnasia, danza o ballet. Vestía un short de malla azul que dejaba adivinar todos sus pliegues, parecía no llevar ropa interior, sandalias de madera, de esas que parecen ortopédicas y un diminuto top amarillo, el pelo amarrado con una colita de caballo. Abdomen plano, ombligo al aire y cintura pequeña. No podía calcular cuántos años tenía, no deberían ser muchos, no más de once, su atuendo, corto y pegado, no revelaba siquiera unos senos incipientes.
Pasaron frente mío y no pude evitar que su hermoso trasero llamará mi atención. La mirada no se me despegó de sus nalgas, no eran grandes ni pequeñas, pero si muy bien formaditas. Comencé a excitarme y mi miembro comenzó a ponerse duro. Situación incomoda porque era un lugar público. Aún no terminaba la hamburguesa, mientras ella se alejaba. No pude aguantar más y traté de acomodármela para que no se note, me cubrí con los paquetes de la compra, dejé la hamburguesa y fui tras de ella, en realidad no sé para que.
No fue fácil alcanzarla, había mucha gente y el patio de comidas era un tumulto. Pero al final llegue a la salida del centro comercial y ahí estaba. En realidad, no solo yo le dedicaba la mirada, lo recuerdo muy excitante. Yo continué con la mirada en su trasero y con una erección descomunal. Finalmente se subieron al transporte público, yo pude haber subido al mismo transporte para continuar observándola, pero me pareció demasiado. Así que lo deje pasar, el destino nos acercaría más adelante.
Conserve la excitación hasta la noche, el encuentro con mi novia Milagros fue explosivo. Ella es un par de años mayor que yo, divorciada con dos hijas, una de 14 y otra de 12 años, pero eso es otra historia. Milagros no llega a 1.65 de estatura, poquitos senos, pero hermosas piernas y un trasero impactante. Cabello castaño claro, ojos verdes y pecas hasta en el pecho. En ese momento reconocí que su cuerpo bien podría ser el de la niña de la tarde, pero evidentemente ya mayor. Tal vez, eso fue lo que me llamo la atención de la niña. Como decía, el sexo fue explosivo. Milagros y yo calzábamos exactos, mi pene siempre la penetra con comodidad, y la ocupaba toda, siempre sentía las paredes de su sexo aprisionándome con vida propia. Podía sentir sus latidos y los espasmos que le provocaban mis embestidas. Cuando eyaculaba ella sabía exprimirme lenta y cadenciosamente, extendiendo nuestros orgasmos. Pero esa noche, el sólo recuerdo de la pequeña ninfa me hizo revivir más de una vez. Sorprendida por mi agresividad sexual, Milagros se entregó a mis caprichos, en medio de mis escarceos le fui dilatando el ano. Al principio bajo protesta, pero fue cediendo, primero frotando el pulgar en forma circular, luego introduciéndole el dedo medio, para sumarle lentamente el índice. Finalmente conseguí lo que tanto quería, penetrar a Milagros por el trasero. Fue su primer orgasmo anal, a pesar de sus 35 años. Ambos caímos rendidos. Estaba intrigada por mi inusitado apetito sexual. Como me sentía en confianza le comenté el incidente de la tarde. No me hizo ningún comentario, ese fue el principio del fin.
Esta noche, en Palma de Mallorca, salí a tomar una copa. Por mi trabajo de sonidista siempre me encuentro con clientes, muchos de ellos bastante jóvenes, no es extraño que un grupo se me acerque y de pronto ahí estaba o al menos eso me parecía.
¿La niña, era ya toda una mujer? ¿Era realmente ella? ¿El hermoso traserito que me alegró la vista hace algunos años?
El grupo se me acerca, todos están muy bebidos y tal vez algo más. Los muchachos me saludan y me presentan a sus acompañantes. «Hola Sebastián, estás son Renata y Valeria, son cantantes, vienen de vacaciones» Yo disimulo recordar a Renata, pero ella no demora en reconocerme. «Hola!!! Yo te conozco…» se ríe, yo insisto en hacerme el desmemoriado «¿Sí? ¿De donde?» » Yo era bailarina en un programa infantil. Tú trabajabas ahí» se ríe más, esta totalmente ebria, se acerca y me lo suelta “AHORA SOY LEGAL INTERNACIONALMENTE, JA JA JA»
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