Al cine con mi nenita

Al recordar está experiencia casi puedo sentir nuevamente mis dedos entrando en la pueril vagina de mi sobrina… Húmeda, estrecha y caliente….
Ese fin de semana mientras teníamos de visita a mi sobrina/ahijada, tendríamos un plan que incluía ver una película para niños, todos queríamos ver la misma peli, pero mi hijo quería verla en inglés y mi nena en español. Como no nos pusimos de acuerdo, compramos un combo para todos y decidimos comprar dos tickets para inglés y dos en español, mi hijo y su mamá irían a una sala y mi nena y yo a la otra, había diferencia de 10 minutos así es que saldríamos casi al mismo tiempo, mi nena y yo nos llevamos nuestras palomitas, golosinas y sodas y nos despedimos bromeando porque íbamos a entrar antes que ellos, llegamos a nuestros asientos en la fila de hasta atrás, la sala estaba un poco vacía, y nos apostamos a disfrutar de la función. Mi nena llevaba un vestido de verano, se veía lindísima y yo no podía dejar de pensar en el día de ayer, (esa historia está en otro relato) y ella como la niña que era, seguramente no reparaba en ello, después de un rato de avanzada la película me atreví a poner mi mano sobre la pierna de mi nena, lo cual fue bien recibido ya que me volteó a ver con una sonrisa mientras le acariciaba la rodilla, sutil aunque con firmeza subí un poco la mano hacia sus muslos, y de nuevo la sonrisa de mi nena se hacía presente, no lo podía creer estaba muy cerca de sus pantis y podía sentir el calor de su entrepierna… Empujé su piernas como exigiendo que las abriera para que mi mano pudiera pasar libremente, ella cooperaba y cedía a mis insinuaciones, yo quería más y con la oscuridad como cómplice rocé su vagina… no había rechazo, más bien sentí que meneó su cadera hacia adelante para sentir más mi mano, ahí voy de nuevo pero está vez con más firmeza y dedicación a su punto erógeno, nuevamente yo tenía una erección y ella se meneaba para sentir mis dedos que prácticamente la estaban masturbando en esa sala de cine, hacia ruiditos, como pequeños gemidos de placer sin dejar de comer palomitas, en un momento tomé su mano para entrelazar mis dedos con los suyos para tener el pretexto de acercar su mano hacia mí duro pedazo de carne que exigía ser liberado… Así lo hice, por un momento lleve su manita hacia mí verga y le hacía sentir lo que ella provocaba en mí, separó su mano para volver a comer palomitas y de nuevo insistí en rozar su vulva, la estuve masturbando durante varios minutos, ella solo se reclinaba hacia atrás y ponía sus manitas en las posaderas de los brazos para sentir como mis hábiles dedos la penetraban, se había olvidado de la peli, solo estaba suspirando y sintiendo como es que era abusada por mí, el placer era mucho y se podía notar en su carita, de repente me acercaba a darle un beso en sus labios el cual respondía levantando sus inexpertos labios, me saqué la verga del pantalón y puse su mano sobre ella para que me tocara mientras la dedeaba, en cuestión de minutos ella estaba en un trance, ocasionalmente volteaba para ver qué le estaba haciendo y con una mirada de confusión me miraba al tiempo que disfrutaba del masaje que le daba, empezó a cerrar los ojos y abría la boca dejando salir un ruidito constante, un poco raro, pero era evidente que estaba a punto de venirse, así que no me detuve, había encontrado el punto exacto para darle placer y seguí haciendo lo que estaba haciendo hasta que soltó un ruido que hizo voltear a más de una persona aunque en realidad nadie supo que había pasado, conseguí hacer que mi nena se viniera y la sonrisa en su carita y la forma en la que me miró después de el acto es lo que me hizo seguir teniendo sexo con ella hasta varios años después de ese dia… Cuando ella terminó de venirse me masturbé mientras acariciaba sus piernas usando su manita para que me agarrara la verga de vez en cuando y así fue que terminé en el bote de palomitas y alimenté con ellas a mi hermosa sobrina para que se tragara mi semen, de todos modos se iba a acostumbrar eventualmente. Una vez terminamos de fajar, esperamos a que acabara la función para salir del teatro y partir rumbo a casa como si nada hubiera pasado.