Alicia y Cristina 2
Continua, ahora toca el turno de Cristina.
Lo continuo y espero sus comentarios
CAPITULO 2
Ella desvió la mirada, fue entonces cuando me di cuenta de que ya no estábamos solos. Allí, de pie en la puerta abierta, todavía congelada, mirando en silencio, era su madre y una niña de unos once años. Estaba paralizada por el miedo.
- mamá ¿me viste? – pregunto la pequeña Alice con entusiasmo– ¿Me has visto? Me cogió con su gran polla y me llenó de su semilla para hacer bebes. Oh mami tenías razón que dolía, pero ahora me encanta
Jo sonrió a su hija mientras caminaba hacia la cama. Esperaba ira, pero había solo una cara sonriente. Una cara de orgullo.
- Oh querida, sí lo vi todo, fuiste muy valiente y nunca se sentirás el dolor de nuevo, sólo placer.
Ella me miró directamente a los ojos. Fueron muy cálidos y sonriente.
- Eso fue muy bonito, que fueras tan considerado. Teníamos miedo de que olvidaras darle placer a nuestra pequeña en su primera vez, pero no lo hiciste. Eres un amante considerado.
Asentí con la cabeza sin decir nada. Desconcertado, todavía un poco de miedo, pero poco a poco la luz brillaba. Ella realmente me había prestado a su pequeña hija, solo para mí. Esto había sido planeado desde la primera vez que Alice me mostró su pequeño pecho. ¿Qué más podía decir? Yo estaba en el séptimo cielo. Nada más podría comparar con el momento. Jo volvió a sonreír.
- Espero que no estés demasiado cansado. Hay otra pequeña virgen que está esperando que tú le hagas lo mismo. Cristina, ven aquí cariño.
La niña dio un paso adelante en la habitación. Ella era bastante pequeña y tenía los inicios de su florecimiento de su viaje a la condición de mujer. Sus tetitas sobresalían claramente, encerradas en su pequeño sujetador debajo de la blusa semitransparente. Tenía unas piernas largas lindas, las cuales se destacaban por su falda corta y unas medias blancas. Se cepilló el pelo que era bastante largo hacia la cara. Miré fijamente por un momento. Reconocí este pequeño de once años de edad.
El… ella… ella el… No podía ser… Era el hermano de Alicia. Su hermano estaba vestido como una niña adorablemente dulce, con sus tetas resplandecientes. ¿Qué demonios estaba pasando?
- ¿Sorprendido?– Jo sonrió.
- ¡Sorprendido!– Jadeé
- ¿De qué?– Jo pregunto entre burlas– ¿el hecho de que acabas de atornillar a mi hija de ocho años por primera vez, o el hecho de que su hermano de once años se ve muy bien con faldas y tiene las tetas más grandes?
Jo llevó a Cristian… Cristina a la cama.
- Conoce a Cristina, ella ha estado muriendo de ganas por volver aquí y pasar toda la noche contigo, Te dije que eran sexualmente curiosas, ¿verdad?
Miré a la puerta.
- ¿Dónde está Sam?—Susurré con miedo de que la policía o un tipo con cámara entrara en cualquier momento.
- Oh, él está de vuelta en la fiesta, él no se unirá a nosotros, al menos no en la noche.
Me quede en blanco. Jo y Cristina se sentaron en la cama. Miré a Cristian… Cristina! Oh, diablos! Él… ella…
Era realmente muy bonita. Su forma alargada (para un niño) el pelo estaba peinado cuidadosamente para obtener el máximo efecto. Su maquillaje era ligero y destacaba sus pómulos altos y ojos verdes dulces y hermosos. Sus cejas eran bastante delgadas. Pero sus labios… Estaba tan completa y tan sensualmente atractiva.
Yo quería llevar lo a él… ella a mis brazos y besarla apasionadamente. ¿Qué estaba pensando? Era un niño de once años de edad, haciéndose pasar por una chica. Pero bueno, sus magníficas tetas pequeñas hipnotizaban; podría pensarse que podían ser postizas, pero a través de su blusa transparente pude ver que era su propia carne, que estaban siendo presumidas con orgullo, sus bien formadas tetas debajo de su sujetador de encaje suave.
Jo siguió mi mirada y obviamente mis pensamientos.
- Sam está plenamente de acuerdo con lo que los niños hacen. Ambos venimos de familias que han practicado… vamos a decirlo ‘prácticas sexuales inusuales» esto por más de tres generaciones. Sólo que por sus propias razones no quiere ser parte de la vida sexual de sus propios hijos. Sin embargo en este instante probablemente tiene su pene firmemente encajado en el trasero de otra dulce niña o tal vez en un culo apretado de uno de los amigos de Cristina. Te voy a decir algo, pertenecemos a un club, un club muy privado y secreto. Nuestros hijos son sexualmente activos desde edades tempranas y no se inhiben las características sexuales que los niños tienen. Cristina no es el único niño/niña y no todas las niñas esperan hasta la edad de Alicia para ser sexualmente activos
- No puedo creer esto, es increíble. Se te oye hablar de los niños como si nada, pero…
- Hey tranquilo, no pasa nada—voltea a ver a su niño/niña– Ahora Alice no es la única que quiere perder su virginidad esta noche, recuerda
- Tengo un culo apretado a la espera de que una polla lo llene—dijo Cristina mirando mi entrepierna
Una vez más miré a Jo con recelo.
- Es Verdad— sonrió—Mira, Los niños hicieron un pacto de edades a las que perderían sus virginidades, pero sobre todo que lo harían con el mismo amante. Alicia nos ha traído como locos desde el año pasado. Cristina también quiere perderla—hace una pausa mirándome de nuevo– Ahora no es el tipo de cosa que sólo se puede invitar a la gente a hacer. Sin embargo ellos te han estado observando muy cuidadosamente durante mucho tiempo y finalmente pensamos que probablemente si lo harías con niñas si tuvieras la oportunidad, el pasado fin de semana Alicia lo corroboró, es más si el sábado no te hubieras ido, Alicia con gusto te hubiera enseñado su trasero desnudo y hubiera permitido que le hicieras lo que quisieras, se sintió decepcionada de que salieras casi corriendo, por eso me pidió que le ayudara a convencerte para que te quedaras solo con ella y después pues… — acaricia el cabello de Cristina.
Yo estaba totalmente desconcertado por este giro de acontecimientos.
- ¿Y ahora qué?– era lo mejor que podía manejar
- Fácil– Jo sonrió– uno de nosotros deja la casa. O yo vuelvo a mi fiesta “infantil” y trato de encontrar algo de acción antes de que acabe la noche o tú te vas y confiamos en tu sentido común y honor de no decir nada. Alice todavía te puede visitar de nuevo una y otra vez. es posible que incluso con el tiempo te invitemos a unirte a nuestro club, hay algunas otras niñas tiernas que les encantaría que tú les llenes sus diminutos capullos de fértil leche. Cristina, por otra parte estaría muy triste y muy decepcionada y perdón por el juego de palabras, muy insatisfecha
- Y ¿Si me quedo?– Le pregunté. Jo se rio amablemente:
- ¿Qué? ¿Me necesita para pintar la imagen? Imagínate a Alicia y Cristina cumpliendo sus fantasía y todos tus caprichos
- ¿Quieres decir?»
- Sí, tonto— reprendió a Alice– jódete a mi dulce hermana virgen, tan fácil como eso.
Miré a Alice. Ahora estaba de rodillas en la cama. Sus nalgas descansando sobre sus talones. Sus piernas abiertas mostrando su concha roja e hinchada. Incluso podía ver líneas de semen teñidos de rojo saliendo un poco de la grieta de su conchita recién desflorada.
Imagen perturbadora pero excitante, recién la había cogido eso gritaban las huellas rojas de mi semen. Sus pequeños pezones estaban hinchados y su cara brillaba en la anticipación de mi respuesta. Dios me la quería coger una y otra vez. Además, el pensar en ella y Cristina juntas para mi estaba haciendo que mi pene respondiera nuevamente.
Miré a Cristina. Era tan dulce. Él llevaba su lado femenino tan bien. Sus pequeñas tetas sin duda habían ayudado mucho, pero esas piernas dobladas debajo de ella, cubiertas de forma sexy por esas medias blancas. Podía ver los bordes de su liguero que asomaba por debajo de su corta falda. Estaban tan atractiva. Yo quería estropear un poco ese apretado culo de niño/niña, bueno, creo que la respuesta era evidente. Sonreí a Jo.
- Creo que debes irte antes de que, en tu fiesta infantil, todos los niños y niñas se duerman
Jo sonrió
- Maravilloso, Sam estará muy contento de que sus pequeños tesoros están cumpliendo sus deseos de perder su virginidad. Y yo Estoy también realmente feliz por los dos. Me hiso recordar mi propia infancia– Se puso de pie– Voy a cerrar por fuera, nadie te molestará, nosotros llegaremos mañana por la mañana y les preparamos el desayuno. Diviértanse—Jo se inclinó y me besó suavemente en los labios– Gracias, se suave con Cristina como lo fuiste con Alicia. Ah, por cierto uno de los pequeños rasgos de Cristina que es muy mala y probablemente esta noche, necesite una buena zurra para que haga caso.
Ella se rio de mi exclamación de shock. Por el amor de Dios ¿qué más?. Me pedía que azotara y follara el culo de su hijo/hija, esto también era un sueño hecho realidad.
- Oh sí, y su hermana pequeña puede ser bastante mala y caprichosa también, pero ya sabes eso. Es posible que necesites resolver eso también.
Miré a mis dos pequeñas niñas. Las sonrisas en sus caras y el serpenteante de sus pequeños pies eran bastante obvio. Sabían exactamente lo que su madre había querido decir. Jo acaricio la cabeza de ambos y los beso en la boca metiendo su lengua, paso dos dedos por la raja de Alicia y probo mi semen mezclado con la sangre de su hija recién desflorada, salió de la habitación no sin antes besarme a mí también y acariciar mi pene que ya estaba erecto de nuevo
- Recuerda necesitan que las disciplines
Escuche cuando cerró la puerta de la entrada y puso todos los cerrojos en candado. Levanté mis piernas y las puse fuera de la cama y me senté con la espalda recta.
- Cristina ven aquí, por favor.
Cristina se movió a los pocos pasos necesarios y se quedó con sumisión entre mis piernas abiertas. Mi pene que se había encogido, principalmente de miedo, se había movido considerablemente y Cristina se rio bastante cuando ella miró hacia abajo.
- ¿Cristina te das cuenta de lo que estás pidiendo que haga?»
Ella asintió y sonrió,
- oh sí, sobre todo después de ver lo que le hiciste a Alicia. La pusiste muy caliente, nunca la había visto así y por favor cuando me lo hagas a mí, por ningún motivo me dejes de llamar Cristina que es lo que realmente soy
Agarré sus caderas delgadas y la jalé hacia mí. Mi mano se deslizó a sus nalgas y las apreté juguetonamente.
- ¿Te das cuenta de que no hay vuelta atrás, es ahora y para siempre?
- Por supuesto tonto, hemos planeado esto. ¿Escuchaste a Alicia quejándose? ¿no verdad?»
Alice se pone detrás de mí y se monta sobre mis hombros y espalda. Su pequeño dulce cuerpo esta sobre mí.
- Ya tonto, ¿no ves lo que ella desea? Ella es tan fuerte como yo y tal vez más estrecha
Mis ojos estaban exactamente al mismo nivel que las pequeñas tetas en flor de Cristina y ahora era muy evidente que en ese pequeño sujetador lindo había carne real. A Cristina realmente le estaba creciendo pequeños pezones. No eran muy grandes, pero si lo suficiente para parecer niña. Este niño era definitivamente más chica que chico.
Cristina vio donde estaba ahora mirando y sensualmente ahuecó sus diminutas tetas.
- ¿te gustan? ¿no es así? puedes ver más si lo deseas. Mucho más, sólo tendrás que quitarle la ropa tú mismo– Alice reprendió– al igual que lo hiciste conmigo!
Cristina alargó la mano y agarrando mí brazo guiando torpemente la mano a esos pequeños orbes dulces. Fue increíblemente impresionante. Eran muy real, tan firme y tan redonda.
- Increíble. ¿Cuánto tiempo han estado creciendo?– Le pregunté con incredulidad– ¿Cómo es que nadie se da cuenta?– Acaricié sus pequeños orbes.
Cristina suspiró con satisfacción,
- Sólo desde hace unos pocos meses y me pongo un chaleco elástico que los mantiene bajo control, pero se está haciendo más difícil– ella se rio– Mamá dice que voy a tener que tomar una decisión pronto, niño o niña. Me encanta la sensación de tener mis tetas para que jueguen con ellas– Hace una pausa y las acaricia por encima de su ropa– Es mejor si no estoy usando nada– bromeó.
Lo que era una invitación. Alcancé los botones de la blusa y con más control de lo que sentía, abrí rápidamente la blusa revelando su atractivo pequeño sujetador. Eran de color blanco cremoso, tan inocente, tan dulce. Cualquier niña de once años de edad habría estado bastante orgullosa de ellos.
Sus pezones sobresalían contra el material blando riguroso de forma tentadora. Le di vuelta una vez, para admirarla en su esplendor. Alice dio un paso adelante y le despojó de la blusa. Ella estaba disfrutando de esto.
Su pequeño cuerpo desnudo reluciente de sudor, con los ojos brillantes. Sus propios pequeños pezones estaban duros y puntiagudos.
Seguí acariciando el sostén suave y sedoso que encerraba sus deliciosas carnes. Su respiración se aceleraba y estaba jadeando ligeramente. Luego se inclinó hacia delante y permitió que besara cada uno de sus pequeños pezones. Alice estaba jugando con el sujetador de Cristina y de repente lo quito liberando esos tesoros preciosos y me encontré con el verdadero yo de el/ella. Esta niña/niño de once años de edad de pie orgullosa de sus pequeñas tetas, desarrollando de manera sexy su pecho. Ella era increíble. Sí, sin duda una mujer. Cristian estaba destinado a ser Cristina.
- Cristina son bastante bonitos, eres la más atractiva niña de once años que conozco!
Cristina se rio infantilmente.
- me gusta el cumplido y me gusta que beses mis tetas– y ella tomó sus tetas pequeñas y las presentó a mi boca.
Las lamí sensualmente y besé sus pequeñas aureolas. Cristina se apoyó estrechándome la cabeza para sus pechos. Mis manos se deslizaron fácilmente hasta su lindo culo. Era apretado y firme y se retorció deliciosamente cuando Pellizqué sus pezones al mismo tiempo.
Su falda corta se levantó un poco, mis manos se deslizaron hasta el borde y la levante por completo y pude admirar sus panties. La sensación de sus medias y liguero era una distracción y rápidamente me funcionó mi pene reventaba, mis dedos se deslizaron hasta la cintura trate de bajarlas pero estaban apretadas, Alicia entró.
- Priemro tienes que quitar la falda, en la forma en que estás tratando nunca lo vas a lograr– ella se rio.
- Necesitas ayuda– jadeó Cristina– ayúdale Alicia
Alice no necesitó más estímulo y rápidamente quito la falda de Cristina y la arrojó al suelo. Hice una pausa para ver sus pequeñas tetas. Se veía tan dulce e inocente, sus medias blancas unidas a un liguero con volantes de color rosa, igualando el color de las bragas de rosa claro.
Con mi mirada busque en la ingle para ver cualquier signo de lo que sabía que estaba allí, pero ella lucia tan suave como su hermana pequeña. Necesitaba ver más.
- Gírate nuevamente para verte toda Cristina — le susurré.
Ella, obediente, se dio la vuelta pude admirar ahora su semidesnudo cuerpo, se vei delgada, hermosa con sus pechos en desarrollo. Acaricié cada seno y le di una suave cachetadita a cada uno de ellos
- Ooooh—rió — que agradable. Hazlo de nuevo. Más fuerte
- Si dale– bromeó Alice riendo– golpea su culo hermoso, a ella le encanta–, y ella me mira con más atención y añadió en un susurro—a las dos nos gusta. Es por eso que mamá dijo que éramos traviesas
Su palabras taladraron mi cerebro. Era una invitación a nalguear a su hermana mayor, para azotarlas a los dos. Oh si!
Levanté la mano y cayo dos veces en rápida sucesión sobre el culo sin protección de Cristina.
- ¡Ay!– chilló– eso duele– pero no hizo ningún intento de alejarse.
Una vez más descargue dos más abajo en la dulce subida de sus nalgas. Su pequeño cuerpo se retorció y ella gritó de dolor. Pero se mantuvo firme.
- Vamos, mi papá le da nalgadas más duras que estas y también lo hacen Mamá y Jaime y Juan—dijo Alicia con cara de maldad– Son nuestros primos que aman azotar nuestras pequeñas nalgas
- Si es así, entonces vamos a hacer este trabajo correctamente– le di la vuelta y otra vez busqué su bulto, No estaba allí. Extendí la mano con los dedos y empece a acariciar hacia abajo desde la parte superior de la línea de las bragas hasta la V de su entrepierna. Cristina se rió seductoramente,
- Todavía no, me tienes que nalguear mas. He estado muuuuuy traviesa
- 5 más– dijo a Alicia– y luego 11 en sus nalgas desnudas. Oh dios Me encanta ver que se pongan rojas
Cristina sonrió ante el entusiasmo de su hermana pequeña.
- Suena bien para mí– Guie su cuerpo deseoso sobre mi regazo. Mi pene estaba muy duro y se presiona contra su vientre. Ella me sonrió.
- Oh, eres tan fuerte que sé que voy a disfrutar esto.
- Él la tiene muy grande– añadió Alicia con un aire de superioridad
Acaricié los senos de Cristina de nuevo y lentamente le di cinco azotes más, sus nalgas estaban empezando a tomar un tinte rosado.
No había duda de sus gritos, le dolía. Le estaba haciendo daño, pero ella no estaba luchando por quitarse. De hecho, en la nalgada número 11, levantó sus caderas mientras mi mano se vino abajo contra sus nalgas.
Hubo largo grito ahogado de dolor cuando se desplomó de nuevo en mi regazo.
Finalmente, acaricie sus nalgas adoloridas y rojas; alzó la vista hacia mí, Su carita bonita bañada en lágrimas, sus ojos rojos.
- Gracias, me merecía eso y lo que viene después. Soy muy traviesa y necesito castigo. Merezco 11 más, en mi trasero desnudo—susurró– Sé que tiene que estar desnudo.
Entonces me di cuenta que esto era parte de su joven fetiche. El dolor y el placer, donde parten en un mismo viaje. Yo estaba muy deseoso de enviarla a su camino. La levanté y la puse frente a mí.
- Date la vuelta querida. Quiero ver el daño
Obediente, se dio la vuelta. Su pequeño cuerpo todavía palpitaba, pero ya no había más lágrimas. Sus pequeños senos brillaban con orgullo en su pecho antes de la pubertad. Por el amor de Dios sí que eran preciosos.
Deslice mi dedo hacia abajo sobre las nalgas y sus muslos rosados y rojos, se retorció al sentir malestar, pero gemía de placer.
- Oh que arde, duele!»
Miré a Alice que estaba sentado sobre sus talones y sus pequeñas piernas ligeramente abiertas.
Su mano derecha se encontraba entre sus muslos y ella desnuda se dedeaba su raja empapada. Los pequeños dedos enterrados en el interior de su dulce herida. Ella se estimulaba con la mano mientras nos veía.
Baje bragas de Cristina solo la parte de atrás y adoré la carne apretada linda enrojecida de sus nalgas. La besé y acaricié con mi lengua cada esfera brillante. A continuación, pellizque cada uno a su vez. La hice gemir y chillar en voz baja.
Ella se giró hacia mí. Entonces empezó. Yo quería que sucediera, pero yo quería que durara para siempre.
Pon tus manos en mi nuca– Pedí.
Obediente, levantó sus brazos. Sus pequeños senos se acentuaron aún más y se levantaron con orgullo. Sus pezones duros incluso más pronunciados. Casi me dejó sin aliento. Una vez más mi mirada fluía por sus once años de edad, admiro su cuerpo y miro a su entrepierna, todavía no hay señales reveladoras.
Puse mis dedos en el elástico de sus bragas y se continúe con el descenso, Poco a poco, con sensualidad, seductoramente.
La tensión sexual era electrizante. Sus piernas estaban muy juntas. La piel desnuda suave vino lentamente a la vista.
Era tan cremosa, tan suave, tan atractiva. Aún no había señales de nada que pudiera revelar su verdadero género.
Arranqué drásticamente las bragas hacia abajo sobre sus muslos suaves, más allá de las rodillas y hasta los tobillos.
Pateó la pantaleta a un lado y la acción reveló su pequeño tesoro. Su pequeño pene vino a la vista escapando de su escondite situado entre sus muslos. Su pequeño escroto albergaba sus pequeños testículos del tamaño de dos cacahuates. Su pene estaba erecto, era delgado, largo como 4 pulgadas pero muy delgado y dulce.
Lo tomé con ternura entre el índice y el pulgar. Era suave, sin embargo, dura, resistente, pero fuerte. Era precioso.
A su manera, ella tenía su atractivo como su hermana pequeña de ocho años de edad.
Deslice mis manos alrededor de sus nalgas, firmemente la atraje hacia mí. Ansiosamente ella vino. Miré la cara, joven, inocente, sabía, quería. Ella sabía lo que estaba a punto de hacer y lo quería demasiado. Ella movió sus caderas hacia delante y su pequeña pija se acercaba, más cerca de mis labios abiertos, rozó mi mejilla y ambos sentimos una enorme emoción que viajaba a través de nuestros cuerpos.
- Oh, sí—susurró– por favor, bésalo, lámelo
La invitación era irresistible, de forma involuntaria besé suavemente con amor la punta roja de su tesoro. Era dulce, era lisa y era muy atractiva.
Mi propia polla latía de alegría y anticipación.
Con impaciencia, pero con un gran control Chupé su pequeño palo entre mis labios y rodé mi lengua acariciante, con amor a su alrededor. Llevó las manos a mi cabeza mientras se estabilizaba. Sentí la excitación eléctrica zumbando a través de su cuerpo
Como acaricié y apreté sus senos, mientras su pequeña polla entraba y salía de mi boca. Pronto tuvo la idea y comenzó un puto movimiento lento y suave con las caderas. Su pequeño pene empujó dentro y fuera de mi boca mientras chupaba. Se estaba volviendo cada vez más excitada y latía en mi boca. Entonces sucedió su orgasmo. Al principio era sólo un poco salado el líquido.
Luego, sin ninguna advertencia me agarró la cabeza y condujo su polla profundamente en mi boca. Su chorro golpeó la parte posterior de mi garganta y no tenía más remedio que chupar y tratar de tragar. Así lo hice tragar. Tragué su dulce crema de amor salada. Sus jugos fluían de su joya e inundó mi boca. No era enorme, pero era importante y que era de gran alcance. Un grito largo emitido desde la garganta de Cristina fue emitido mientras llenaba mi boca.
Te estás viniendo. Oh Cristina tu primera eyaculación. Bombealo dentro– alentó a Alicia. Mientras se deslizo entre las piernas de su hermana y le aprieta el escroto como tratando de ordeñarlo, que estaba golpeando contra mi barbilla con suavidad.
Estaba sosteniendo a Cristina en posición vertical mientras se había derrumbado por encima de mi cabeza me aferre a su pequeño vientre y la ingle.
Entonces se me ocurrió, puse un dedo en la hendidura de sus nalgas apretadas. Se movió sugestivamente luego movió los pies separándolos. Lo que era una invitación.
Oh, sí– se rio Alicia—dedeala, ella lo ama.
Le Di la vuelta y explore el pequeño orificio arrugado. Por el amor de Dios sí que era estrecho, pero…También estaba resbaladizo. Ella ya se había engrasado con anticipación!
Ella gimió suavemente mientras mi dedo venció el músculo apretado. La punta entró, luego un poco más de mi uña, luego un poco más. Mi dedo estaba dentro. Era muy pequeño y arrugado ahora y que en sí mismo era un enorme se gira. Sentí que estaba a punto de correrme ahí mismo. Un toque habría sido suficiente. Mi pene rozó contra ella y me sentí palpitar con expectación.
me tumbe boca arriba y mi polla dura y orgullosa se eleva por encima de mi vientre sus ojos se abrieron.
- Niñas–dije sugestivamente– Necesito un poco de ayuda. Voy a explotar solo y sería un desperdicio
Los ojos de Cristina se abrieron con deleite. Alicia estaba ansiosa. Se dejaron caer a la cama cada lado de mí y se retorcieron hacia abajo para poder atacar a mi miembro duro.
- Poco a poco, hay que hacer que dure. Deténgase tan pronto les diga ¿ok?
Ambas asintieron. Ansiosamente sus dedos rodearon mi pene y los testículos.
- Alto
Ambas gimieron como protesta pero hicieron lo que les dije.
Laman la base de uno en uno, a pocos segundos cada uno– Alicpa bajó la cabeza y lamió sensualmente alrededor de mi pene y los testículos.
- ¡Alto!– Podía sentir cómo me iba a venir demasiado rápido.
Cristina tomó su lugar y esta vez empezó con mi escroto y suavemente subió lamiendo con su lengua. Resistí lo más que pude.
- ¡Alto! Usen su boca como una gran O, pero traten de no tocarlo.
Cristina fue la primera. Su boca era más grande y tenía casi toda la cabeza de mi polla en su boca antes de que sus labios rozaron la sensible cabeza.
- ¡Alto!
Una vez más, ella estaba muy decepcionado. Alicia tomó su lugar, pero ni siquiera llegó tan lejos cuando sus labios hicieron contacto con mi glande y tuve que pararla a ella también.
- Use sus dedos ahora—Pedí– empecen con mis bolas a ver cuánto tiempo se puede.
Alicia no espero la orden dos veces, comenzó. Sus dedos recorrieron lentamente mis bolas de una en una. Ella guió sus dedos hasta el pliegue de mi trasero. Levanté mis caderas y se adentró entre mis nalgas. Entonces viajado de vuelta hacia mí pene. Sus pequeños dedos bailaban alrededor de la base casi tocándose.
A continuación, se arrastra lentamente hacia arriba, vueltas y vueltas. Se estaba haciendo insoportable
- ¡Alto!
Ella levantó la cabeza y sonrió a Cristina.
- supera eso!
Cristina sonrió a ese reto.
- levanta las caderas
Ordenó de manera decisiva. Hice lo que me dijo y ella empezó en mis nalgas acercándose más y más a mi trasero. Separando las mejillas con sus pequeños dedos se encontró el agujero fruncido.
- Oh, sí—jadeé– eso es hermoso
Su dedo se presiona contra el músculo apretado y al ser tan pequeño se separó fácilmente el músculo tenso, deslizándose hacia adentro y se retorcía a su alrededor.
Ella sacó su dedo con un fuerte ruido sordo. Me encanto ese sonido, sonrió con complicidad.
Entonces encontró mi escroto y al igual que su hermana pequeña, movió sus dedos suavemente alrededor de él. Fue simplemente divino. Luego subió hasta mi pene.
Sólo dando vueltas, que apenas afecta en absoluto. Mi pene estaba palpitante, pidiendo la liberación y alivio. Pero quería que durara más tiempo. Apreté los dientes mientras daba vueltas alrededor y hacia atrás, en dirección siempre lentamente hacia la punta de la cabeza de mi carne caliente.
Yo sabía que si se tocaba la cabeza sensible acababa, pero deje que jugaracon ella y me atormentara el tiempo que quisiera. Cuando estaba a punto de tocar el cielo.
- ¡Alto!
Ella levantó la vista y sonrió. »
¿Casi te hago acabar?–preguntó ella con orgullo.
Asentí con la cabeza sin palabras. ¿Cómo alguien tan pequeño, tan joven conoce todo esto? Ella tenía mucha experiencia.
- En este momento quiero que laman los lados de mi pene y mis bolas. No voy a parar esta vez. Cuando yo diga “ya” chupan mi cabeza para recoger el premio– Ambas se rieron infantilmente como si fuera parte del juego de un niño.
Empezaron alrededor mis bolas, las chupaban las lamian, de ahí subían a la base de mi pene, sentía las dos lenguas al mismo tiempo.
Traté de bloquear las señales de placer, pero sabía que no pasaría mucho tiempo. Entonces lo sentí. Como el rugir de un tren.
- Casi– Me las arreglé para jadear. Sus pequeñas lenguas se abrieron camino hasta ese momento final.– ¡Ya!
Su bocas se reunieron alrededor de mi pene, ya que se encabritó y suelta un potente chorro de esperma. Se escapó de sus labios calientes ansiosos y se extiende sobre las pequeñas caras lindas.
Pero no se detuvieron. Chuparon de sus labios aplastándose juntos mientras trataban de engullir los jugos que fluyen. Nunca había tenido una eyaculación tan larga y copiosa como esta.
Cristina fue la primera en reaccionar cuando mi pene se vació, se abalanzó sobre Alicia y lamió de su boca el semen que estaba a su alrededor, Alicia correspondió el beso sacando su lengua, pude ver como las dos lenguas infantiles se enroscaron saboreando mi semen. Yo veía la escena y Mi pene no bajaba, sorprendentemente se mantuvo semi duro.
Finalmente satisfechas levantaron la cabeza y me sonrieron.
- ¿Te gusto lo Qué hemos hecho?– Alice preguntó descaradamente
Yo suspiré con alegría.
- Oh, sí mis pequeñas queridas estuvo tan bien!
Hice señas para que se acercaran y me abrazaran, lo que hicieron con entusiasmo. El sentimiento de mis dos pequeñas, pre púberes contra mis pieles desnudas era bastante increíble. Una de sólo ocho, ya desflorada y experimentada para su edad. Su hermana de once años también experimentada y sabiendo que estaba a punto de aprender el verdadero significado de dar su virginidad.
Envolví mis brazos alrededor de ellas y ellas ponen sus pequeñas cabezas en mi pecho desnudo. Ellas me miraron con sus ojos brillantes
Niñas, no puedo creer que esté sucediendo. Soy tan afortunado. Son tan jóvenes pero que saben tanto. Tan responsables de su propia sexualidad.
- ¿Nuestra propia que?– Alice gruñó
Me reí de su ingenuidad.
- La sexualidad dulzura, sabiendo lo que quieres hacer con tu cuerpo, lo que quieres hacer.»
- ¿Cómo saber que queremos que nos cojas? preguntó Cristina con simpleza.
- Sí– Asentí con la cabeza–pero mucho más. Saber lo que es dar placer y hacerlo, pero con sensatez. Solo espero no se arrepientan después
Alice asintió en serio, entonces le dio unas palmaditas a su todavía húmedo y enjuagó trasero.
- Todavía estoy un poco dolorida, pero no me arrepiento– dijo simplemente, y me abrazó.
Los lindos dedos de Cristina se arrastraron hasta mi pene semi-duro y jugaron con suavidad.
- Cuando me hagas lo mismo que le hiciste a Alicia No me voy a arrepentir tampoco. He querido hacerlo durante mucho tiempo. Yo sé que quiero hacerlo contigo. Al igual que Alicia lo hizo
- Si eso es todo– suspiré con satisfacción. Tan joven, pero tan en contacto con lo que querían. Sin coacción, justo lo que querían.
Cristina me miró con ojos simples.
- ¿Cuándo?
- ¿Cuándo qué?»
Sus dedos agarraron mi pene un poco más difícil y exprimido.
- Tu sabes tonto, “cuando” ¿verdad?– Su pequeña voz se apagó en la búsqueda de las palabras. Me di cuenta de que no quería decir cogida. No sonaba bien, todavía no.
- Hacer el amor– sugerí en voz baja.
Ella sonrió
- Si hacer el amor… joder conmigo– se echó a reír, al igual que todos nosotros.
Apreté contra mí, sus pequeños pechos y pezones duros presionando eróticamente contra mi piel desnuda.
- Tan pronto como me puede poner lo suficiente duro de nuevo
- Fácil
Ella sonrió y se deslizó por la cama una vez más y comenzó a dar lamidas y chupadas mordisqueando mi pene.
- ¿Puedo ayudar?– anunció Alice con entusiasmo y sin más preámbulos se sentó a horcajadas sobre mi pecho y me presentó con su pequeña concha roja, húmeda y dispuesta. Estaba increíblemente hinchada. Sus labios esbozaron tan finamente, su paso abierto. Se movió hacia delante hasta que estaba descansando en mi boca—Vamos—ella me invitó a lamerla
Yo no necesite más invitación y conduje mi lengua profundamente en su apretado pasaje una vez más. Acaricie sus pequeños pechos y pellizque ambos pezones. Cristina estaba haciendo un trabajo fantástico y mi pene estaba duro y listo para funcionar.
- Bájate hermanita, no quiero que explote de nuevo, al menos no hasta que este justo en mi culo
Alicia se bajó y puso cara de niña mala pero sexy
- Supongo que es verdad, es tu turno.
Cristina se dio la vuelta a cuatro patas y me miró expectante.
- ¿Así?
Sólo pude asentir. Me di la vuelta de la cama y Reposicionamos su pequeño dulce cuerpo en el borde de la cama. Sus pequeñas nalgas tan dulces y tan cremosas y tan vulnerables y tan acogedoras. Moví las piernas separándolas más, su pequeño agujero marrón se presentó listo y en espera.
He seguido el dedo por la grieta y el pequeño agujero fruncido. Es muy húmedo y resbaladizo, pero todavía estaba preocupado. Mi pene estaba tan grande en comparación con su pequeño agujero apretado.
Alicia se acercó a la mesita de noche y me dio un tubo de KY.
- Lo necesitará, mamá lo dijo– Fue así de hecho, tan sencillo
Aplique una cucharada pequeña en el agujero redondo de Cristina y también a mi verga. Mientras que di masaje en su apretada grieta Alicia se acercó rápido para untarlo en toda mi polla palpitante. Tan ansiosamente que tuve que detenerla.
Empujé mi dedo contra el apretado agujero, dilatando el músculo, dando lubricación y engrase. Cristina relajó los músculos y mi dedo se deslizó en el estrecho pasaje. Ella no era una novata y vi como mi dedo pasó el músculo que sujeta la entrada.
- Cógeme con tu dedo– jadeó—engrásalo hasta muy profundo, ve ¡Me encanta!»
Yo estaba más que contentos de hacerlo. Alice unta más jalea de todo el estrecho agujero fruncido y trabajé mi dedo dentro y fuera.
- Otro dedo– jadeó Cristina y ella se estabilizó cuando Forcé un segundo dedo más allá del músculo apretado hasta que también estaba atrapado en su interior. Alrededor y alrededor, dentro y fuera bombee su agujero apretado.
- Uno más– se quedó sin aliento,– sé que lo que puedo tomar– jadeó.
- Ella puede– confirmó Alice—se ha estado dilatando el trasero con un vibrador. Ella se ha estado preparando desde hace semanas.
Di un grito ahogado de asombro. Esto realmente no era una idea descabellada que nace de un impulso tonto. Estaba previsto. Fue premeditado.
Mi tercer dedo encontró su camino en su orificio estrecho, pero dispuesto, pero con cierta dificultad.
- ¿Estás seguro?– Di un grito ahogado– ¿Estás seguro de que puedes tomar mi pene?»
Cristina me devolvió la mirada sobre sus hombros el pelo salpicó su cara,
- Sí!—jadeó– deja de dudar ahora y mete tu polla ahora mismo
Di un grito ahogado en la confirmación.
- OK, bueno vamos a ver si lo dices en serio
Alice se llevó las manos infantilmente a su boca, cuando mis dedos dejaron su gran trasero del niño-hermana y yo puse mi pene en el agujero resbaladizo resplandeciente.
- Cristina va a ser cogida. Por fin Cristina va a conseguir una polla—dijo Alicia con asombro aun tapando su boca de emoción– Cristina va a follar– ella cantó.
Sonreí ante la simplicidad infantil. Coloqué mi pene y presioné. Cristina tensó su pequeño músculo duro dispuesta a no ceder ni un milímetro.
- Relájate, querida– dije en voz baja– puede doler, pero va a suceder, no hay vuelta atrás!
Oí una bocanada de aire mientras aspira el oxígeno, en su pequeño cuerpo. Ella se desagitó, entonces sentí que se relajaba. Su músculo dio un poco de resistencia en contra de mi polla dura. Suavemente me alivió hacia adelante. Separé su músculo, pero no lo suficiente. Ella chilló de nuevo suavemente. Pero su cuerpo se movió ligeramente y ella levantó las caderas un poco y abrió las piernas más, antes de establecerse, una vez más a de espera.
- Una vez más amor, simplemente, relajarse.
Moví la cabeza de mi pene alrededor de su estrecho agujero, presionando suavemente, superando el músculo. Una vez más contuvo la respiración y lentamente exhala, se relaja. Sentí el músculo ceder un poco. Fue suficiente? Yo sabía que esto podría dañar.
Tanto a ella como a mí. Pero tenía que hacerlo. Apreté mis manos en las caderas delgadas y metí mi pene contra el músculo. Ella gritó fuerte cuando el dolor inundó su diminuto cuerpo, pero yo estaba o por lo menos la cabeza de mi pene estaba. Ella no era la única con el dolor. Las lágrimas corrían por mi cara. Su culo se apretaba en la cabeza sensible de mi pene. Era implacable y muy dolorosa.
- Relax querida, por favor, relájate, se pondrá mejor, pero tienes que descansar
Ella sollozaba ahora, pero sentí estoicamente su cuerpo de nuevo relajarse y suavizar su músculo. Una vez más yo sabía que sólo había un camino a seguir. Esta vez sabía que tenía que conducir en esfuerzos. Yo no era tan grande, pero ella no era tan grande tampoco.
Apreté los dientes y sentí como se ablando y conduje tan profundo como pude. No había prisa, Pero yo estaba dentro miré hacia abajo. Mi pene estaba firmemente incrustado en su apretado culo. Estaba todo el camino. Estaba en la medida de lo mi pene adulto podría ir. Mis bolas pegadas contra sus bollos lindos.
Le agarró con fuerza mientras se retorcía y se movió conforme el dolor fluía a través de nuestros cuerpos. Su pequeño cuerpo atormentado por el dolor. Estaba llorando y sollozando lastimeramente. Le duele sí, pero había algo más. Un ambiente mágico propio de algo es especial. Ella estaba teniendo su fantasía cumplida, para que agarre mayor experiencia que la condición de mujer podía darle cuerpo tristemente mal alineados. A Mí, una experiencia que tuve solo en fantasías. Un culo de una once años de edad, un culo de un chico-chica ansiosa.
- Quédate quieto– jadeé a través de sus lágrimas– simplemente quédate quieto, ya pasará prometo que va a pasar.
- Lo se– gritó ella– pero me duele tanto– y un nuevo brote de sollozos emite desde su agitado pequeño cuerpo.
Estaba preocupado ahora. Traté de retirar pero eso sólo provocó un grito de dolor y de desafío.
- No, bastardo, de ninguna manera, no te atrevas!
Yo estaba asombrado. Ella estaba en el dolor, estaba llorando por el corazón dolorosamente, pero no iba a dejar que me detuviera.
También me di cuenta de que la retirada sería tal vez incluso más doloroso que esperar. Pude ver a Alice justo a un lado. La boca abierta. Sus ojos saltones con asombro.
- Joder– se quedó sin aliento– Eso es impresionante. Usted ha estirado su culo hasta como goma. ¡Impresionante!»
Sus dedos se habían deslizado hasta su pequeña raja húmeda y que estaban golpeando dentro y fuera de su pequeño coño desnudo mientras se masturbaba frenéticamente a sí misma. Su pequeño coño estaba hinchado y el enrojecimiento de la vagina era tan emocionante como lo había sido después de que había cogido su pequeño pasaje virgen por primera vez.
- Cristina—jadeé– Necesito que intentes moverte, necesitamos que la dejes hacer su trabajo
Hubo fuerte gruñido doloroso de su pequeño cuerpo, pero luego poco a poco, imperceptiblemente al principio, ella movió sus nalgas. Sentí que mi pene a plenitud en su tubo de amor apretado. Le dolía como el demonio. Los dos estábamos en el dolor, pero era un tipo diferente de dolor. Incrustado en alguna parte estaba el placer que sabía tendría que venir.
- Alice voy a sacar un poco mi pene para que embarres más de KY en mi pene
Una breve mirada de decepción cruzó su cara esfuerzo mientras buscaba otro orgasmo moviendo con rapidez sus dedos dentro y fuera de su raja, pero luego sonrió ante la perspectiva.
Poco a poco tratando de ignorar las protestas y fuertes chillidos de Cristina, me echó hacia atrás, mi pene lentamente reapareció, tal vez alrededor de una pulgada. Alice apretó el pomo de KY en la carne dolorida y masajeó alrededor de la circunferencia completa de mi pene y alrededor del pequeño orificio de la hermana.
Cristina se quejó, pero había expresión en su rostro de que el dolor iba disminuyendo.
Poco a poco, con cuidado que se echó hacia atrás en. Cristina hizo todo lo posible para relajar los músculos y ese apretado estrecho pasaje y esta vez yo era capaz de deslizarse hacia atrás en lugar de embestir de nuevo.
Un pequeño gemido de placer esta vez escapó de dulces labios de Cristina.
- Oh, sí, que mejor, mucho mejor– se quedó sin aliento,
Una vez más he hecho pequeños movimientos con el fin de difundir la jalea tanto como pude. Alice se rio de alegría,
- Oh, es increíble que puedo ver tu trasero temblar, está funcionando– Una vez que aplicó una cantidad generosa en mi pene masajeando con puro placer.
Lentamente me deslicé de nuevo en ese canal estrecho. Se estaba convirtiendo en un poco más fácil. Cristina estaba mejor lubricada y su paso se había extendido aún más.
- Oh, sí– se quedó sin aliento, aunque todavía sollozando suavemente
Empecé lentos movimientos cortos. Ella respondió con pequeñas exclamaciones y ahhs como ella era capaz de acomodar más fácilmente la pinga invasora. El llanto se había detenido y ahora sólo sollozos ocasionales salieron.
- Oh, sí», susurró con voz ronca, «eso está bien, está bien, lo haces de esa manera! si
Mis golpes fueron lentos, pero se alargaron. Saque la mitad y una vez más, Alicia aplico jalea, disfrutando su masaje alrededor de mi pene. Esto era tan resbaladizo
Entonces, por primera se incorporó en forma adecuada. La sacaba por completo para meterla hasta el fondo
En cada carrera el placer creció y ambos nos quedamos sin aliento en el éxtasis. Todavía era incómodamente apretado, pero ahora de una manera increíblemente erótica y sexualmente excitante.
Al mirar hacia abajo a sus nalgas apretadas, sólo podía maravillarme de cómo su ano se había ampliado para dar cabida a mi pene. Sus nalgas ondulando sensualmente acoplándose a mis movimientos. Cristina ahora estaba levantando sus caderas y ahora era ella la que me cogía. Su pequeña mano se movió a su pequeño pene duro mientras trataba de excitarse a sí misma, pero a punto de perder el equilibrio y se desplomó sobre la cama.
- Déjame a mi– susurró Alice– Yo sé que nunca lo hacemos, pero ¿me dejas?
Sin esperar una respuesta, ella puso su pequeño cuerpo debajo de Cristina y se mete el pequeño pene a su boca chupando con ansias. Cristina al sentir la tibia boca de su hermana podía sentir los temblores a través de dulce cuerpo de Cristina conforme su hermana pequeña empezó satisfacer su pequeño pene.
Sería bueno decir que tuvimos un orgasmo juntos, pero por desgracia no fue así. Sentí como mi orgasmo se acercaba y comencé a conducir mi polla a lo profundo, con más fuerza. Fue sólo unos momentos antes de que mi pene explotó y se bombee litros y litros de mi jugo de amor profundamente en el culo una ex virgen. No me detuve tampoco. Todavía estaba duro, incluso después de que había estallado y Seguí en movimiento de entrada y salida. Sostuve su pequeño cuerpo se retorcía tan firmemente como pude ya que todavía me cogió de nuevo.
Me salí de Cristina y rodé en la cama exhausto, vi como Alicia le seguía chupando la polla, se la saco de la boca, volteo a ver el rostro desencajado de Cristina, sus miradas se cruzaron, fue como si se comunicaran telepáticamente, Cristina pregunto
- ¿Estás segura?
- Si
Fue la respuesta de su hermana menor, Alicia de acomodó boca arriba y abrió sus piernas mostrando su enrojecida conchita, Cristina se colocó sobre ella y metió lentamente su polla en la pequeña rajita, se miraban directo a los ojos, Cristina aumento las bombeadas y gritaron juntos al sentir el orgasmo simultaneo, Alicia abrió su boca
- Quiero en mi boca
Cristina, seguía eyaculando cuando saco su pene y rápidamente lo dirigió a la boca de su hermana. Por segunda vez en su pequeño cuerpo pre púber bombea jugos de amor, pero esta vez en la boca ansiosa de su hermana pequeña de ocho años de edad. Me di cuenta por los ruidos que emiten al sorber, la boca de Alice que ella quería asegurarse de sacar hasta la última gota.
Alice finalmente se rodó exageradamente claro y se lamió los labios.
- Oh hermana mayor, este es el sabor más maravilloso– y se sorbió la lengua por los labios de forma espectacular.
Me voltearon a ver y se abalanzaron sobre mí besándome en la boca, pude sentir el sabor saldo del semen de Cristina.
- Gracias—dijo Alicia
- Gracias—Cristina, mientras las dos recargaban sus cabezas sobre mi pecho desnudo—descansa un poco, aún no hemos acabado—me dijo Cristina con una sonrisa coqueta en su rostro.
Continuará
Genial, genial muy buen relato, muy cachondo y perfectamente descrito
Excelente, excitante y muy morboso relato.
Que delicia de relato, un total placer leer tanta ricura.
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