Alicia y Cristina 8. Una historia de Kim parte 1
Breve historia de Kim, la mejor amiga de Alicia.
nota del autor: hola a todos, acá ando de nuevo, retomé la historia de alicia y crisitina, antes de cerrarla de nuevo quise tomar un poc del tema de Kim, la mejor amiga de Alicia, espero la disfruten. Saludos, Besos y abrazos
adalberto 1979
Parte 1
A las cuatro de la tarde, precisamente una hora antes de lo habitual, Alan cerró silenciosamente la puerta de su casa y con eso apartó el mundo exterior de su vista.
‐ «Gracias a Dios que es viernes»–pensó para sí mismo– «Otra pésima semana en la oficina terminada».
Dejó con cuidado su maletín en el suelo junto a la mesa del vestíbulo y luego se quitó el abrigo y lo colgó en la parte trasera de la puerta del armario del vestíbulo. Ahora podía olvidarse del estrés y los problemas del trabajo y pasar un relajante fin de semana en casa con su hermosa esposa e hija.
Sonrió para sí mismo con ese último pensamiento, él era feliz con su familia; escuchó ruidos extraños que provenían de la sala, frunció su entrecejo, pues los ruidos extraños asemejaban placer, se dirigió a la puerta que separa el vestíbulo de la sala, la empujó lentamente para abrirla parcialmente y mirar hacia dentro.
Sus ojos vieron lo que dentro pasaba, su hija de diez años, Kim, desnuda excepto por un par de tacones de aguja de 6 cm, de color rojo brillante, estaba arrodillada en el piso entre las piernas de su esposa, que igualmente desnuda la recibía; la escena era grotesca, su esposa estaba reclinada contra el respaldo del sofá, con las manos debajo de las rodillas sostenía sus piernas altas y anchas, por la posición de ella le daba libre acceso a su hija.
Kim tenía su rostro enterrado en el coño de su madre y la estaba comiendo la raja ruidosamente con genuino gusto, la habitación resonando con gemidos guturales y sorbidos.
El corazón de Alan palpitó acelerándose, había llegado temprano y las había sorprendido. Para cualquier otro hombre esto lo hubiera helado, asustado y quien sabe que otros sentimientos negativos abrían aparecido, sin embargo él Lejos de enojarse sonrió alegremente ante el espectáculo que saludaba a sus ojos y mientras su pene se iba erectando le vino a la mente
‐ “¿Por qué alguien no querría ver a una niña desnuda así, o escuchar los gemidos de deleite que emanaban de ella mientras saboreaba el coño de su madre?”
Recordó sonriendo el dicho «las niñas pequeñas deben ser vistas y no escuchadas». Estuvo totalmente de acuerdo con el primer sentimiento, pero no pudo estar de acuerdo en absoluto con el segundo, porque a él le gustaba escuchar a las niñas, sobre todo cuando gemían.
Caminó hacia ellas sin ser notada su presencia, Kim estaba casi al lado de él, admiró sus largos mechones rubios cayendo en cascada sobre sus hombros, su firme y delicioso culo redondeado que tantas veces había profanado, su espalda arqueada en estética figura y los montículos de tetas que coronaban con pezones duros de color rosa intenso; Si, ella era una visión de belleza sensualmente erótica.
Su esposa, Bertha, tenía un impresionante cuerpo de 90-59-88, Alan sabía que algún día sería igualada por su hija y sin embargo, el contraste era tan excitante. Sintió que su polla se endurecía más al ver a su hija complaciendo a su madre y se quedó allí paralizado ante el drama que se desarrollaba.
‐ Aaahhh… si…. Kim… Usa esa lengua… aaahhh joder… más lengua bebe, más profundo… SI, Justo ahí… dámela… dámela… el clítoris… Lame mi clítoris… ¡PUTA MADRE, ME VENGO!… AAAHHH AAAHHH AAAHHH
Bertha puso los ojos en blanco, abrió su boca y grito su intenso orgasmo.
‐ Mmmggghhh– gimió Kim pegada a la vagina de su madre.
Estos no eran sonidos falsos provenientes de ninguna de ellas. Eran los placenteros gemidos de dos amantes lesbianas follando y no le sorprendió. Bertha se había estado follando a su hija desde que tenía ocho años, entrenándola para complacer a su madre con su lengua caliente y dispuesta y su coño fresco y sabroso, y tan recientemente, esos dulces bultos en desarrollo. Ahora él también estaba incluido en la cúpula del placer.
Kim lo escogió, no fue su primera opción, sin embargo lo escogió a él, a su propio padre para le enseñara sobre el sexo, y vaya que Alan lo hizo, a los 9 años recién cumplido Kim recibió verga paterna por todos sus agujeros, desde entonces el placer era diario para ella.
Bertha sostuvo la cabeza de Kim con fuerza contra su coño, moliéndole la lengua de su hija contra su vagina, lo hacía fuerte, apretaba sus dientes mientras forzaba a su hija, su ceño fruncido daba el aspecto que estaba más enojada que excitada, pero Alan sabía que su esposa estaba en su punto máximo de excitación, entre más agresiva más su excitación.
Kim lejos de asustarse por la falta de aire, empujó su rostro tan fuerte como pudo contra su madre, su lengua como una pequeña polla rígida la seguía follándola. Alan comenzando a quitarse la ropa se quedó allí, deleitándose con la pareja incestuosa. En unos momentos estaba desnudo y duro como una roca mientras continuaba mirándolas a ambas y luego sonrió al escuchar a su esposa decir.
‐ Ven y acuéstate sobre mamá—Bertha movía su lengua con ansias por probar la rajita infantil de Kim– Vamos Kim, Acuéstate sobre mí y déjame comer tu coño también.
‐ Si mami– ella respondió.
Alan observó embelesado cómo su hija sacaba la cara de entre las piernas de su madre y se levantaba para deslizarse sobre el cuerpo ahora boca abajo de su madre tendida a lo largo del sofá. En esta nueva posición, la cabeza de Bertha estaba más cerca de su mirada y su polla se sacudió cuando Kim se deslizó a horcajadas sobre su madre y le ofreció su coño húmedo y sin pelo a la lengua ansiosa de su madre con su mirada perdida.
‐ Aaahhh… mami– Kim gimió cuando su madre deslizó su lengua profundamente dentro de ella.
‐ Mmmggghhh– gimió Bertha.
Alan no pudo evitar agarrar su polla palpitante y acariciarla obscenamente mientras comenzaban a apreciar un enérgico, ruidoso y sorbiendo sesenta y nueve, con ellas dándose placer la una a la otra con lamidas ásperas a lo largo de las hendiduras de su coño muy húmedo.
Bertha agarró las dos nalgas de Kim en sus manos y las separó lo más que pudo para enterrar su rostro en el humeante coño de su hija de diez años. Su nariz estaba aplanada contra el culo caliente de su hija; en ese momento Alan se ponía crema lentamente en la verga, como quien prepara su arma favorita antes de usarla, cuando vio a su esposa perforar lenta y firmemente su lengua rígida tan profundamente como pudo en el culo de su hija.
‐ Joder mami… que rico… aaahhh– Kim murmuró extasiada con su propia lengua buscando en los recovecos más profundos del coño de su madre.
Kim comenzó a follar la cara de su madre, al mover obscenamente sus caderas, como si quisiera penetrarla, pero se estaba follándo a sí misma al mover sus caderas con intensidad, con la lengua profundamente dentro de ella, mientras chupaba el coño con entusiasmo por todo lo que valía.
‐ Mmmggghhh… Kim… tú raja… y culo saben a gloria
‐ Aaahhh no detengas a mami y yo tampoco lo haré contigo
Kim chilló mientras tomaba una bocanada de aire que tanto necesitaba. Luego bajó la cabeza hacia la raja materna como si se la quisiera comer, Alan escuchó a su esposa jadear.
‐ Joder… si… puta madre, otra vez.
Alan sabía que ambas se estaban follando analmente con la lengua. Los sonidos de dos bocas dándose un festín con el coño mojado y el culo llenaron la habitación y Alan sintió que comenzaba a gotear semen. A medida que avanzaba la escena frente a él, gimió en silencio cuando Kim dejó escapar un suspiro sibilante y apretó los muslos alrededor del rostro de su esposa.
‐ Aaahhh… me vengo mami… aaahhh… mierda… mierda… mierda
Kim estaba moliendo su coño contra la cara de su madre mientras ella chupaba furiosamente su coño, el lenguaje floridamente vulgar era la prueba inequívoca de ello. Bertha se retorcía y gemía igual al sentir lo mismo que le hacía su hija.
‐ Vente hija mía… suéltalo… aaahhh– le aconsejó a su hija.
Kim llegó primero con un gemido sordo y un fuerte crujido de piernas. Ella estalló y tembló y se estremeció a través de un orgasmo abrumador que la dejó mareada. Bertha se corrió unos veinte segundos después de eso, con un fuerte grito de total satisfacción cuando Kim le folló el culo con los dedos y le lamió la raja. Kim se derrumbó sobre su madre, quien continuó saboreando los jugos que brotaban de su hija llenando su boca. En ese momento, Alan no pudo esperar más.
Su esposa notó su entrada primero y sonrió mientras abría la boca para saludarlo, pero fue silenciada por su gesto de «dedo en los labios» para que se quedara callada. Se colocó directamente detrás de la posición prona de su hija y ofreció su polla erecta a la boca dispuesta de su esposa. En un rápido movimiento de succión ella lo tomó profundamente y comenzó a lamer su polla con su talentosa lengua, moviendo lentamente su cabeza hacia atrás y hacia adelante para cubrir el eje con su saliva.
‐ Mami, ¿Por qué has dejado de lamerme?– se quejó Kim, intentando voltear a ver a su madre.
En ese momento Alan deslizó su polla fuera de la boca de Beth y colocando su pie izquierdo junto a la cabeza de Beth, alineó su polla con el coño de su hija. Como ella ya estaba bien lubricada con la saliva de su madre, no hubo resistencia a su empuje inicial y literalmente ensartó a su hija.
‐ Aaahhh ¡papi!… ¡llegaste!… aaahhh, si, que rico– ella gritó.
Alan tocó fondo con las bolas en el primer golpe fuerte, casi levantando a su hija de diez años de su madre. Las sensaciones cómodas, apretadas, cálidas y húmedas, que de repente rodearon su polla dura como una roca, fueron deliciosas y comenzó a golpearla constantemente con su verga, enterrándose profundamente dentro de ella con cada golpe rápido y duro.
‐ Si… jódeme papá, te sientes tan grande… Oh, si, dame fuerte, párteme como a una puta cualquiera… aaahhh—dijo al sentir una fuerte estocada paterna– Oh, necesitaba tu polla, papá– Kim gritaba loca de alegría.
‐ Papá ha estado esperando follarte desde esta mañana, cariño—respondió Alan frunciendo el entrecejo y poniendo ambas manos en las caderas infantiles de ella para hacérselo más fuerte
‐ Oh, papá, que buena cogida me estás dando—dijo Kim apretando las sábanas con sus manitas para afianzarse de los fuertes empujes que su papá sin misericordia alguna le daba– Me encanta que me folles el culo a primera hora de la mañana, hubieras ido a mi recámara– ella chilló.
‐ ¿Por qué no me dejas levantarme y me dejan unirme con mi cinturón?– Ofreció Bertha con esa mirada de lujuria que la caracterizaba.
‐ Oh, sí, mamá, lo disfrutaré mucho… papá, si, sigue así
Bertha se las arregló para salir de debajo de Kim y rápidamente corrió a su habitación para localizar con el arnés con glande de dos extremos de veinticinco centímetros de largo y una pulgada y media de grosor. En un minuto más o menos, había insertado el extremo de quince centímetros de largo en su propio coño empapado abriendo su boca y poniendo los ojos en blanco en una grotesca escena de autosatisfacción y después de eso se abrochó las correas alrededor de la cintura y los muslos para asegurar la almohadilla con el de diez pulgadas en su lugar. Luego volvió rápidamente a la acción, ansiosa por unirse.
La visión le provocó un espasmo en el coño, al ver que habían cambiado de posición, sin duda para facilitar que ella se uniera. Alan estaba ahora tendido a lo largo con la espalda contra el brazo del sofá, la espalda apoyada contra él. Kim estaba a horcajadas sobre él, de espaldas a su pecho, con las piernas abiertas tanto como podía y sus tacones de aguja rojos presionados contra los cojines del asiento, anclándolos firmemente. Sus grandes manos estaban ahuecando sus pequeñas tetas, usándolas para deslizarla hacia arriba y hacia abajo por su polla de nueve pulgadas de largo. Bertha jadeó con lujurioso deseo mientras lo miraba lenta y deliciosamente deslizándolo profundamente en el culo de diez años de su pequeña hija, todavía húmedo con la lengua unos minutos antes.
‐ Oh, joder papi, auch, mami, despacito… espera… ay… aaahhh, si así ya…eso se siente mejor… joder, sí— Kim se quejaba mucho, pues no estaba muy lubricada— mami, sácalo y pónmelo para que te lo chupe, ¿quieres?
‐ ¿Lo quieres en tu boca pequeña perra?—le preguntó Bertha llena de enfermiza lujuria
‐ Si mami, déjame chupártelo y lo muevo para estimular tu raja, ¿Lo quieres así?
‐ Puedes apostarlo, pequeña puta, te lo voy a meter hasta que te ahogues– respondió Bertha, con una mirada como si un demonio hubiera poseído su alma.
Kim lejos de asustarse por las palabras tan vulgares y amenazantes de su madre logró esbozar una mueca de sonrisa de aprobación mientras miraba a su madre luciendo una polla sintética paraba frente a su ella.
Bertha, con mirada fúrica apretando sus labios, se subió al sofá, presionó los tacones de aguja en los cojines sin importarle si esas agujas perforaban la tapicería y bajó el cinturón hasta la boca de Kim.
‐ Chúpalo perrita, ponlo lindo y húmedo, Kim– le dijo su madre con una mirada tan agresiva que hubiera asustado a un boina verde.
Aun deslizándose hacia arriba y hacia abajo en la enorme erección de su papá, Kim abrió la boca tanto como pudo formando una «O» con los labios, ella sintió cuando su padre la agarró de sus caderas con más fuerza sosteniéndola y dejando de deslizarla hacia arriba y hacia abajo para dejarla quieta, y así quieta Alan movió sus caderas con furia para no dejarla de joder lo más fuerte que podía, pero inmovilizándola para que madre pudiera trabaja en la boca de Kim. Las manos de su madre agarraron su cabeza en un apretón como un tornillo de banco.
‐ Ahí va todo Kim, ahí va todo para adentro pequeña puta—dijo Bertha.
Kim se había tragado el arnés de su madre muchas veces antes y con los últimos dos años de entrenamiento ahora era una consumada chupapollas. Bertha lo sostuvo solo en sus labios y luego empujó con fuerza.
Kim solo pudo balbucear cuando su madre comenzó a follarla. Los empujes largos y duros que su madre sin piedad le dio, pronto hicieron que la saliva de Kim cubriera el largo eje de plástico. Con cada golpe sucesivo llenó su boca más y más hasta tocar sus amígdalas.
Por su reacción gutural, Bertha supo exactamente dónde estaba. Con Alan escarbando las entrañas de la niña, ella empujó fuerte y rápido con un poderoso empujón.
‐ Mmmggghhh—gimió Kim abriendo sus hermosos ojos azules
‐ ¿lista?—preguntó Bertha como si le interesara la respuesta– Hasta el fondo ahora perra—dijo Bertha con una cara de enojo—recuerda, te haré la técnica de Bolas profundas, esa que hace llorar a tus ojos– Beth canturreó, mientras con una mano la sostenía de la nuca y la otra mantenía el dildo entrando en la boca de Kim
‐ Mmmggghhh… mmmggghhh
Una vez todo dentro, Bertha lentamente, mientras abría su boca con maldad pasando la lengua por sus labios, como saboreando el momento de perversión que vivía, entrelazó sus dedos detrás de la cabeza de Kim, agarrando su cabello entre sus dedos mientras deslizaba el enorme consolador de diez pulgadas profundamente en la garganta de su hija que protestaba. Cuando sintió que entró todo, apretó sus manos para hacer fuerza con sus caderas y empujó más, al ver que no pudo conseguir más, se quedó quieta y dijo.
‐ ¡Cuenta veinte puta!—le ordenó con cara fúrica, mientras apretaba sus dientes sin dejar de empujar el plástico dentro de la garganta infantil.
‐ Guno… gos… gres… guagro… guinc… gei… giet… gocho.. gueve… guie… gonce…grec… gagorge… guince… guiguigs… guigugitte… guieguioch… guiginueg… gueinte
Se estaba desmayando cuando terminó su conteo, sus ojos lagrimeaban muy intensamente, su mirada era cada vez más perdida; Bertha con un pensamiento poco considerado sacó el consolador de su posición profundamente asentada.
‐ ¡Guark!
Una espesa hebra de saliva se adhirió desde los labios de Kim hasta el final de la polla de plástico y Bertha observó cómo se agrandaba lentamente en una elegante curva antes de que rápidamente se partiera en dos salpicando el pecho de Kim. En el mismo momento, una espesa espuma de vómito lo siguió y aterrizó en sus tetas y estómago en ciernes.
‐ Niña puta sucia, sabes que eso significa que tendré que darte una paliza—le dio una bofetada moderada, Alan seguía en lo suyo, como si el maltrato que recibía su tierna niña fuera algo normal– ¡Ahora abre bien!– Bertha sonrió maliciosa.
Ella volvió a meter el consolador en la garganta de Kim y comenzó una larga y pesada sesión de follada de garganta mientras su esposo continuaba follándose a Kim por el culo. La habitación se llenó de gemidos guturales y gemidos mientras tres personas disfrutaban carnalmente el uno del otro. Los sonidos de golpes húmedos de cadera resonaron en las paredes de la habitación, mientras Alan entraba y salía de su apretado y caliente culo y Bertha le clavaba el arnés en la boca babeante de saliva de su hija; Kim aceptó audiblemente la follada dura que estaba recibiendo.
Bertha extrajo abruptamente la polla de plástico de veinticinco centímetros de la boca de su hija y rápidamente se reubicó entre las piernas bien abiertas de su hija. Arrodillándose sobre el cojín del asiento, tiró de las piernas de Kim hacia arriba y hacia atrás hasta que casi tocaron sus pequeñas tetas y sonrió al ver la cara cubierta de lágrimas, mocos y saliva de su hija.
‐ Ábrete para mamá perrita– dijo Bertha.
‐ Oh mami, dame en la cara
Plaf, una bofetada sonó en la habitación, Alan al escucharla aceleró sus estocadas, Kim solo puso sus ojos en blanco como poseída.
Beth hundió el plástico en el coño de su hija con un solo empuje, indiferente y poderoso, enviando las bolas de veinticinco centímetros de profundidad. Las sensaciones en su propio coño mientras se follaba la cara a su hija no se parecían en nada a las que ahora experimentaba. El coño de Kim estaba abierto de par en par y podía sentir el movimiento del intruso de plástico frotando contra la polla verdadera de su papá, separada por esa delgada membrana de piel mientras ambos comenzaban a alternar golpes hacia adentro y hacia afuera. Bertha se deslizó hacia adentro y Alan salió hasta que solo quedó la cabeza del gallo adentro, antes de deslizarla nuevamente hacia adentro, alternando con su esposa.
‐ Auch… auch… auch– Kim gimió– Por favor, más despacio… no tan fuerte… ¡por favor!—fueron las súplicas de Kim para oídos sordos.
Alan y Bertha trataban de sincronizarse, pero el nivel de lujuria y excitación subió tanto que ya no pudieron sincronizarse y cada uno buscó su placer, de repente, el golpe cambió y ambos estaban follando juntos, abriendo el coño y el culo de Kim con cada entrada. Bertha sintió que su propio orgasmo comenzaba a construirse y aplastó sus tetas en la boca de Kim, obligándola a mamar como lo había hecho una vez cuando era bebé. Alan estaba agarrando las tetas de Kim con fuerza, apretando sus pezones entre sus dedos índices y pulgares mientras él también sentía que su orgasmo comenzaba a hervir a fuego lento y luego hervir con intensidad.
Kim sintiéndose maltratada cual mero muñeco sexual, puso sus ojos en blanco y de repente gritó con pasión llena de lujuria cuando una detonación eléctrica explotó dentro de ella, viajando desde su coño hasta su cerebro y viceversa. Se estremeció y tembló, gimió y gimió y gritó como si quisiera que todo el mundo la escuchara.
‐ Puta madre… mierda… mierda… me parten en dos… aaahhh… aaahhh
Bertha siguió rápidamente a su hija y forzó el consolador de veinticinco centímetros tan profundamente en el coño de su hija como pudo y, por lo tanto, el consolador de quince centímetros dentro del suyo fue forzado profundamente en el de ella. En ese momento, Alan estalló, arrojando chorros calientes de semen en los recovecos más profundos de las bien jodidas entrañas de Kim. Los tres permanecieron en un apretado nudo de carne jodida durante unos minutos antes de que Bertha lentamente sacara su cinturón del coño empapado de Kim.
‐ Oh mami, me siento tan cansada– dijo Kim casi sin aliento.
Sintió a su padre deslizando su ahora marchita polla de su bien distendido culo de diez años, seguido por la sensación de cosquilleo de semen caliente que rezumaba de su recto.
‐ Te empujé la mierda de una forma increíble, Kim– su papá le dijo– incluso mejor que ayer, vas a ser la mejor puta del mundo—lo dijo con orgullo
Kim se rio de placer ante la admisión, le gustaba quejarse, suplicar, poner cara de angustia, sabía que eso excitaba más a sus papás y eso haría que fueran más toscos con ella, eso era lo que verdaderamente le gustaba, es lo que había aprendido a vivir.
‐ Amo que me folles el culo, papá, pero eres tan grande que todavía duele cuando lo haces fuerte– ella se quejó poniendo cara de niña triste.
‐ Lo siento cariño, pero eres tan puta y tan sexy que no puedo evitar hacerte daño– él explicó.
‐ ¡Me violaste papá! ¡Fue una violación, no sexo!—dijo poniendo cara de enojo, pero inmediatamente la cambio a ojos sumisos– pero lo disfruté de todos modos
‐ ¿Qué hay de mamá?– Bertha preguntó.
‐ Siempre me follas bien, mamá, pero me follas demasiado duro. Aun así, lo disfruté. ¡Siempre lo hago!
Kim sintió el semen como lloviznaba copiosamente de su culo, se levantó mientras se ahuecaba con su mano derecha para ir al baño.
‐ Tengo que ir a limpiar el semen de papá de mi trasero.
‐ ¡No, aun no lo limpies!– le dijo Bertha– ¿Qué hace siempre una buena puta?
‐ Ella se asegura de que la polla de su hombre esté siempre limpia después de que la folle– Kim entonó.
‐ ¿Y por qué es eso?– Beth continuó.
‐ Porque una puta siempre limpia el desastre que hace
‐ Así es. Ahora chúpale a papá
Kim cayó de rodillas al lado de su padre reclinado y agarró su polla medio dura con su mano derecha. Abrió la boca y envolvió sus labios alrededor de su polla con sabor a semen y mierda.
‐ ¿Qué más tienes que hacer?
‐ Gemidos agradables para hacerle saber lo mucho que disfruto chupándolo hasta dejarlo limpio– respondió Kim, que desde pequeña había sido instruida de esa manera
‐ ¿Para qué más?
‐ Para que se le pare la verga de nuevo
‐ Y si se le para la verga ¿qué hace una buena puta?
‐ Ofrece sus huecos para sacarle la leche de nuevo
‐ hazlo
‐ Mmm Mmm… que rico mmm mmm… si, ¿te gusta papi? Mmm… ¿te gusta cómo te chupa tu pequeña hija puta? mmm
Para cuando terminó de limpiarlo, su polla había vuelto a la erección completa y el semen que rezumaba de su culo había formado una mancha lineal casi hasta las rodillas. Agarró el eje duro y deslizó las manos hacia arriba y hacia abajo por la carne húmeda.
‐ ¿Quieres follarme en mi coño papi?
‐ Sí, pero ahora será mejor que vayas a limpiarte. Tenemos mucho que hacer esta noche y tendré que esperar más tarde– respondió.
Una Kim cabizbaja lo miró a los ojos y permitió que su polla se deslizara de su agarre. Con un tono decepcionado se puso de pie y dijo
‐ Está bien papá, pero quiero que me folles antes de irme a la cama, ¿vale?
‐ Te prometo que lo haré. Ahora límpiate y luego ayuda a mamá con la cena.
Alan se sentó erguido y observó con una mirada fascinada mientras ella salía de la habitación, luciendo sus tacones de aguja rojos de 4 pulgadas de alto y cuando llegó a la puerta del salón lo miró por encima del hombro. Sus ojos brillaron cuando ella le lanzó un beso y él lo atrapó, para después aventar uno al cuerpo desnudo de su hija cachonda, luego ella se fue y eso los dejó a los dos solos.
‐ Esto necesita servicio– dijo Alan apuntando a su polla.
Bertha se dejó caer de rodillas y mientras le chupaba la polla en la boca dijo.
‐ Sí señor. Lo que quiera señor
Alan se recostó y se deleitó con la mamada que ella comenzó a darle. Todo lo que podía pensar era que la vida era tan jodidamente buena para él.
*****
Alan había comprado a Bertha a unos amigos cuando ella tenía 9 años, a los 11 la embarazó y para los 12 ya lo había hecho padre de una hermosa niña, Kim fue su nombre, ahí sudada y exhausta por el parto le prometió que adiestraría a Kim para que fuera una buena puta para él.
Desafortunadamente Bertha por su corta edad, adquirió una infección en la matriz que le impidió tener más hijos, Alan se sintió decepcionado, pero Bertha después de pedirle perdón hincada con lágrimas en sus ojos, le juró que le daría más hijos a través de Kim, que la embarazara apenas menstruara para que ella le diera los hijos que ella no le pudo dar.
Alan aceptó, veía a Bertha de apenas 12 años, hincada frente a él, toda apenada por haber adquirido una infección, eso lo excitó; ahí con su bata de hospital puesta y un catéter para líquidos intravenosos, Bertha le hizo una mamada a su esposo y amo hasta que eyaculó en su boca.
*****
La cena fue un asunto social con los tres miembros de la familia sentados alrededor de la mesa, con Kim y su madre a ambos lados de Alan. Hasta donde Kim recordaba, siempre había sido así, todo normal, excepto que en estos días estaba desnuda. Cuando se convirtió oficialmente en el juguete familiar para follar, ella y su madre debían permanecer desnudas en la casa en todo momento, desnudas excepto por un par de tacones de aguja ya que ese era el fetiche de Alan.
Cuando terminó su comida, mientras su madre se retiraba, le proporcionaba un plato dulce a su papá y luego procedía a lavar los platos, el trabajo de Kim era deslizarse debajo de la mesa y chupar la polla de su padre hasta que se corriera en su pequeña y talentosa boca. Sólo entonces se le permitía tomar su postre, pero tenía que ponerle encima la crema que acababa de sacar.
Esta noche no fue diferente y mientras ahuecaba sus mejillas en el movimiento ascendente, deslizando la polla de su papá de su garganta, ella masturbaba el eje para mantenerlo duro. Su técnica consistía en alternar entre succión lenta y profunda y sacudidas rápidas, para llevarlo al clímax de forma lenta pero segura, generalmente a los diez minutos de comenzar. Aunque su madre querría la misma atención oral, la antigüedad tenía sus privilegios y su papá siempre llegaba a correrse primero.
Ahora tenía la experiencia suficiente para reconocer los signos reveladores de su inminente erupción y mientras movía furiosamente la boca hacia arriba y hacia abajo de un golpe por segundo, acunando sus bolas con la mano izquierda, también masturbaba el eje con la derecha.
‐ Joder, si… aaahhh
Ella logró estoicamente lidiar con los primeros tres chorros pesados mientras sostenía su polla en su garganta cuando el primer chorro estalló directamente en su estómago y mantuvo su polla alojada en su garganta para tomar el segundo. El tercer y cuarto chorros llenaron su boca con gruesas y glutinosas cuerdas de crema agria dulce y como no podía tragar lo suficientemente rápido, el quinto la hizo vomitar y estornudar al mismo tiempo. El semen salió disparado de sus fosas nasales para unirse a los mocos, las lágrimas y el maquillaje arruinado corrían por su rostro por los esfuerzos de chupar a su papá. El sexto se derramó desde los bordes de sus labios rellenos de polla sobre sus florecientes tetas.
Mientras Alan vaciaba sus bolas en su boca que todavía estaba chupando, la corriente disminuyó y después de unos segundos, Kim estaba masturbando el eje para chupar la última gota hasta que terminó con su papá y tan pronto como deslizó el eje cubierto de semen de su boca. Ella lo miró a él.
‐ ¿Te gustó papá?– gruñó, sus ojos ardían.
‐ Fue increíble, Kim, Le has drenado las bolas a papá
Cuando finalmente se liberó de debajo de la mesa, sonrió a su madre, que estaba parada a unos metros detrás de ella. Bertha inmediatamente se deslizó en el asiento y jaló a Kim entre sus muslos desnudos.
‐ Es hora de hacer mamá– dijo ella.
Dice el refrán que «el trabajo de una mujer nunca se acaba» y tampoco el de un juguete para follar. Kim se arrodilló y miró fijamente el coño mojado, afeitado y desnudo de su madre, brillando ante sus ojos. Entonces Bertha agarró la cabeza de la niña con ambas manos y apretó la cara de su hija contra su sexo. Y diez minutos después
‐ Sí, lame mi clítoris OH, joder… sí, lengua… jódeme pequeña zorra. Aaahhh me vengo… mierda… mierda
Alan miró fascinado como Kim comenzaba a entrar y salir del coño de su madre rítmicamente, mezclando sus propios gemidos de placer con los de Bertha.
‐ Mmm deliciosa mamá mmm—dijo Kim saboreando los jugos maternos.
Beth colocó sus tacones altos en el borde de la mesa, separó las piernas lo más que pudo para abrirse totalmente y se deslizó hacia el borde del asiento. Luego empujó hacia abajo la cabeza de Kim disfrutando de la pequeña lengua caliente lamiendo arriba y abajo de su coño, gimiendo cuando Kim chupó y mordisqueó su clítoris. Pero Bertha tenía otra necesidad que satisfacer.
‐ Lame el culo de mamá Kim, y mete la lengua, quiero que pruebes la mierda de mamá—pidió Bertha con su cara que comenzaba a ponerse fúrica.
Kim no perdió el tiempo. Dobló la lengua forma de taquito y la empujó hacia afuera lo más que pudo y luego trazó alrededor del esfínter arrugado de su mamá con la punta. Bertha tenía una mano agarrando la cabeza de su hija y la otra estaba rasgueando su propio clítoris.
‐ Méteme dedos también, pequeña zorra– ella añadió.
Kim mantuvo abierto el coño de su madre con la mano izquierda y deslizó dos y luego tres dedos en un coño tan húmedo que se tragó sus dedos diminutos. Comenzó a empujar hacia adentro y hacia afuera, cada vez más rápido deteniéndose ocasionalmente para lamer rápidamente el ano de su madre.
‐ Joder, si… aaahhh… me vengo… pequeña puta
Gimió Bertha cuando sintió que comenzaba a correrse, desfigurando su cara por el placer.
‐ Quiero tu mano dentro, pequeña puta– ella gritó.
Kim formó una bola con su mano derecha, la colocó en el coño saturado de su madre y empujó. ¡Su pequeña mano de diez años se deslizó fácilmente y en segundos tuvo la mitad de su antebrazo enterrado hasta el fondo en el estrecho y espasmódico agujero de mierda de su madre! Lo empujó hacia adentro y hacia afuera, sincronizando sus embestidas para flexionar su muñeca dentro del coño bien estirado y lleno de puños de su madre.
‐ Aaahhh… aaahhh… aaahhh… pequeña puta lo estás logrando de nuevo… aaahhh– Bertha gimió.
Solo pasaron otros cinco o seis minutos antes de que Bertha estallara en un orgasmo cataclismico que explotó desde el interior de su cuerpo, temblando y estremeciéndose de lujuria y placer mientras su hija alternaba la lengua follándose el clítoris y el culo y luego follándose con el puño su coño empapado y chorreante. Alan miraba con lujuria y deleite no disimulados ante la actuación que se desarrollaba frente a él. A pesar de ya no tener semen, estaba duro como una roca de nuevo.
Bertha se derrumbó en el suelo cuando Kim lentamente sacó la lengua de su madre y luego lentamente retiró su brazo y puño de un coño tan dilatado que Alan podía ver profundamente dentro de ella.
‐ ¿Te gustó mamá?– Kim preguntó.
Su lengua y boca sabían mal pero sabía cuál era su lugar y tragó tanta saliva como pudo producir para intentar perder el sabor de la mierda de su mamá.
‐ Oh, sí, cariño. Eso fue maravilloso– Bertha jadeó.
‐ Ahora tengo que joderte el culo– le dijo Alan a Kim.
Ella ya se ponía hincada en una silla y miraba hacia atrás a su padre con su culito parado, cuando Bertha habló.
‐ No, no se lo hagas—dijo Bertha agarrando aire— Tenemos mucho que discutir ahora. Tomaremos un descanso, luego hablaremos y después de eso
puedes hacer con ella lo que quieras por el resto de la noche hasta que se vaya a su escuela.
‐ Pero dijiste que me follarías antes de irme a la cama papá, lo prometiste– Kim se quejó.
‐ Oh, lo haré, no te preocupes, te follaré tan fuerte que gritarás– él respondió con esa mirada que cumpliría.
‐ Será mejor que lo hagas papá. Me lo prometiste y no me han jodido el tiempo suficiente.
‐ Fue hace menos de dos horas– le recordó Alan.
‐ No, me refiero a la última cosa en la noche, cuando me voy a la cama– replicó.
‐ Hace dos noches
‐ Bueno, eso es mucho tiempo, papá
Menos de veinte minutos después, dos figuras femeninas desnudas se sentaron en el sofá a ambos lados de Alan. Él también estaba desnudo y se recostó contra el sofá para permitirles a ambos acceder libremente a su polla. Kim agarró su eje y estaba bombeando su mano, dándole a su papá sensaciones exquisitas.
‐ Kim Presta atención, tenemos que discutir la fiesta de mañana por la noche. Es la fiesta número 40 de tu papá. Ahora mantén a papá duro como te entrené, pero no hagas que se corra hasta que hayamos terminado de ponernos de acuerdo con la fiesta.
‐ Está bien, mamá– respondió Kim.
Durante la siguiente media hora, discutieron los preparativos finales para lo que se suponía que sería una fiesta de cumpleaños memorable para el cumpleañero. Hablaron de la lista de invitados, los tiempos de llegada previstos, los arreglos de estacionamiento, guardarropa, comida, bebida, música, juegos y luego los «arreglos especiales».
‐ Ahora, Kim, esto se aplica específicamente a ti. El jefe de papá va a estar aquí con su esposa y queremos que estés muy atenta a ambos, especialmente a su jefe. Queremos que vean que somos una familia normal, con una hermosa hija respetuosa, por lo que no debe haber coqueteo con ningún invitado, especialmente con esos dos. ¿Entiendes? — Bertha le dijo.
‐ Sí mamá– respondió Kim, mientras lo repetía en voz alta para memorizar– No coquetear.
‐ Buena chica– agregó Alan.
‐ ¿Así que no puedo besar a nadie o dejar que me besen?
‐ No Kim. Sé amigable pero no causes ningún problema como lo hiciste en la última fiesta que tuvimos– continuó Bertha– Teníamos muchas explicaciones que hacer cuando te encontraron en la cama con el Sr. Johnston.
‐ Pero teníamos nuestra ropa puesta– Kim estaba un poco indignada
‐ Sí, eso es correcto, pero también tenías su polla en tu boca.
‐ Si no fuera por el hecho de que fue tu abuelo quien te descubrió, Dios sabe lo que pudo haber pasado– agregó Alan.
‐ Al señor Johnston no le importó y tampoco al abuelo. Realmente disfrutó follándome. Yo me vine y me vine—decía Kim haciendo ademanes de cópula con sus manitas– y el abuelo también se vino muy rico
‐ Sí, pero la esposa del Sr. Johnston tampoco estaba contenta con eso. Tu abuelo fue fácil de manejar, simplemente lo dejamos follarte. De todos modos, ya te cogía, pero los Johnston necesitaron mucho consuelo para hacerles entender que no presentaría cargos por violarte.
‐ Pero él no me violó mamá. Le chupé la polla porque yo quería– Kim trató de explicar—además me dio pena, pues a su edad difícilmente recibiría una mamada de una niña.
‐ Sí, pero las autoridades no lo ven así. Ella no pudo presentar ningún cargo contra ti y tratar de divorciarse de su esposo y nombrarte como la «otra mujer» porque habría arruinado su reputación. Presentar cargos penales habría sido fatal no sólo para su posición en la comunidad sino también para nuestras relaciones familiares– prosiguió Bertha– así que no te metas en problemas en este momento. Tienes diez años y eres lo suficientemente maduro para entender lo que puedes y no puedes hacer.
‐ Ash, Está bien mamá, seré una buena chica– Kim aseguró.
‐ Bueno, no en el sentido de ser sexy, ¿Ok?– Alan agregó– puedes ser sexy en la fiesta.
‐ ¿Qué pasa si alguien intenta besarse conmigo entonces?– Preguntó Kim.
‐ Simplemente no los dejes, o si realmente no puedes detenerlos, al menos asegúrate de que no te descubran. No queremos ningún problema esta vez. Necesitamos dar una muy buena impresión al jefe de tu papá, Si va a conseguir ese ascenso.
‐ ¿Hemos terminado aquí En ese momento? — comenzó Alan– ¿Podemos seguir con otras cosas ahora?»
Kim lo había acariciado con una mano lenta y firme durante toda la conversación y el esperma hervía a fuego lento en sus bolas. Necesitaba correrse, pero sería la tercera vez esa noche y le había prometido a Kim que se la follaría. Así que la tomó del brazo y la condujo a la recámara. Bertha negó con la cabeza con incredulidad ante la lujuria aparentemente insaciable de su marido, pero sonrió y se alegró de tener una libido tan alta. Ella lo siguió y observó cómo Alan se recostaba en la única silla con las piernas colocadas sobre los brazos, se empujaba hacia adelante de modo que su trasero sobresalía del cojín del asiento y lo oía decir.
‐ Está bien, Kim, es hora de besarme y meter la lengua hasta el fondo. Quiero el mismo entusiasmo que tú con mamá.
‐ Está bien papá ¿y luego me follarás?– preguntó cayendo de rodillas.
‐ No. ¡Tienes que recibir una paliza primero por vomitar antes!– Beth interrumpió.
‐ ¡Por favor, mamá, no me pegues, no pude evitarlo!– ella chilló.
‐ Diez golpes. Sabes que te equivocaste y tienes que ser castigada.
‐ Está bien, mamá– Kim estaba angustiada ante la idea de ser azotada– Me empinaré para ti cuando papá haya tenido suficiente.
Alan la mantuvo en ello durante más de una hora. En ese momento su lengua palpitaba y sus mandíbulas dolían con escariar su ano. Alan había llegado a ese punto en el que su lengua lo había dejado casi entumecido, así que con una mirada a su reloj vio que ahora eran las nueve.
‐ Bertha ¿Quieres que Kim te vuelva a hacer?
Su esposa estaba sentada frente a ellos, con las piernas abiertas y los dedos jugando lentamente con su clítoris mientras veía a su hija complacerlo. Podía correrse de nuevo, pero quería sentir su polla dentro de su culo y coño, así que simplemente negó con la cabeza. Kim no se dio cuenta de esto mientras sondeaba con la lengua, deslizándola tan profundamente en el culo de su papá como podía.
‐ En ese caso le daré una buena follada entonces
‐ Si papi
Kim chilló de alegría ante sus palabras y metió y sacó la lengua en agradecimiento por lo que estaba a punto de darle.
‐ Ve a limpiarte para ir a la cama y prepárate para mí en unos quince minutos– Alan dijo.
Kim sacó la lengua de su culo y se puso de pie sobre las rodillas doloridas y las piernas entumecidas.
‐ Está bien, papá– respondió ella.
Comenzó a salir cojeando del salón y luego Alan escuchó a su esposa decir.
‐ No tan rápido jovencita. Tienes que cumplir un castigo
‐ Sí mamá– Kim dijo en voz baja, esperando que su madre lo hubiera olvidado.
‐ Ve por el bastón y lo terminaremos– le dijo su mamá.
Dos minutos más tarde, una Kim desnuda estaba inclinada sobre el respaldo del sofá, con las piernas muy separadas y colgando con las puntas de sus tacones altos levantados del piso y con la parte superior de la cabeza apoyada en el cojín del asiento. Tenía las manos extendidas todo lo que podía alcanzar, eran jaladas por su padre que la inmovilizaba, mientras esperaba el primer golpe.
‐ ¿Cuántos?– Bertha preguntó.
‐ Diez, mami– llegó la respuesta.
‐ ¿Y por qué son?
‐ Por vomitar cuando me jodiste la boca. Una buena puta nunca vomita en una polla– entonó.
‐ Correcto– Bertha estuvo de acuerdo.
Bertha acarició el bastón de madera como si lo calentara antes de usarlo en su hija, miró a su esposo y amo, Bertha a los 22 años era un verdadero monumento de mujer. Ella miró a su esposo que estaba atento a lo que ella haría, Bertha vio la verga de su esposo empezar a erectarse, sabía que el maltratar a su hija elevaba a su esposo, levantó en el aire el bastón, antes de dejarlo caer miró a Alan que abría su boca expectante.
¡¡Zzuap!! Cayó el bastón sobre las suaves e infantiles nalgas
‐ aauuu
Kim gritó con la intensidad del golpe mientras aterrizaba de lleno en la carne de su trasero.
‐ Una mamá
¡ ¡Zzuap!!
‐ Aaaauuuuu– gritó cuando el golpe aterrizó una pulgada por encima del primero– Dos mamá
Beth golpeó el bastón contra las nalgas rayadas de Kim y se deleitó con el jadeo que su hija tomó mientras trataba de controlar el dolor punzante que irradiaba de sus nalgas.
¡ ¡Zzuap!!
‐ AAAGGGHHH– gritó mientras mantenía su posición– Tres mamá.
‐ ¿Qué tienes que decir?– Preguntó Beth.
‐ Lo siento por ser una mala puta mamá!– ella respondió– Gracias por castigarme.
‐ Buena chica, ahora ve a prepararte para que papá te joda.
Kim se puso de pie lentamente mientras se frotaba las nalgas azotadas con las manos. Tres no estuvo tan mal. Ella había tenido más de treinta antes y eso realmente dolió. Ella medio sonrió a su mamá, luego sonrió a su papá y salió de la habitación.
‐ Puedes unirte a nosotros si quieres y podemos hacer un trío– ofreció Alan.
‐ No, todavía no. Tengo que llamar a papá y decirle que no habrá ningún asunto divertido de él en la fiesta. Le diré que puede follar con Kim el domingo o tal vez podamos dejar que se quede y ella pueda dormir con ella– Beth consideró las opciones– Veré lo que piensa. Si lo hace, significa que podemos joder, ¿no?
‐ Sí, me encanta– Alan estuvo de acuerdo
‐ Está bien, déjamelo a mí. Lo persuadiré para que se quede.
Alan la miró a los ojos y le dedicó una sonrisa de complicidad. Sabía exactamente lo persuasiva que podía llegar a ser.
‐ No tiene ninguna posibilidad– Alan se rio– Hasta luego.
Alan salió de la habitación cuando su esposa desnuda tomó el teléfono y comenzó a presionar botones. Tenía muchas ganas de ir a su fiesta. Desconocido para él también lo era otra persona.
Continuará
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