Alicia y Cristina 8. Una historia de Kim parte 3
La finalización de esta historia.
Nota del autor: finalizo la historia de Kim, creo que es mejor dejarla así, espero la hayan disfrutado. saludos, abrazos y besos.
adalberto 1979
Capi 3
Cuando sus padres salieron por la noche, le dijeron que estarían en casa a las once. Tan pronto como su auto estuvo fuera de la vista, Kim tomó el teléfono para hacer arreglos para que un taxi la recogiera en media hora y luego corrió escaleras arriba para prepararse. Una ducha rápida, de pasada lavó su culo a conciencia y ya refrescante procedió a pintar su rostro. Después de solo diez minutos, una niña puta sexy hermosa, vibrante y muy pintada la miró desde el espejo.
Sin perder más tiempo, rápidamente seleccionó la ropa que había decidido usar de su armario y la puso en su cama. Luego abrió el cajón de su ropa interior y sacó un sujetador negro 24AA diminuto, casi inexistente. Apenas tenía tazas, pero era de encaje, transparente, mostraba sus pezones a cualquiera que tuviera la suerte de verlo y pensó que la hacía lucir sexy. Cuando lo abrochó, tenía algo así como un busto con dos pequeños montículos de arena donde algún día tendría montañas.
Sin embargo, fue un escote agradable. La diminuta tanga que deslizó por sus piernas hacía juego con el sostén y era lo suficientemente transparente al frente para delinear y mostrar su montículo sin pelo a cualquier mirada indiscreta. En la parte de atrás, la cuerda le dividía las nalgas y apenas le cubría el culo y dos cuerdas más atadas con lazos descansaban en sus caderas. El siguiente artículo que sacó fue un pequeño liguero del tamaño de un niño, con su cintura de 16 pulgadas y cuatro correas de una pulgada de ancho, solo lo había usado dos veces antes, ambas para el placer de su papá (ellos sabían dónde conseguir esos artículos). Ahora lo usaría para probar y ayúdalo a conservar su trabajo.
La abrochó alrededor de su cintura y deslizó las correas debajo de su tanga, tal como mamá le había mostrado y luego fue a un cajón inferior. De ahí sacó un paquete de celofán fresco que contenía un nuevo par de medias negras. Kim sacó con cuidado los artículos de malla fina y los levantó con cuidado para dejarlos caer hacia el suelo. Su papá le había comprado todos estos artículos en una tienda en línea especializada en tallas extra pequeñas.
Kim insertó su mano derecha en uno de ellos y lentamente tiró de la media a lo largo de su brazo hasta que sus dedos tocaron los dedos de los pies. Luego agarró la media amontonada con ambas manos, la colocó sobre su pie derecho y la hizo rodar centímetro a centímetro por su larga y bien formada pierna. Cuando llegó a su muslo, tiró y alisó con cuidado la media de nailon desde el tobillo hasta el muslo y luego se puso de pie para mirarse en el espejo, alineó y enderezó cuidadosamente la costura hasta que quedó perfectamente recta.
Dos clips colocados rápidamente en la parte superior de la media la aseguraron en su lugar y luego repitió el proceso con la pierna izquierda y, después de unos minutos, se miró vestida como ninguna niña de diez años debería vestirse nunca. Se dio una sonrisa y un guiño y recogió la blusa de satén rojo. Era un ajuste apretado y se amoldaba a sus tetas en ciernes, haciéndolas destacar. Luego vino una minifalda de satén negro con una abertura de cuatro pulgadas en la parte trasera.
Llegaba a sólo un par de pulgadas por debajo de sus medias negras y parecía una cenefa en lugar de una falda. Sabía que si Bill caminaba detrás de ella, especialmente si subían las escaleras, obtendría una vista descarada de sus medias negras con costuras y eso era algo con lo que contaba. Ahora todo lo que se necesitaba era deslizar sus pies en sus tacones de aguja rojos de 4 pulgadas de alto y poner una gargantilla de perlas de tres bandas alrededor de su cuello. En su mente, la imagen que vio era la de una mujer joven en lugar de una niña de diez años. La realidad era que parecía mayor, pero solo por un par de años.
Cogió un pequeño bolso negro y puso dentro de él un lápiz labial rojo, rímel, sombra de ojos y algunas toallitas, junto con un pañuelo de papel y tres condones que había sacado del cajón de la cabecera de su papá. Sus padres a veces los usaban cuando follaban durante el período mensual de su madre. Kim se puso un largo abrigo negro sobre la ropa y luego bajó lentamente las escaleras para esperar la llegada del taxi. Cuando lo vio subir por el largo camino de entrada y detenerse frente a la puerta, rápidamente salió de la casa y se metió en la parte de atrás. Los ojos del taxista captaron la imagen que estaba viendo y ella lo vio negar con la cabeza con incredulidad.
‐ ¿Hacia Dónde señorita?—preguntó girando la cabeza hacia donde estaba ella para poder verla de arriba a abajo
Kim le dio la dirección y se recostó contra el asiento. Su estómago revoloteaba, su cabeza comenzaba a nadar y su boca se estaba resecando.
‐ ¿Vas a una fiesta o algo?– preguntó el conductor tratando de entablar conversación.
‐ No, no lo hago– ella respondió seria.
‐ Un poco tarde para ir a esa parte de la ciudad. No hay mucho allí excepto oficinas– continuó.
‐ Me voy a encontrar con alguien– agregó.
‐ Bueno, Es solo que puede que no sea seguro para una joven ir allí por su cuenta—tal parecía que el taxista estaba buscando información.
‐ Me reuniré con mi mamá y mi papá– le dijo deseando que se callara.
‐ Está bien no se moleste pequeña dama. Simplemente no quiero que se quede varada allí. No me gustaría que sucediera nada malo a usted– No creyó ni un poquito su historia.
‐ ¿Cómo qué? ¿Qué me podría pasar? Como digo, me voy a reunir con papá y él trabaja hasta tarde allí– Ella mintió.
‐ Creo que eran tu mamá y tu papá ¿No?– se estaba volviendo como un terrier que no suelta a su presa hasta que obtiene lo que quiere.
‐ Bueno, ella se reunirá con él allí y luego los dos partiremos de allí.
‐ ¿En algún lugar agradable?—dijo burlonamente—bueno, Eso espero. Una niña bonita como tú debería ir a algún lugar agradable.
‐ Sí, es un lugar agradable.
Volvió la cabeza y miró por la ventana el paisaje que pasaba destellando. No quería hablar con el conductor y, de todos modos, ese no era asunto suyo. El conductor miró por el espejo retrovisor y sonrió para sí mismo. Qué carga de estiércol de caballo. Sabía que estaba mintiendo, pero mientras pagara el pasaje eso era todo lo que importaba.
Faltaban cinco minutos para las ocho cuando el taxi llegó a la puerta de recepción de la compañía de su papá y Kim salió a pagarle al conductor. Mientras el vehículo aceleraba, respiró hondo para tratar de asentar las mariposas en su estómago y distraídamente se alisó el abrigo hasta los muslos. Echó un vistazo alrededor de la fachada del edificio y solo pudo ver un auto estacionado cerca de la puerta, de lo contrario el lugar parecía desierto.
Kim subió los ocho amplios escalones hasta las puertas de vidrio de doble frente, sus tacones altos emitieron ruidos entrecortados mientras lo hacía y con otra respiración profunda empujó la manija. Fiel a su palabra, la puerta estaba abierta y entró en el área de recepción para encontrarla en la penumbra. Se trasladó al escritorio grande y ancho y encontró un pequeño letrero que decía: – «Si no hay nadie en el escritorio, oprima el botón para llamar».
Hizo una pausa por un momento y luego decidió quitarse el abrigo y colocarlo sobre el mostrador de recepción. Una vez hecho esto, se alisó la blusa y la falda para eliminar las arrugas causadas por el viaje, revisó sus medias para alisar las arrugas allí también y ajustó las costuras. Respiró hondo, se tranquilizó, se desabrochó otro botón de la blusa y tocó el timbre. A los diez y tres cuartos de edad, Kim estaba lista para seducir a su primer hombre.
Bill había presenciado la llegada del taxi y la vio entrar al edificio. Momentos después de que ella se perdiera de vista, él corría por el pasillo, ansioso por bajar al vestíbulo para encontrarse con ella. Estaba excitado al pensar en lo que podría suceder, pero también seguía siendo muy cauteloso. Cuando llegó al rellano sobre el área de recepción, fue recibido por la vista de Kim alisando sus medias negras a lo largo de sus piernas. ¡Se veía tan comestible!
Después de que ella tocó el timbre, esperó hasta que contó veinte y luego hizo su aparición, bajando lentamente las escaleras hacia ella. Al principio no lo vio hasta que estuvo a mitad de camino y luego su corazón dio un vuelco y la sangre en su cabeza comenzó a bombear. Su estómago se sentía un poco enfermizo y se sintió temblar cuando llegó al final de las escaleras y se acercó lentamente hacia ella. Sentía la boca seca y las amígdalas empezaron a cosquillear.
‐ Hola Kim– dijo en una voz suave y baja que parecía impregnar todo su cuerpo y mente, provocando que las mariposas en su estómago se aceleraran.
Sus ojos vagaron por todo el cuerpo de ella, desnudándola mentalmente, lentamente desde su cara pintada de puta hasta sus tetas, sus caderas y una falda increíblemente corta, hasta el nailon negro que cubría sus piernas y sus tacones rojos de 4 pulgadas de altos, todo un poema que decía “fóllame «. Y luego incluso más lentamente retrocedió de nuevo hasta que sus ojos se clavaron en los de ella. Él reaccionó como lo haría cualquier pedófilo de sangre roja y su polla comenzó a ponerse firme. Obviamente estaba vestida para la acción y él se aseguraría de que tuviera suficiente de eso.
‐ Oh… Se… señor Ander … Anderson—tartamudeó sin poder ocultar el nerviosismo que la embargaba.
‐ Llámame Bill—
Le dijo tratando de sonar tranquilo, aunque por dentro estaba igual de nervioso que la niña que estaba parado frente a él.
‐ Sígueme —dijo él señalando con la cabeza hacia las escaleras.
Kim maldijo para sus adentros, pues en su plan, ella iba a subir las escaleras delante de él para que él pudiera ver sus medias mientras subía los escalones. Ella se quedó inmóvil por unos momentos vacilantes y esto hizo que él se hiciera a un lado y la moviera delante de él.
‐ Las damas primero. Sube las escaleras hasta la puerta de la izquierda—dijo mirándola de arriba abajo, sonriendo cálidamente.
Por su puesto que el Sr. Anderson la quería ver subiendo las escaleras, la quería delante de él para poder ver el culito que días antes había manoseado con la mayor lujuria que había probado, desde que pasó ese evento no había podido quitar de su mente a esa niña tan hermosa y bien formada, que besaba como si fuera una profesional.
Con una gran inhalación, Kim se adelantó a él y comenzó a trepar. Los ojos de Bill se fijaron en sus sexy costuras negras y su polla se sacudió en sus pantalones. ¿Llevaba medias cosidas? Qué jodida puta tenía aquí. Sus piernas eran largas, delgadas, aún no las de una mujer pero, sin embargo, estaban bien formadas. Su trasero era perfectamente redondo y con cada paso hacia arriba, con la raja en la falda haciendo lo que estaba destinado a hacer, Kim le dio una vista ininterrumpida de medias transparentes con costuras negras y un toque de tanga negra.
Kim estaba nerviosamente tratando de mantener su respiración bajo control, pero logró contar cada uno de los veintinueve escalones que subió, sabiendo que con cada uno Bill se estaba familiarizando cada vez más con lo que había debajo de su falda. Alrededor del decimocuarto escalón ella comenzó a moverse y menear el culo hacia él y en la parte superior dio dos pasos rápidos hacia adelante, separó las piernas hasta que su falda estuvo ajustada sobre sus muslos, delineando los tirantes debajo.
Su ropa interior estaba a la vista, Kim colocó sus manos en sus caderas, se giró hacia la derecha por la cintura para poder mirar a Bill mientras llegaba arriba. La pose delineó sus florecientes tetas envueltas en sujetador a la perfección y el desabrochar un botón más le había dado un toque sensual al mostrar parte del sujetador negro que llevaba debajo. Una rápida mirada a sus abultados pantalones le dio la confirmación que buscaba mientras le sonreía, la confianza comenzaba a reemplazar su nerviosismo.
‐ ¿Y ahora qué Sr. Anderson?– ella preguntó.
‐ Dime Bill– él respondió retóricamente– mi oficina es la quinta puerta a la izquierda.
Abrió la puerta que conducía al pasillo y Kim se deslizó sinuosamente por ella y luego avanzó lentamente por el pasillo, colocando un pie delante del otro como las modelos que había visto en televisión y luego balanceó sus caderas. En su puerta, ella se recostó contra la pared mientras él la abría, lo miraba divertida, vio como le tembló la mano al mover la perilla de la puerta, él la invitó a pasar delante de él, ella entró sonriendo coqueta y luego entró.
Era una oficina lujosa con un gran escritorio marrón brillante con una tapa de cuero rojo a la derecha, detrás del cual había una fila de estantes que contenían archivos. Enfrente, a su izquierda, había un sofá Chesterfield de cuero rojo de tres plazas. Los únicos otros muebles eran una mesa de café frente al sofá, dos sillas contra la pared del fondo, una frente al escritorio y una gran silla de cuero rojo detrás, al parecer esa oficina no estaba hecha para coger, ella mentalmente analizó las posibilidades de cómo hacerlo.
Bill se movió alrededor de su escritorio y se sentó, indicando que Kim debía sentarse en la silla de enfrente. Se deslizó sobre él, su falda corta se elevó sobre sus muslos mientras lo hacía para mostrar descaradamente sus medias, tirantes y un parche de muslo blanco lechoso. Bill había colocado la silla deliberadamente lo suficientemente lejos de su escritorio para asegurarse de poder ver cada parte de su cuerpo y una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro.
‐ Entonces, Kim, ¿de qué querías…—la miró de arriba a abajo haciendo una pausa en la visibilidad de su entrepierna– hablar?– enfatizó la palabra “hablar”.
Kim se lamió los labios, lentamente cruzó las piernas, de derecha a izquierda y con una sonrisa tan adulta como pudo, preguntó.
‐ Tengo tanta sed, ¿tienes algo que pueda beber?
Lentamente descruzó la pierna derecha y con los muslos ligeramente separados cruzó la izquierda sobre la derecha, dándole una vista sin obstáculos justo entre sus muslos mientras lo hacía. Bill sonrió y respondió.
‐ Estoy seguro de que puedo encontrar algo para darte a beber, solo espero que seas capaz de bebértelo todo.
El doble sentido no pasó desapercibido para Kim. Ella era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de su significado.
‐ Estoy seguro de que puedo, pero ¿podrás tu dármelo?—dijo Kim mirándolo retadora y seductoramente, Anderson se heló cuando la escucho, ella lo notó y volvió a romper el hielo– pero un trago servirá por ahora
Bill se levantó y fue a los estantes detrás de él. Apretó un botón y se abrió un pequeño frigorífico. Metió la mano dentro y sacó una botella de agua aromatizada.
‐ ¿Con esto bastará?
‐ ¿No tienes algo más fuerte?—dijo ella mirando al interior
‐ ¿Qué se te antoja?—dijo entre sorprendido y retante
‐ Un vodka tonic
‐ ¿Un vodka tonic?—preguntó Bill sorprendido por que pedía alcohol
‐ Me metiste la lengua a mi boca y ¿ahora te asusta que pida vodka?
‐ ¿Con hielo está bien?—dijo tratando de sonar seguro de si mismo y no darle importancia al hecho de que pedía alcohol fuerte.
Kim asintió, Bill preparó la bebida y se la ofreció, ella rápidamente se bebió la mitad del contenido del vaso. Luego lo dejó sobre el escritorio en un posavasos que él le había proporcionado y arqueó la espalda, empujando su escote en desarrollo hacia su mirada lasciva.
‐ Bueno, Sr. Anderson…– comenzó ella.
‐ Por favor, llámame Bill. Seamos amables– interrumpió.
‐ Bueno, está bien, Bill, se trata de mi papá—dijo ella y nuevamente fue interrumpida.
‐ ¿Sí? ¿Qué hay de él?– Bill se puso nuevamente a la defensiva preguntándose por qué estaba allí y si tenía algo que ver con besarla en la fiesta– Si se trata de la fiesta y de lo que pasó, lo siento si te molestó, pero no pude evitarlo.
‐
Kim se balanceó de un lado a otro con sus palabras tratando de minimizar el evento.
‐ Oh no, no tiene nada que ver con eso. Disfruté besándote– y sonrió con una sonrisa tan desarmadora que Bill se derritió– me gustó mucho besarte y te aclaro que a nadie se lo he dicho, lo deje como un secreto entre los dos y espero que así sea por siempre—Kim agarró aire– Se trata del trabajo de mi papá y de que él lo pierda.
‐ ¿Qué?– Bill parecía perplejo, ¿Alan había enviado a su hija aquí para suplicar su trabajo? Eso le creo más incertidumbre y recelo, nuevamente estaba a la defensiva.
‐ Papá cree que va a perder su trabajo y está preocupado por eso– Kim continuó.
‐ Hay mucha gente aquí preocupada por lo mismo– le dijo Bill– pero ¿por qué estás aquí? ¿por eso? ¿Te ha enviado tu papá? ¿Tu papá sabe siquiera que estás aquí?– de nuevo se puso a la defensiva.
‐ Oh no. Mamá y papá no saben nada de que yo esté aquí.
‐ Entonces, ¿qué tiene que ver tu papá posiblemente perdiendo su trabajo aquí con que quieras verme?– Bill señaló preguntó de nuevo, pero ahora estaba curioso de la respuesta.
‐ Es solo que… bueno… pensé en pedirte que no lo despidas y de hablar contigo sobre mantenerlo aquí.
‐ Bien. Podría ser. Pero ¿por qué tú y yo hablamos de eso?– estaba tratando de que ella se abriera.
‐ Bueno, pensé que si me ofrecía a hacer cosas contigo– hizo una pausa para darle efecto– lo dejarías… mantener su trabajo– Kim casi susurró las últimas tres palabras.
‐ ¿Lo siento? No entendí bien eso. ¿Qué dijiste?
Kim lo miró fijamente y profundamente a los ojos.
‐ Dije que si te quedas con él, haré cosas contigo, bueno, si quieres– temblaba de nervios.
‐ ¿Cosas? ¿Tú?– Bill se encogió de hombros con una gesticulación inquisitiva.
Bill se quedó casi sin habla. Nunca antes le habían hecho proposiciones así y ciertamente no por una niña de diez años y ciertamente no por una niña de diez años vestida como una puta y mostrando todos sus encantos como esta pequeña puta. Él Sacudió la cabeza desconcertado. Kim respiró profundamente para intentar calmarse y hablar aún más claramente.
‐ Si no lo despides… yo te dejaré… que me hagas cosas– Kim tartamudeó.
La habitación quedó en silencio. Bill simplemente la miró fijamente, sus ojos estaban en sus tetas agitadas que subían y bajaban en ese sujetador negro sensual y sus piernas ahora bien separadas mostraban dos medias negras y un triángulo escarpado de malla negra entre sus piernas. Su cerebro no pudo formar palabras para decir y la miró estupefacto.
‐ Puedo chuparte la polla y tú puedes correrte en mi boca—Kim empezó una negociación
‐ ¿Solo eso?—Anderson era un hombre de negocios, sabía cuándo había una negociación y si en algo era bueno, era sacando el mayor provecho de ellas.
‐ Puedo dejar que me metas tu pene—dijo ella cediendo mas
‐ ¿En dónde?—ya empezaba a sentir el control
‐ En mi vagina—Kim vio la cara no convencida del Sr. Anderson y cedió aún más—bueno, si quieres más puedes hacerlo por el culo, si eso es lo que se necesitas
La cara de él era la de un jugador de póker, estaba serio, había hallado el talón de Aquiles, era un perro de pelea, no la soltaría hasta ver cuál sería el límite, ella estaba nerviosa, no conseguía ver satisfacción o convencimiento en la cara de él así que le dijo cuidadosamente:
‐ Puedes follarme por dónde quieras cuantas veces necesites hacerlo y si no quieres usar los condones que he traído, no los uses. Hazme lo que quieras, lo que quieras—enfatizó la pequeña niña– siempre y cuando no despidas a mi papá, me dejaré hacer lo que tú quieras.
‐ No puedo creer lo que estoy escuchando– Dijo Bill.
‐ Lo digo en serio, Bill. Dejaré que me hagas cualquier cosa siempre y cuando no despidas a mi papá– sonrió y luego, como una ocurrencia tardía, agregó—pero Tú no puedes decírselo.
‐ ¿Qué?
‐ Lo que estoy haciendo por él, será entre nosotros dos
Bill miró a la pequeña zorra pintada sentada frente a él y realmente no pudo comprender que ella pudiera ser tan precoz. Ella estaba sentada en el borde de su asiento, con las piernas abiertas y su tanga negra mostrando claramente sus encantos para él. A eso se le sumaba su blusa ahora con otro botón abierto y sus tetas cubiertas de sujetador negro abiertas a sus ojos. Sonrió de nuevo.
‐ Entonces, si mantengo a tu papá en su trabajo, ¿me dejarás follarte?
‐ Sí Bill. Haré lo que quieras y quiero decir cualquier cosa.
‐ ¿Realmente te das cuenta de lo que significa la frase “cualquier cosa“?– estaba tan excitado.
‐ Significa que no diré que no– Kim confirmó– Lo que quieras puedes tener. Mi boca, mi coño y mi culo. ¡Todo tuyo! Sé que te gusto, puedes golpearme todo lo que quieras si esto te excita, solo por favor no dejes marcas—dijo Kim, Bill desarrollo una erección instantánea al escuchar eso último
‐ ¿Dónde diablos aprendiste a hablar así? ¿Quién te ha estado follando?
‐ En Internet, veo pornografía en mi computadora y he tenido sexo con un par de chicos del instituto y solo eso– mintió.
Bill sabía que tenía que tener mucha más experiencia que eso.
‐ No lo creo ni por un momento. ¿Tu papá te está jodiendo?—dijo Bill acusadoramente– Sabes demasiado sobre sexo como para que yo crea algo más.
‐ Bill, te estoy ofreciendo algo que no le he ofrecido a nadie, no he hecho cosas con mi papá, Lo amo y solo quiero ayudarlo, eso es todo– mintió tan convincentemente como pudo.
‐ Así que déjame aclarar esto. Es desconocido para tu papá y mamá, tú, siendo la amorosa hija de diez años que eres, tienes un atuendo que ninguna niña de tu edad debería usar. Y luego pensaste que vestirse como una puta para impresionarme, hacer arreglos para venir aquí a verme, ofrecerme sexo y ¿que todo estaría bien?
‐ Bueno… sí, más o menos– respondió Kim.
‐ ¿Y cuantas veces será?
‐ Será algo único.
‐ ¿Entonces esto sería algo único?
‐ Sí, solo esta noche
‐ ¿Y cuándo tienes que volver a casa?
‐ Mamá y papá no volverán hasta las once, así que en algún momento antes.
Bill miró su reloj.
‐ Entonces, ¿unas dos horas de diversión?
‐ Sí– Kim casi habló en un susurro.
‐ No– dijo firmemente Anderson.
‐ ¿QUÉ?– Kim no podía creer que él la rechazaría– Pero pensé que aceptarías la propuesta
‐ Bueno, pensaste mal, pequeña zorra– Bill se lanzó al ataque– Dos horas no es lo suficientemente cerca para hacer lo que quiero hacer contigo y para que tu papá conserve su trabajo
‐ ¿Qué?– Kim chilló—Pero, ¿pensé que te gustaba?
‐ Sin peros, Este es el trato. Tómalo o déjalo. Si lo dejas, tu papá será despedido. De ahora en adelante harás lo que yo quiera, cuando quiera. Ese es el único trato que conseguirás.
Kim lo miró boquiabierta y no pudo decir nada. Su plan era para una sola noche y eso sería todo, pero ahora.
‐ ¿Bien?– Bill interrumpió sus pensamientos– ¿Qué va a ser? Tienes treinta segundos para decidirte y decir que sí o decir no y con eso puedes irte.
Sabía que se estaba arriesgando a no follarle el culo a esta pequeña zorra y usarla como su juguete, pero ella no era rival para su inteligencia, astucia y habilidad con las palabras. Ella pensó durante unos veinte segundos mientras Bill miraba su reloj.
‐ Diez segundos, Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres dos…– hizo una pausa y la volteo a ver, se desconcertó, pues la mirada de ella era tranquila, ahora la jugadora de póker era ella– uno
‐ Bien, Bill—dijo Kim tranquila—me voy, disculpa por haberte molestado, ¿Dónde puedo pedir un taxi?
Bill se puso pálido, no esperaba ser rechazado por ella, no sabía cómo reaccionar, sintió como su pene brincó asustado, perdía la oportunidad de joderse a una niña tan linda y sexy como ella.
Kim al no tener respuesta se levantó y tomó sus cosas, ella no era un “as” en las negociaciones, pero conocía perfectamente a un hombre excitado, cuando Bill le exigía más cosas ella notó la erección que desarrollaba, sabía que un hombre excitado es más fácil de manipular.
‐ Espera, si sales tu papá perderá el empleo
‐ Si salgo, mi papa perderá el empleo, me sentiré mal por eso—después lo miró retadoramente– pero también tu perderás la oportunidad de cogerme como hubieras soñado, te iba a entregar todo a ti, y créeme que eso te dolerá más a ti, pero bueno—se encogió de hombros indiferente– si no se pudo, el intento hice
‐ Espera, casi gritó desesperado– Kim sonrió mirando hacia la puerta por donde iba a salir, se quedó quieta esperando que él hablara—no te vayas, hablemos
‐ Te escucho—dijo ella regresando lentamente al asiento y cruzando las piernas, como cerrando lo que podría o no tener
‐ Si quiero hacerlo contigo—respiró resignado—tu papá conservará el empleo
‐ No solo el empleo—ahora ella era el perro de pelea que no soltaba a su presa—tendrá un aumento
‐ Eso no lo puedo hacer, la empresa pasa por mal momento
‐ Despide a más gente—dijo ella con cara de maldad—no me importa, siempre y cuando mi papá este feliz
‐ Eres buena, seguro no quieres trabajo tú en relaciones y negociaciones—dio el sonriendo por haber encontrado una digna rival, ella sonrió orgullosa—está bien, tu ganas, empleo y aumento
‐ Gracias, de verdad no te vas a arrepentir—Kim volvió a descruzar las piernas y las separó mostrando levemente el triángulo de su entrepierna
‐ ¿De verdad te puedo pegar?
‐ Si—dijo arqueando la ceja—resisto mucho, solo no dejes marcas, porque eso no lo podría explicar en mi casa.
‐ Está bien, trato hecho, solo que a partir de este momento mando yo y seré el amo ¿de acuerdo?
‐ Si mi amo—dijo ella tratando de sonar sumisa—solo algo más, necesito hacer algo antes de empezar
Kim se levantó y se acercó al escritorio, sacó de su bolsa un sobre con polvo blanco, hizo tres líneas y esnifó dos, lo hizo profundamente con una maestría que asustó a Bill, limpió su nariz con un dedo, para después llevárselo a la boca y chuparlo, se sentó de nuevo en la silla y lo miró
‐ ¿Consumes eso?
‐ Solo a veces
‐ ¿Y por qué hoy?
‐ Es para aguantar lo que se te ocurra hacerme—con su lengua acarició sus labios—estoy lista para ti mi amo, puedes hacerme lo que quieras.
Bill se puso de pie y se movió hacia el frente del escritorio para pararse erguido e imponente sobre ella. Su sonrisa lasciva la invadió y empezó a respirar con breves y agudos respiros. Esto hizo que su pequeño escote subiera y bajara y, tan claramente visible como eran sus tetas, le dio a Bill una exhibición maravillosa para excitarse aún más. Temblando y sintiéndose atrapada por su propia estupidez, Kim lo miró cual sumisa podía.
‐ Vamos a ponernos un poco más cómodos– Bill le dijo.
Le tendió ambas manos y ella colocó las suyas en las de él. Luego la levantó y la guio hacia el sofá, caminando hacia atrás. Cuando sintió que sus piernas tocaban los cojines, se sentó en el asiento del medio y tiró de ella entre sus piernas abiertas. Luego sintió sus manos deslizarse alrededor de sus caderas para agarrar sus nalgas. Un momento después estaban en la parte posterior de sus piernas, subiendo por debajo de su falda y sus cálidas manos acariciaban su firme culo de diez años.
Kim permaneció inmóvil dejándolo tocarla, mientras sus dedos recorrían el borde de sus costuras desde la parte superior de las medias hasta los tobillos y volvían a subir. Sus manos mutilaron su trasero, y la tanga no le dio protección mientras sus dedos exploraban entre sus muslos. Luego la empujó hacia adelante hasta que estuvo firme contra él, sus tetas aplastadas contra su pecho. Sus ojos se miraron el uno al otro y de repente Kim lo estaba besando, le chupaba su lengua mientras la forzaba entre sus labios entreabiertos. Kim inclinó la cabeza en la posición de las dos en punto, echó los brazos alrededor de su cuello y se batió en duelo con la lengua de él.
Podía sentir su coño mojarse mientras jugaba con su lengua, luchaba con ella, la chupaba como si estuviera haciendo una mamada. Todo el tiempo los dedos escrutadores de Bill estaban jugando con ella a través de su diminuta tanga y ella no pudo evitar que un gemido de placer escapara de sus labios. Después de un minuto, Bill rompió el beso y la mantuvo con el brazo extendido.
‐ Maldita puta, realmente te estás excitando con esto, ¿Verdad?– exigió saber.
‐ Si mi amo– fue la respuesta casi susurrada, con su mirada nublada de placer.
‐ Quítate la falda.
Kim dio un paso hacia atrás y tarareando una melodía en su cabeza, comenzó un baile suave pero sexy mientras movía sus manos hacia los cierres traseros. Imaginándose a sí misma desnudándose en un podio, con una multitud de hombres cachondos viéndola actuar, se quitó la falda lenta y provocativamente, dejando que primero su montículo cubierto de tanga, seguido de sus tirantes y luego sus medias negras aparecieran a la vista. Continuando con su tira, la dejó caer al suelo para agruparse alrededor de sus tobillos y talones y luego salió de ella.
El rostro de Bill era de lujuria total cuando fue testigo de esta zorra de diez años desnudándose para él. Sin palabras y siguiendo un mero gesto de mando con la mirada, Kim desabrochó el cuarto botón de su blusa y luego el quinto. Ella le dio la espalda y desabrochó el último botón para dejar que la blusa cayera de su hombro derecho, dejando al descubierto una tira de sujetador negro en sus ojos lascivos. Girando la cintura para mirarlo por encima del hombro, sonrió alegremente y luego deslizó la blusa de su otro hombro, dejando que se deslizara lentamente por su espalda hasta que supo que él podía ver claramente su sostén. En ese momento, rápidamente se volvió hacia él y tiró la blusa.
Su mirada cayó sobre su sexy atuendo, con sus pezones ahora duros y enrojecidos, asomando a través de la pura red negra del diminuto sujetador de media copa que formaba sus tetas en un delicioso y tentador montículo de carne. Con un rostro que era un estudio de la lujuria, Bill miró fijamente su diminuto pero sin embargo llamativo escote y se lamió los labios continuando su mirada errante para disfrutar de la imagen de su liguero a juego con los clips cromados sosteniendo esas medias con costuras negras. Su mirada rodó hacia la pura malla del diminuto triángulo de material, ahora mostrando una mancha húmeda y que le proporcionó una vista sin obstáculos de su coño calvo, hasta sus tacones rojos brillantes de 4 pulgadas de alto.
Kim tomó su mirada como una buena señal y se paró con las manos en las caderas, la pierna derecha totalmente estirada y la pierna izquierda doblada por la rodilla con la punta de su tacón de aguja en el suelo. Inclinó la cabeza hacia la derecha y luego procedió a hacer un giro lento de 180 grados, deteniéndose el tiempo suficiente para que él fijara los ojos en sus costuras negras y sus nalgas firmes y apretadas, cruzadas con una cuerda diminuta que apenas cubría su ano. Ella se inclinó por la cintura y empujó su trasero hacia él y luego volvió a mirarlo y habló.
‐ ¿Te gusta lo que ves mi amo?
Bill asintió, se aclaró la garganta seca y dijo.
‐ Vaya que sí.
‐ Bien, porque es todo tuyo. Recuerda, haré lo que quieras. Cualquier cosa. Tú y yo… Nosotros, podemos divertirnos tanto como quieras, por donde quieras, pero mi papi mantiene su trabajo.
Bill la agarró por la cintura y la atrajo hacia él, buscando sus labios para besarla, pero Kim luchó contra él, sus manos alejándolo.
‐ Prométemelo. Papá mantiene su trabajo, pero nunca le hablarás de nosotros… de lo que aquí pase, que follemos. haciendo lo que sea– terminó mirándolo profundamente a los ojos.
‐ Sí, lo prometo, mantendrá su trabajo–confirmó Bill.
Kim se derritió en sus brazos y lo besó con una pasión que un niño de diez años nunca debería tener. Las manos de Bill estaban por toda su espalda, culo, muslos y piernas. El beso continuó durante un par de minutos antes de que Kim tomara la iniciativa y empujara a Bill hacia atrás. Ella se sentó a horcajadas sobre sus piernas y juntó las manos detrás de su cuello y luego dijo.
‐ Quítame el sostén y chúpame las tetas hasta que me hagas doler, bueno si eso es lo que se te apetece… amo.
Bill estaba prácticamente salivando y sintió que su polla iba a explotar cuando sintió que ella tomaba sus manos y las movía hacia el gancho en el medio de su espalda. Luego lo besó de nuevo, su lengua lo invadió y sus labios succionaron los de él mientras prácticamente violaba su boca con la lengua. Ella chilló cuando sintió que soltaba el cierre y sacudió sus hombros para ayudar a que el sujetador se soltara. Momentos después, sus manos se abrían paso por debajo de sus copas para descubrir dos protuberancias de tetas hinchadas en flor coronadas por dos pezones calientes duros como una roca.
‐ Mmm… si Bill, apriétalas. Aaauuu… demasiado fuerte… Oh sí, así– gimió mientras Bill presionaba sus tetas en sus manos.
Hábilmente se quitó el sostén de su pecho y lo tiró a un lado. Mientras continuaban besándose, Bill se separó y mordió sus tetas, Kim lanzó un gritito de dolor
‐ Ay
Su mirada era de dolor, pero no le dijo que se detuviera, si le había dolido, paro sería su sumisa; en ese momento Bill comprendió que realmente podría hacerle lo que le viniera en gana, solo no debía dejar marcas.
Kim estaba logrando una excitación verdadera, para ella este momento también era excitante, porque era nuevo, toda mojada de su raja comenzó a moler su coño contra la carne tumescente tratando de abrirse camino fuera de sus pantalones.
‐ Aaahhh, eso se siente realmente grande– exclamó ella alegremente.
‐ Ciertamente lo es– Bill le dijo.
Él rompió el beso unos segundos más tarde y la miró profundamente a los ojos y luego con una sonrisa comenzó a besar y lamer su rostro y cuello como si fuera una paleta para él, después moviéndose lentamente hacia su pecho volvió a chupar sus pezones preadolescentes, Kim chilló y gimió mientras lamía primero su pezón derecho y luego se fue a chupar toda su teta izquierda en su boca hambrienta. Realmente cabía toda en su boca, los dos estaban extasiados.
Bill respiraba agitado, sus manos tantearon su trasero, sintiendo su media cubriendo los muslos y piernas y luego abrazándola con fuerza mientras la lengua azotaba sus tetas antes de tragar la derecha. Kim acunó su cabeza entre sus brazos, acercándolo a su pecho, permitiéndole succionar hasta el contenido de su corazón.
‐ Aaahhh… BILL– ella gimió.
Su polla se sintió tan bien. Mientras él continuaba deleitándose con sus diminutas tetas de copa AA, Kim comenzó a desabrocharle la camisa y cuando había desabrochado todas menos dos, la abrió y pasó las manos por su pecho peludo. Mientras Bill le chupaba los pezones con furia haciendo fuertes sonidos de sorber, ella le sacó la camisa de los pantalones, soltó los botones restantes, se la quitó de los brazos y dejó que se uniera a la creciente pila de ropa en el suelo.
Le tomó un poco de esfuerzo empujar sus manos hacia abajo sobre su polla, agarrándolo con su mano derecha, bombeándola a través de sus pantalones. Bill gimió de placer mientras ella lo acariciaba y luego la sintió desabrocharle el cinturón. Poco después de eso, Kim abrió la cremallera y profundizó en su ropa interior y ambos jadearon mientras ella sostenía su polla en su mano caliente y dura.
‐ Guau– fue todo lo que pudo decir asombrada, mientras Bill continuaba chupando y mordiendo sus pezones— sí, más fuerte Bill.
Kim luchó por bajar sus pantalones ya que Bill no tenía ninguna inclinación obvia a dejar lo que estaba haciendo. Ella se puso de pie y él enderezó la espalda y adoptó una pose en cuclillas mientras se inclinaba hacia adelante para permitirle deslizar tanto los pantalones como la ropa interior por las caderas. En ese momento, agarró su largo cabello rubio con la mano derecha y con fuerza tiró de su cabeza hacia atrás hasta que ella miró al techo.
‐ Aaahhh—gimió la pequeña niña.
Su lengua raspó la carne de sus tetas, sus dientes mordieron y mordieron sus tiernos pezones y su mano izquierda se movió suavemente sobre sus muslos para ahuecar su coño cubierto de tanga. Kim estaba mojada, mucho más de lo que podía recordar. Podía sentir sus propios jugos goteando por su culo y la sensación junto con la exploración de Bill de sus tetas pronto la hizo hervir a fuego lento.
‐ Mmm Bill, estoy empezando a correrme– ella le informó.
Con una risa gutural, Bill deslizó su mano en su tanga y pasó su dedo medio a lo largo de su empapada hendidura.
‐ Maldita puta mojada—ensalzó– Qué coño tan mojado tienes.
Con una fuerza que él no esperaba, Kim de repente puso sus brazos sobre su pecho y logró apartarlo. Con una mirada de sorpresa en su rostro, Kim dio un largo paso hacia atrás y con una sonrisa lasciva que ninguna joven preadolescente debería lograr, dejó caer sus manos a sus caderas y agarró los arcos en cada una de sus caderas. Dejando caer la cabeza hacia la derecha, le lanzó un beso y dijo.
‐ ¿Listo para esto?— dijo Kim, Bill como bobo solo asintió.
Ella tiró de los hilos y Bill miró paralizado mientras la tanga se caía, revelando su coño a su mirada. Era hermoso, sin pelo y brillante por sus jugos. La hendidura era de un rosa intenso prominente y los pliegues apenas comenzaban a abrirse. Kim se llevó la tanga a la nariz y se la secó por toda la cara.
‐ ¿Huelo bien?– ella preguntó.
‐ Joder, sí– respondió.
Ella se quedó allí con solo su liguero negro, medias negras con costuras y tacones rojos de fóllame mientras él olía su tanga, absorbiendo el inconfundible olor excitante de su coño de niña. Los pies de Kim estaban plantados a dieciocho pulgadas de distancia y con la espalda arqueada, ofreciéndole las tetas, enrojecidas por su asalto, puso los dos primeros dedos de cada mano en los labios de su coño y se abrió de par en par para él.
‐ Estoy sonriendo para ti Bill– ella jugó con él y se rio.
Luego cayó de rodillas y Bill pensó que iba a chuparlo. Kim, sin embargo, comenzó a desabrocharle los zapatos y pronto lo tuvo tan desnudo como el día en que nació. Cuando ella lo empujó hacia atrás y obtuvo su primera vista de cerca sin obstáculos de su polla tumescente, Bill la escuchó jadear.
‐ Eres enorme—exclamó– Quiero decir REALMENTE enorme, me vas a lastimar de verdad con esa verga.
Bill vio su mirada absorta, fijada en su hombría de veintitrés centímetros de largo y casi cinco de grosor que parecía retorcerse con vida propia en respuesta a su atención. Luego sintió sus pequeñas manos agarrándola, una encima de la otra y sonrió con presunción de satisfacción cuando sus ojos se abrieron. Todavía había al menos tres pulgadas de su polla sobresaliendo de su doble empuñado.
‐ ¿Impresionante?– le preguntó a ella.
Todo lo que Kim pudo hacer fue asentir y luego pareció salir de su trance hipnótico y su voz tembló.
‐ No creo que me quede bien– repitió con un poco de miedo– Es demasiado grande.
‐ Bueno, eso lo tendremos que ver, ¿no?– Bill se rio entre dientes– Después de todo, soy un hombre, no un niño pequeño de secundaria.
Kim lo miró y sus labios se abrieron en una débil sonrisa. Era mucho más grande que su papá, pero ella no podía decirle eso. No sabía cómo iba a meterse todo eso en su coño y culo de diez años. Sabía que podía mamarle, pero metérselo en la garganta sería otra cosa. Ella lo miró de nuevo mientras masturbaba el eje.
‐ Dijiste que podía tener lo que quisiera y para mí eso incluye los tres hoyos– Bill le recordó– ¿me estás diciendo ‘no’ ahora?
Kim negó con la cabeza y se acercó más de rodillas. Agarrando su polla alrededor de la base con su mano derecha, acunó sus bolas en la izquierda y comenzó a frotar la cabeza por todas sus tetas y pezones. Mantuvo contacto visual mientras lo hacía y le sonrió.
‐ Un día tendré las tetas lo suficientemente grandes como para poder realmente follarme una polla, pero esto es lo mejor que puedo hacer por ahora
Kim trató de doblar sus tetas alrededor de su polla mientras deslizaba sus tazas AA hacia arriba y hacia abajo por el eje. Bill dejó escapar un gemido de placer cuando sus movimientos le dieron sensaciones increíbles.
‐ Joder, sí, eso está bueno– le dijo mientras se recostaba un poco y la dejaba tumbarse sobre él.
Cerró los ojos por unos breves segundos para saborear los maravillosos sentimientos que ella le estaba. Al momento siguiente, él se vio envuelto en un mundo de terciopelo líquido cálido y húmedo cuando ella rápidamente tomó su polla en su boca y luego volvió a salir para comenzar a lamerla desde su base hasta el lado izquierdo hasta llegar a la cabeza.
Kim hizo girar su lengua a su alrededor, untándola con lamidas largas, lentas e insistentes, haciendo girar la punta de su talentosa lengua en el orificio para orinar antes de descender lenta y deliciosamente por el lado derecho hasta su base. Sin detenerse, sostuvo su polla entre las puntas de los dedos de su mano derecha y moviendo y apretando suavemente sus testículos, lamió con fuerza y rapidez la parte inferior de su ahora húmeda y crispada polla.
‐ Oh, sí… maldita puta, sí… aaahhh… continúa… aaahhh
Kim hizo una pausa con la cabeza de su polla descansando sobre su pequeña lengua caliente y luego formando una «O» con sus labios, lo miró a los ojos y lentamente, muy lentamente, lo tomó en su boca de diez años. Ella comenzó a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo, aparentemente milímetros al principio, cuando la enorme cabeza de la polla circuncidada en forma de ciruela roja separó sus labios. Su boca estaba llena con las primeras dos pulgadas de su polla mientras luchaba por conseguir que el eje resbalara con su saliva.
Sus manos parecían diminutas sosteniendo el resto, una mano sobre la otra y aun así sus labios no tocaban sus dedos. Era tan grande que no podía respirar, ni siquiera por la nariz, y ella empezó a emitir arcadas y balbuceos. Él era mucho más grande que su papá y ella pensaba que era enorme, pero esta polla era inmensa.
‐ No me raspes la verga con los dientes, pequeña zorra– le advirtió.
‐ Mmmggghhh– gimió, sacudiendo la cabeza para indicar que no haría eso.
Bill observó con fascinación cómo Kim se ponía a trabajar lentamente en su polla. Estaba convencido de que su papá la estaba follando, simplemente no podría haber ganado tanta experiencia viendo pornografía en la red y follando con un par de chicos inexpertos. Era tan buena chupando pollas, tenía tanta confianza y sabía cómo manejar una polla y sabía exactamente cómo complacer a un hombre. La forma en que se había desnudado seductoramente para él y toda su actitud indicaba que tenía que tener razón. Si no era su papá, tenía que ser alguien cercano a ella.
Kim comenzó a mover su lengua, enviando increíbles vibraciones en su ahora excesivamente sensible polla y luego comenzó a gemir con presunto placer. Con cada minuto que pasaba, producía más y más saliva, cubriendo el eje de su polla con ella y al hacerlo descubrió que podía tomar un poco más de adentro con cada viaje hacia abajo. Tenía unos diez centímetros insertados cuando sintió que le cosquilleaban las amígdalas y luchó sin éxito por sofocar las arcadas que sentía.
Con una fuerte tos, expulsó al monstruo de su pequeño orificio y una enorme hebra de saliva conectó sus labios con su monstruo de nueve pulgadas. Ella sacudió el eje mientras tomaba el aliento que tanto necesitaba y lamió la cabeza una vez más, prestando especial atención a la pulgada superior en la parte inferior donde sabía que él sería más sensible. Cuando su espalda se arqueó y se tambaleó permitiendo que un gemido de felicidad escapara de sus labios, ella se rio con alegría.
‐ Me encanta mamar vergas– ella le dijo con sus pupilas todas dilatadas por la combinación de la excitación y el polvo blanco inhalado.
Bill ya estaba convencido de eso. Ella lo había estado chupando ahora durante diez minutos, más de lo que su esposa trofeo nunca había durado. De hecho, el sexo con ella solía terminar en veinte minutos, pero aquí estaba una niña de diez años que mostraba tanto entusiasmo y madurez que se sentía engañado con el dinero que su esposa gastaría como recompensa por follarlo. Kim era todo lo que un hombre quería, una puta sexy más allá de toda descripción, entusiasta, ansiosa y demasiado dispuesta a follar.
Kim estaba ahora en los golpes rápidos con ambas manos, su cabeza se balanceaba y sus bolas estaban saturadas con su saliva mientras babeaba en abundantes hebras desde los bordes de su boca bien tapada. Sacó la lengua y mientras se movía hacia arriba y hacia abajo, pasó su polla a lo largo de ella.
‐ Es grande, no puedo meterla así en mi garganta—le dijo ella tomando grandes bocanadas de aire
‐ ¿Y si yo lo intento?—dijo Bill sumamente excitado
‐ ¿Cómo?—contestó ella llena de curiosidad
‐ Acuéstate boca arriba y deja su cabeza colgando al borde del sillón
Ella dócilmente lo hizo, con una mirada divertida se fue acomodando hasta que su cabeza colgó; mirada todo invertido, era como si Bill caminara en el techo, en esa forma vio como él, se acercó con su enorme verga tomada por una mano, flexionó sus rodillas para quedar a la altura de su boquita, ella lo esperaba con la boca abierta.
‐ ¿Lista?—preguntó y ella asintió
Le metió el glande si problemas, la sensación de la lengua de Kim deslizándose en su verga lo hacía ver el cielo, empujó hasta sentir que había topado con su garganta, la sacó un poco para permitirle tomar aire, cosa que ella no desaprovechó y metió la verga de nuevo, tres intentos y en el último pudo sentir como su glande era apretado por las amigadas de ella y se deslizaba más allá de ellas, la había traspasado.
Bill sabía que ella no respiraba lo suficientemente bien, pero si lo necesario para seguir viviendo, así que puso su mano en la nuca de ella y la metió aún más, sintió como ella se resistió pues ahora no respiraba nada, la sacó y ella abrió sus ojos como si saliera de lo profundo de una alberca
‐ ¿Entró toda?—preguntó asombrada
‐ No, aún faltaba un poco—dijo con voz ronca de excitación
‐ ¿Quieres meterla toda?—dijo Kim respirando agitada
‐ Si, toda en tu maldita garganta
‐ ¿Pues qué esperas mi amo?—le recriminó ella—hazlo, recuerda que soy tuya en este momento
Bill volvió a acomodar el glande en la boca abierta y ansiosa de ella y la empujó, el paso por la garganta ahora no fue problema, él se asombró como el cuello de ella de distendió dibujando lo profundo que estaba entrando, llegó hasta dónde antes lo había logrado y empujó más, sintió el mayor placer de su vida cuando la base de la verga chocó con los labios infantiles de ella y sus huevos quedaron tapando la nariz
‐ Mmmggghhh
Kim hizo sonidos guturales, seguramente batallaba mucho para respirar, pero no lo detendría eso, estaba demasiado excitado para pensar en ella, la sacó y metió cerca de cinco veces, la última fue bestial dejándose caer bsucamente, la sacó y al hacerlo un enorme bolo de saliva salió por la boca de Kim embarrando su rostro, solo la dejo tomar aire y volvió a atacar.
‐ Mmmggghhh
‐ Aaahhh… aaahhh
Lo gemidos guturales de ella y los jadeos de placer de él reinaban el lugar, Bill como una bestia se movía. Ella lo sintió estremecerse y reconoció que estaba empezando a correrse. Tenía sus manos en su nuca enredadas con sus rubios mechones, dirigiendo sus movimientos mientras ella continuaba tomando más y más de su polla en su boca.
‐ Joder… puta… me estoy corriendo– le advirtió.
Kim redobló sus esfuerzos, moviendo la cabeza para que pudiera jodérsela por la boca, la legua estaba de fuera, pues no había suficiente espacio dentro de su boquita para esa verga y su lengüita, eso lo aprovecho y lamió el pene de Bill, que sacudiendo el eje resbaladizo con su saliva la jodía brutalmente.
Sabía cómo manejar una polla y cómo chupar a un hombre hasta el orgasmo. Bill comenzó a follar en su boca, a follar a su pequeña zorra y luego comenzó a perder el control cuando su semen comenzó a hervir.
‐ Tómalo, pequeña perra– gimió.
Kim lo empujó y Sacó su polla de su boca y presionó con su pulgar justo en la base de su verga. El resultado fue que Bill perdió las ganas de correrse y gimió de frustración. Kim se rio y lamió suavemente el eje de arriba a abajo y luego giró la cabeza hacia los lados, envolvió sus labios alrededor de la base y lamió lentamente todo el camino hasta la cabeza.
‐ Maldita bromista—bramó el sorprendido– Me estaba corriendo
‐ Sé que lo estabas, pero todavía no. Todavía no por un tiempo– ella le dijo.
Ella se levantó como pudo, se rostro era cubierto por toda su saliva y su rímel corrido hacia su frente, lo acostó boca arriba y volvió a presionar su polla entre sus pequeñas tetas y las dobló alrededor del eje lo mejor que pudo, formando la otra mitad del capullo con sus manos mojadas. Entonces ella comenzó a follar su polla con sus tetas.
‐ Aaahhh maldita sea… eres una cabrona experta– exclamó Bill.
‐ Mmm ¿te gusta que haga esto?– preguntó ella mientras inmediatamente envolvía su polla de nuevo.
‐ Carajo, sí– se rio.
Volvió a follarlo con las tetas, chupando la cabeza cada vez que aparecía y luego pasando su polla sobre sus pezones erectos antes de chuparla para mojarla y luego una vez más doblando todo lo que podía de sus pequeñas tetas alrededor.
‐ Bien porque, como dice mi mamá, hay muchas formas de complacer a un hombre
‐ Tu mamá– Bill exclamó.
Kim sabía que había dicho algo que no debería haber dicho y, pensando en sus pies mientras continuaba follándose las tetas, dijo.
‐ Este… Sí. Mi mamá me atrapó mirando pornografía y me dio la charla de «pájaros y abejas» como ella lo llamaba. Yo lo sabía todo de todos modos, pero fingí que “no» y esperaba sonar convincente.
‐ ¿En serio? Te enseñaste a chupar pollas así, ¿eh?
‐ Sip– confirmó Kim.
Ella comenzó a chuparlo de nuevo, decidiendo que era mejor mantener la boca llena de algo para evitar que dijera tonterías y revelara los hechos reales. Giró su lengua alrededor de la cabeza y luego, sosteniendo el eje en posición vertical, pasó la lengua hasta que estuvo lamiendo sus bolas. Con una facilidad que no esperaba, ella succionó delicadamente uno en su boca.
‐ Oh, Dios mío, oohh, joder, oohh– gritó.
Kim gimió y gimió mientras lamía sus bolas, una y luego la otra, durante un par de minutos mientras lo masturbaba. Quería mantenerlo duro y darle una mamada que nunca olvidaría. Cuando volvió a chuparlo él estaba en el cielo con el increíble placer que le estaba dando. Durante otros cinco increíbles minutos ella chupó lentamente el semen de sus bolas y subió por su eje hasta que estuvo de nuevo a punto de explotar.
Kim sintió que su reacción a sus mejillas se ahueca y chupa con fuerza en cada golpe. Estaba temblando y temblando, gimiendo de pura lujuria cuando sintió esa sensación hirviente creciendo hasta el punto inminente de liberación.
‐ Aaahhh… dios… tómalo… ahora– gritó.
Kim se quitó y volvió a apretar la base de su polla, negándole la liberación por segunda vez. Ella sonrió mientras lo miraba a los ojos suplicantes. Luego, lentamente, con maldad, cruzó las manos y las tetas alrededor de él para masturbarlo de nuevo.
‐ Puto infierno– se derrumbó en una desesperada necesidad de correrse.
En ese momento, Kim lo jaló hasta el borde del asiento para que estuviera acostado boca arriba, con la cabeza apoyada en la parte trasera del sofá Chesterfield. Ella tomó su pie derecho y lo puso en el asiento y luego hizo lo mismo con el izquierdo. Las nalgas de él estaban completamente abiertas para ella y su enorme erección se levantó orgullosa y lívida y sus bolas estaban empapadas con su saliva. Se preguntó qué iba a hacer y luego se quedó sin aliento en éxtasis cuando ella enterró la cara entre sus nalgas y comenzó a lengüetear su ano.
‐ Mierda, de verdad que eres una gran puta—gritó loco de placer.
El olor era abrumador y fétido y el sabor del sudor maloliente y los jugos corporales rancios y fétidos llenaron su nariz haciéndola retroceder. Pero Kim presionó la punta de la lengua contra su culo fruncido, untándolo por todas partes, haciéndolo retorcerse cuando su lengua ahora firme y enrollada se abrió paso a través del esfínter de mal sabor y se deslizó profundamente dentro.
Quería que él supiera que cumpliría su palabra y haría cualquier cosa por su papá y esta era una forma de asegurarse de que él se diera cuenta. Con gemidos falsos pero creíbles y gemidos de placer, la lengua de Kim se folló el culo con un placer que Bill nunca pensó que fuera posible de ninguna puta, y mucho menos de una niña de diez años. Fuertes sorbidos acompañaron sus ásperas embestidas y succión mientras ella lo besaba y lo escariaba en una contorsión de increíble placer.
Bill estaba en un estado lleno de placer de incredulidad y conmoción por lo que Kim le estaba haciendo ahora. Nunca antes había tenido un trabajo de culo y ahora estaba recibiendo uno de una puta un par de años más joven que su hijo. Lo que era tan delicioso era su ansia de complacer, su voluntad de disfrutar lo que estaba haciendo y su compromiso de hacer que el sexo fuera tan placentero. Estaba en un estado de éxtasis mientras Kim continuaba masturbándose la polla con su mano derecha y lamiendo hasta el punto en que estaba nuevamente cerca del punto de ebullición de correrse.
‐ Aaahhh… si… aaahhh– él gimió cuando ella empujó hacia abajo con su lengua y lo taladró tan profundo como pudo.
‐ ¿Cara o boca?—murmuró Kim.
‐ Mierda… aaahhh… Mmm… no importa dónde– Bill gimió cuando su semen hirvió y comenzó a elevarse por su bien sobre estimulada polla.
Kim sintió el momento de retirarse y cuando arqueó la espalda y tuvo un espasmo en una inmensa eyaculación, Kim enterró su polla en su ansiosa boca.
‐ Aaahhh… joder, si… aaahhh– gritó empujando hacia arriba con su polla.
‐ Mmmggghhh
Kim gimió cuando comenzó a llenar su boca. Kim apretó los labios alrededor de su eje y usando su lengua para estimularlo cada vez más, movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras él lanzaba la primera cuerda de semen en su boca.
‐ Mierda… por dios… que placer siento… pequeña puta, ¿Qué me haces?
Fue todo lo que pudo decir mientras Kim masturbaba su eje, ahuecaba sus mejillas y chupaba con fuerza para ordeñar sus bolas ya secas.
Sintió que su boca se llenaba, sus mejillas tenían que expandirse para recibir la increíble y abundante cantidad de semen que estaba produciendo. La cuarta explosión fue tan larga y pesada como la primera y golpeó la parte posterior de su garganta haciendo que tuviera que reprimir las ganas de tragar.
El quinto fue el chorro que la hizo toser, vomitar y estornudar. Él todavía estaba corriéndose cuando sintió que sus fosas nasales se llenaban con su semen de sabor blanquecino y salió de sus fosas nasales con algo de fuerza para aterrizar por toda su polla y bolas, su barbilla y sus tetas.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas y se mezclaron con los mocos y el semen que había resoplado de sus fosas nasales, pero mantuvo su boca firmemente sujeta alrededor del eje de su polla mientras él continuaba corriéndose, llenándole la boca hasta el punto de estallar. Sintió que un pequeño hilo comenzaba a fluir desde los bordes de sus labios y lo pajeó furiosamente para tratar de acabar con él.
Bill nunca se había corrido tan fuerte en toda su vida, las fuertes ráfagas de semen lo sacudieron hasta el centro y sus bolas se sentían como si las hubieran pateado mientras lanzaba al menos diez cargas en su pequeño y ansioso agujero negro de su boca. Con cada carga de semen, involuntariamente arqueó la espalda, forzando su polla en su agujero de succión y luego colapsó para soportar la siguiente eyaculación evacuando sus bolas.
Finalmente dejó de producir esperma y se dejó caer contra el sofá. Kim lo miró a los ojos y logró esbozar una sonrisa en los bordes de sus labios de esperma. Su rostro era un lío de rímel negro, sombra de ojos, lágrimas, mocos y semen, pero su mirada era de puro triunfo. Mientras continuaba estimulando su polla, lentamente separó sus labios de él y cuando salió de su boca inclinó la cabeza hacia atrás.
Arqueando la espalda, tomó sus diminutas tetas en sus manos, ofreciéndolas y luego abrió la boca, mostrándole su orificio lleno de semen. Inclinándose hacia adelante, lentamente, sexy, goteó su boca llena de semen por todas sus tetas. Bill no podía creer su acción y sintió su polla temblar ante la vista. Ella se rio, gimió y comenzó a frotar su semen en sus tetas.
‐ Por favor, dime ¿Me la tragó?– ella estaba haciendo gárgaras de semen mientras lo decía
Todo lo que Bill pudo hacer fue mirar con asombro y asentir con la cabeza. Para una visión que quedaría grabada en su mente para siempre, vio a Kim inclinar la cabeza hacia atrás y tragar audiblemente el resto de su semen con un genuino placer de total deleite.
‐ Sabroso– Kim se rio y luego recogió lo que quedaba en sus tetas y comenzó a lamer sus dedos para limpiarlos– MMM realmente dulce– ella aventuró.
El pecho de Bill estaba agitado. Le acababan de dar sexo oral del más alto calibre que duró casi una hora y era de una niña de diez años. La miró con total admiración.
‐ Necesito limpiarme—dijo Bill al aire.
‐ Yo haré eso– Kim le aconsejó.
Bill se sorprendió de nuevo cuando Kim se inclinó hacia atrás en su entrepierna y comenzó a lamer y limpiar su polla de hasta la última gota de semen que ella no había podido tragar. Mientras se inclinaba alegremente hacia su tarea, entre lamidas y chupadas, dijo.
‐ Una buena puta siempre limpia la polla de su hombre del desastre que ha hecho
De nuevo se mostró incrédulo por el origen de este sentimiento, pero estaba convencido de que no era por ver porno. Vio como Kim se levantaba de sus rodillas donde había estado durante la boca de casi una hora de placer que le había dado e hizo una mueca mientras estiraba sus doloridas piernas.
‐ Oh eso se siente mejor
Declaró mientras comenzaba a ajustarse el liguero y alisar sus medias. Se sentó a horcajadas sobre él y presionó su coño contra su polla y con un brillo perverso en sus ojos aplastó sus labios sobre los de él. El beso entrelazado con lengua húmeda duró más de un minuto y ella acunó su cabeza entre sus brazos, presionando sus tetas contra su pecho peludo. Cuando salió a tomar aire, preguntó.
‐ ¿Te gustó Bill? ¿Te Chupe bien tu verga? ¿Mi amo está complacido?
‐ La mejor mamada que he tenido– admitió.
‐ ¿Oh en serio? ¿Estuvo tan bien?
‐ Sí, Kim, realmente lo fue– confirmó con una larga inhalación.
‐ Necesito un trago– dijo Kim– y apuesto a que mi cara está hecha un desastre. Se siente así. Te corriste tanto que estornudé tu semen por la nariz. Aún puedo sentirlo ahora. Necesito limpiarme la cara.
Ella se levantó de sus muslos y se acercó al escritorio donde rápidamente tragó el restante en el vaso con vodka que él le había dado y luego se volvió hacia él. Bill estaba totalmente hipnotizado por la imagen de esta joven que se veía tan adulta, que apestaba como una profesional experimentada, pero tenía el cuerpo de una preadolescente recién comenzando a desarrollarse. El contraste fue increíble.
‐ ¿Hay algún lugar donde me pueda limpiar?—preguntó- para que luego puedes follarme—dijo coqueta.
Bill la llevó a un baño de mujeres cercano y Kim entró con su bolso al hombro. Cuando regresó a su oficina, su mente era un conflicto de pensamientos. Tenía tanta experiencia sexual, tan adepta sexualmente, tan excitante sexualmente. Todavía estaba tratando de ordenar sus pensamientos cuando Kim regresó unos minutos después. Se había limpiado la cara lo mejor que pudo y reparó su maquillaje de zorra. Sus penetrantes ojos azules brillaron con renovada energía y sus labios rojos, recién pintados, solo invitaban a ser besados.
Se dirigió al escritorio y esnifó la última raya que había hecho, volteo a verlo mientras se limpiaba la nariz
‐ ¿Vamos a follar ahora?– preguntó con voz de niña inocente.
Bill miró la hermosa y sexy imagen que estaba frente a él. Sus ojos se fijaron en las tiernas e hinchadas tetas de Kim y en los ruborizados y rosados pezones duros y luego bajó por su cuerpo hasta su reluciente montículo. Su mirada era tan intensa que Kim sintió como si sus manos la estuvieran acariciando. Lentamente separó las piernas, se pasó las manos por las tetas y dejó caer la cabeza hacia la derecha, mirando lascivamente a sus ojos soñadores y se lamió los labios rojos.
‐ ¿Y bien? ¿Vamos a follar o no?– presionó.
Ella estaba cachonda. Ella estaba caliente. Tenía tanta necesidad de follar. Su coño estaba goteando y se pasó el dedo índice de la mano derecha lentamente por la abertura. Luego se lo llevó a la boca y lo chupó. La connotación era evidente y Bill sintió que su polla se levantaba de nuevo. ¿Cómo pudo una niña tan pequeña despertarlo tanto? Extendió las manos para darle la bienvenida a sus brazos y se besaron, acariciaron, abrazaron, y se retorcieron juntos en una unión feliz, cuerpo contra cuerpo hasta que Bill la puso boca arriba y se arrodilló frente a ella.
‐ Tu turno para que te complazcan, pequeña perra– le dijo a ella.
Le abrió las rodillas y le sonrió al hermoso coño que se encontraba ante sus ojos. Estaba sonrojada y brillante por la excitación, los labios hinchados y húmedos, con una mancha de jugos goteando lentamente desde la raja hasta su culo mientras sentía que su excitación aumentaba con cada toque y beso. Kim gimió con un maullido de éxtasis cuando la lengua de Bill se abría paso a lo largo de su coño palpitante, de arriba a abajo y luego regresando lentamente a su punto de partida.
‐ Oh Bill– ella gimió.
Bill literalmente la devoró, él se deleitó con el coño más sabroso que jamás había experimentado. Ella era dulce, fresca y olía tan embriagadoramente a lujuria. Mientras sondeó profundamente dentro de su coño espasmódico, pasó las manos por su estómago, hacia sus tetas y comenzó a acariciarlas, haciendo rodar sus pezones entre sus dedos y pulgares. A Kim le encantó, arqueó la espalda y llevó sus piernas cubiertas de nailon negro sobre sus hombros para envolverlas con fuerza alrededor de su cabeza. Ella apretó con fuerza y tiró su lengua más profundamente en su ahora chorreante coño.
‐ Mmm joder, sí Bill, no pares aaahhh… más lengua Bill, más… Oh, sí… Más profundo… aaahhh… cómeme, por favor Bill.
Bill le dio lo que quería y, lenta pero seguramente, la llevó al punto del orgasmo. Con un creciente gemido de lujuria llena de pasión, Kim sintió que su cuerpo comenzaba a derretirse, temblar y estremecerse.
‐ Bill… me Estoy… aaahhh viniendo… aaahhh
En ese mismo momento, Bill sacó la lengua de su coño humeante y tembloroso y sopló una ráfaga de aire frío sobre su hendidura empapada.
‐ Oh No, Bill por favor– Kim gritó tratando de masturbarse.
‐ No. Tú me lo hiciste a mí, así que ahora te lo hago a ti… se rio con una risa casi malvada Puedes correrte más tarde– tal vez
‐ Oh por favor Bill– Kim suplicó– Oh, joder, sí… aaahhh
Bill había atacado su coño de nuevo, solo que esta vez estaba masticando los labios de coño, mordisqueando y mordiendo su clítoris mientras alternaba chupando todo su coño en su boca y luego, lenta y burlonamente, lamiendo toda la longitud de su coño mojado.
Kim envolvió sus piernas alrededor de su cabeza de nuevo y procedió a arquear su cuerpo, forzando su lengua tan adentro como pudo. Las manos de Bill reanudaron la circunferencia de sus tetas y luego sintió una de sus manos agarrando su cabello, empujándolo y tirando de él. Su otra mano se deslizó hacia su clítoris y vio que sus dedos comenzaban a jugar con él.
‐ Necesito correrme, Bill—la pobre Kim decía suplicante, sus ojitos eran el vivo retrato de súplica– Por favor, Bill, Hazme venir– le suplicó y luego gimió– OH, Mierda—la niña no pudo evitar poner sus ojitos en blanco de placer
Bill le había devuelto el cumplido y le había perforado el agujero trasero con la lengua. El sabor era tan diferente al de su esposa. Ella estaba tan fresca al gusto y obviamente se había limpiado antes, así que Bill raspó su lengua dentro de ella, follándola con golpes rápidos, duros y penetrantes. Kim se retorció y se estremeció y él pudo sentirla tensa en su agonía de pasión. Sin interrumpir su movimiento, dejó caer su mano derecha a su coño y empujó el nudillo del dedo medio profundamente en su coño.
‐ Aaahhh, mierda–Ella estalló.
Vino de la nada, ninguna indicación para ninguno de los dos mientras ella explotaba, temblaba y se estremecía a través de un orgasmo tan intenso que gimió con toda su voz durante treinta segundos completos, agarrando su cabeza con sus manos y apretando su coño contra su cara. .
‐ Mierda… Mierda… Mierda… Mierda—maldijo una y otra vez con el ceño fruncido por la explosión de placer que sentía
Kim no fingía su orgasmo, sentía un gran placer con la lengua de su maduro amante. Bill sonrió para sí mismo mientras seguía follando su culo con la lengua y follándose el coño con dos dedos. Lentamente redujo la velocidad en sus dos orificios mientras ella colapsaba como una pequeña puta bien jodida. Bill lamió su ingle para limpiarla de su corrida femenina y luego se sentó para mirarla. Estaba recostada, con las piernas abiertas de par en par, las manos en las tetas y el pecho agitado con grandes respiraciones mientras bajaba lentamente de la cresta de su onda orgásmica.
‐ Creo que lo disfrutaste– dijo como si no fuera obvio.
‐ Si, jodidamente fantástico– ella gimió con su boca siempre tan seca– y todavía no hemos follado.
‐ No, no lo hemos hecho—confirmó él mientras echaba un vistazo al reloj de la pared detrás de su escritorio.
Faltaban veinte minutos para las diez. Se habían estado disfrutando el uno del otro durante casi una hora y media y apenas habían pasado de las presentaciones orales. Tenía tantas ganas de follar con ella ahora mismo, pero el tiempo los estaba pasando. Se acercó al frigorífico, seleccionó dos bebidas más y volvió para darle una. Kim se llevó la botella a los labios y la bebió. Se sentía tan seca en un extremo y empapada en el otro. Ella le sonrió y luego tomó el biberón con la mano derecha, apoyó los talones en el sofá, abrió las piernas lo más que pudo y deslizó el cuello del biberón en su coño.
‐ Te quiero ahí, Bill– le dijo mientras se masturbaba con la botella– Hasta el fondo
Bill se puso de pie, se volvió hacia ella, deslizó las manos por debajo de sus brazos, la levantó como si fuera una pluma, se dio la vuelta para sentarse y la llevó a descansar a horcajadas sobre su regazo. Mientras lo hacía, la botella se deslizó de su coño y rebotó por el suelo.
‐ ¿Cómo podría rechazar tal solicitud?– le dijo Bill a ella.
La mano derecha de Kim agarró su polla ya dura como una roca y comenzó a bombearla. Ella lamió su mano izquierda y la untó sobre su eje y procedió a frotar su polla hacia arriba y hacia abajo por su chorro de coño. Estaba tan consciente de su tamaño y de lo apretada que había estado ella con sus dedos que necesitaba tomarlo con calma.
‐ ¿Me lo vas a hacer a pelo o quieres un condón?– preguntó ella.
Bill se desconcertó por la terminología de “A pelo”, eso era algo que solo escuchaba en las cantinas o burdeles, la típica expresión que se le dice a una prostituta “te voy a joder a pelo, quieras o no”
‐ Ponme en tu coño, Kim. Tan lento o tan rápido como quieras, solo méteme ahí. No quiero nada entre nosotros.
‐ Ok—dijo ella y sonrió.
Se iba a sentar a horcajadas cuando él la detuvo.
‐ Solo que olvidas algo
‐ ¿Qué?—Kim preguntó desconcertada
‐ Te portaste mal
‐ ¿por qué?—dijo con una sonrisa, sintiendo a dónde iba eso.
‐ No me dejaste correr y por eso mereces castigo
‐ ¿me castigaras mi amo?—dijo frunciendo el entrecejo cual sumisa con su amo.
‐ Si
‐ ¿Dolerá?
‐ Sí, pues es un castigo y debe doler
Kim abrió la boca emocionada, pero poniendo cara de sumisa, él la tomó de las manos y la acostó boca abajo sobre sus piernas, como lo haría un padre que educa a una hija, Kim se movía inquieta sobre el regazo de él.
La pequeña niña de 10 años sintió como Bill le apretó las nalgas, como tanteando su firmeza, ella sentía mojar su rajita con esa sensación, cerró sus ojitos infantiles cuando sintió como la mano de él se despegó de sus nalgas y regresó de forma rápida haciendo un chasquido al golpear
‐ Ay
Bill levantó la mano y la dejo caer, una y otra vez, al principio lo hizo suave, pero conforme vio cuando resistía ella aumentó la intensidad.
La sesión de nalgadas ya llevaba varios minutos, Kim apoyaba sus manitas sobre el sillón aguantando las nalgadas, honestamente su mamá y papá le habían dado golpizas peores, eran algo sádicos cuando de tortura se trataba, así que esto solo era un pequeño entremés para ella, si el supiera lo que ella podía aguantar, seguramente eyacularía precozmente de excitación.
‐ Aaahhh
Gimió cuando el acarició las nalgas recién golpeadas, estaban rojas como si la sangre las manchara. La niña respiraba agitada, había sido una buena sesión para ambos, Bill estaba en un punto muy alto de excitación, si bien cierto que su esposa trofeo hacía lo que él quería, ella no participaba tan activamente si nalgadas o cachetadas se trataba.
‐ ¿Te gustó mi amo?—dijo Kim parada frente a él– ¿te gustó golpearme? ¿te gustó castigarme?—giró su cabeza para ver sus nalguitas—mira como me las dejaste, tendrás que darme muchos besitos para que se me quite el ardor
‐ No
‐ ¿No?
‐ Ya te quiero joder, ya en este momento
Kim se acercó y colocó su polla en la entrada de su coño, frotándola en sus jugos para hacerla tan resbaladiza como pudo y empujó lentamente hacia abajo. Mientras lo hacía, su polla separó los labios de su coño, llenándola lentamente mientras aplicaba una ligera presión hacia arriba. Sintió que su coño se extendía a su alrededor, se abría y parecía que se movía lentamente dentro de un milímetro a la vez.
Kim sintió toda la cabeza de su polla partiéndola, el dolor era algo que no había sentido desde que su papá le quitó la virginidad un año antes, pero esta polla era mucho más grande para acomodarla en su pequeño coño de diez años. Ella se relajó hasta que solo la punta estuvo adentro y luego presionó hacia abajo nuevamente. Lo sintió deslizarse más profundamente y gimió con la sensación de llenarla.
‐ Joder, es enorme– ella gimió– Es enorme… aaahhh
Bill la tenía agarrada por las caderas, pero ahora comenzó a amasar y mutilar sus montículos de tetas, apretando sus pezones con tanta fuerza que sintió que él se los iba a quitar.
‐ Ay… no tan fuerte– ella gritó.
Bill se relajó hasta que la sintió relajarse y luego experimentó que ella comenzaba a follarlo. Enterró su lengua en su garganta y gimió cuando ella empujó su polla profundamente en su coño protestando.
‐ Aaahhh
Ella gimió con placer indisimulado cuando después de solo un par de minutos lo estaba cabalgando rápido y profundo, sintiendo su polla tocar su cuello uterino cada vez que tocaba fondo. No podía aceptarlo todo, era imposible, pero ahora quedaba menos de un ancho de mano para encajar cuando comenzó un salvaje paseo en su semental.
La única palabra para describir verdaderamente el acto fue «Joder». Kim apretó con fuerza con los músculos de su joven coño cada vez que se alejaba de él, ordeñándolo con su chocho caliente y apretado y luego se martilló para tomarlo tan profundo como pudiera. Quería tanto las diez pulgadas adentro, pero tuvo que conformarse con solo ocho pulgadas largas, gordas, llenas de venas, de la polla del hombre follando su coño.
Bill se deleitó con la niña, le apretó sus tetas, le pasó la mano por el culo y las piernas cubiertas de nailon, disfrutando las sensaciones táctiles de un cuerpo joven y dispuesto que se complacía con el suyo y le devolvía lo mismo. La habitación se llenó de ruidos fuertes y húmedos de dos cuerpos follándose entre sí con la intención de hacer que el otro se corra primero.
Kim ganó la carrera. Bill estaba tan emocionado y lleno de lujuria con las paredes vaginales infantiles oprimiendo su verga, casi como un guante que se ajustaba perfectamente a su verga, Kim apretó su vagina con tanto goce para él que no pudo reprimirse ni un momento más. Sintió que sus bolas se contraían, su polla irradiaba esa estimulación reveladora de una liberación inminente. Cuando Kim golpeó hacia abajo una vez más, con la boca llena de su teta derecha, Bill llegó como un trueno.
‐ Dámela Bill, la quiero toda… dámela… aaahhh
Billl estalló con un torrente de semen, escupiendo cuerdas gruesas y pesadas en su cuña preadolescente desprotegida sin condón.
‐ Aaahhh—gimió Kim cuando el primer chorro quemó las paredes de su coño.
‐ Aaahhh—volvió a gemir cuando el segundo llenó la cavidad que no llenó la polla.
‐ Aaahhh– la tercera no tenía a dónde ir más que afuera y ser escupida de su coño relleno de polla.
‐ Aaahhh– el cuarto fue como una presa estallando y Kim lo sintió escupir y silbar desde su coño, goteando por la raja de su culo y hacia abajo por sus muslos.
‐ Aaahhh– el quinto fue el comienzo del flujo final, se forzó a salir alrededor de su polla y fue bañado en semen y jugos de vagina cuando Kim llegó– – Oh joder BILL… aaahhh
Su orgasmo fue tan poderoso como el primero veinte minutos antes y se estremeció. Su papá nunca la había follado tan bien como ahora, nunca la había hecho correrse tan fuerte como ahora y nunca la había dejado sintiéndose tan bien y realmente follada como lo hacía ahora. Kim se derrumbó contra el pecho de Bill, su coño palpitaba alrededor de su polla todavía temblorosa que todavía estaba vaciando sus bolas de semen.
Permanecieron encerrados juntos durante largos minutos hasta que Kim sintió que la polla comenzaba a desinflarse y finalmente se deslizó de su coño rezumando semen con un audible «plop» de succión. Ambos respiraban con dificultad, tratando de controlar su ritmo cardíaco y reunir la energía para moverse. Kim lo besó larga y fuerte con toda la pasión que pudo reunir y cuando rompió el beso, lo miró profundamente a los ojos y dijo.
‐ Bill, esto fue jodidamente genial, no imaginaba que fueras tan buen amante, espero no estés tan candado, todavía tienes un agujero más que llenar
Él estalló en una sonrisa y la abrazó contra su pecho, sintiendo sus duros pezones presionando contra él.
‐ Eres una putilla sexy, Kim, pero estoy hecho polvo. Además, necesito llevarte a casa para que estés allí antes de que vuelvan tus padres.
Kim gimió y se acurrucó contra él, sin querer romper el abrazo.
‐ ¿Quieres verme otra vez?– ella preguntó mientras le acariciaba el pecho.
‐ ¿Quieres tú?
‐ Si Bill, si quiero, pero ¿está seguro el trabajo de mi papá?
‐ Sí, seguro– le dijo y pensó para sí mismo «nunca estuvo en peligro», pero no le dijo eso—pero ya no quiero que sea para que tu papá conserve el trabajo, quiero que sea porque lo deseas tanto como yo
‐ Si Bill, te deseo mucho ahora que me cogiste.
Poco después de las diez, cerró la puerta de las oficinas y llevó a Kim a su coche. Tenía menos de media hora para llevarla de regreso a su casa. Afortunadamente, las carreteras estaban tranquilas y cuando se acercaron al largo camino de entrada a su casa, detuvo el auto y se volvió hacia ella.
‐ Dame tu número de teléfono móvil.
Lo marcó en su teléfono y luego se besaron de nuevo, su mano ahuecó su teta derecha y la acarició a través de su blusa y sujetador.
‐ Te enviaré un mensaje de texto para concertar otra noche. Pon las excusas que tengas para salir de casa. El trabajo de tu papá está a salvo, pero tu culo no.
‐ Sí Bill, haré lo que me digas—dijo sonando sumisa
‐ Bien porque todavía tengo un agujero más que llenar– le recordó.
‐ Si Bill, solo te pido que seas gentil porque tu verga es más grande que la de papá
Se tapó la boca cuando reaccionó a lo que había dicho, Bill sonrió con malicia, la había atrapado, lo sospechaba, pero ahora la niña lo corroboraba
‐ Lo sabía, sabía que tu papá era quien te estaba cogiendo, solo puedo decir que lo envidio
‐ No lo envidies, me tendrás cuando quieras—dijo Kim acariciando al verga sobre el pantalón, quiero que seamos amigos y amantes y para que veas que es en serio, cuando me jodas el culo quiero que lo hagas fuerte, sin piedad, que me partas en dos, ¿quieres tú?
Bill no contestó solo le llevó la mano su enorme verga para que ella palpara la dureza que se formaba, esa era la mejor forma de decirle que él también la quería partir en dos con su verga
Un beso rápido y ella se fue, corriendo por el camino tan rápido como sus tacones de cuatro pulgadas se lo permitían. Bill sonrió como el gato de Cheshire. Qué mierda era ella y qué futuro le deparaba. Arrancó el coche y se marchó.
En la casa, Kim se desnudó rápidamente, se duchó, limpió su coño de todo el semen que Bill había depositado allí y luego se puso su pijama. Se sentó frente al televisor con una botella de cola a medio consumir frente a ella solo un par de minutos antes de que sus padres llegaran a casa.
‐ Hola cariño– la saludó su papá.
‐ Hola papi– sonrió mientras él la abrazaba con fuerza.
‐ Papi te extrañó esta noche– le dijo Alan, besándola en los labios y acariciando su trasero.
‐ Y mamá también– agregó Bertha.
‐ Preparémonos para la cama y tengamos un buen trío, ¿de acuerdo?– Alan sugirió.
‐ Vaya, te veo muy contento—dijo Kim sonriendo
‐ Bueno—interrumpió Bertha– el jefe de tu padre le llamó hace unos minutos y le dijo que no tenía que preocuparse por su empleo, que era un buen empleado y que quebraría la empresa antes que despedirlo, hasta le dio un aumento del 25%
‐ ¿En serio?—dijo Kim fingiendo sorpresa
‐ Si mi amor—dijo Alan sin dejar de acariciar el trasero de su hija
‐ Si, incluso le dijo que quería invitarnos a su casa de campo cerca de la playa
‐ Eso es fabuloso—dijo Kim emocionada, sabiendo que la invitación era para su culo
‐ Bueno mi amor, vayamos a la cama que quiero festejar en ese hermoso culito que tienes
‐ Está bien papi– respondió Kim y se preguntó de dónde iba a obtener la energía.
Cuando la puerta del dormitorio se cerró y los sonidos de tres humanos jodiendo llenaron la habitación, en su propia casa Bill ya estaba planeando la próxima vez que la tendría. La próxima vez que le clavaría el culo.
fin historia de Kim
NO JODAS!! ESTO NO PUEDE SER EL FINAL. EN PRIMER LUGAR, QUE RELACION TIENE ESTA HISTORIA DE KIM CON LA DE ALICIA?? Y LUEGO, DE POR SI, LA HISTORIA DE KIM EXIGE MAS PARTES DONDE EL JEFE DE SU PADRE LA PARTA EN DOS POR ATRAS, ESA ZORRITA TIENE SU MORBO Y YA QUE HAS CALENTADO MOTORES, PODRIAS TERMINAR COMO ES DEBIDO, NO? LA HISTORIA TIENE UN MORBO QUE CALIENTA A CUALQUIERA ASI QUE, POR FAVOR, DALE UN CPITULO MAS Y REMATALO, YO QUE SÉ, TAL VEZ DEJANDOLA EMBARAZADA DE UN PADRE DESCONOCIDO
Hola danteA, kim es la mejor amiga de alicia, la voy a involucrar mas en la historia, por eso quería hacer una breve introducción en lo que era kim. Saludos
Que tal, primero deje lo felicito por su talento pues me encantan sus relatos, quisiera que publicara unos relatos míos que no he podido terminar por falta de tiempo
Eres el mejor autor de relatos eróticos que he leído en mi vida.
Gracias superken.
Hola excelente me sumo a q sigas y la embaraces y hagan maldades con ella y su lactancia y bb obvio escríbeme estimado quisiera intercambiar ideas
Amigo soy admirador de tus relatos eres uno de los mejores en la página. Por favor continúa la historia de Kim no nos dejes así! El recrear la escena en la mente es súper exitante y morbosa sobre esta nena. Sigue asi. Un abrazo