Amadísimas y putísimas hijitas
Cuando una mujer poliamorosa se queda embarazada, desea siempre lo mejor para “lo que venga”. Cuando da a luz, desea siempre lo mejor para lo que acaba de nacer. Y cuando lo que ha nacido empieza a crecer, siempre desea convertirla, si es niña, en la mayor depredadora sexual posible ¿o no es así?.
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Cuando ese cuarentón desconocido empezó a penetrar a mi hijita, en una de las pequeñas camas de esa buhardilla reconvertida en picadero de niñas y solaz divertimento sexual de sus santas y putas madres, me sentí orgullosa de ella y de todas las enseñanzas sexuales que, desde que nació, le enseñamos su padre y yo.
Era la única parte virgen de su cuerpo. Al menos en lo humano, ya que los dildos de hasta 2,5 cm de grosor, habían penetrado en ella diariamente en los últimos meses. Incluso el de 3 cm ya empezaba a usarlo hasta el fondo de sus agujeros Su padre no quiso romper su deseo de ser “humanamente desflorada” por el hombre que ella eligiese, como primer paso para entregarse al mundo del dogging, de la infanto-prostitución, e incluso al porno.
Y no solo apoyamos sus deseos, sino que los fuimos acrecentando y fuimos explorando todas sus cualidades de niña viciosa para que no solo nunca dejase de entregarse al mundo de los placeres sexuales, sino que los necesitase para vivir, los buscase desesperadamente. Incluso de los más pervertidos y humillantes. Y ella siempre superaba nuestras expectativas ¡era una viciosa nata!
Mi amado esposo y padre suyo, la estaba grabando mientras era follada por primera vez. Solo los padres podían grabar o fotografiar a sus hijas mientras follaban en este pequeño club, manteniendo siempre oculto el rostro del follador o la folladora. Las cámaras generales estaban apagadas. Mi hija, con sus 9 años cumplidos y a pesar de ser su primera vez y en público, lo hacía muy bien, y la penetración la estaba haciendo muy feliz a pesar de la polla que por primera vez, la estaba follando.
Sus brazos abrazaban a su amante por el cuello y los labios de mi pequeña hija estaban constantemente pegados a los del hombre, mientras tal y como se besaban, se notaba que sus lenguas estaban jugando dentro de sus bocas. Esa polla entraba y salía una y otra vez de su vaginita, prácticamente pegada a sus paredes y arrastrando todo su cuerpo, y yo me sentía, además de extraordinariamente excitada, muy orgullosa de todas nuestras enseñanzas y de cómo complacía al hombre que la estaba poseyendo. Se notaba perfectamente el placer masculino en su respiración y en como abrazaba a la niña, la acariciaba, y la penetraba hasta el fondo ¡era tan estrecha todavía!
Y el cuerpo de la niña se movía sin parar. Sus piernas querían abrazar el cuerpo de su primer hombre, pero a pesar de su estatura y de la longitud de sus bonitas piernas, era casi misión imposible, pero no dejaba de intentarlo para poder ser follada sin moverse tanto para sentir mejor ese pollón. Hasta cinco personas y dos de las niñas que por allí estaban para follar, seguían todas sus evoluciones, un poco sorprendidas de que esta niña, la primera vez que acudía a este club super-privado, pudiese ser tan puta y follar con tanta intensidad con pollas tan grandes.
Y una vez más, me sentí orgullosa de ser su madre y maestra. Mi esposo, su padre, y yo, habíamos sido de jóvenes y lo éramos de adultos, un par de viciosos sexuales. Los dos coincidíamos en nuestras perversiones y nos propusimos convertir a nuestra hija, si esa era su voluntad, en una puta infantil adicta a toda clase de perversiones y depravaciones. Y nació más viciosa de lo previsto. Cuando cumplió los 4 años me quedé preñada y nuevamente fue una hija, con lo que nuestra primera hija, Amaia, fue el comodín que usamos para con sus experiencias poder pervertir mejor a nuestra segunda hija y con ella, mejorar todos sus vicios y acrecentar sus pasiones y sus más perversos deseos.
Pero Amaia, que aprendía todo con una enorme curiosidad y unos deseos inmensos de superar nuestras expectativas, por una razón incluso desconocida para ella, le prohibió a su padre que la penetrase vaginalmente. Ricardo, su padre, la hizo una preciosa mamona. Le hizo amar el sexo anal penetrándola constantemente… pero del sexo vaginal se preocupaba ella misma, incluso yo no podía penetrarla con mis dildos. Siempre nos decía que ella quería ser puta y que si su padre quería follarla, tendría que pagar, al menos la primera vez. Pero que nunca sería su primer hombre. Y ahora, su primer hombre, ya no solo la estaba follando, sino que en estos momentos se estaba derramando dentro de ella. Su coñito estaba aceptando su primer semen.
A través de mi amiga Yolanda conocimos la existencia de este superclub privado, que solo aceptaba padres y niñas incestuosas para entrenarlas y dedicarlas a la más pervertida y cara prostitución posible. Lo curioso, es que también casi todas sus madres, algunas de ellas divorciadas y/o solteras, se prostituían con sus hijas. Era un placer colectivo, una loca lujuria, en la que ni las drogas ni la edad importaban, solo que las niñas complaciesen todos los placeres de los clientes y clientas que pagaban más que generosamente, el uso de esos cuerpos tan especiales y de los de sus putas madres, incapaces de negarse a nada, siempre que se les pagase muy adecuadamente.
Allí estaba mi querida Yolanda, mi amiga y amante, preñada de 14 semanas, que con su hijita de 11 años, estaban disfrutando de unas rayas de coca y unos vasos de alcohol de alta graduación, mientras que por el sonrosado culo de su pequeña, salía el semen que unos minutos antes le habían depositado en una preciosa penetración anal ¡increíble que en aquellos estrechos culos, cupiesen aquellas pollas que tanto las dilataban!
Cada quince días se celebraba esta pequeña fiesta de “solo” padres y sus hijas. Unas fiestas de verdadera hermandad, amistad y de intercambio infantil. Las niñas que ya empezaban a trabajar de putas, iban demostrando a sus padres y al resto del colectivo, que las enseñanzas recibidas de sus mayores y las iniciales prácticas sexuales con sus clientes, asesoradas por sus entrenadoras, se iban adecuando a sus vicios, deseos y placeres. Y compartían sus experiencias con el resto de las niñas. Ninguna de ellas decía que no, al consumo de coca, porros, tabaco, alcohol y diversas gotas que estimulaban sus deseos sexuales enormemente, o que les podían anular el dolor de tantas penetraciones para que los gustos de sus folladores fuesen debidamente complacidos. Al revés, sus deseos de consumir y de hacer todo lo prohibido, las volvía aún más locas.
Amaia y yo, con mi esposo, habíamos sido invitadas por Yolanda, previa autorización de la dirección. Las dos nos conocíamos hacia algún tiempo por coincidir también en nuestras perversiones sexuales con nuestras hijas. Nos hicimos amantes, follamos muy intensamente y poco a poco nos entregamos a los placeres, las madres y las hijas. Una tarde fuimos Amaia y yo a su casa, nos fuimos a su cama, y cada una se folló a la hija de la otra ¡ya éramos familia! Nos habló de este club y se ofreció a presentarnos. A nosotros nos pareció una gran oportunidad para que la niña explotase sus deseos sexuales, aceptamos y aquí estábamos, ofreciendo a nuestra hija al mercado sexual.
Y mientras me bebía mi tercer o cuarto whisky y saboreaba, más que fumaba, mi potente segundo porro, vi a la barrigona de Yolanda que se acercaba a mí, con una mujer preciosa y siliconada de unos 55 años, y una niña de unos 12-13 años visiblemente preñada. Todas, como el resto de los presentes, estábamos desnudas. Y cuando sonrientes estuvieron a mi altura, Yolanda me dijo:
–Maruja, te presento a Teresa, la directora de este complejo y de las instalaciones. Es además la supervisora de las niñas y quien decide qué tiene que hacer cada una de ellas. Y que es lo que tienen que beber, fumar, las drogas o gotas que deben consumir en cada momento. Ella fue prostituida con 5 años y es puta desde entonces, como lo son sus hijas y lo es su nieta, que es esta preciosa niña preñada que está con nosotras y las demás nietas. Como ves, predica con lo que dice. Experiencia no le falta y sabemos que nuestras hijas y nosotras mismas, estamos en las mejores manos para ser pervertidas. Ya verás lo viciosa que será tu hija en pocas semanas cuando se la dejes a ella.
Teresa se acercó a mi, casi se abrazó y me dio un maravilloso y húmedo beso en los labios. Se apartó un poco, me tocó descaradamente las tetas. Me las aplastó con sus manos y de repente, mira y acaricia mi estómago, me mira a mí y me pregunta:
–Maruja ¿Cuándo fue la última vez que te quedaste preñada? Y otra pregunta, ¿Cuánto tiempo hace que tus tetas no tienen leche?
Con esas preguntas tan directas y personales, me sonrojé abiertamente. No sabía qué contestarle, qué decirle. Así que le dije la verdad:
–Hace 5 años que tuve otra hija y 4 años que dejé de darle teta.
–¿Y has sido capaz de estar tanto tiempo sin quedarte preñada y sin llenar esas preciosas tetas de leche? ¿Cuántas veces te has quedado preñada y has abortado? ¿Cuántas veces te has medicado para que tus tetas produzcan leche solo por el placer de llenarlas o de dar de mamar a quienes lo deseen? ¿Han mamado muchos adultos de tus tetas? No olvides nunca que estás en un club para vicios extremos y si queréis formar parte de él, debéis ser extremadamente viciosas y pervertidas, vosotras y vuestras hijas.
Creo que nunca me sonrojé tanto. Comprendí de golpe que ese club no solo era un club muy privado de excesos sexuales especialmente infanto-juveniles, sino un sitio donde los vicios y los placeres sexuales ilimitados iban unidos de la misma mano. Según los embarazos y los abortos, sabrían todos lo puta que era y las veces que podría dejarme preñar solo para abortar o llenar mis tetas. Fabricando leche mis pechos de forma artificial y ofreciéndolo habitualmente a todos los hombres y mujeres deseosos de beber leche de unas tetas femeninas, yo misma me estaba ofreciendo para entregarme al placer de los otros, al mismo tiempo que me convertiría en una exhibicionista sin paliativos. Y esa entrega. Y ese placer, no solo serían de darles leche, sino que mi entrega sería total y sin limitaciones, como si en mi frente se grabase la palabra PUTA ¡y me corrí!
Y no solo me corrí de forma tan involuntaria y sin actividad sexual, sino que mi corrida fue escandalosa por mi estremecimiento y la cantidad de fluidos que salían de mi vagina y se deslizaban por mis piernas. Y le respondí:
–Solo me he quedado preñada dos veces y las dos veces he tenido niñas. Si mi esposo lo acepta, me podría quedar embarazada otra vez y a las 12-15 semanas abortar. Así enseñaría a mis hijas que quedarse preñada no es un problema y abortar es natural. Y que ellas no deben temer ni a lo uno ni a lo otro. Y si tú quieres que dé leche, me tomaré los medicamentos necesarios y daré leche. Si quieres que sea una vaca lechera lo seré. Y solo mi esposo ha mamado de mis tetas, pero nada me importaría entregarme para que lo hagan los que lo deseen ¿De verdad me quieres tan puta? Pues lo seré y seré un ejemplo para mis niñas. Prácticamente ni mis hijas ni yo nos negaremos a nada.
–¿De verdad… estás segura que serás tan puta? –me preguntó Teresa sarcásticamente- Mira cielo, aquí los maridos no importan, esto es un matriarcado y solo tú decides ¿Y de verdad vas a hacer puta y drogata a tu hija de 9 años aquí presente?
Asentí tímidamente. Me cogió de la mano. Yolanda cogió de la mano a mi niña, y nos dirigimos los cuatro hacia un mueble cerca de una de las ventanas. Entonces Teresa vio que nadie estaba follando en esos momentos, dio unas palmadas y al mirarnos las más de 40 personas que allí estaban, incluyendo a mi esposo, les dijo:
–Atención todos. Esta familia que aquí tenemos por primera vez, quiere formar parte de nuestro club y de nuestros vicios privados. Son Ricardo, Maruja y Amaia. Y además tienen otra niña de 5 años que pronto estará con nosotros para putearla a tope. Maruja acepta nuestros vicios y dice que no se negará a nada, incluso a quedarse varias veces preñada para poder abortar, ya que a sus 33 años nunca ha abortado por capricho (se oyeron risas y silbidos) y nos entrega también a su hija para que hoy la convirtamos en una puta drogata y ahora veremos lo que aguanta.
Sacó de un pequeño armario una botellita con un líquido oscuro y un medidor para gotas. Llenó dos vasos de coñac y destapando una bandejita que estaba llena de coca, me dijo para que todos, incluyendo mi esposo y padre de la niña, lo oyesen:
–Maruja, este líquido oscuro es un potenciador de los peores deseos sexuales. A los pocos minutos de tomarlo, un enorme calor invadirá vuestros cuerpos, y el cerebro te exigirá mantener toda clase de relaciones sexuales sin limitaciones, incluso de dolor por las muchas penetraciones que podáis tener. Sus efectos durarán entre 3 y 4 horas. Deberás ponerle 3 gotas a tu hija y 5 para ti en estos dos vasos. Cogerás la coca que yo te diga con tus dedos y se la meterás en el coño y culo de tu hija, y para terminar de drogarla bien, le prepararás una buena raya y la esnifará completa.
***Y yo te meteré la coca que quiera en tu vagina y en tu culo. Vais a follar las dos como locas y esta vez lo grabaremos para que todo el mundo vea como puteas a tu hija ¿estás segura de querer hacer esto con tu propia hija? Porque si lo haces, ya nunca ninguna de las dos será como antes erais. Saldréis de vuestro mundo y penetrareis en el mío para siempre. Y esta pequeña ramera de 9 años, no dejará que sus agujeros dejen de usarse diariamente, ni dejará ya de consumir coca y porros para siempre.
Miré a mi hijita que estaba expectante, acariciándose la vulva sin parar y diciendo que si con la cabeza. Miré a mi esposo, que estaba con una cara muy rara pero no se negaba. Y no me lo pensé. Cogí la botellita y para mi hija, en lugar de 3 gotas, le puse 4 delante de ella y de todos, y para mí puse 6. Le di su vaso a mi hija, y yo cogiendo el mío, me lo bebí de un trago. Mi hija me miró y aunque estaba acostumbrada al alcohol, era mucho pero se lo bebió en dos tragos. Y esnifó toda la coca que le puse. Me senté en una banqueta y puse tumbada boca abajo sobre mis piernas a mi hija y así, le fui introduciendo poco a poco en sus dos agujeros, con penetraciones de mis dedos y toda clase de rotaciones para extenderla bien, toda la coca que me fue dando Teresa.
Se acercó su esposo, un robusto maduro de 61 años con un pollón impresionantemente gordo, me quitó la niña de mis piernas y cogiéndola con sus brazos, nos dijo:
–Voy a ver el efecto que le hacen las gotas y la coca, porque le voy a romper el culo. Veo que lo tiene dilatado, pero no para este pollón. Pero estoy seguro que podré descargar mis huevos en sus intestinos aunque tenga que empujar (y se oyó una carcajada general). Como estoy seguro que no será esta la única polla que se descargará esta noche dentro de ella. Quiere ser puta ¡pues hagámosla puta entre todos!
–Tus ojos Maruja empiezan a brillar y a dilatarse –me dijo Teresa- pero como no te he puesto aún la coca, podrás ver y recordar como tu niña va a ser empalada brutalmente. Lo maravilloso de esas gotas, es que además de darte enormes deseos sexuales, no te los borra de la memoria, por eso vuestro futuro de putas depravadas ya es prácticamente irrenunciable. Recordaréis perfectamente los placeres de estas horas y las deseareis repetir. Y ya verás como tu misma me traes a tu pequeña muy pronto para que mi nieto y sus amigos la vayan follando constantemente y usen sus tres agujeros. Son muy buenas pollas, pero de niños. Y esa pequeñaja deseará muy pronto pollas adultas y sabrá jugar con ellas muy pronto. Y tú, su propìa madre, serás quien la prostituya.
Mientras Teresa me decía todo eso con una voz ronca y muy caliente, yo veía, ligeramente borroso por mis ojos, como Carlos había tumbado en un camastro cercano a mi niña sobre un cojín, le puso en el culo un poco de líquido aceitoso, apoyó su glande sobre su estrecho ano y poco a poco, agarrándola fuertemente de las caderas, fue dejando caer su cuerpo sobre mi amada Amaia y la fue penetrando. La niña gemía, pero no gritaba. Y ese pollón seguía entrando dentro de ella. La coca no solo le daba ánimos, sino que anestesiaba parte de los dolores. Estaba iniciando su viciosa carrera sexual.
Y al mismo tiempo, los dedos de Teresa penetraron en mi vagina y sabiamente me fueron llenando sus paredes con toda la coca que quiso, mientras me masturbaban de forma magistral. Y antes de que mi cerebro se metiese en otros pensamientos o simplemente los anulasen, miré a mi hijita y me sentí tremendamente orgullosa de ella ¡toda la polla, absolutamente toda la enorme polla de Carlos, estaba dentro de su culo que se notaba extraordinariamente dilatado! Ahora si podría presumir de ser una puta profesional. Pronto lo sería también su hermanita ¡estaba segura que muy pronto!
–Ya sois mías –me dijo Teresa suavemente- Me habéis gustado las dos nada más veros. Y no te quedarás preñada y abortarás una vez, sino muchas más. Tú misma lo desearás. Y tu hija seguro que la dejarán embarazada en su primera regla porque no dejaré que deje de follar cada fin de semana, además de las folladas de su padre. Mi nieta y tu hija nos superarán a las dos en número de abortos y en toda clase de vicios ¡ya lo verás!
Sonreí, la besé intensamente, me dejé hacer y me entregué a Teresa, me entregué al placer, me entregué a todos los vicios posibles e imposibles. Y noté como ella devolvía mi beso. Me acerqué a la mesa y me preparé dos rayas para mí que esnifé con ansia.
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Una mano fuerte me sacudió varias veces y a pesar de mi mucho sueño y cansancio, me fui espabilando, abriendo los ojos con una lentitud exasperante, mientras oía la voz de mi esposo que parecía un trueno muy potente:
–Vamos, vamos vaga. Llevas muchas horas durmiendo y hasta la puta de nuestra hija, a pesar de su sexo tan irritado está en la piscina.
–¿Amaia… y qué hace en la piscina?
–Pues nadar, follar y jugar con las otras niñas y niños y con los padres que se han quedado.
–¿Y qué pasó con la penetración anal de Carlos? ¿Dañó su anillo anal? ¿Ya no quiso follar más después de probar ese pollón?
–Nuestra hija, querida Maruja, se ha convertido ya en una puta oficial. Se portó la tarde-noche de ayer en algo tan extraordinariamente lujurioso, que ya la han contratado dos hombres para follarla el sábado. Serán sus primeros clientes de verdadero pago, y está Teresa negociando su precio para el domingo con un matrimonio. En cuanto se baje su inflamación vaginal y anal, la fotografiarán desnuda muy porno para incluirla en su web del club, y la niña se pondrá a la venta. Desde el sábado será ya puta oficial de la casa. Y este verano hará sus primeros pornos.
***No sé cuántas veces la penetraron, pero el semen no dejaba de salir de sus dos agujeros. Yo la vi tomar otra raya de coca sin consultar con nadie. Y terminó borracha perdida y colocadísima. Yo mismo me la follé una vez en cada agujero y me derramé con todo mi amor.
***Y tú follaste como una loca salvaje. Carlos te vio tan hambrienta después de más de tres horas follando, que llamó a Louis (el mulato haitiano del bar) para que subiese a follarte con su enorme pollón que lo metió en todas partes. Bebiste todo lo que quisiste y te tomaste al menos, otras dos rayas. Jamás me hubiese imaginado que fueses tan puta. Teresa quiere organizar un gang-bang solo para ti y dedicarte a esas fiestas. Eres maravillosa y todas las decisiones que tomes para ti y las niñas, yo las refrendaré.
Desapareció después de darme un profundo beso y mientras mi cuerpo se desperezaba y mis ojos empezaban a abrirse de verdad, mi cuerpo empezó a dolerme. Pero a dolerme de verdad. Incluso empecé a tener nauseas. Pero llegó de nuevo mi amante marido y me trajo un tazón colmado de intenso café caliente con un poco de leche y con mucho azúcar. No es que me gustase con tanto azúcar, pero el azúcar es un fantástico eliminador de dolores y de agujetas.
Estaba tumbada en uno de los camastros que se usaban para follar y no me sorprendí de la mierda que llenaba esas sábanas. Orines, semen, fluidos, sudor y hasta unas pequeñas manchas marrones, me decían que allí había habido mucho sexo y “algo” de lo que sale por el ano ¡y que posiblemente entró en mi boca, porque ese raro sabor en la misma, no era del coñac!
Me levanté lentamente, mi cabeza se mareó un poco y cuando me encontré en mejor situación, me fui a los baños donde estaban las 8 o 9 duchas. Me duché concienzudamente, me lavé bien la boca y me hice una detenida limpieza de mis órganos sexuales, bastante usados esa noche y ligeramente inflamados, a pesar de que yo siempre los he usado muy constantemente ¿Cuántas veces habría follado esa noche?
Me miré al espejo. Mis ojos aún estaban ligeramente dilatados y me sentía débil. Y a pesar de la ducha y la limpieza, aún noté algún espermatozoide bajar por mis piernas. No tenía muy claro dónde estaría la cocina o el comedor, así que bajé y el olor me llevó directo a la cocina, aunque en realidad, el olor a la paella que se estaba cocinando venia de la cocina pero a través de la ventana abierta. La paella se estaba haciendo en un paellero junto la parte exterior de la chimenea. Pero habían algunas viandas en una mesa, y el hambre que sentía me hizo perder la vergüenza y empecé a comer con verdadero apetito.
Ni siquiera me di cuenta que iba totalmente desnuda. Pero los demás y sobre todo los que estaban en la piscina, la mayoría niñas y niños, usaban la misma ropa que yo, es decir ¡ninguna! Me saludaron unos brazos que se agitaban y me fui acercando, pero unas manos me agarraron por las tetas desde atrás y la suave voz de Teresa me dijo:
–¡Qué bien lo pasé anoche contigo! Te follé con el arnés de 7 cm de grosor y me prometiste que hoy lo intentaríamos con el de 9 cm ¡una verdadera bomba para tus agujeros! Cuando terminemos de comer nos daremos las dos una pequeña siesta, mientras mi nieto folla nuevamente con tu niña y te dilataré como jamás nadie lo ha hecho.
Me di la vuelta y nos abrazamos mientras nuestros labios se aplastaban intensamente. La potente voz de Carlos llamó nuestra atención y todos los menores fueron a ocupar sus sitios en la gran mesa del jardín para comer. Los adultos, no todos porque algunos se habían marchado al despertarse, nos fuimos al comedor para dar cuenta del arroz y de los demás complementos, así como de los diversos vinos que en la mesa habían. Al finalizar, aparte de las consabidas copas de alcohol y de los cafés, Carlos sacó una preciosa caja humidificadora y de ella unos extraordinarios cigarros que nadie se negó a fumar. Terminados los cigarros y la tertulia, Tessi (Teresa) se levantó, me cogió de la mano y dijo en voz alta:
–Voy a cumplir con Maruja mis deseos y su promesa de anoche. Me la llevo al dormitorio azul y la voy a follar con un arnés de 9 cm. Solo lo he usado una vez y no pude terminar de meterlo, aunque el cabrón de mi marido sí me lo ha metido a mi varias veces. Espero Ricardo –le dijo a mi marido- que si en varios días no la puedes follar por tener sus agujeros rotos, no me culpes a mí, sino a la estrechez de tu puta esposa.
Hubieron risas y alguna voz dijo eso tan conocido de ¡yo no me lo pierdo! Nos cogimos de la mano y fuimos andando hasta unas dependencias desconocidas para mí. Tomamos una nueva escalera y en el primer piso estaba ese precioso dormitorio, amplio y de redonda cama grande. Nada más entrar me dijo:
–Cielo, Putas ya sois, pero tienes la oportunidad ahora de hacerte drogata para siempre y hacerlo con tu hija. Ahí en la mesita tienes toda la coca que desees tomar, aprovéchate. Yo por mi parte, te meteré más coca en la vagina y en tu culo y de esta manera, mi polla artificial te volverá más loca todo el tiempo que te folle. Tú podrás meterme la que quieras en mis agujeros y yo me tomaré dos rayas ahora porque también tú me follarás luego. Esta noche seréis definitivamente putas y drogatas ¡estoy segura!
Nos quedamos mirando. Nunca me había tomado ni usado tanta coca y sabía de sobra que estaba tomando un camino posiblemente irreversible en el sexo y en las drogas. Me soltó de la mano y fue hacia un amplio mueble de varios cajones, y cuando de uno de ellos sacaba el arnés que iba a usar conmigo, entró mi niña corriendo como un rayo.
–¡Mamá, mamá!, Terry quiere follarme otra vez con dos de sus amigos y quiere que me tome más coca y me va a poner en mi coño y a lo mejor en mi culo. Esta mañana ya lo hemos hecho así, como anoche. El papá y tú siempre me habéis dicho que de las drogas no se debe abusar ¿qué hago? Por mí, vale.
Miré a mi hija, miré a Tessi que sonreía, miré la coca sobre la mesita y pensé en lo que al inicio de la noche anterior me dijo Teresa al oído mientras con sus dedos ponía la droga en mi coño ¡¡¡ ya sois mías… ya sois putas !!! Me acerqué a mi hijita, le acaricié su rostro, le di un beso en los labios y le pregunté mientras acariciaba su irritada vulva:
–Mira cielo, las putas se drogan para entregarse a sus clientes totalmente, sin reservas ¿no quieres ser puta? Porque si realmente quieres serlo, tendrás que entregarte no solo al sexo, sino también a las drogas, y a toda clase de vicios ¿no es ese el mundo en el que quieres vivir? Pues toma toda esta coca que te doy y toda la que desde ahora te apetezca.
Mi hija asintió con una amplia sonrisa no exenta de sorpresa, nos acercamos a la mesita y mientras ella preparaba una buena raya de coca para su naricita, yo cogí la coca con mis dedos y primero en el coño y luego un poco en su culo, los llené nuevamente de ese precioso polvo. Esnifó esa raya que ella misma se preparó, y cuando terminé de meterle toda esa droga en sus agujeros, le dije:
–Ya puedes decirle a Terry que entre tú y yo te hemos llenado de coca. Ves hija a follar con él, con todos sus amigos y con quien quieras. Demuestra lo puta que eres. No te rindas y vacía sus huevos siempre. Y diles que si realmente son hombres, que te preñen de una puta vez. Porque a partir de hoy, nosotras dos y tu hermanita, seremos putas y drogadictas. No tomaremos anticonceptivos, y nuestros cuerpos serán altares de placer.
Teresa me sonreía abiertamente mientras terminaba de colocarse el enorme arnés. La polla era tan grande, gruesa y pesada, que el arnés se caía por delante. Al ver su tamaño y como caía por su peso, me asusté un poco, pero allí tenia a Tessi y la coca. Se abrazó a mí y después de darme unos cálidos y preciosos besos, y mientras me ponía con sus dedos unas generosas raciones de coca en mi coño y culo, me dijo:
–Te juro Maruja que me gustaste nada más verte. Tu cuerpo, tu carácter, tu desenvoltura y la maravillosa forma de educar sexualmente a vuestra hija. Pero ahora, al ver como has puteado a tu propia hija, y adivinar como la vas a educar como puta viciosa y drogata, has ganado todo mi afecto, y en los próximos días hablaremos de negocios y otras cosas. Eres maravillosa y tendrás toda la coca que desees. Nunca te arrepentirás de esta nueva vida que has elegido para las tres. Disfrutareis como locas.
–No sé qué me ha pasado en estas horas, pero me siento distinta Teresa y no es por la coca. Es como si se me hubiese abierto un grifo y de él estoy sacando todo lo perverso que llevo dentro. Me entrego a ti, te entrego a mi hija Amaia y también te entregaré a la pequeña Nerea. Las tres y las que vengan de los próximos embarazos que voy a tener, porque creo que no abortaré en todos, nos entregaremos a todos los placeres y vicios que nos indiques. Sé que nos putearás lujuriosamente y lo deseo. Estoy segura que a partir de hoy seremos consumidoras diarias de sexo y de drogas, y francamente, me gusta esa idea.
Nos besamos intensamente. Las dos fuimos llenando nuestros agujeros inferiores de coca. Las dos nos preparamos unas rayas potentes y las esnifamos profundamente. Nos fuimos a la cama y vi algunas personas de los dos sexos que se estaban masturbando y que no les hice caso. Una vez tumbadas, sopesé ese enorme falo de 9 cm y que posiblemente pesaba más de un kilo y medio. Teresa se metió entre mis piernas, apoyo el enorme glande en la entrada de mi glorioso coño tantas veces usado, se dejó caer ¡y no pasó nada!
Lo intentó varias veces pero solo entraba un poco el glande, aunque mi dilatación era brutal. Sus deseos de penetrarme eran tan grandes como los míos de ser penetrada. Un calor inmenso me llenaba y unos enormes deseos de ser follada me invadían. Pero a pesar de todos nuestros esfuerzos, esa polla era demasiado gruesa y no terminaba de entrar. Oí entonces la voz de Carlos que nos decía:
–Esperad un poco y ya que tenéis ganas de hacer locuras, os ayudaremos. Tomaos esto.
Nos dio un vaso lleno hasta el borde de coñac y nos dijo que había puesto unas gotas para darnos más ganas de follar. Nos lo bebimos entero. Y mientras las dos nos mirábamos desafiantes a la cara, nos puso su aceite especial en el coño y en el culo de las dos. Untó también el falo de látex y nos dijo:
–Adelante putas. Vais a pasar unas horas agotadoras pero increíblemente excitantes. Lo estamos filmando todo.
Y nuevamente Teresa se metió entre mis piernas, apoyó la polla sobre mis inflamados labios y se dejó caer ¡y entró… y mi cuerpo se dividió en dos! La polla no había entrado ni la mitad en mi coño, pero mi cuerpo sintió un dolor tan horrible como si una máquina tirase de cada una de mis piernas para abrir mi cuerpo por la mitad. El dolor era terrible… pero el placer que yo estaba sintiendo, posiblemente influido por tanta coca y las gotas que aumentaban mis deseos sexuales, era brutalmente satisfactorio.
Viendo Teresa que su polla empezaba a entrar con cierta facilidad, me empezó a follar de verdad. Ese lastre, ese peso dificultaba sus deseos. Pero su esposo Carlos vino en nuestro auxilio para ayudar en la follada ¿Cómo? Con un dildo en la mano de 5 cm que empezó a meter y sacar del culo de su esposa. Y esta, con ese éxtasis inesperado que acrecentaba sus deseos, empezó a follarme como si el tamaño y el peso no importasen.
Vino mi primer orgasmo. El segundo. El tercero… Y a mi marido y al de Teresa se les ocurrió aumentar el juego. Carlos clavó su dildo en el culo de Tessi, nos dio la vuelta, puso una almohada bajo su cintura, y mi marido penetró mi culo con otro dildo de las mismas dimensiones. Pero esta vez esos dildos no se quedaron estáticos, sino que ellos con sus manos nos fueron follando a las dos mujeres mientras Teresa me seguía follando a mí. Y llegaron más orgasmos. Y un rato más tarde, también llegó mi hija, que habiendo follado durante casi dos horas con los chicos, quería ver la gran follada de su madre.
Y una y otra vez, esas pollas/dildos entraban en nuestros agujeros y sobre todo, la inmensa polla de 9 cm, hasta que otro brutal orgasmo, me hizo pedir tiempo muerto. Necesitaba ir al baño y desaguar. Me dijeron entonces que llevábamos más de dos horas follando. Y al volver, me dijo Tessi:
–Ahora te toca a ti follarme con ese pollón, pero lo quiero por delante –y me dio el arnés-
Y mientras me lo ponía, Carlos sugirió:
–Ya que te vas a follar a mi esposa ¿por qué no puedo follarme yo a tu hija a vuestro lado? Ha demostrado ser una puta fabulosa y la deseo. Los cuatro follaremos juntos.
Miré a mi hijita y esta asintió con una sonrisa. Me terminé de colocar bien el arnés y antes de subirme a la cama, me acerqué a la mesilla y me tomé otra potente raya de coca mientras me preparaba otro vaso de “algo” potente. Y de repente, aparece mi niña a mi lado y me pregunta:
–Yo también voy a follar con Carlos ¿no me vas a dar nada?
Y claro que le di. Otra potente raya de coca y medio vaso de coñac que se bebió completamente. Las dos subimos a la cama y quise ver como esa enorme polla de Carlos penetraba el coño inflamado de mi niña. Y poco a poco la fue metiendo hasta que llegó al fondo. Los puños de mi hija estaban fuertemente cerrados. La expresión de su cara con los ojos cerrados era de dolor… pero aguantó sin soltar un solo grito hasta su primera corrida. Yo penetré sin problemas el bien dilatado coño de Teresa. Y de esa manera, mi hija y yo, por primera vez follamos juntas en la misma cama con nuestros amantes. Borrachas, drogadas, pero locas por satisfacer nuestros más deseados placeres.
Cuando nos despertaron, ya era media mañana del lunes. Mi esposo había ido a su trabajo, me excusó del mío “por enfermedad”. La misma excusa para el colegio por no ir mi niña. Y después de comer vino a recogernos. Y mientras volvíamos a casa, cansadas, destrozadas de tanto follar, y felices y orgullosas de haber superado las pruebas y todas las expectativas del club, le dije a mi esposo:
–Esta noche le daremos a probar algo de coca a Nerea. Le pondremos un poco en su coñito y después de masturbarla varias veces, le metes el glande, te masturbas y te corres dentro de ella. Ya es hora que pruebe el semen de su padre en su coñito, y desde ahora, que vaya probando todos los placeres de la vida.
–¿Y podré quedarme preñada? –preguntó Amaia-
–Claro. Pero antes tendrás que tener la regla ¿no crees?
Y los tres nos reímos felices y satisfechos. Desde ahora seríamos los cuatro una familia muy unida, estrechamente unida ¡y es que una familia que folla unida, permanece unida siempre!
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Libre95 *** [email protected]
Supermorboso..solo falta más detalle en la acción, pasas muy deprisa las escenas de sexo
Buenisimo
Muy buen relato, como sugerencia ¿podrías agregar más escenas de embarazadas drogándose?
Excelente, puedes una segunda parte pero con escenas súper explícitas de sexo entre los niños? Y otra de Nerea con su papi? Fuera genial!
Ya quisiera un papá q me prostituya
Quiero estar en una familia así pero sólo con el hombre, sin mamá
Muy bueno pero con errores de ortografia, se dice hubo no hubieron