Amor de madre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Había sido un día normal.
Yo hacía segundo de Medicina y acababa de cumplir 18 años.
Desde hacía cinco años vivía sólo con mi madre, pues mi padre había muerto.
No tenía hermanos.
Había sido un día normal, y nada hacía presagiar lo que iba a ocurrir.
Al volver a casa, mi madre me recordó que aún no me había regalado nada por mi reciente cumpleaños.
No te preocupes mamá.
Mi mamá era una preciosa y voluptuosa hembra de 38 años, y la verdad es que cuando me masturbaba era ella la principal fuente de inspiración.
A veces en casa la veía semidesnuda, pues siempre dormía sin bragas y con un camisón muy cortito de esos que dejan ver por detrás parte de la rajita del culo, y cuando hacía calor y se levantaba por las mañanas iba así por casa con total naturalidad.
Así lo hacía desde que yo era pequeño y luego al ir yo creciendo ella seguía mostrándose así con total normalidad.
Pero eso había sido siempre así con total naturalidad y mi madre parecía no darle importancia, aunque yo la verdad cada vez disfrutaba más de ver así a mi hermosa y querida madre.
Yo aún era virgen.
Con las chicas no había pasado de los besos y algún tocamiento de tetas y muslos.
Últimamente mi madre estaba algo rara, como ansiosa y no sabía yo por qué.
Bueno, pero volvamos al día del que estaba hablando.
Ella me preguntó si me gustaría algo de ropa.
Le dije mamá me estás pagando las clases de conducir y con eso basta.
Pero mi madre insistió.
Entonces yo de una forma casi irreflexiva le dije que quería una cosa de vestir, pero no para mí sino para ella pero que yo disfrutaría.
Le dije mamá quiero que te compres uno de esos camisones sexy, me encantaría verte con uno puesto.
¡Hijo! no sé qué decirte, pero si es tu deseo, ya me lo pensaré.
Eran alrededor de las siete de la tarde y mi madre me dijo que se iba con una amiga a tomar algo.
Yo me puse a estudiar.
Cuando volvió hacia las nueve, cenamos y luego nos pusimos a ver la televisión.
Me dijo que no le gustaba nada de lo que echaban y que se iba a leer a su habitación, pero antes se iba a dar una ducha.
Me dio un beso y me recordó que antes de irme a dormir fuera a su habitación para darme el beso de buenas noches.
Claro mamá, ya sabes que nunca me acuesto sin darte un beso y las buenas noches.
Bueno cariño, hijo no te olvides, hasta luego.
Esa insistencia de que fuese a su cuarto me intrigó, pues siempre antes de irme a dormir le daba las buenas noches ¿Por qué me lo repitió? Yo sospechaba algo, así que dejé pasar unos 20 minutos antes de ir a su cuarto, pero primero yo también me di una ducha.
Después de secarme me puse una camiseta larga que es lo único que me pongo para dormir, y que como es larga no deja ver los genitales (no aguanto dormir con pantalón de pijama ni con boxer ), y fui a su cuarto para darle las buenas noches.
Entre, la vi leyendo y tapada con las sabanas.
Al entrar percibí un olor muy agradable, al acercarme a ella comprobé que se había puesto su mejor colonia.
Carlos, hijo, tengo una sorpresa para ti.
¿Qué es mamá? Se destapó y al quitar las sabanas apareció mi madre con un picardías negro, transparente en la zona del cuerpo y con unos encajes en la zona de los pechos que no se los dejaba ver bien.
También llevaba un tanguita a juego muy pequeñito y unas medias de encaje también negras que le hacían verse muy, muy sexy.
Como ves hijo te he hecho caso y esta tarde he ido a comprarme este picardías para mi, o mejor dicho para ti.
¿Cómo me ves hijo? ¡ Mamá estás preciosa! Muy , muy sexy.
¡Qué guapas eres mamá !.
Si, Carlos tú lo has dicho, me ves guapa y sexy, pero además de guapa y sexy soy tu madre.
Ante la visión de aquella hembra tan hermosa , que era mi madre, y que con aquella lencería erótica aún se veía más atractiva y atrayente, mi pene empezó a ponerse duro y elevarse, y aunque no se me veía pues la camiseta lo tapaba sí que comenzó a elevar y empujar la parte baja de la camiseta hacia adelante, lo cual hacía muy evidente la erección.
Carlos, no sé si lo que estamos haciendo ahora está bien o está mal, pero lo que sí sé es que está teniendo evidentes consecuencias en tu virilidad, como es normal.
Ven Carlos, metete en la cama conmigo, hoy dormiremos juntos y hablaremos de cosas importantes.
Y se quitó el tanguita, mientras decía que no soportaba dormir con bragas ni tangas y que le encantaba tener el sexo bien ventilado mientras dormía.
Mamá, le dije lo mismo me pasa a mí.
Luego también se quito las medias y se quedó solo con el sexy y sensual camisón.
Mamá perdona, quizás no te tenía que haber pedido esto pero lo hice casi sin darme cuenta.
No te preocupes por eso hijo, en cierto modo a toda mujer nos gusta que nos admiren y nos quieran ver sexis y atractivas.
Carlos, no sé si te habrás dado cuenta que últimamente estoy nerviosa, o mejor dicho estoy rara y te voy a decir la causa de ello.
Cuando murió tu padre lo pasé muy mal ,los dos primeros años no tenía ganas de nada, pero luego poco a poco fui recuperando las ganas de vivir y con ellas también volví a sentir la sexualidad, y empecé a hacerme pajas pensando en tu padre.
Aunque tenía muchas ganar de hacer el acto sexual no quería conocer a hombres, el recuerdo de tu padre no me dejaba y no me apetecía salir por ahí a ver si ligaba con alguno.
Yo siempre había hecho el amor sólo con tu padre y siempre lo había hecho con amor y no me veía capaz de follar con un hombre si a la vez no le amaba.
Así que para satisfacer mi sexualidad seguí con las pajas, pero me di cuenta de que tu padre no volvería y comencé a hacerme pajas pensando en otro hombre al que también amaba, y amo, y que se parecía mucho a él.
Carlos, ya te puedes imaginar que ese hombre con quien fantaseo que hago el amor mientras me masturbo eres tú.
No me atrevía a decirte nada pues eras menor de edad, pero últimamente pensando que se iba acercando tu 18 cumpleaños me plantaba si decírtelo o no y por ello estaba yo así de rara , pues la duda me consumía.
Me daba vergüenza confesarte mis sentimientos y además tenía miedo de que pensaras que era una pervertida.
Esta tarde cuando me has pedido que te gustaría verme con un picardías, he visto en ello la oportunidad de sincerarme contigo.
Yo después de lo que mi madre me había dicho tenía la verga a tope y ya notaba que mojaba la camiseta.
Mi madre prosiguió con su charla de liberación, y me dijo Calros como te he dicho antes, no sé si esto está bien o está mal, sólo sé que lo que nosotros hagamos sólo nos incumbe a nosotros y por eso te pido hijo que me hagas el amor, que folles a tu madre, y te lo pido porque ahora sé que tú también tienes ganas de mí y porque si follo contigo no me siento que engaño a tu padre pues seguro que él prefería que tu ocupases su lugar en su cama y no un desconocido.
Hijo , sólo puede hacer el amor con un hombre al que ame de verdad y tu eres el hombre que más he amado en mi vida, si te amo incluso un poquito más que a tu padre, porque no hay nada más grande en el mundo que el amor que una madre siente por su hijo.
Entonces hablé yo.
Mamá yo también debo confesarte que cuando me hago pajas, casi siempre fantaseo con la idea de que te estoy poseyendo sexualmente a ti mamá.
Carlos dejemos de fantasear y hagamos nuestros deseos realidad.
Pero primero mamá, quiero decirte una cosa que me da algo de vergüenza, y es que recuerdo que alguna vez le vi la polla a papá y la tenía muy grande; la mía es más normal, bueno a mí me parece pequeña, en erección no tiene más de doce cm.
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Mi madre se echo a reír y dijo que no me preocupase por esa tontería.
Cuando yo me enamoré de tu padre no sabía como de grande la tenía y si la hubiese tenido como tú ¿ crees que por eso le hubiese dejado?.
Entonces me quite la camiseta y me quede completamente desnudo y con la polla apuntando hacia mi madre.
Me dijo tienes una polla preciosa y me la acarició con la mano derecha mientras con la otra mano me sopesaba los cojones y me decía: del tamaño de los huevos no te quejaras ¡Vaya cojonazos que tienes! Eso me dio una gran alegría y me entraron unas ganas locas de meterle el cipote ya en su chochín, no podía esperar más, sentía la polla dura como nunca antes, sentia que me iba a correr y no quería desperdiciar el semen que quería depositar en lo más profundo de la vagina de mi madre, así que le dije mamá, mamá déjame penetrarte ya .
Entonces ella se puso encima de mí, me tomó la polla y se la levó hasta la entrada del chochín dejándola perfectamente embocada y me dijo empuja Carlos empuja.
Yo obedecí con esa alegría con la que se obedecen las ordenes que coinciden con tus deseos.
Empujé la polla hacia aquel canal, ahora canal de placer, por el que yo ya había transitado en dirección contraria el día de mi nacimiento y conforme entraba, el glande al tocar las muy húmedas y calientes paredes de la vagina experimentó un estimulo tan grande que me corrí al instante, eyaculando una gran cantidad de leche y teniendo un orgasmo que no se parecía en nada a los que se me producían al culminar las pajas.
Por unos instantes quede sin visión.
Mi cuerpo experimentó un gozo total y entre estertores, contracciones perineales y jadeos, pronunciaba yo la palabra mamá, mamá, mientras mi madre me respondía Carlos hijo, hijo goza de tu madre.
Aquel orgasmo duraría unos quince segundos y desde luego ha sido el mejor de mi vida.
Yo mantenía la polla en el interior del chochín de mi madre, pero notaba que tras la eyaculación había perdido dureza y fuerza y así no podía seguir follando a mi madre.
Mamá ha sido maravilloso pero perdóname, tendrás que esperar un poco para que te pueda hacer gozar, no te preocupes mamá a mi edad enseguida se vuelve a recuperar la erección cuando hay un estimulo como tú.
Saqué la polla de su chochín y vi como de él refluía una gran cantidad de semen.
Y Carmen, que así se llamaba esa sensacional hembra que era mi madre , me dijo que iba a hacer una cosa que nunca había hecho.
Esto nunca lo hice con tu padre.
Carlos tu polla va a ser la primera y espero que la única que mi boca va a saborear.
Se movió en la cama de tal forma que nos quedamos en la posición del 69.
Me empezó a comer la polla , engulléndola toda y yo quedé enfrentado a su hermosa y jugosa vulva de la cual aún rezumaba mi propio semen que empecé a saborear a la vez que con la lengua le lamía la vulva primero por fuera y luego introduciéndola y jugando con lo que yo creía era su clítoris.
Mi polla con el juego que con ella se traía la boca y la legua de mi madre pronto recuperó la erección y la dureza necesaria para poder volver a follar.
Yo tenía unas ganas enormes de hacer gozar a mi madre, así que le dije que quería volver a penetrarla.
Entonces se puso a cuatro patas y me ofreció otra vez su hermosa vulva pero ahora para ser penetrada por detrás y me dijo móntame como un león monta a su leona.
¡Qué gozo sentir al montar a mi madre! Cuantas veces había fantaseado con ello al hacer una paja, pero ahora aquello era real.
Mi deseo era hacer llegar a mi madre al orgasmo, hacer que ella gozase gracias a mí lo que yo había gozado gracias a ella.
Yo la metía y la sacaba, tal como había visto en alguna película porno y ella emitía jadeos cada vez más intensos y sonoros, y a veces decía así , así que bien me lo haces hijo sigue , sigue así sigue follándote a tu madre, cuanto había deseado volver a ser follada por un hombre al que amo.
Sus jadeos eran cada vez más intensos y eso me satisfacía totalmente pues indicaba que yo era capaz de satisfacer sexualmente a una mujer.
Con la boca le mordía suavemente el cuelo y le susurraba al oído cosas para ponerle aún más cachonda de lo que estaba.
Habrían transcurrido unos diez o quince minutos cuando sus jadeos se hicieron muy intensos y de pronto tuvo un orgasmo brutal.
Nunca había visto nada igual, mi madre sufría contracciones en todo su cuerpo.
Sus contracciones vaginales me estimularon el glande de tal forma que yo también tuve otro orgasmo.
De pronto se desacopló de mi y se dio la vuelta comenzando a besarme primero por todo el cuerpo y luego a morderme.
También me arañaba, e incluso me hizo algo de sangre en la espalda.
Mi madre estaba totalmente desinhibida, de repente toda la tensión sexual acumulada durante años afloró en un momento de total pasión.
Aquella tensión acumulada y reprimida se había liberado en forma de aquel orgasmo brutal.
Una vez volvió la calma, nos abrazamos y nos empezamos a dar un beso en la boca, un beso muy dulce que duró mucho tiempo.
Mi cipote seguía duro y firme, así que ella se puso otra vez encima de mí y tomándolo con su mano volvió a llevarlo a la puerta de su sexo y yo la volví a penetrar, pero esta vez con un movimiento lento y cadencioso.
Mientras así follábamos nos besábamos y también hablábamos.
Yo le decía que ya no tendría que recurrir a las pajas , que yo siempre estaría allí para hacerle gozar.
Ella me recordó que cuando yo le había dicho que me hacía pajas pensando en ella, había dicho yo que ella era casi siempre el objeto de mi fantasía, pero que ese "casi siempre" implicaba que a veces también fantaseaba con otras .
¡Mamá! ¿no estarás celosa? No hijo, sólo es una curiosidad algo morbosa por saber con.
Mamá, si no es contigo, que es lo más frecuente, me suelo imaginar que lo hago con mujeres más o menos de tu edad como tu amiga Raquel, la tía Laura, madres de amigos míos, alguna famosa.
¡Vaya hijo veo que tienes un harén en tu cabeza! Sí mamá , pero tú eres y serás siempre la favorita.
A veces también fantaseo que estoy contigo y con otra que suele ser tu amiga Raquel o la tía.
Pero cuando tengo esa fantasía siempre eres tú con la que al final me corro.
La conversación la estaba poniendo cachonda, y empezó de nuevo a jadear y me pidió que le follase con un ritmo mayor y que yo fantasease que estaba follando con su amiga Raquel, pero que cuando viese que yo me iba a correr se la sacase y se la volviese a meter, para saber ella que estaba haciendo lo mismo que hacía yo cuando me hacía una paja con esa fantasía.
Le obedecí y cuando después de unos minutos en que follándome a mi madre ella sabía que yo fantaseaba con Raquel -lo cual parecía darle mucho morbo- yo que se la saqué y se la volví a meter, y entonces mi madre supo que ahora iba correrme en ella y pensando en ella tal como hacía en mis fantasías.
Nos corrimos prácticamente a la vez.
Yo estaba extenuado.
Eran ya casi las tres de la madrugada y al día siguiente tenía clase a las nueve, clase de Fisiología que era la asignatura del curso que más me gustaba y no que me la quería perder.
Puse el despertador para que sonase a las ocho y cinco, y mamá y yo nos dimos las buenas noches a la vez que nos besábamos como todas los noches con un beso inocente de hijo a madre.
A partir de esa noche dormí siempre con mi madre hasta que me casé a la edad de 28 años.
Pero aun después de casado, con una mujer a la que adoro y quiero muchísimo, iba casi todos los días a ver a mi madre y hacíamos el amor gozando y disfrutando como sólo una madre y un hijo gozan y disfrutan, pues cuando hacía yo el amor con mi madre lo hacía con la mujer que más me ha querido en el mundo.
Yo cuando hago el amor con mi mujer lo hago con la mujer que más quiero en el mundo, si a ella la quiero un poco más que a mi madre, pero mi mujer como es natural aunque me quiere muchísimo quiere un poquito más a nuestros hijos.
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Linda historia pero me va mas coger con criaturas y ese chico ya es muy mayor para mi gusto