Amor de verdad (Primera parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
Le abrí la puerta del coche, al sentarse pude apreciar la perfección de sus piernas. Cerré la puerta y me fui al asiento de conductor, ella me sonrió un tanto insegura, entonces puse la palma de mi mano sobre su muslo izquierdo y le dije
– Tranquila Helena, ya estás en casa y te prometo, que haré todo lo que esté a mi alcance, para que seas feliz – Me miró en silencio, solo asintió con la cabeza y miró mi mano, la levanté lentamente y conduje a casa.
Tengo 25 años, soy profesional al que le va de maravillas, puesto que heredé de mis padres adoptivos, una enorme fortuna. Mis padres biológicos fueron dos niños que jugaron a ser grandes y mi padre embarazó a mi madre cuando el tenía 16 años y mi madre 14, me parió solo un mes antes de cumplir los 15. Me entregaron a un par de ancianos de la capital, que me adoptaron y me criaron maravillosamente.
Ellos no quisieron tener hijos, por miedo ya que eran medios hermanos. Me dieron su apellido y fui su único heredero, mi padre murió de un infarto cuando yo cumplí los 14 años, desde entonces viví solo con mi madre, ella tenía 60 y se conservaba muy bién, con mucho ejercicio. El día que cumplí 16 en la noche, llegó a mi pieza y me preguntó
– Sam (por Samuel) quiero que me digas ¿Haz tenido novia? – No me llamó la atención y le respondí
– No mami, la verdad es que le di un beso a una chica y me dijo que era un tonto que no sabía besar, desde entonces me da miedo – Me miró sonriendo y dijo
– Pues no te preocupes, eso es normal. El problema es que ahora no está tu papi y tendré que enseñarte yo ¿Quieres que te enseñe? – La miré a los ojos y le dije
– Si mami, sería magnífico – Ella insistió
– Antes dime ¿Tienes erecciones con la polla? – Me sentí raro pero le contesté directamente
– Si, se me pone muy dura y a veces me duele, entonces tengo que pajearme – Ella sonrió picaramente y preguntó
– Y ¿que te hace ponerte así? – Sentí mucha verguenza pero le dije
– Cuando veo mujeres desnudas en fotos o películas porno, entonces me pongo a mil – Volvió a sonreir y dijo
– ¿Me mostrarias una de esas películas porno? Te digo eso porque no he visto jamás una, ya sabes que Milo era un poco recatado y aunque me amaba mucho, en la parte sexual era muy tímido, yo llevaba la parte activa del sexo – Me quedé mudo pero pude balbucear
– ¿Tu? Nadie lo creería – Entonces la miré de forma diferente y me bajó el morbo le pedí
– ¿Me enseñarías a besar? – Me miró tiernamente y dijo
– Veamos primero lo que sabes, para comenzar hazme espacio en la cama, para acostarme a tu lado – Me corrí hacia la otra orilla y ella se metió en la cama, me di cuenta que ella solo llevaba su camisón, puesto que sus senos colgaban notoriamente, sin sujetador. Me dijo – Ahora bésame en la boca, como si fuera una chica que te gusta – Acerqué mis labios a los suyos y la besé , ella rió diciendo – No eso no es así, ahora abre un poco los labios, pero antes pásate la lengua por ellos, para que no estén tan secos – Eso hice y al abrir los labios sentí los de ella, apoderarse de los mios, luego preguntó – ¿Sientes la diferencia? – Respondí
– Si mami, es muy diferente, me gustó ¿Puedo besarte yo ahora? – Me respondió abrazándome – Vamos a ver – Acerqué mis labios a los suyos, que se abrieron un poco más y sentí su lengua acariciar mis labios, hice lo mismo y ella me comenzó a succionar los labios, sentí como la polla comenzaba a crecer, me estaba poniendo a mil, pero me estaba gustando demasiado, así que también la abracé y comencé a jugar con sus labios y con su lengua, de pronto sentí su mano que se apoderaba de mi polla y comentó – Vaya pedazo de carne que tienes por aquí –
Dijo eso y se agachó bajandome los boxer, la única prenda con que dormía. Su boca se apoderó de mi miembro y comenzó a succionar, a los pocos minutos, sentí como que me tomaban de la nuca y unos extremecimientos comenzaron a recorrerme el cuerpo, una especie de corriente eléctrica me sacudió de pies a cabeza y me di cuenta que estaba acabando en su boca, sentí que vaciaba un litro y ella succionaba y tragaba, no me dejó ni una gota, luego me besó los huevos y me pasó la lengua por ellos, subió lentamente, besándome todo el pecho, cuando llegó a mi altura de la cara, me besó, le respondí como loco, ella se levantó la falda del camisón y bajó un poco, tomó mi polla y lentamente la fue poniendo entre sus piernas mientras iba bajando, sentí cuando la puso en su vestíbulo vaginal y sentándose sobre mi, sentí como su vagina abarzaba mi polla ya a diez mil, la introdujo hasta los huevos, comenzó lentamente a cabalgarme, hechó la cabeza atrás y haciendo un gesto de placer me dijo
– Esto es enorme, eres maravilloso, vamos a ser muy felices – Y comenzó a mover frenéticamente las caderas de adelante hacia atrás, subiendo y bajando, pasados unos minutos la sentí temblar, gemía mucho, dio un pequeño grito y vi su rostro transfigurado por el placer, se veía como una jovencita, era algo extraordinario, lentamente sentí como de su vagina salían líquidos tibios, que empapaban mi pubis. Seguía con la polla como piedra, ella se recostó sobre mi pecho y entonces hice como en las películas, la di vuelta y quedé sobre su cuerpo, sus piernas muy abiertas, recibian mi penetración, mientras comenzaba a subir y bajar sobre ella, me dijo muy tiernamente – Así no mi amor, muevete un poco de atrás hacía adelante, afírmate en las rodillas, tienes que friccionarte sobre mi y si me quieres hacer feliz, no la metas toda, solo entre cinco y diez centímetros, es la primera porción de mi vagina, la que tiene toda la sensibilidad, solo para acabar tienes que meterla entera – Hice como me dijo y ella comenzó nuevamente a gozar y a mover sus caderas en un movimiento candencioso, en pocos minutos estaba logrando un nuevo orgasmo, estuve más de una hora follándola y ella debe haber tenido por lo menos 12 orgásmos fenomenales, me preguntó – ¿No puedes acabar? – Le respondí
– No se porqué, pero no puedo como acabé en tu boca – Se sacó el camisón y entonces vi sus senos, eran grandes, con unos pezones enormes pero una aureola pequeña, los tomé y sentí que me corría, se los apreté fuertemente mientras la penetraba sin pausa, entonces sentí casi igual que antes, me corrí con un placer fuera de serie, quería más, quería sentir muchos orgasmos más, ella me dijo
– Debes estar cansado – Le respondí
– No para nada, solo quiero seguir follándote, eres maravillosa, eres mi hembra, mi mujer, mi diosa – Y comencé a embestirla con nuevos brios, mentiría si dijera cuantos orgásmos logramos entre los dos, solo se que después de esa noche, estaba terriblemente enamorado. Sobre todo cuando descubrí que al apretarle los glúteos, bastante duritos para su edad, ella gozaba como loca y sus orgasmos eran aún más fuertes.
Fue como un año después, cuando me enseñó a practicarle el sexo buco genital, a lamer su clítoris, los labios, el perineo y hasta el ano, se me ocurrió y sin decir palabra, mientras la hacía orgasmar con la lengua, meterle suavemente un dedo en el ano, no me dijo nada, solo sentí cuando sus esfinteres apretaban mi dedo, no tuve problemas en meterle dos dedos y luego tres, ella gozaba cada vez más. Por eso una noche en que haciamos el amor y ella se mostraba satisfecha, llevé sus piernas a mis hombros y puse el glande en la entrada del ano, no me dijo nada, ni una palabra, así que precioné un poco y solo un pequeño gesto de dolor, pero pasado unos minutos en que la ensartaba hasta los huevos y ella se había llevado una mano a su entrepiernas, que la sentí comenzar a apretar los musculos anales, es como si me lo fuera a partir, fue un gusto enloquecedor, ella comenzó a gritar
– Párteme… asiiii… párteme cabrón… más… quiero más… – La comencé a bombear a toda velocidad, hasta que ella comenzó a saltar, debí sujetarla fuertemente de los muslos, para que no se saliera la polla por sus movimientos, entró en un orgásmo gigante, no paraba de lubricar de su entrepierna, era como el orgásmo de un hombre, solo que después de unos cinco minutos, se quedó quieta, como muerta, no hablaba y yo me corrí en su ano, mientras ella estaba inconsciente, lo saqué completamente limpio, ningúna muestra de fecas o de mal olor. La limpié con una tohalla humeda y comencé a besarla entera, estaba total y perdidamente enamorado de esa mujer maravillosa que era mi madre adoptiva. Fue sexo de maravillas durante siete años. Nadie sospechaba nada y pareciamos solo una viuda inconsolable, con su hijo. Ella llevaba el control total de las empresas y lentamente y en la medida que avanzaba en la universidad me fue entregando, los conocimientos y la regencia de todo. Hasta que una noche, estaba muy seria, no quería sexo, solo hablar seriamente conmigo.
Le habían diagnósticado cáncer al útero y tendrían que operarla. Obviamente suspendimos las actividades sexuales y después de operada el médico, me explicó que era un cáncer grado 4, por lo tanto irreversible. Se hizo lo mejor, fuimos al Anderson Cancer Center en Huston EEUU. A todos lados y el cáncer se la comenzó a llevar, la última vez que estuvimos juntos me dijo
– En este sobre está el nombre y la dirección de tu madre biológica, yo la estoy ayudando desde hace un año, porque tu padre y una hermana que nació cuatro años después que tu, se fueran juntos a convivir en algún país sudamericano, me ha obligado a enviarle dinero, por su silencio – Me dejó helado, yo me follaba a mi madre adoptiva, mientras mi desconocido padre biológico se follaba a mi desconocida hermana. Y mi madre al parecer chantajeaba a la mujer que me hacía feliz y que era la razón de mi vida.
Murió y la enterré junto a su marido, luego le escribí a mi madre biológica, que había resultado ser el pedazo de hembra y que ahora se trasladaba a vivir conmigo, luego contaré esa parte de la historia.
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