Amor de verdad (Segunda parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
Le abrí la puerta del coche, al sentarse pude apreciar la perfección de sus piernas. Cerré la puerta y me fui al asiento de conductor, ella me sonrió un tanto insegura, entonces puse la palma de mi mano sobre su muslo izquierdo y le dije
– Tranquila Helena, ya estás en casa y te prometo, que haré todo lo que esté a mi alcance, para que seas la mujer más feliz del mundo – Me miró en silencio, solo asintió con la cabeza y miró mi mano, la levanté lentamente y conduje a casa.
Vivo en la misma casa, que con mis padres adoptivos y mi gran amante, el ver a esa mujer casi desconocida, que un dia siendo una niña, me había parido, para abandonarme, me dio una sensación extraña, se veía más joven de lo que era, pero había perdido al amor de su vida, que había huido con la hija de ambos, me hacía tenerle un poco de lástima y de ira. Entramos mientras le llevaba una maleta grande y ella portaba otra de cabina, al entrar vio la foto de mis padres y me dijo
– ¿Son esos tus padres adoptivos? – Le asentí y prosiguió – Tuviste mucha suerte, podías haber caido en malas manos – No le respondí, entramos a la sala y se sentó en un sillón, al hacerlo cruzó las piernas y nuevamente pude apreciar la belleza de sus piernas, la observé detalladamente, una cara común y corriente, labios gorditos y bién delineados, sobre una nariz recta y respingada, los ojos café eran común y corriente, un pelo castaño estaba tomado en moño y eso la hacía verse interesante, un cuello muy fino, sobre hombros estrechos, senos más bién pequeños, el vestido no disimulaba una cintura prieta y un par de caderas redondas, el trasero no se lo pude ver, ella volvió a preguntar – ¿Porqué me miras tanto? – Le respondí
– Te estoy valorando físicamente, recuerda que te viniste a vivir conmigo y la mujer que tuve antes, era muy bella – Ella no entendió y dijo
– Yo no vengo a ser tu mujer, más bién tu madre – Le dije seriamente
– De eso ni hablar, mi madre, mi verdadera madre ya está sepultada, tu no fuiste, no eres y no serás jamás mi madre ¿Te queda claro? – Lo pensó unos minutos antes de preguntar
– Entonces ¿Que voy a ser para ti? – La miré y me gustó aún más, así que le dije sentándome en otro sillón al frente suyo
– Eso dependerá de ti, puedes ser la empleada de la casa, y recibirás un buén sueldo, más las imposiciones, para que te puedas jubilar un dia. La otra alternativa, es que vivas unos dias acá, mientras buscas un lugar donde vivir o un hombre que te proteja, acá no estás en tu pueblo y nadie te conoce, así que dependerá de ti, la última alternativa es más compleja y será más difícil para ti – Me miró curiosa y dijo
– ¿Cual sería esa tercera alternativa? porque ninguna de los dos primeras me seduce – La volví a mirar de pie a cabeza y me gustó aún más, así que le dije
– Sería que te convirtieras en mi mujer, en mi amante, pero para eso me tendrías que conquistar – Se puso muy pálida, pensé que se iba a desmayar, hizo el movimiento de que se iba a parar, pero se volvió a acomodar en el sillón, me miró detenidamente y preguntó
– ¿Cuanto tiempo tengo para decidirme, por una de las tres alternativas? – Le respondí
– Para la primera nada, lo decides ahora mismo, para la segunda una semana y para la tercera tienes 8 dias – Me miró con curiosidad y volvió a preguntar – ¿Esto lo tenías pensado, antes que yo viajara acá? – Le dije
– Pues había pensado emplearte, pero no sabes hacer nada, siempre fuiste dueña de casa, por eso solo había pensado las dos primeras posibilidades, la tercera la tomé ahora – Me preguntó
– ¿Porqué? ¿Que te hizo pensar en la tercera posibilidad? ¿Porqué crees que podría aceptarla? – Levanté un brazo para detenerla y dije
– Vamos por partes, lo hice porque cuando te vi, lo hice como un hombre a una mujer, algo de ti me atrajo y tu figura me atrae físicamente, y por último, por venganza, porque tu hombre te engañó con vuestra propia hija, que lo engañes con el hijo sería una venganza completa, esas son las respuestas y ahora que sabes podrías comenzar por decidirte si quieres trabajar en esta casa como mi empleada, te advierto que tendría que despedir a Lola, la mujer que viene a hacer las cosas de la casa – Me miraba seriamente y dijo
– Una semana para buscarme un hombre, si no encuentro, me tengo que ir de tu casa en una semana, si me quedo un dia más tendrá que ser como tu amante ¿Es eso? – Le confirmé
– Exactamente eso ¿Que decides? . Me miró casi sonriendo y preguntó
– Me ayudarías a conquistar un hombre, porque no conozco a nadie en la ciudad y mi ropa es de mujer de pueblo, salvo este vestido que ya tiene como 10 años – Pensé en 10 años no le ha cambiado la figura, le dije
– Si te ayudaré en todo lo que pueda y en todo lo que me pidas – La vi contenta, me miraba mucho y asintió diciendo – Pues que te parece que me compres ropa nueva y sexy, luego tendré que ir a lugares donde haya hombres solos, bares o esas cosas – Le dije que si, que la ayudaría y me di cuenta que me ponía un poco celoso, no me gustó.
Esa misma tarde salimos de compras, no compró mucho, pero para todo me pedía mi parecer, el verla en ropa interior, el ver ese monumento al culo que tenía atrás, me ponían cada hora más cachondo. Fuimos a varios negocios, zapaterias donde compró unos pares de altos tacones. Al dia siguente a Lola la mujer del aseo, le dije que la Sra. Helena estaría unos dias con nosotros, ella corrigió
– Soy señorita, no señora – Me reí y me fui a trabajar, en la tarde cuando llegué me dijo – Samuel me podrías llevar a comer afuera, para conocer algunos varones que me puedan interesar, porque sola se podría prestar para equivocos y malos ratos – Estuve de acuerdo y le dije que me arreglaría un poco, ella haría lo propio. Media hora después ya estaba listo y unos minutos después llegó ella con un vestido muy ajustado, que le resaltaba todas sus curvas y lo corto de la falda, le hacía ver aún más largas y bellas sus piernas, se peinó con el pelo suelto y parecía una jovencita, no pude dejar de decirle
– Te ves muy bién – Me miró sonriendo, percibí la belleza de sus dientes y los labios pintados suavemente eran una invitación al beso, me respondió con un lacónico
– Gracias ¿nos vamos? –
Fuimos a un restaurant donde reservé mesa solo poco antes, es muy popular y eso le agradó. Cuando entramos noté la mirada de los hombres, de admiración otras lascivas que se la comian con las miradas, las mujeres con envidia. Me sentí muy bién en su compañía, a la hora de bailar, llegaron toda clase de hombres a pedirle bailar, a todos se negó amablemente, así que le dije
– Así no vas a conquistar ni conocer a nadie – Me respondió muy seria – Eso déjalo en mis manos – luego sonriendo agregó – Más bién en mis piernas – Sin dudas sabía que tenía bellas piernas y sabía lucirlas con elegancia, me dio un poco de cabroneo, pero no dije nada.
Al dia siguente la misma operación, salir con ella, pero esta vez se demoraba mucho en salir, así que fui a su pieza para apurarla, me llevé la sorpresa del siglo, estaba solo con ropa interior negra, que dejaban a la vista el cuerpazo y sobre todo que estaba con liguero y medias a medio muslo, sentí una puntada en el pene y pensé que la violaba allí mismo, me calmé y me fui a la sala a esperarla. Salió con un vestido también negro, que hacía ver su piel tan blanca como una seda de ese color. En el restaurante el mismo espectáculo, los varones eran otros, pero la actitud la misma. Al dia siguente cuando me disponía a acompañarla, me dijo que no, que iría sola, porque la iba a pasar a buscar una persona que le había dado su teléfono en un papel en un momento que había ido al baño. No dije nada y ella salió, me asomé a la ventana y un Volvo último modelo, la pasó a recoger. En la noche llegó muy contenta, solo comentó – Creo que la capital es fenomenal, una maravilla vivir aquí – Sentí mucha ira, pero supe hacerme el tonto. Al dia siguente la misma historia, solo que esta vez fue un Mercedes Benz y al dia siguente un BMW. Y todos los dias llegaba radiante, pensé que todavía le quedaban 3 dias y solo deseaba que pasaran pronto, pero lo que más deseaba, era que no encontrara a nadie. Ese dia cuando llegué de mi oficina, Helena no estaba preparándose para salir, le pregunté
– ¿No sales hoy? – Me miró sonriendo me dijo
– No, hoy me quedo aquí, creo que ya tengo decidido con quién voy a vivir, incluso es posible que me case con él, si logro el divorcio de mi ex –
No dije nada, pero un rato después me llamó a comer, había preparado un asado al horno con puré de patatas y ensaladas, un postre de fresas con nata, y todo estaba exquisito, así que le pregunté – ¿Esto lo preparaste tu? – Me miró como si fuera un extraterrestre y respondió
– Por supuesto, recuerda que era dueña de casa – Me callé y nos fuimos a la sala a tomar una copa, estuvimos conversando, cuando ella se sentó no pude dejar de admirar sus piernas, sobre todo cuando cambiaba de posición en una de esas le pude ver sus bragas muy pegadas a su entrepierna y dibujando los labios de la vulva gorditos, fue una visión de un segundo, pero sentí que me ponía a mil. Nos fuimos a acostar, fue una velada muy buena. Al dia siguente, le mandé unas flores en una tarjeta que decía: Gracias por una tarde tan linda. Cuando llegué a casa, me dio las gracias por la flores, con un piquito, que me hizo setir al calor y el sabor de sus labios, para distraer la situación le pregunté
– ¿Sales esta noche? – No pensó para responder mirándome a los ojos
– Si voy a salir con el hombre que elegí para compañero de vida, ignoro cuanto va a durar, pero espero que sea muchos años – Volví a sentir la puntada de los celos, fue horrible, pero no podía dar vuelta atrás, la felicité y me fui a mi estudio, como una hora más tarde entró con un vestido rojo muy ajustado, se veía de comérsela, me preguntó
– ¿Me acompañarías en la sala a esperar al futuro amor de mi vida? – Le sonreí de malas ganas y fui con ella, se sentó nuevamente ofreciendo el espectáculo de sus piernas y su figura, se paró me sirvió un whisky doble para mi, y uno simple para ella, le pregunté
– ¿Porqué tanto Helena? – Me sonrió y casi se me cae la saliba, dijo
– Porque lo vas a necesitar – Luego se volvió a sentar y ahora sentí que me empalmaba, si llegaba el tio ese, me sorprendería a mil, traté de calmarme, pero pasó más de una hora y no llegaba nadie le comenté
– Me parece que te dejaron plantada – Se rio con gana
– Ya verás que no, es más, verás a un tio loco de amor y de deseos – No me resistí y le pregunté
– ¿Ya te acostaste con él? – Me dijo seria
– No, pero no pasa de esta noche que terminemos en la cama, amandonos como locos – Ahora sentí que los celos me mataban y le comenté
– Pues yo en su caso me habría apurado un poco – Me dijo muy seria
– De verdad, te apurarías – Respondí sin pensar
– Por supuesto, a una mujer, a una hembra como tu, no la puede hacer esperar nadie, salvo que sea eunuco – En ese momento se puso de pie y mirándome fijamente volvió a preguntar
– ¿Y que harías tu conmigo? pero de verdad, que te dicta el corazón, tus sentimientos, tus deseos de macho, tu pasión… – No la dejé terminar le aseveré
– Te poseería como un enajenado, te amaría todos los dias de mi vida, en el dia en la noche a todas horas – De pronto me di cuenta de lo que estaba diciendo y de como ella me sonreía y se acercaba a mi. Entonces entendí, la abracé y comenzamos a besarnos, nuestras lenguas se buscaron y comenzaron la dansa del amor primitivo.
El elegido por ella, era yo. La tomé en brazos como a una pluma y la llevé a mi pieza, la recoste sobre la cama, sin dejar de besarla, ella me comenzó a soltar la camisa, mientras mi manos soltaban botones y bajaban la cremallera, el vestido salió completamente, junto con mi camisa, mis pantalones y los boxer siguieron el mismo camino de su ropa interior, entonces vi su vulva humeda de líquidos lubricante, no me resistí y bajé a besar su entrepierna, mi lengua buscó la entrada de su gruta y el sabor del almiscle más puro me invadió la boca, la lamí entera, sin pausa, del ano al clítoris sin parar, ella se comenzó a desesperar, de pronto su espalda se arqueó en un ángulo increible y un grito escapó de sus labios – Amoooooor… amoooooooor… me corro… y se convulcionó muy fuerte, me subí sobre ella y la penetré casi con violencia, cuando sentí que mi polla entraba en una funda ajustada, entendí que estaba con la mujer de mi vida, comencé el mete y saca más maravilloso que podía imaginar, estaba en la gruta que me había parido, la comencé a besar, mientras le decía – Te amo Helena, te amo… te amo – Y en eso momento me corrí como loco, en pocos minutos, estabamos en un perfecto 69
Ella no sabía mamarlo bién, pero ya tendría oportunidad de enseñarle, cuando traté de meterle un dedo en el ano, me paró me explicó que estaba virgen del ano, eso será por un tiempo corto pensé, mientras, nuestros cuerpos desnudos volvían a encontrarse frente a su vagina y mi boca lamía de ese nectar natural que me estaba volviendo loco de pasión y deseo, le provoque por lo menos tres orgasmos más con la lengua, eran uno detrás del otro, mientras ella se retorcía de placer, me dijo – Jamás en toda mi vida había tenido tantos orgasmos, como los que tu me has regalado ahora, te amo Sam, te amo como loca – Le respondí mientras abandonaba su coño, para penetrarla hasta los huevos
– También te amo Helena y siente como te penetro, siente mi polla deslizándose en tu gruta maravillosa, eres muy rica mi amor – Y la seguí penetrando hasta el amanecer.
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