ANA
Sus pequeños labios vaginales me parecían la gloria. .
Dicen que recordar es vivir, es por eso que he tomado la decisión de comenzar a dejar plasmados aquí mi recuerdos, debo resaltar que lo que están por leer, y lo que leerán en entregas futuras, es 100% real, pretendo hacer un compendio o anecdotario, de todas y cada una de mis andanzas en este maravilloso mundo del sexo.
Mi nombre es Alejandro, desde muy pequeño siempre he sido un ser extremadamente erótico, desde que tenía aproximadamente 8 o 9 años, inicie a conocer mi cuerpo y a masturbarme con los catálogos de lencería que mi madre llevaba a casa. Disfrutaba sobremanera imaginar los cuerpos desnudos que estaba debajo de esas prendas tan sugestivas.
Mi primer contacto sensual y sexual fue con mi primita Ana, en aquel entonces ella tenía tan solo 8 tiernos añitos, yo ya era mayor que ella, alrededor de 4 o 5 años, estaba por cumplir 13, cuando por cuestiones laborales de mis tíos, Ana se quedaba al cuidado de mi abuela por las tardes y evidentemente, también yo.
Debo mencionar que desde la separación de mis padres, nos fuimos a vivir a la casa de mis abuelos mi madre y yo, por tal motivo mis tardes se convirtieron en los momentos más felices de mi tierna infancia. Al principio no me gustaba mucho trabajo el hecho de tener a mi primita en casa, eso limitaba mis oportunidades de realizar mis seciones masturbatorias y ojear una que otra revista para caballeros que tenía en mi poder.
Pero bueno, dejándome de rodeos, todo comenzó una tarde de verano bastante calurosa. Recuerdo perfectamente que me estaba haciendo una puñeta con bastante desesperación, debido a que Anita, se encontraba rondando por mi cuarto. Estando en plena faena, no me di cuenta de en que momento Ana entró y se quedó parada en la puerta.
Cuando reaccione, tuve cierto temor de que me acusara con la abuela, sin embargo, su reacción me sorprendió.
– Que haces primero?- Pregunto con una ternura e inosencia propia de su edad, al principio no sabía que desir, yo solo me límite a decirle que tenía comezón. Ella se me quedó mirando y se percato de mi erección, puso cara de susto y me preguntó porque se veía tan gorda, ( En este punto debo aclarar que, sin saberlo a esa corta edad, ya era y sigo siendo, alguien dotado) ya que para un pequeño de 12 años, 15 cm de largo y 8 espesor, eran algo bastante raro.
-Me picó una hormiga en el jardín y por eso se ve así.
-Mi mami dice que cuando algo te pica, con saliva se quita el dolor- dijo ella inocentemente. Se dirigió hacia mi y sin decir nada, puso saliva en sus dedos y comenzó a frotar mi pene con ellos; yo me quedé incrédulo y en shock por lo que estaba pasando, edemas, en ese instante sentí una descarga por todo mi cuerpo, era una sensación desconocida para mí, el roce de otra piel con la mía.
Mi erección y exitacion era tal que mi pene comenzó a vibrar, sin saber cómo o por casualidades de la vida, Anita había acomodado su manita, de forma que me estaba haciendo una puñeta. -Esta calientita y está brincando Alex, porque?, Pregunto dulcemente, yo lo dije que era porque me estaba sirviendo lo que hacía, y ella dijo – Mi mami también dice que la ponsoña de un animal debe chuparse y escupirse, acto seguido, posó sus tiernos labios sobre mi pene y empezó a chupar en mitad del tronco, como queriendo sacar el veneno, yo me encontraba al cien y no sabía que hacer, por una parte disfrutaba lo que estaba pasando, y por otro lado, mi abuela podría entrar en cualquier momento.
Mi exitacion y el vinilo de sensaciones era increíble y recorde las páginas de una de mis revistas pornografícas. -Anita, si lo que quieres es sacar el veneno, debes chupar por aquí- y con una mano la tomé de la nuca y con la otra puse mi verga dentro de su boca, al tiempo que le pedía que sacarla lengua. La sensación fue tan intensa que se me doblaron las rodillas, y poco a poco comencé a deslizar de atrás hacia adelante mi verga dentro de su boca.
He de confesar que en ese momento estaba totalmente desconectado de la realidad, solo me interesaba sentir el rose de sus pequeños labios y su lengua sobre mi verga, ella no oponía resistencia alguna, y hasta podría decirse que le tomo el gusto (Cosa que unos años después me confirmó) no se cuánto tiempo paso, pero de pronto sentí como si me orinar dentro de su boca, ella aparto sus labios y escupió un gran sorbo de semen, no solo había sido mi mi primer contacto sexual con alguien más, no solo había sido mi primera mamada, también fue mi primera eyaculación.
Me quedé paralizado por un momento hasta que ella hablo,-Ya saque la ponsoña, dijo ella mientras aplaudía, -estaba calientita, vas a ver qué ahorita se te va a bajar lo gordo y te vas a sentir mejor-.
Después de eso mi erección serio, y ya consiente de las cosas, le pedí no decir nada, para no preocupar a nadie, ella me dijo que estaba bien, y pero que le avisará cuando me volviera a pasar.
Desde ese día, las tardes con Anita se volvieron más interesantes, poco a poco y con su ingenuidad y despertar sexual, nuestros encuentros inocentes, se fueron volviendo cada vez más intensos.
Si mi relato les gustó, comenten y les contaré de cuando sentí el rodeo de sus otros labios, saludos y gracias por leer.
Buenisimo relato, es interesante como uno va descubriendo sobre el sexo y llega a ser tan adictivo, espero el siguiente relato
Excelente inicio, promete mucho tu historia, continua con las demás experiencias, ya quiero leerlas.
Saludos.
No entiendo como si la pagina dice SIN TABUES no publican mi comentario…..es contradictorio pero en fin.
Muy bueno tu relato, continua por favor