Ana y Emma: Calientes en la escuela.
Ana y Emma se dan una escapada entre clases, después de conseguir un aula vacía donde nadie las interrumpieran ambas niñas calientes terminaron cogiendo. Al mismo tiempo un curioso profesor espiaba cómo estás dos calientes niñas se daban placer..
Hacía una relajada mañana, el sol apenas salía y las dos pequeñas hermanas Ana y Emma dormían profundamente en su cama, esto hasta que su madre entró por la puerta y se acercó a la cama para despertarlas de la manera más sútil y relajada posible.
– Hijas, ya es hora de levantarse.
Agregó sonriendo y acariciando por turnos el cabello de ambas pequeñas. Poco a poco ambas pequeñas despertaban, algo fastidiadas por tener que levantarse tan temprano para ir a la escuela.
• Ummm… Buenos días.
Dijo Ana bostezando y tallando sus ojos, Emma estaba en la misma situación.
~ ¿De verdad tenemos que ir hoy, mamá?
• ¿No podemos quedarnos en casa?
Las dos pequeñas rogaban por poder faltar por lo menos ese día a clases, aunque al final sus súplicas no surtieron efecto.
– No, no pueden faltar, a parte es viernes, solo resistan un día más y ya es el fin de semana.
Dijo la mujer dándole ánimos a sus hijas mientras las abrazaba y les ordenaba alistarse para comenzar el día. Ana y Emma resignadas obedecieron y empezaron a prepararse para el día.
Pasado el rato ambas ya estaban preparadas y listas para asistir a la escuela, ambas se pusieron el uniforme donde destacaba una camisa manga corta, falda y calcetines blancos largos que le les llegaban hasta sus rodillas. Dieron el viaje rumbo a la escuela junto con su madre hasta llegar, cuando estuvieron frente a las puertas de la escuela su madre las bajó del auto llevándolas de la mano.
– Que tengan un buen día, hijas, portense bien.
Agregó la mujer inclinándose para abrazar a ambas, las pequeñas abrazaron a su madre de vuelta, luego entraron al gran edificio donde tomaban clases.
Pasó un rato, ambas iban en el mismo salón, lamentablemente no se sentaban tan cerca cómo les gustaría, estaban sentadas en el extremo opuesto del aula, si algo les gustaba a este par de hermanas eran estar siempre cerca. Ana intentaba prestar atención en clases, pero por la mañana algo más había despertado dentro de ella, ese algo siendo querer estar desnuda en cama junto con su querida hermanita. La clase parecía eterna, en un pedazo de papel escribió un mensaje para su hermana y comenzó a pedir que lo pasaran, aunque justo antes de que comenzaran a pasar Ana había pedido permiso para salir a usar el baño, por lo que el mensaje se enviaba mientras Ana ya estaba fuera.
Emma recibió aquel mensaje, reconoció la letra, era de su hermana, en este decía que saliera a verla. Esperó un par de minutos para pedir poder salir, esto para que no se viera sospechoso que dos alumnas habían salido justo una detrás de la otra, la profesora en turno le dió permiso de salir. Emma salió y se dirigió a dónde Ana la había llamado, era un edificio al cual se le daba poco uso, con salones medio vacíos sin usar. Al llegar al último piso sintió cómo alguien la jaló del brazo, al principio Emma se había asustado pero se relajó cuando vió que había sido Ana la que provocó aquel agarre. Ambas niñas comenzaron a besarse, besos largos en los que usaban sus lenguas, los húmedos jugueteos entre sus bocas se escuchaban un poco. Se separaron del beso viéndose a los ojos.
• La clase estaba aburrida… esto es mejor.
~ Esperaba que lo dijeras antes.
Ambas rieron y se besaron un poco más antes de que Ana abriera la puerta para que ambas entraran.
Una vez con ambas dentro la puerta sfue cerrada, el aula estaba casi vacía solo con algunos pupitres de repuesto y escritorio cerca del único ventanal que tenía el aula, por ahí se filtraba algo de luz por las persianas que estaban dañadas. Los besos continuaron entre ambas pequeñas, junto con los besos igual comenzaron a tocar sus cuerpos sobre la ropa, Ana se aventuró a besar el cuello de su hermana mientras una de sus manos se colaba por debajo de su falda. Emma soltó un pequeño gemido al ser tocada así, aunque a los pocos segundos hizo algo de espacio entre ambas.
~ A-Ana no creo que debamos hacer esto aquí. ¿No recuerdas cuando casi nos descubren?
No era la primera vez que Ana y Emma se escabullian en la escuela para besarse. La primera vez que lo hicieron tenían 5 años, estaban practicando besos detrás de una de las aulas cuando escucharon cómo alguien caminaba hacia ellas, un profesor las reprendió por estar fuera de los salones en hora de clases, aunque por el bulto en sus pantalones era claro que las estuvo espiando.
Ana pensó en un poco y en respuesta a lo que dijo su hermana comenzó a quitarse la ropa. Primero comenzado con la camisa y una playera ligera escotada que llevaba puesta debajo, continúo con la falda y finalmente su ropa interior. Ana estaba desnuda frente a su hermana quien la miraba asombrada. El pequeño y desnudo cuerpo de Ana se acercó a Emma acorralandola contra la puerta del aula, ahora solo conservaba puestos aquellos largos calcetines blancos y sus zapatos.
• ¿Y que vas a hacer? ¿Vas a delatarme, hermanita?
Agregó acercando bastante su rostro al de su hermana, podía sentir su respiración chocando contra su boca. Emma poco a poco cedió a los calientes deseos de su hermana, no podía resistirse a ella. Ana comenzó a besar nuevamente a Emma, atrajo las manos de su hermana a su pequeño culo para que lo tocará y apretara, Emma sin dejar de besarla apretó las nalgas de su hermana, movía sus manos en círculo, a veces separandolas para dejar al descubierto el pequeño ano y la vagina de Ana. Emma si bien estaba excitada aún estaba insegura, se notaba un poco por la forma de besar a Ana, está última se dió cuenta, estaba ansiosa de coger con su hermanita en ese salón de clases pero debía hacerla ceder con cuidado.
Ana se puso de rodillas y metió sus manos bajo la falda de Emma, cuando encontró su ropa interior jaló de la misma hacia abajo hasta que esta estuvo hasta sus tobillos, subió de nuevo ahora metiendo su mano bajo la falda para tocar la vaginita de Emma.
• Mmmmm… Dices que no quieres hacerlo… Pero aquí se siente muy húmedo, hermanita.
Dijo Ana sobando con dos de sus dedos por encima de la vagina de Emma. Emma se estremeció un poco por el toque, simplemente dejaba que las cosas sucedieran, aún estaba notablemente nerviosa pero eran más sus ganas de tener sexo con su hermanita. Mientras Ana la masturbaba Emma poco a poco se quitó la camisa y su camiseta, estas dos prendas cayeron al suelo. Ahora las dos tenían su pecho al aire, Emma acarició unos de los pequeños pechos de Ana mientras se besaban y Ana seguía masturbando a su hermana.
Por otro lado un profesor que hacía la ronda por esos salones caminaba despreocupado, sus alumnos en ese momento estaban tomando un curso que tomaría cómo de 1 hora y en lugar de hacer trabajo pendiente prefería perder el tiempo caminando por los alrededores. Llegó hasta el último piso de un edificio que tenía poco uso, casi todos las aulas tenían las persianas abajo, algunas estaban rotas y podía ver por dentro. Una por una las inspeccionó desde fuera: Sillas y trabajos escolares olvidados, Sillas e instrumentos musicales, Sillas y algunos pupitres, al llegar al última aula sus ojos se abrieron completamente al ver lo que estaba pasando dentro. Se separó de la ventana y vió a todos lados, se talló los ojos y nuevamente se acercó a observar, su boca se abrió tanto que parecía que su quijada se caería; justo del otro lado de la puerta habían dos pequeñas niñas semidesnudas besándose. A juzgar por las ropas en el suelo y que una de ellas estaba completamente desnuda no parecía que solo fueran a besarse, esas niñas iban a coger. Algo en la entrepierna del mayor comenzó a levantarse, esas niñas si sabían cómo tratarse. Comenzó a tocar su entrepierna mientras las observaba, tragó saliva cuando los gemidos de las pequeñas de vez en cuando se escuchaban, que más harían a parte de besarse?
Ana después en mitad de la sesión de besos había conseguido que su hermana igual se desnudara completamente, acarició su rostro dejando unos pequeños besos de piquito en sus labios.
Ambas niñas caminaron hasta uno de los pupitres, antes de darle uso se besaron apasionadamente mientras las inquietas manos de cada una de dirigía a la vaginita de la otra para masturbarse, era muy caliente la vista de esas dos niñas chocando sus lenguas y uniendo sus cuerpos mientras se estimulaban con sus dedos.
Emma se separó de los besos y se sentó en el pupitre, abrió las piernas dejando a la vista su pequeña y joven vagina de nena, la acarició un poco mientras Ana se sentaba frente a ella, ambas se habían entendido cómo acomodarse usando el pupitre. Ana sin esperar más acercó su boca a la vaginita de Emma, quien tembló al sentir la lengua de su hermanita. La lengua de Ana se pasaba de arriba a abajo entre los labios vaginales de Emma, aveces con su boca hacia succión en algunas partes, al hacer eso notaba cómo Emma temblaba y uno que otro gemido agudo salía de su boca. Emma apretaba y pellizcaba uno de sus pezones mientras Ana se ocupaba de darle lengua, hubo un momento en el que sus miradas se encontraron, ambas sonrieron, Emma amaba ver cómo su hermanita mamaba su vaginita.
~ Ugh… Si… Dame más lengua, hermanita
Emma excitada con una mano mantenía a Ana en esa posición, aveces movía su cabeza a los lugares donde necesitaba ser lamida, aunque Ana ya sabía perfectamente donde chupar a su querida hermanita.
Ana se puso de pie, unió sus labios con los de Emma, Emma seguía con las piernas abiertas sobre el pupitre, Ana comenzó a meterle los dedos para sentir lo caliente de su interior. Dos de sus delgados dedos entraron completamente, Emma se separó del beso dejando salir un par de gemidos, ahora su mirada estaba puesta en como su hermana la penetraba con sus dedos. Ana movía sus dedos algo duro, metiendolos y sacándolos rápido y aveces, aveces moviendolos dentro.
• Que mojadita estás, hermanita.
Dijo riendo un poco y dándole un par de besos a Emma. De las dos niñas Ana era las más intensa al tener sexo, eso era algo que Emma disfrutaba cómo nunca. Durante esa estimulación no podía verse bien pero el pequeño ano de Emma se apretaba y relajaba por lo brusco que era Ana con sus dedos.
Los dedos de Ana salieron de la vagina de Emma, su pequeño agujero de nena dejó caer un líquido transparentoso, este se había filtrado por su pequeño culo hasta llegar a la superficie del pupitre. Ana se acercó lamiendo el pupitre para recoger con su lengua la esencia de su hermana, después se acercó para compartir otro húmedo beso de lengua, el beso entre ambas niñas era tan sucio y descuidado que bastante saliva se filtraba entre sus bocas, está caía por el cuello y pecho de Emma mayormente.
Las dos calientes niñas cambiaron lugar, Ana dejó una de sus piernas sobre el pupitre, así Emma solo tenía que arrodillarse para tener frente a ella la vagina y el ano de su caliente hermanita.
• Te traje el almuerzo.
Dijo Ana Separando con una de sus manos sus nalgas, su pequeño ano y su húmeda vagina salieron a relucir.
• ¿Vas a cometerlo, hermanita?
~ Voy a comerte muy bien.
Emma acercó su boca y pasó su lengua desde la vaginita de Ana hasta su ano, su lengua estaba muy húmeda de los calientes besos que se habían dado, por lo que dejaría muy mojados los dos agujeritos de su hermanita. Emma se sostenía del culo y una de las piernas de su hermana metía su rostro, su pequeña lengua se pasaba por encima y entre los labios vaginales de Ana, aveces intentaba hacer esa deliciosa succión que hasta hace unos minutos Emma recibía. Con dos de sus dedos abrió la pequeña vagina de Ana y succionó en varios puntos, llevándose a la boca restos de su propia saliva y lo que saboreaba cómo los fluidos de la vaginita de su hermana. Ana estaba encantada dejando que su hermana comiera así de su culito, gemía por lo bajo y con mano enterraba más la cabeza de su hermana para que no se separara.
• Ugh… Comeme bien, hermanita.
Excitada volvió a separar sus nalgas, al instante Emma comenzó a pasar su lengua por el pequeño ano palpitante de Ana. Emma lamía y chupaba las nalgas de Ana, se centró más en tratar de esa forma su apretado anito, Emma se masturbaba viendo cómo el ano de su hermana se apretaba y relajaba escurriendo restos de saliva.
El profesor fuera estaba atento a los movimientos de esas niñas, observaba cómo se acercaban a una silla y un pupitre, antes de eso babeaba viendo cómo las dos se besaban y dedeaban, eso que estaba viendo vaya que era digno de una película porno muy sucia. Vio a una de ellas subirse al pupitre, la otra niña estaba en la suya, el mayor asintió cuando supo lo que se venía: esas niñas iban a darse sexo oral. Era una imagen muy caliente ver a dos hermosas niñas así, una usando su pequeña lengua para satisfacer a la otra. El mayor desabrochó su cinturón y se sacó la verga para poder masturbarse viendo aquella escena lésbica entre niñas. Su gruesa verga babeaba por esas dulces vaginas pequeñas, le calentaba más cuando escuchaba cómo se les escapaba uno que otro gemido y de inmediato se cubrían la boca con una mano.
La nena encima del pupitre pasó de recibir la lengua a los dedos de su amiguita, sus piernas quedaban abiertas directamente hasta la ventana por dónde las estaba espiando, cómo si supieran que tenían a un espectador viéndolas coger. Apretaba su verga e intentaba calmar su respiración cuando veía cómo dos dedos de una de las niñas entraban fácilmente en la vaginita de la otra, estaba muy claro que esas nenas ya tenían experiencia. Lamió sus labios viendo la hinchada vaginita de la nena en el pupitre, quería entrar con ellas para cogerselas, hacer que esas pequeñas vaginas experimentaran cómo era tener una gruesa verga adulta penetrandolas. Pronto las dos cambiaron de posición, ahora una solo se empotraba en el pupitre mientras la otra estaba de rodillas, así mismo vió cómo una de las nenas le lamía el culo a la otra. El mayor masturbó con fuerza su verga, vaya que esas niñas sabían darse lengua muy bien, se escuchaban muy ricos los gemidos de la niña que ahora recibía ese rico y húmedo placer en su vaginita. Ese momento fue interrumpido por cuando uno de sus bolsillos comenzó a vibrar, rápidamente lo revisó, era su móvil, aquel curso había terminado y debía regresar con su clase. Maldijo en su cabeza, tenía que irse, quería ver cómo esas deliciosas niñas seguían dándose placer. Resignado acomodó su ropa, antes de retirarse solo pudo ver cómo ahora ambas pequeñas estaban sobre el escritorio que había en ese salón viejo.
Ana y Emma pasaron a subirse a un viejo escritorio que estaba en aquella aula para usarlo a modo de ‘ cama ‘ teniendo un lugar cómodo donde poder seguir cogiendo. Sentándose en mitad del escritorio acomodaron bien sus piernas para unirse, antes compartieron un par de besos, era la posición favorita de las pequeñas, cuando sus dulces vaginas se frotaban y chocaban. Ambas pequeñas movían enérgicamente sus caderas, los hinchados y húmedos labios de sus pequeñas vaginas chocaban y rozaban, el movimiento igual provocaba que sus pequeños pechos en desarrollo se menearan. Ambas niñas ya no se preocupaban por ocultar sus gemidos, solo se concentraban en satisfacerse y que sus vaginitas siguieran húmedas por el constante roce. Un par de veces las pequeñas quisieron besarse mientras seguían moviendo sus caderas pero casi al instante se separaban por la intensa estimulación, ambas nenas solo veían como sus pequeños labios vaginales se unían.
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Tras varios minutos Emma comenzó a temblar y moverse menos a diferencia de su hermana, sus gemidos comenzaron a hacerse más ruidosos y altos, Ana no detuvo sus caderas al notar aquello, era justo lo que buscaba, hacer que su caliente hermanita se corriera. Cuando la intensa sensación del orgasmo se apoderó del cuerpo de Emma quiso separarse, Ana se lo impedía atrayendo la cadera de su hermana con ambas manos, se le sumó a eso un sucio jugueteo con sus lenguas. Entre esos sucios besos Emma gemía buscando alejarse, pero a medida que aquella sensación se calmaba siguió el beso.
Se separaron a los pocos minutos, sus vaginas seguían húmedas y se veía cómo algunas hilos de fluidos corporales las unían. Emma sabía que aún su hermana necesitaba ser atendida, por lo que no dudó en acercar su mano para empezar a masturbarla. Ambas niñas estaban sentadas cerca de uno de los bordes del escritorio, Ana con sus piernas abiertas y Emma a su lado moviendo rápido sus dedos. Por arriba los labios de ambas niñas no dejaban de unirse, estaban haciendo un desastre entre sus bocas por la gran cantidad de saliva que se filtraba entre sus labios. Ana se estremeció separándose del beso, se recostó en el escritorio mientras su hermana seguía moviendo rápidamente sus dedos, arqueó su espalda gimiendo descontrolada, poco a poco su cuerpo dejó de tensarse, se sentó nuevamente para estar a la par de su hermana, justo en ese momento se escuchó el timbre para la hora del almuerzo, ambas se vieron a los ojos y rieron un poco.
• Si que nos tardamos jeje.
~ Despues de comerte no se si pueda comer más.
Ana y Emma se dieron un par de besos más antes de bajar del escritorio y vestirse de nuevo, debían volver a atender lo que quedaba del día escolar.
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