ANDREA Y SANDY MIS HERMANAS, UNA FAMILIA ATÍPICA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PEDROVL.
Después de esa maravillosa noche con Betty, se despierta de golpe y asustada, ya que la luz del día entra por la ventana de mí cuarto.
Apenas si se pone su bata y sale a prisa, incluso sin pantaleta, la cual queda por ahí perdida entre las sabanas de mi cama.
Son las 8:35 am.
Salgo también de mi cuarto y me dirijo a la cocina para buscar de comer, unos minutos más tarde veo salir corriendo a Betty rumbo a la escuela.
Son ya las 09:00 am.
Decido subir a la azotea para distraerme y paso por el cuarto de Andrea, oigo unos gemidos que provienen de su cuarto, me asomo despacio por la ventana, sus cortinas blancas y caladas apenas si permiten ver lo suficiente, pero distingo muy bien una figura masculina acostada sobre la cama, que Andrea lo cabalga con furia, jadea con fuerza, sube y baja enterrándose la verga de ese hombre en su concha.
Pienso en lo cabrona que es al meter a un hombre extraño cuando no está ni mi madre, ni mi abuela y ni mi padre, entonces algo sucede, oigo cuando aquel hombre le dice a mi hermana: “que rico cabalgas mi amazona, que rico lo haces”.
Es la voz de mi padre, de mi padre de bufa con fuerza.
Sigo mirando y Andrea se levanta y se coloca en cuatro sobre la cama y mi padre se para detrás de ella, la toma de las caderas y la vuelve a penetrar, bombeándola con fuerza por unos minutos hasta que se la saca y se viene sobre las caderas y nalgas de Andrea.
Entonces decido quitarme despacio de ahí, me subo a la azotea de donde sigo espiando, veo cuando salen del cuarto envueltos en toalla y se meten al baño que está en ese piso.
Casi veo todo lo que sucede, hasta que mi padre sale con su carro de la cochera y se va a trabajar, despidiéndolo en la sala Andrea quien viste una camiseta holgada de color blanco, sin brassier y con una tanga azul cielo.
Se mete a la cocina y luego se va a la sala con una taza y un plato donde se sienta en el sillón individual.
Pienso en que hacer por unos minutos y decido, bajo y entro a la cocina sin que ella se dé cuenta, y encuentro café recién hecho, me sirvo una taza y me voy a sentar a la sala, en el sillón grande que esta frente a ella.
Al verme abre tremendos ojos, no me esperaba, se creía sola en la casa.
-¿No fuiste a la escuela?- Me pregunta.
-No, se me hizo tarde, me quede dormido.
– Le contesto mientras la miro recorriéndola de pies a cabeza.
Mi hermana es realmente bonita, tiene un bello cuerpo, muy sexy y antojable para cogerla.
Mi verga reacciona al tremendo estimulo visual que tengo frente a mí, ya que Andrea está sentada con su rodilla izquierda doblada y recogida descansando sobre el sillón, con el pie derecho apoyado sobre el mismo, sus piernas están separadas, por lo que puedo ver perfectamente su parte más íntima, su concha rojiza, depilada y que apenas si su tanga azul le cubre justo la raya de su cueva, no así su culo, el cual se aprecia perfectamente.
Andrea nota donde están clavados mis ojos.
-¿Ya podrías dejar de mirarme ahí?- Me dice.
-¿Y por qué? Soy libre de mirar donde quiera.
– Le contesto mientras levanto la vista y la clavo sobre sus pechos que casi se asoman por los costados de la camisera, sus pezones se marcan muy bien, son chiquitos como los de Betty, así como sus pechos.
Solo de verla me excita y tengo una gran erección.
-¿Ya viste lo suficiente?- Me dice un tanto seria.
-No, aun no, me gustaría ver más mi amazona- Le contesto.
-¿Qué dijiste?- Me pregunta alzando la voz, abriendo completamente sus ojos y de un brinco baja sus piernas del sillón pero separándolas y dejándome que su concha está bien depilada, que aun con la telita de su tanga, se nota.
Sereno y frio, sabiendo que tengo la sartén por el mango se lo repito.
-¡Mi amazona!- Le respondí.
-¿Dónde lo oíste? ¿Viste algo? ¿Qué viste?- Pregunta sobresaltada.
-¡Tranquila! No te espantes, relájate.
– Le digo sin quitar la vista de su concha.
La miro a los ojos y le sonrió, ella me mira seria y callada.
Se vuelve a acomodar en la posición que estaba sentada pero sin dejar de mirarme.
Bajo un poco la cabeza y con los ojos le doy a entender que mire la erección que tengo de verga, ella la mira y luego me mira a los ojos.
-¡Estás loco!- Me dice alzando la voz.
-¿También mi papá está loco? Recuerda que el mismo ha dicho que yo soy también el hombre de esta familia y que me deben de atender.
– Le contesto firme y con una sonrisa.
Ella me mira callada, seria y pensativa.
Luego de unos segundos de completo silencio entre los dos, pone el plato y la taza en la mesita que esta aun lado del sillón, recarga su espalda en el sillón, apoya sus pies sobre el mismo con sus rodillas dobladas y separando bien sus piernas, mostrando ya completamente su concha apenas si adornada por el hilo de la tanga azul, cierra sus ojos, dejando sus brazos descansar a sus costados.
Me levanto y camino hacia ella con la verga dura de la excitación.
Me bajo el short y de la excitación, gotas de líquido pre seminal brotan cayéndole unas sobre el pecho de Andrea.
Jalo a la izquierda el hilo de su tanga, meto mis brazos entre sus piernas para levantarlas y jalarla un poco más a la orilla, quien no dice nada, solo se deja.
Centro la punta de la verga en la entrada de su concha y se la meto despacio, está caliente y húmeda, la comienzo a bombear lentamente.
El interior de su vagina aprieta bien lo ancho de mi verga que a la vez toca el fondo de su vagina.
-¡Apúrate!- Me dice Andrea.
-Tranquila, tranquila, debo disfrutarlo.
– Le contesto sin dejar de bombearla y de gozar de ella.
Arrecio mis embestidas, es súper excitante estar cogiéndome a mi hermana mayor, sabiendo que unas horas antes se la había cogido mi padre.
-¡No se te vaya a ocurrir venirte dentro!- Me dice entre jadeos.
Esta excitada mi hermana, jadea y gime como perra en brama, pero trata de disimularlo al apretar sus labios, pero me doy cuenta.
-¡Ya! ¡Ya! ¡Vente ya!- Me dice mientras sigo bombeándola, hasta que estoy a punto de estallar pero aguanto unos segundos más con fuertes embestidas y por fin le saco la verga de su concha y me vengo sobre su pecho y vientre, mojando su camiseta y su tanga con grandes erupciones.
Me la jalo un poco más hasta que por fin deja de salir mi espesa y caliente leche.
Andrea descansa su cabeza hacia atrás mientras jala aire con sus ojos aun cerrados.
Me incorporo y me levanto el short, mientras me voy a sentar donde estaba antes.
Entonces ella se levanta y me mira, hay cierto coraje en sus ojos.
No dice nada, solo se retira y sube a su recamara mientras yo me quedo unos minutos más en la sala, luego me levanto apago la tele y me dirijo a mi cuarto.
Ya como 11:00 oigo salir del portón a Andrea, me asomo y la veo alejarse con su mochila hacia la escuela.
Me quedo solo por un rato, ya que más tarde llegan mis hermanas Sandy de 12 y Mónica de 11, quienes iban a la primaria.
Al entrar a la casa, venían sonriendo, alegres y traviesas como solo ellas son.
Al verme se alegran y corren a abrazarme y darme beso, ya que entre nosotros nos llevamos bastante bien.
Luego Sandy me toma de la mano y me dice que suba con ellas a su recamara.
Entra primera Mónica y se tumba sobre su cama, luego Sandy me jala y me dice que me siente en su cama.
Me siento de espaldas a la cabecera, mientras Sandy se sienta del lado de los pies de frente a mí doblando su rodilla derecha y apoyándola sobre la cama, su falda azul marino se recorre un tanto hacia arriba, por lo que me deja ver su pantaleta color blanca.
Miro su pecho se notó que no trae corpiño debajo de su blusa blanca tipo camisa.
No se distinguen sus pezoncitos pero me excita imaginármelos debajo de su blusa, pequeñitos y antojables para chuparlos.
Volteo la cara y veo a Mónica quien está sentada a la orilla de su cama pero con las piernas cruzadas y la falda recogida, veo su pantaleta rosa.
¡¡Uf!! Que delicia esos panoramas.
Mientras noto también que hay ropa interior de ellas sobre la cama de la que mi madre lavo antes de irse y que debieron guardar.
Platican tonterías de niñas, ríen mientras yo miro sus bellos tesoritos escondidos.
Estoy bastante concentrado en lo que me gusta que solo rio a lo tonto y no pongo mucha atención a lo que me dice Sandy que se “molesta”, me da con una prenda en el hombro izquierdo, luego se avienta sobre mí y me tumba sobre la cama y ella sobre mí, Mónica se une y comienza una luchita entre ellas contra mí.
En esa luchita y por “defenderme” “accidentalmente” les toco sus pechitos, sus conchas y nalgas, sus faldas se suben y veo más de sus pantaletas.
La blusa de Mónica se desabrocha y se ven sus pechitos, sus pezoncitos pequeños y rosaditos, que preciosos están.
Ella no se da cuenta o no le importa siguen sobre mi luchando buscando hacerme rendir.
Se dan indicaciones una a la otra hasta que Mónica se pone sobre mi pecho y con su blusa abierta puedo ver bien sus lindos pechitos, mientas Sandy se va sobre mi cadera buscando someterme y que no me pare o de vuelta, mi verga esta dura y erecta, hace bulto debajo de mi short, pero parece que a mi hermanita no le importa, ya que sigue ahí luchando por imponerse.
Risas de todos en este juego que muy pocas veces jugamos, pero que como hermanos debíamos haberlo hecho, pero cuando éramos más chicos.
En un momento, aprovechando la agilidad que le da su delgado cuerpo, Mónica se sienta sobre mi pecho, colocando sus piernas dobladas a cada lado de mi cabeza, su falda cae sobre mi boca y nariz, dejando solo mis ojos al descubierto.
Mientras Sandy termina por colocarse atravesada sobre mi cintura, mi verga hace presión sobre su abdomen.
Pido auxilio, pero Mónica al ver mi cara y su falda, de travesura, la estira y me tapa por completo la cara, insisto en mi “auxilio” pero Mónica se empuja más hacia el frente y pone su concha sobre mi cara para callar mi boca, pero es un juego, por lo que abro mi boca y muerdo con los labios su concha, huele a concha tierna su pantaleta, un tanto húmeda, pero excitante.
Mónica se empuja más y ríe, ambas festejan haberme ganado.
Cuando se levanta Sandy, pone una de sus manos sobre el bulto de mi short, presionando mi verga, ella se da cuenta, pero no dice nada.
Mientras yo sigo presionando con mis labios la concha de Mónica quien luego se levanta de mí entre risas.
Me levanto y en juego les digo que son tramposas, agarro el mismo trapo con el que me había pegado Sandy y se lo aviento despacio a la cara, entonces me doy cuenta que es una pantaleta, ellas se ríen.
Sandy la toma y me la vuelve a aventar, la agarro y con ambas manos la extiendo y pregunto ¿de quién es? Mónica dice que es de Sandy, entonces ella toma otra y la extiendo, diciendo que esa es de Mónica, por lo que comienzan entre ellas a delatarse cuáles son sus pantaletas.
Mientras yo disfruto de todo eso.
Ya cuando no encuentran prenda sobre la cama, Mónica dice que es amarilla la pantaleta que trae en ese momento, a lo que le responde Sandy que no es cierto, que es blanca.
-¡A ver, enséñala!- Le digo yo, esperando que caiga Sandy.
Sandy separa de la cama y se levanta la falda, dejando ver entre risas por completo su pantaleta.
-¿Y tú de qué color la traes Mónica?- Le pregunto.
Ella se queda parada pensando, luego se ríe y dice que no se acuerda.
-Sandy enseño la suya, ahora tú tienes que enseñar la tuya.
– Le dije entre risas y apoyado por Sandy.
Entonces sin más, Mónica levanta su falda y deja ver su pantaleta rosa.
A lo que los tres nos reímos.
No pasa nada más, es fue el inicio de una convivencia y de confidencialidad más unida entre ellas y yo.
Más tarde, ya como a las tres, llega Betty, llega cansada y no dice nada de lo sucedido en la noche anterior entre nosotros.
Comemos los cuatro como si nada, solo que ahora hay más comunicación entre los cuatro.
Andrea llega cerca de las 08:00pm, cena y se sube a su recamara.
Todas hacen sus deberes y se retiran a bañarse y luego a sus recamaras, mientras yo me retiro a mi cuarto.
Me tiro sobre mi cama aun desarreglada y al jalar una almohada, encuentro la pantaleta de Betty, aspiro su aroma y me vuelvo a excitar al recordar lo sucedido, no puedo evitar masturbarme con la pantaleta de Betty, la cual embarro con mi semen.
Mi madre y mi abuela llegan pasada la media noche con mi padre que fue por ellas a la terminal.
En los siguientes tres días, solo hubo quehaceres, tareas que hacer de mis hermanas, aunque en un par de ocasiones que nadie me vio y que agarre distraída a Betty, le tome de las nalgas, ella no dijo nada, solo me veía.
Y más la escuela el lunes.
El día martes de la siguiente semana, salgo temprano de la secundaria, por lo que decido pasar por mis hermanas, quienes al verme, corren a mi encuentro felices porque fui por ellas.
Llegamos a la casa, saludamos a mi madre y a mi abuela, quienes están en la cocina haciendo la comida.
Sandy y Mónica me piden que vaya a su recamara un rato y al llegar se me avientan para volver a jugar luchitas, caemos sobre la cama de Sandy quien se tira sobre mi cadera y Mónica sobre mi pecho, quieren hacer la misma táctica del viernes.
Yo las dejo hacer, ya que me excita el solo pensar tener la concha de una de mis hermanas en mi boca.
Que pareciera que ambas disfrutaron lo que cada una sintió.
No hay mucho tiempo para jugar, nos llaman a comer, por lo que bajamos.
Más tarde llega Betty con cara de pocos amigos, tiene bastante tarea, por lo que dice y me imagino que no podrá ir a mi cuarto aun cuando se lo pida.
Ya en la noche, antes de cenar, Sandy y Mony ya se bañaron y traen sus batas de dormir, al término de la cena, Sandy me pide ayuda con una tarea, por lo que voy con ella a su recamara.
Mony se tira en su cama y de ahí platica cosas de la escuela, de recuerdos de travesuras pasadas y más cosillas, mientras estoy sentado en la cama de Sandy, quien está sentada de frente a mí con su bata un poco recogida.
Miro sus bellas y tiernas piernas, las cuales me excitan bastante de imaginarme que hay más allá.
Me da la libreta, me dice el tema y comienzo a explicarle.
Es un tema sencillo, a lo que terminamos rápido, le doy la libreta y al estirarse para aventarla sobre una silla, logro ver su pantaleta blanca, de la parte más íntima de ella ¡Uf! Que rica se ve.
-¡Gracias manito!- Me dice Sandy.
Solo le sonrió y aunque no deseo irme, me levanto un poco y mi hermanita me dice que no me vaya, que me quede ahí con ellas, le digo que no vaya a ser que mamá suba o que mi padre llegue y se enoje por verme ahí, aunque sé que ninguna de las dos cosas sucedería, ya que ninguno va a verlas cuando ya se van a dormir.
Más porque ya no se oye ningún ruido, tanto mi madre como mi abuela se acuestan antes de las 10:00 pm.
Se levanta y apaga la luz, luego se acuesta y se pega a la pared.
-Vente manito, acuéstate.
– Me dice, levanta las sabanas, me tapo con ellas, estiro el brazo izquierdo y ella se acomoda sobre él, la abrazo y comienzo a sobar su espalda, a lo que ella no dice nada, luego comenzamos a platicar tontería y media por un rato, hasta que ella se da la vuelta y me da la espalda, entonces me acerco a ella y la abrazo, pegándome bien detrás de ella, mi verga esta erecta y dura debajo de mí short, por lo que la acomodo discretamente entre sus nalgas pequeñas, pero firmes.
Sandy entre jugueteos empuja sus caderas contra mí, provocando que el bulto de mi short, se “entierre” entre sus nalgas, que si no es por mi short, su bata y pantaleta, se la hubiera metido de un solo golpe hasta el fondo de su concha.
Le sigo el juego y empujo las mías contra las de ella, se ríe y vuelve a hacer lo mismo, entonces contesto, solo que esta vez un poco más fuerte.
Contesta ella, casi de igual forma, la agarro de su cintura y se la empujo más, haciendo que al “enterrársela” más, sienta la entrada de su concha.
Su risa es un poco más fuerte, en eso, se oye la voz de Mony que nos pide que nos callemos, porque no puede dormir.
Sandy ríe bajito, pero no se separa de mí.
Se queda quieta y callada, pero yo comienzo a empujársela despacio, una y otra vez, ella no dice nada, solo se deja.
Bajo mi mano derecha y despacio le acaricio su cadera, su pierna y su nalga, le comienzo a subir su bata despacio hasta su cintura, luego vuelvo a bajar la mano y le acaricio su nalga, suave y aterciopelada.
Sandy tiembla un poco, a lo que le digo al oído que esté tranquila.
De nuevo muevo mis caderas para puntearle su concha con mi verga sobre su pantaleta, sin tener oposición de Sandy.
Entonces me bajo el short y me saco la verga para tallársela mejor de entre sus nalgas hasta su concha mientras la sujeto de su cadera, una y otra vez.
Sandy no se opone, por lo que meto mis dedos entre el elástico de su pantaleta y se la comienzo a bajar despacio hasta dejárselas a medio muslo, entonces ella, que tenía sus piernas un poco dobladas al frente, baja sus piernas, meto mi mano entre medio de ellas y le levanto un poco su pierna derecha y meto entre medio de sus nalgas mi verga, se siente rico el calor de su culo y su concha.
Se la vuelvo a empujar una y otra vez, acariciando con la punta sus labios vaginales.
¡¡Guau!!, comienza a humedecerse y es más rica la sensación.
-Esto es mío, este culo y esta concha son solo míos.
– Le digo al oído a Sandy, quien no dice nada, solo se deja y mueve despacio también ella sus caderas.
Luego de un rato, le digo que se dé la vuelta, ella obedece, levanta un poco su pierna izquierda y coloco mi verga entre su concha húmeda, con la mano le tallo la punta en su raya una y otra vez, ella aprieta la boca y su cara contra mi pecho, luego se la dejo quieta y baja su pierna, entonces de nuevo comienzo a mover mis caderas, tallándosela una y otra vez.
La abrazo de las nalgas y la atraigo con más fuerza contra mí.
Quisiera metérsela en la concha y desvirgarla, pero esta Mónica en la otra cama, por lo que decido esperar para otra ocasión.
Sigo tallándosela hasta que siento que ya me voy a venir, por lo que exploto cuando mi verga esta entre medio de su concha, ahí, para que la empape toda y sienta mi leche caliente.
Ahí me vengo totalmente, descargándola toda.
Nos quedamos quietos, ella me abraza y así nos quedamos dormidos.
Despierto más tarde, aun es de noche y estoy abrazado con Sandy, me separo de ella y me subo el short, me levanto y me voy a mi cuarto, dejándola ahí dormida.
Al día siguiente por la tarde, no hay ningún comentario, todo sigue igual, mi madre con sus quehaceres y la atención a mi abuela, mis hermanas a sus escuelas y la atención hacia a mí.
Porque así las educaron, aunque no sé si en todo debían de atenderme jejeje
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