Ángela
Mi Familia .
Conociendo a Ángela
– Ya estás lista ? – le pregunté a mi hermana.
– Lista –
– Vamos entonces –
Mi hermana quería conocer a Ángela, me lo había pedido varías veces. Era sábado por la tarde e íbamos a pasar a buscar a Ángela para ir al cine los tres.
Cuando le dije a Ángela que Daniela, mi hermana, quería conocerla, se puso nerviosa. Cada vez que le decía, tenía una excusa, finalmente la convencí y me pareció buena idea un encuentro casi casual, nada formal, sólo ir al cine y vtrinear.
Cuando llegamos al punto de reunión, nos bajamos de auto y saludé a Ángela con un beso en los labios.
– Esta es mi hermana, que quería conocerte –
– Daniela, ella es Ángela, mi novia –
Se saludaron con un beso en la mejilla, nos subimos al auto y nos fuimos al Mall. Ahora Daniela se sentó atrás y Ángela de copiloto. Siempre era Daniela mi copiloto. Ahora Ángela ocupaba ese lugar.
En el Mall caminaron juntas conversando y vitrineando. Me mantuve algo alejado, no me interesaba ver vestidos ni ropa interior femenina. Al rato conversaban animadamente, se tomaron del brazo como viejas amigas.
– Vamos al cine? – las invité.
Ahora Ángela me tomó de una mano y Daniela de la otra. Con Daniela siempre anduvimos de la mano, ya se lo había contado a Ángela.
– La suerte tuya – dijo mi hermana – de la mano con dos chicas hermosas – riendo y levantando nuestras manos tomadas.
– Sí – dijo Ángela – la escasez para algunos y la abundancia para otros – riendo también.
La verdad que me sentía orgulloso y debo haber sido la envidia de muchos.
En el cine sentado al medio de las dos. Después del cine comimos algo, comida rápida, fuimos a dejar a Ángela y nos volvimos a la casa.
– Qué te pareció Ángela? – le pregunté a mi hermana. Estaba ansioso por escuchar sus comentarios.
– Me cayó bien, la encontré simpática, divertida y honesta. Dice lo que piensa y me gusta como piensa. Creo que pensamos muy parecido –
Uff! Pensé yo, Ángela pasó la prueba. Siempre que le presentaba a alguna chica a mi hermana, ninguna le gustaba, pensaba que lo hacia de celosa. Ahora sabía que con Ángela nuestra relación iba un poco más allá de una simple novia. Seguramente por éso tenía tantas ganas de conocerla.
– Me gusta cómo es – dije – es como es. No te parece? –
– Si y se nota que te ama. Mientras conversábamos no te perdía de vista. A pesar de ser un año menor que yo, la encontré bastante madura para su edad. Las chicas que conozco de esa edad, suelen ser más loquillas, inconsistentes. Me gustó como es, creo que vamos a ser grandes amigas –
Para ser un día sábado, llegamos temprano. Nuestros padres estaban acostados, Daniela sirvió una vasos de bebida y no sentamos en el sofá a conversar. Encendimos el televisor por costumbre, no nos interesaba ver nada.
– Y cómo es ella para hacer el amor? – era precisamente la pregunta que no quería que me hiciera. No quería mentirle ni tampoco decirle la verdad.
– Tu sabes que con lo que tengo que estudiar, no vemos poco y no vamos a ninguna parte –
– Pero lo hacen en el auto? –
– Más que nada nos besamos y nos tocamos –
– Ella te toca así – dijo comenzando a tocarme.
– Si, pero mejor vamos a la cama, aquí nos puede ver la mamá –
Nos levantamos, apagamos la televisión y nos fuimos a la cama. Los besos y las caricias no se hicieron esperar, los dos desnudos en la cama era inevitable.
– Ya, cuéntame. Ella te hace esto? – me preguntó subiéndose y cabalgándome lentamente.
– Aveces, es que en la calle es difícil, pasa gente –
– Hace poco fuimos a un motel. Me lo habían recomendado. Nunca había ido a un motel y ella tampoco. Ella quedó fascinada, es que la habitación era espectacular –
– Yo tampoco conozco un motel. Cuando me vas a llevar? –
– No sé, es que es complicado. Te imaginas que alguien que nos conozca, no vea entrando a un motel? –
– Vamos a uno que esté lejos –
– Bueno, déjame pensarlo –
Ella se movía cada vez más rápido. De pronto se detuvo y se quedó mirándome. Ya sabía que venía, estaba aguantando un orgasmo, pero no pudo más y se tiró a galope tendido, no me tuvo piedad.
– Ves porqué quiero ir a un motel? Quiero gritar y no aguantarme, tener un orgasmo normal, como todos. Hacer lo que quiera y como quiera –
– A mí también me gustaría. Darnos un gusto aunque sea una única vez –
– Ahora a dormir –
– Si – dijo acomodándose en mi pecho.
– No. Tú en tú cama y yo en la mía, que es la manera de dormir – le dije.
Se levantó de mala gana, recogió su ropa y se fue. Había sido un día largo y agotador, sólo quería dormir. Me acosté de lado y me dormí.
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