Ángela
Mi Familia. .
Una semana después estábamos en el auto y el lugar de siempre. Nos besabamos y nos masturbabamos mutuamente.
– Cuéntame, qué dijo Daniela de mí? – me pregunto ansiosa mirándome a los ojos, mientras su mano subía y bajaba por mi erección.
– Quedó encantada contigo. Ves que tienes que tener más confianza en ti? Ahora quiero que te conozcan mis padres – le dije después de un suave beso en los labios, mientras mi mano subía y bajaba por su erección. Nunca me imaginé estar en esa situación, no me considero homosexual, pero me gustaba mucho hacer lo que estaba haciendo en ese momento.
– A mí también me gustó ella, la sentí como una verdadera amiga, amiga que no tengo –
– Creo que se van a llevar bien las dos –
– Pero en algún momento se dará cuenta. No será mejor contárselo? –
– No, cuando sea el momento se lo diré, no tengo que darle explicaciones a nadie de mis actos. Menos cuando se trata de la mujer que amo —
– Yo también te amo – dijo y nos besamos apasionadamente.
– Quiero que vayas a mi casa para mi cumpleaños. Quiero que mi familia te conozca, especialmente mis padres –
– Me da miedo. Qué pasará si alguno se da cuenta ? –
– Darse cuenta de qué? Se que realmente te amo? Va a ser la primera vez que le presente a mis padres una novia. Nunca lo he hecho antes –
– Quiero chupártelo – me dijo
Mientras lo hacia, yo pensaba en cuál sería la respuesta que le diría a mi padre. Mi mamá no me preocupa, ella siempre me entiende. Aunque estoy seguro que mi familia no se va a dar cuenta. Ángela es una verdadera mujer en todos los sentidos y me gusta como es y cada día la amo más.
– Más despacio o me vas a hacer acabar – le dije acariciando su pelo.
– Es que me encanta, me vuelve loca – dijo besándome en la boca y dejándome el típico gusto a pene en mi boca. Gusto al cual me había hecho adicto. En seguida se agachó y siguió ocupando con moderación. Cerré los ojos y me entregué al placer. En realidad no faltaba mucho para éso, vino mi orgasmo y comencé a evacuar chorro tras chorro, los que ella iba tragando con avidez. Si parecía que hasta mi alma se tragaba –
– Te gustó amor? –
– Si, estuvo muy rico –
– A mí también me gustó. Siempre me ha gustado tragarme todos tus jugos – dijo besándome y chupando mi lengua.
– A mí también me gusta tragarme los tuyos. Me gusta mamarte hasta sacarte todo – mi mano acariciaba su miembro, duro y suave a la vez.
– Amor, no es necesario. Estoy bien – dijo.
– Quiero hacerlo. Deja que lo haga –
– Bueno, dijo echándose hacia atrás –
Me agaché y metí se miembro en mi boca, era grande y llegaba a mi garganta cuando mis labios rozaban la piel de su pubis. Nunca había pensado estar en esa situación y que me gustara. Lo chupaba con deleite, me gustaba ese sabor aterciopelado que dajaba en mi boca. Al comienzo lo metía hasta mi garganta en cada chorro, así pasaba directo. Ahora me gustaba recibirlo en la boca y después tragarlo. Ella empujaba su miembro contra mi garganta, pero yo lo contenía con mi lengua, recibía sus jugos y después lo dejaba entrar todo lo que pudiera.
– Mi amor, que rico me lo chupas – dijo satisfecha y con una sonrisa en los labios.
– Lo aprendí de ti y puse algo de mí – le dije besándola. Ella me chupó la lengua y los restos de su semen que me quedaban en la boca.
Dos meses después fui a buscarla. Era mi cumpleaños y en mi casa estaban esperando conocerla, excepto mi hermana que ya la conocía.
Se veía hermosa, traía un vestido precioso que resaltaba su figura y un tapado que le hacía juego. Me bajé de auto, le abrí la puerta y le di un beso antes de que subiera.
– Te ves hermosa, que orgullo me da decir: ¡ Esta es mi mujer ! –
– Seré tu mujer todo el tiempo que tu quieras – besándome con amor.
Llegamos a la casa y la presenté uno por uno diciéndoles que era mi novia. El que más me preocupaba y me interesaba era mi papá. Y fue al que más le gustó.
– Papá, a mi nunca me has tratado como la tratas a ella – le dijo mi hermana como un reproche.
– Daniela, tú eres mi princesa encantadora y siempre lo serás – le dijo abrazándola y besándola en la mejilla.
– Yo también te amo papá – le dijo ella en un abrazo más largo de lo que ameritaba la ocasión.
Era cierto, ella era la regalona de mi papá, de pequeña. Capturaba toda la atención de él. Un día se lo dije, que mi mamá se iba a enojar por el acoso de ella hacia él. Pero al final de cuentas, no era mi problema.
La fiesta estuvo genial. A todos les gustó mi novia. Tías, tíos, primas, primos y amigos.
– Viste? Te dije que todos te iban a querer – le dije mientras la llevaba a su casa.
– Si, pero Daniela insistió en entrar al baño juntas. Tuve que bajarme los calzones delante de ella. Por suerte el vestido era amplio y no se me notó nada. Después ella se levantó su falda, se bajó los calzones y se sentó con toda naturalidad. Eso me gustó de ella, su naturalidad – me contó.
– Si ? Espera a que te vea desnuda – dije riendo.
– Tonto –
– Algún día eso va a ocurrir – le dije más serio.
– No quiero pensar en éso. Escucha lo que te voy a decir. Yo también quiero que mi familia te conozca. Especialmente mi hermana que está loca por conocerte –
– No podía creer que tuviera un novio, menos que mi novio supiera que era una chica transgénero –
– Me ama como soy, como una persona normal, a diferencia tuya – le dije molesta.
– Entonces me dijo que quería conocerte. Por qué? Acaso es un bicho raro para ti? – le pregunté muy molesta.
– Me parece un buen hombre y éso es lo raro. Por eso quiero conocerlo – me dijo abrazándome, primera vez que me abrazaba de esa manera.
– Por éso quiero que te conozca y tú la conozcas a ella –
– Bueno, la próxima semana podemos ir los tres al Mall – le dije.
– Me gustaría algo más íntimo, para poder conversar los tres – dijo Ángela.
– Lo entiendo, tienes razón, déjame pensar en algo –
La besé, metí mi mano debajo de su vestido y comencé a acariciarlo.
– Es tarde. Para qué vamos a comenzar algo que no vamos a terminar – dijo ella
– Si, tienes razón – dije soltando erección dura, suave y caliente.
Nos besamos y se bajó del auto. Esperé que ella entrara a su casa y me fui.
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