Anita
Jessy y su primera vez. .
– Pero mi niña, qué haces aquí? –
– Es que me levanté al baño, después fui a la pieza de mi mamá y no estaba, entonces vine para acá y dormías tan bien que me dieron ganas de acostarme contigo –
– Ves como estoy? –
– Si, como en la laguna –
– Pero te das cuenta que pude haberte penetrado? –
– Si, lo intenté, pero estabas demasiado dormido. Ahora que estás despierto si ? –
– No, tu mamá me pidió que no lo hiciera –
– Pero eso fue el año pasado, ahora estoy más grande –
– Si, y más linda pero no, no puedo. Pero podemos ducharnos. Vamos ? – quería salir de esa situación y me pareció una buena idea.
En la ducha le eché champú en el pelo y le jaboné la espalda y su trasero. Después se dio vuelta y me dijo que por delante también. Mientras la enjabonaba suavemente, ella me lo hacía a mí con sus manos con la espuma del champú. Sus manos subían y bajaban.
– Ya, está bueno, enjuaguemos – dije abriendo la ducha.
– La mamá debe tener listo el desayuno y debe estar esperándonos juntos con la abuela. A la tarde, en la laguna – inmediatamente me arrepentí de haberle prometido algo. No dije que cosa. Era mi excusa pero sabía que era lo que iba a pasar
Salimos de la ducha y nos sacamos. Le dije que fuera a vestirse y yo hice lo mismo en mi pieza.
– Ya estás lista? – le pregunté cuando entró a mi pieza.
Yo me había vestido rápido para no llegar tan tarde al comedor, pero ella lo hizo más rápido aún. Claro que tenía sólo tres prendas de vestir.
– Que rico huele ese pan amasado dije entrando con Jessy al comedor.
– Si, huele rico y tengo hambre – dijo Jessy.
La abuela siempre hizo pan todos los días. Ahora era Anita la que lo hacía y lo encontraba mejor que el de la abuela.
Después del desayuno me senté en el sofá a descansar y ver un poco de televisión. Jessy se sentó a mi lado y me abrazó. Después llegó Anita y se sentó a mi otro lado.
– Se metieron a la ducha juntos? – pregunto Anita.
– Si mami, estuvo rica – dijo Jessy.
– Ustedes hicieron el amor anoche ? – preguntó.
– Hable más despacio que la abuela está en la cocina – le dijo Anita.
– Porqué esa pregunta? – le dije yo.
– Porque anoche sentí ruido y mi mamá no estaba en su cama. Después fui a tu pieza y allí estaba –
– Qué viste? – le preguntó Anita.
– Poco, estaba oscuro pero escuché que se besaban y tú te quejabas. Te dolía? –
– No, pero esas cosas las hacen los grandes – dijo Anita.
– Pero yo soy grande, estoy de tu porte – le dijo Jessy
– Eres una niña todavía y las niñas no hacen el amor – le dijo Anita
– Pero porqué? – preguntó Jessy.
Al ver que la conversación se estaba poniendo complicada me paré y les dije:
– Voy a ir al huerto a ver cómo están mis cosas – les dije.
– Vas conmigo? – le pregunté a Jessy, la que se paró inmediatamente.
– Necesitas que te traiga algo del huerto? – le pregunté a Anita.
– Verduras, casi no quedan –
Tomé el canasto de las verduras y en el huerto le fui enseñando a Jessy para que no volviera al tema del sexo.
Después de ver que todo estaba bien, recogimos las verduras con Jessy y volvimos a la casa.
– Aquí están las verduras – dije en la cocina donde estaba la abuela y Anita.
– Ahora voy al granero a cepillar a Rayo – dije saliendo de la cocina y seguido por Jessy, que me sigue a toda partes.
Después de cepillar y alimentar a Rayo, le dije a Jessy que fuéramos a almorzar.
Después de almorzar, todos a descansar, se usa mucho la siesta en el campo. Una es para descansar y la otra es para escapar del calor.
– Vamos a ir a la laguna? – preguntó Jessy.
– Vamos! – le dije. Estaba feliz. Me tomó de la mano nos fuimos caminando por el sendero.
En la laguna nos desnudamos y nos metimos al agua. A esa hora hacía calor. El el huerto hacia calor. Y cepillando a Rayo hacia calor y estaba transpirando.
Salimos de agua y nos acostamos en el pasto.
– Desde cuando haces el amor con mi mamá? – preguntó moviendo mi pene de un lado al otro siempre que salgo del agua, me pane es blando y pequeño.
– De hace poco, estuvimos muchos años sin vernos –
– De cuando eran chicos ? –
– Sí, de chicos y nunca más hasta ahora – mi pene comenzaba a crecer.
– Y venías con ella a la laguna? –
– Si, veníamos a bañarnos –
– Y también a hacer el amor? –
– También – dije haciéndole cariño en su cabeza que tenía sobre mi pecho.
– Y entonces porqué no lo haces conmigo ahora? –
– Porque eres una niña todavía –
– Pero dijiste que mi mamá era una niña, como yo –
– Si, era una niña como tú, pero antes yo también era un niño –
– Antes lo tenías más chico? – preguntó jugando con él.
Entonces se subió arriba y se acomodó entre mis piernas. Doblé las rodillas y tomándola de las nalgas la acomodé para que no me aplastara.
– Me pica mi cosita – comenzando a moverse. Tendrá orgasmos una niña de 9 años? Me pregunte. Anita me dijo que si, que ella tenía varios. Pero ella tenía 11 años y yo 13
– Estás bien – le pregunté.
– Esto es como hacer el amor? – me preguntó mientras pasaba su vulva por mi pene.
– Esta rico-
No sabía si se había mojado ella o la había mojado yo.
La escuché quejarse despacito mientras se movía. Estará teniendo un orgasmo? Estaba tan preocupado de lo que pasaba con ella, estaba tan excitado, que afirmándola de las nalgas me moví teniendo un orgasmo y bañando su vulva con mis jugos.
Después de descansar un rato, volvió a comenzar de nuevo. De pronto abrió sus piernas por fuera de las mías, luego se sentó y comenzó a cabalgar. Mis jugos repartidos por toda su pelvis y la mía hacia que todo fuera más suave. En un momento se detuvo, se levantó, levantó mi pene y comenzó a sentarse lentamente sobre él. Se quedó un rato sentada sobre mi. Después comenzó a moverse lentamente y después fue cada vez más rápido. Ahí me di cuenta que había tenido uno y que quería otro .
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