Anita
Jessy mi pareja .
– Hola, estás bien? – preguntó Anita al momento de meterse a mi cama.
– Si, bien y tú? –
– Bien, gracias – mientras su mano comenzaba a jugar con mi erección. Ya sabía a qué venía.
– Cómo les fue en la laguna? – preguntó.
– Bien, porqué preguntas? – le pregunté.
– Es que encontré rara a la Jessy –
– Rara en que sentido ? –
– No sé. Algo le encontré diferente a otros días. Pasó algo más?
– Bueno, después de bañarnos nos acostamos en el pasto y comenzamos a conversar, mientras ella hacía lo mismo que haces tú ahora –
– Entonces ella me preguntó… –
Y le conté a Anita todo como habían sucedido las cosas.
– Mi niña. Por eso la noté diferente, como si se hubiera comido un chocolate a escondidas – dijo ella.
No le dolió? –
– No, tuve mucho cuidado pensando lo mismo –
Ahora Anita estaba encima mío y se movía lentamente mientras hablábamos.
– Yo sabía que iba a pasar tarde o temprano, pero fue más temprano que tarde. Ella te ama y yo la entiendo, porque yo también te amo y de chica me gustaba hacer el amor contigo.
En cambio con Francisco fue diferente, es mi hermano y lo amo. Siempre fue un buen hermano y se preocupaba por mí. Pero abusaba conmigo, con el era tener sexo. La última vez que estuve contigo, tuve que hacerlo con él primero o no me iba a traer a verte. Y después comenzó a hacerlo cada vez que había una oportunidad.
Y como yo nunca había menstruando antes, no me di cuenta del atraso, porque no tuve el atraso. Hasta 3 meses después cuando comencé con los síntomas y comenzó a crecer mi barriga.
– Francisco, creo que estoy embarazada – le dije.
Al final me acostumbré a hacerlo con él, dos o tres veces por semana.
Contarle a mi mamá fue terrible. Inventó una historia de que me habían violado en una fiesta porque él se puso a tomar y se descuidó.
Mi mamá me preguntó que quien había sido. Tuve que inventar otra historia de un chico desconocido y todo lo demás.
La historia me tenía sorprendido, aunque no tanto. El siempre me había hablado de lo linda que era su hermanita.
Nos quedamos callados, yo pensando y Anita teniendo su primer orgasmo.
– Estas bien ? – le pregunté sacando el pelo de su cara.
– Feliz – me respondió apoyando su cara en mi pecho.
– Y después que nació la Jessy, qué pasó? – le pregunté.
– Nada, seguimos igual que siempre. Mi mamá le dijo al Francisco que me tenía que comprar píldoras anticonceptivas, porque ella no quería más guaguas en la casa. Así que pasamos a ser pareja con mi hermano, ahora podíamos hacer el amor por las noches todos los días si queríamos.
A ti no te olvidé nunca, incluso cuando hacía el amor con mi hermano pensaba en ti. Pero me olvidé de tener cualquier tipo de relación contigo, ni siquiera pensé en volver a verte.
Cuando Francisco me contó que habías preguntado por mí, mi corazón dio un vuelco, se me paró la respiración y se me hizo un nudo en la garganta.
– Todavía lo amas? – me preguntó Francisco.
– Todavía y lo voy a amar siempre. Pero me olvidé de cualquier idea con él – le dije.
– Entonces no quieres verlo? –
– No, no quiero verlo ni que me vea, me da vergüenza de sólo pensarlo – le dije y era cierto. Además de gorda y fea, con una hija y mi hermano como pareja? No.
Por eso te pido que cuides a la Jessy. Me gustaría que te casaras con ella, sé que va a ser feliz contigo.
Fue una conversación reveladora, íntima, rica y llena de amor. Yo acabé dos veces, no sé cuantos orgasmo tuvo ella, porque tenía uno y luego seguíamos conversando hasta el siguiente.
Deben haber sido unas dos horas. Después se levantó y se fue. A la mañana siguiente llegó Jessy a mi cama, comenzó a juguetear conmigo. Le dije que nos levantaramos a tomar desayuno. Nos duchamos juntos y fuimos al desayuno que Anita tenía listo.
Desde ése día, Jessy pasó a ser mi pareja, aunque yo la trataba y la cuidaba como si fuera mi hija. Prácticamente la adopté en un momento dado.
– Yo nunca he conocido a mi papá, te gustaría ser mi papá? – me dijo una tarde cuando estábamos en la laguna.
– si, me gustaría, pero los papás no hacen el amor con las hijas – le dije.
– Pero tú haces el amor con mi mamá – dijo
– Si, eso te molesta? –
– No, me gusta verlos cuando lo hacen –
– Nos has visto? –
– Sipo, muchas veces –
– Igual quieres ser mi hija y hacer el amor conmigo? –
– Te amo – dijo abrazándome y acostándose encima mío.
Hasta fines del verano, anduvimos juntos todas los días. Recorrimos la hacienda a caballo o íbamos al pueblo en la camioneta. Aveces le llevábamos algunas cosas a la señora María, la abuela de la Jessy.
– Hola abuelita, mí era lo que te traemos – le dijo ella abazándola y besándola en la mejilla –
– Hola mi niña linda, cómo está? –
– Buenos días patrón, no tenía que haberse molestado –
– No es ninguna molestia María –
El último día de vacaciones en la laguna, lloró encima mío. Nos bañamos sólo un par de veces, el resto del día hicimos el amor. Varias veces me la había cogido a lo misionero o en cuatro. Pero prefería que ella me montara y regulara ella misma los tiempos.
No sé cuántas veces acabe y cuánto fueron los orgasmos de ella. Finalmente nos metimos al agua y nos lavamos.
En la noche me fui s despedir de Anita, yo fui a su cama porque en la pieza de al lado de la mía estaban mis padres y Anita no iba a venir.
– Te vamos a echar mucho de menos – decía Anita mientras me cabalgaba lentamente.
– Yo también las voy a echar de menos, especialmente a Jessy, que es como parte de mi.
– Me voy pero dejo mi corazón aquí – le dije.
– Y tú te llevas el mío – dijo Jessy acostándose a mi lado.
La abracé y la besé en la boca. Ella me abrazó y me devolvió en beso. Anita se había detenido y miraba a su hija y a mí.
– Qué lindos se ven juntos abrazados – dijo Anita.
– Y a mí me gusta verlos haciendo el amor, sigue haciéndolo mamá – dijo Jessy.
– El próximo año termino mi carrera , saco mi titulo y me voy a venir a vivir con ustedes.
Más felicidad, la Anita tuvo su orgasmo y le dijo a Jessy que se subiera. Jessy no se hizo de rogar, y como estaba tan mojado con mis jugos y los de Anita, no le costó nada a Jessy recibirlo todo.
Llegó Anita, que había ido al lado, le dio un beso a Jessy, ella había besado a Jessy en los labios de chica. Seria por la excitación que el beso fue más largo y me gustó, esa relación madre he hija.
Después las dejé agotadas y me fui a mi cama y dormí como un tronco.
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