Anita
El Título .
Ese año hice la defensa de mi tesis y obtuve mi título.
Después ordené mi pieza, separé mis cosas en tres lotes. Uno era de las cosas que se quedaban, cosas básicas. El otro con cosas que me llevaba y el último con cosas que iba a regalar, pero las iba a regalar allá. Cosas que no iba a usar por diferentes motivos. Cosas como camisas, poleras, camisetas, remeras, zapatos y zapatillas.
No quise irme antes y preferí irme con mi padres, como siempre.
El 23 a medio día llegamos a la hacienda. Todos sabían y nos estaban esperando.
Saludé a los abuelos y entré a la casa, Jessy me saltó encima, estaba feliz y me llenó de besos. Después fui a la cocina a saludar a Anita que estaba terminando los últimos preparativos.
Sentados en el living llegó Jessy con una bandeja con vasos de bebida.
– Te gusta la mesa? Yo la preparé – me dijo.
– Te quedó perfecta – le dije.
Después del almuerzo Jessy me preguntó si íbamos a ir a la laguna. Le dije que después otro dia.
– Traje todas mis cosas y me voy a quedar los dos meses de vacaciones y todo el año – le dije.
En la noche mis papás iban a dormir en su pieza, yo en la mía y en la última, al lado del baño iban a dormir Anita y Jessy. En la otra ala estaba el dormitorio de los abuelos, el de la Pauly con Ariel y en el último mis sobrinos.
Al día siguiente llegaría la Pauly con su familia y estaría todo listo esperándola.
Los abuelos se acostaron temprano, como siempre, y nosotros nos quedamos conversando un rato más, hasta que mi mamá dijo que estaba cansada y se fue a acostar. Nos despedimos con Ariel y fui a la cocina pero Anita ya no estaba, había sido un día largo y agotador para ella, así que me fui a acostar.
Toda la casa en silencio. Me acosté y apagué la luz.
No habían pasado 10 minutos cuando sentí que alguien se metía a mi cama, era Jessy.
Le hice una seña de silencio y se acostó a mí lado. Le di un beso y le hice cariño en su mejilla. Ella me hijo cariño en mi erección que se produjo cuando la sentí llegar.
– Te eché tanto de menos –
– Yo también y ya no nos vamos a separar más – le dije y me dio un apretón de puro gusto.
– Te amo – me susurró al oido mientras pasaba mi glande por su clitoris.
– No podemos hacer ruido – toda la conversación era rozando mis labios en su oreja y ella hacía lo mismo y más nos exitabamo.
En un movimiento rápido se me subió encima.
– Aaah… – suspiró en mi oído. Sentía su vagina suave, caliente y que me apretaba.
Comenzó a moverse suavemente, con mis piernas dobladas y levantando mi pelvis, hacia un efecto de amortiguador para evitar algún crujido de la cama.
Ella seguía con sus movimientos lentos y profundos, yo le seguía el ritmo. De pronto se puso la mano en la boca para ahogar sus gemidos y después de unas cuantas convulciones se relajó y nos quedamos quietos. Aunque me aplastaba no me impedía respirar por lo que la dejé encima hasta que se quedó dormida. Mi erección estaba igual, pero no me atrevía a moverme.
Después de un rato le hice cariño, no despertó. La tomé de las nalgas y me giré lentamente con ella pegada a mi. Después la di vuelta hacia el otro lado y la abracé cucharita, ella me sintió y se acomodó pegándose contra mí con mi erección profundamente dentro. Me acomodé pasando un brazo debajo de la almohada y echándome hacia atras, puse mi otra mano en su cadera y me dispuse a dormir.
– Jessy, hija, levántese y váyase a su cama – era Anita que la estaba despertando.
En ése momento me di cuenta que había estado toda la noche en la misma posición. Jessy en posición fetal y su trasero pegado a mí pelvis y mi miembro dentro de ella.
– Voy a preparar el desayuno – me dijo Anita y salió de la habitación.
– Tenemos que levantarnos – le dije a Jessy.
– No quiero, quedémonos así un ratito más – me respondió apretándose aún más en contra mi.
Yo sabía que el desayuno no iba a estar listo antes de una hora, pero no queria meter ruido.
– Entonces vámonos a la otra pieza – le dije. Se levantó con pocas ganas, salimos de la pieza y antes de entrar a la otra le dije que mejor era el baño.
Nos lavamos mutuamente, me di cuenta de lo que Jessy había crecido en un año. Sus limoncitos ahora eran unos senos pequeños con una hermosa y levantada areola y sus puntudos pezonez. Aún estaban en pleno crecimiento y le dolían, sus caderas estaban más anchas lo que hacia resaltar su estrecha cintura, su trasero también le había crecido manteniendo su forma y su firmeza. Sus piernas estaban más largas y más hermosas, lo que le hacía estar más alta que Anita a sus 10 años.
Entre lavado y caricias llegamos a tener un sexo con total entrega por los dos lados.
Siempre me daba cargo de conciencia haber hecho el amor con Jessy siendo ella una niña todavía y yo un adulto. Pero ella rápidamente me quitaba esos pensamientos y en esta ocasión no fue diferente.
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