Apaga La Luz (Trailer)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¡Hola! Esto ocurrió hace ahora casi dos años cuando yo tenía veintisiete años y mi hermana diecisiete, a esa edad hacía ya tres años que no vivía con mis padres ya que por motivos de trabajo tuve que irme a otra ciudad y al no saber el tiempo que iba a estar allí decidí comprarme un piso, (siempre pensé que alquilarlo era una pérdida de dinero) y claro cuando tuve oportunidad de volverme a mi ciudad, ya estaba pagando el piso, tenía un grupo muy agradable de compañeros con los que salía los fines de semana y estaba bastante acomodado, quiso la suerte que mi hermana acabase ese año los estudios y fuese a empezar la carrera, (ella siempre era la más chica de su curso pues cumplía los años en diciembre, por eso aún tenía los diecisiete), en nuestra ciudad no había ninguna facultad de la carrera que ella quería estudiar así que tenía que decidir donde ir, lógicamente mis padres la mandaron a donde yo vivía, con eso tenía la estancia resuelta, a mi hermana esa decisión no le hizo mucha gracia pues ella quería haberse ido a otro sitio, alquilar un pisito de estudiantes y desmadrarse lo suyo y mis padres que no eran tontos, previendo eso mismo con la excusa de lo caro que saldría pagar los estudios y una vivienda en otra ciudad (cosa que no era un problema real dada la situación económica familiar).
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Laica tiene unos ojos verdosos muy bonitos y un pelo castañito claro medio rizado que le llega un poco más debajo de los hombros que le da un aire alocado muy gracioso y unas cuantas pequitas salteadas por la nariz y los mofletitos que le dan un aspecto juvenil y sexy al mismo tiempo, vamos… que empecé a mirarla de arriba abajo y deseé hacerla mía en ese mismo momento y cuando me di cuenta de lo que estaba pensando me quede atónito, no sabía que hacer, así que me puse rápidamente a hacer la cena mientras me movía nervioso de un lado a otro de la cocina, a los quince minutos apareció Laica para echarme una mano yo estaba pasando unos filetes en la sartén y cuando me volví tuve que contenerme para no quedarme con la boca abierta, el pelo todavía húmedo le chorreaba una camisetita blanca haciendo que se transparentaba más de lo que yo hubiese querido ver en esos momentos y los shorts que llevaba le hacían un tipo de miedo. Estuve toda la noche sin poder dormir, dando vueltas y vueltas y mirándola ahí tan linda, tentado estuve muchísimas veces de echarme encima, fue una noche horrible, pero no la peor, la peor vino cuando después de una semana que yo creía tener ya controlado el asunto Laica me dijo que como había confianza y hacía tantísima calor por las noches iba a dormir en bragas y camiseta.
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– ¡eh! Cuidado, ¿no sabes llamar antes de entrar? Laica seguía clavada en la puerta mirando, de repente reaccionó, cerró y la escuché como pedía perdón una y otra vez, me relié en la toalla y salí todavía se notaba el bulto. La vi colorada y me volvió a pedir perdón.
– No pasa nada, tampoco es que hallas visto nada nuevo ¿no?
– No, dijo ella tímidamente mientras seguía mirando el bulto.
– Bueno, deja ya de mirarme ahí Laica me miró a la cara y volvió a ponerse más colorada aún y entró en el servicio sin decir nada.
La primera parte del plan había funcionado ella parecía haberse percatado de que yo era un hombre, eso me ponía más nervioso aún. Pasamos todo el día casi sin hablar, ella me rehuía avergonzada, llegué a pensar que no volvería a hablarme más, pero esa noche mientras cenábamos, Laica empezó a hablar de lo que había pasado esa mañana.
– Oye, ¿estás enfadado conmigo?
– ¿Por qué iba a estarlo?
– Por haber seguido mirando.
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– Bueno pues mira haber que te parece, me quité la camiseta e hice unas cuantas posturitas de las que hacen los tíos esos tan petados, yo no estaba ni de broma así pero si bien es cierto me he trabajado un buen cuerpo en mi mini gimnasio. Laica silbo como si estuviese buenísimo y nos echamos a reír.
– ¿ Y no me vas a decir que te pareció? Laica sonrió y dijo entre dientes:
– Es enorme.
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– Es que quería sentirla.
Yo ya estaba como una moto pero me subí los pantalones, recogí la mesa y me fui al servicio a ducharme y hacerme un par de pajas por el calentón que me había dejado. Cuando fui a dormir Laica ya estaba en la cama esa vez con un tanguita negro y con un top por el que casi se le salían los pechos, que se veían redonditos, casi me vuelvo al cuarto de baño, pero no lo hice porque vi como me miro de reojo, ¡Se estaba haciendo la dormida! Tenía que saber para qué, así que me tumbe, me gire hacia el otro lado de la cama y a los diez minutos empecé a hacer ruiditos casi como ronquidos pequeños (mis padres me decían que lo hacía y más de una vez mis colegas también) a los pocos minutos noté el aliento de Laica sobre mi nuca, supongo que miraba si tenía los ojos cerrados, me atrajo suavemente hacia ella y me puso mirando al techo, de frente, volvió a acercarse y yo seguí respirando fuerte, de repente noté su mano bajar y tocar mi poya casi empalmada, Laica lanzó un gemidito.
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Al final noté por sus espasmos como se corría mientras lanzabas pequeños gemiditos muy controlados para no despertarme (si ella hubiera sabido…) Por la mañana me levante con la polla durísima, ella seguía en la cama, me había parecido oírla despertarse hacía una media hora y me extraño verla ahí, fui al cuarto de baño me desnudé y cuando iba a abrir el grifo noté como la puerta se abría, estaba seguro de que lo había hecho queriendo, la noté mirando pero esta vez en vez de pedir perdón o salir corriendo, entró en el baño.
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-Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
-Venga, suéltala.
-Si mientras un tío duerme le tocas la polla o tiene un sueño caliente ¿se le empalma?
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Me quedé quieto dejando que su culito dilatara y comencé a moverme poco a poco, Laica gemía un montón, la saqué de su culo, le eché más lubricante y empecé a meter la punta y sacarla de su culo, lo iba viendo crecer a medida que lo hacía, se me resbalaba casi entera de tanto flujo y lubricante, en una de estas, cuando estuvo bastante abierto, la saque y la metí de un solo golpe, le volví a dar unas nalgadas, le cogí del pelo, de los pechos, me puse como loco mientras la enculaba, noté como se corría y rato después me corrí echándole todo el semen en su culo para después volverla a meter habiéndola llenado de semen, seguí metiendo la polla en su culo y dándole nalgadas un buen rato hasta que ella se corrió de nuevo y yo me corrí dentro. Descansamos un rato después del esfuerzo pero seguimos follando toda la noche, la encule tres veces después de esa y cada vez pedía más, al día siguiente casi ni podía andar pero tenía una sonrisa en la cara impresionante, después de eso fue el mejor curso de mi vida.
Nota: Autor: Ernesto
Publicado Por Mauri
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