Aprendizaje Sexual Oportuno
Un mundo diferente al actual.
Nota del autor: este año he tenido una carga enorme de trabajo, es auditoria tras auditoria, sé que tengo pendiente muchos relatos, si estoy trabajando en ello, incluso en uno que otro que me pidieron, pido paciencia a todos los que me leen. Este relato es de los que tengo almacenados, no se ya ni cuantos años tengo con él, pero lo subo para compartirlo, fue una idea loca que en un principio intenté adapartar a relatos cortos, pero para cuando acordé tenía mas de 100 páginas escritas.
creo que ya es tiempo de subirlo, espero disfruten leerlo, tanto como yo escribirlo. saludos, besos y abrazos.
adalberto1979
Capítulo 1
- ¿Qué estás dibujando ahí cariño?– Pregunté, agachándome al lado de la niña.
- ¡Es un elfun!–Sandy levantó el papel para mostrarme la indistinguible mancha gris seguida por un tren de manchas más pequeñas.
- ¿Qué es un elfun?—le pregunte acariciándole tiernamente su cabello.
- Es como un elefante, solo que siempre está feliz—contestó la niña con la inocencia propia de su edad.
- Oh, ya veo
- ¿Ves? Ella también tiene muchos bebés elfuns—dijo señalando las manchas gris más pequeñas—y son muy felices.
Las marcas de crayón gris podrían haber sido un tren de majestuosos paquidermos, pero también podrían haber pasado por una serie de nubes de lluvia o charcos de agua sucia. La pequeña de 6 años era creativa, pero le faltaba mucho para llegar a ser una Da Vinci.
- Es genial, cariño—Envolví mi brazo alrededor de ella y le di un apretón—Eres tan talentosa—Sandy me dio su sonrisa más conmovedora.
Era un amor, toda ella eran sonrisas felices y un entusiasmo apasionado por todo lo que hacía. Definitivamente mi alumna favorita.
Me agaché un poco más y tomándola de la cabeza la guié a mi boca dándole un apasionado beso, lejos de alejarse o asustarse, sus bracitos rodearon mi cuello dándole más fuerza y pasión al beso. Sentí su pequeña lengua tallando la mía. Mis manos bajaron por su espalda y llegaron a sus nalgas acariciándolas, ella se movió inquieta por mis caricias.
- Profe Rene ¿Ya es hora de jugar?–Sandy me miró con esperanza e inquietud evidente en el tic nervioso de sus muslos que se abrían y cerraban rápidamente, sus labios brillaban por mi saliva embarrada en ella.
- Casi, cariño. Unos minutos más.
- Vale—Ella se agitó y resopló en mis brazos.
La dejé volver a su coloración. Se inclinó en el banco para descansar sus brazos sobre la mesa baja, y me tomé un momento para admirar la linda falda rosa que cubría la alegre curva de su trasero. La pequeña de 6 años era un manjar de dioses. Su padre era un hombre afortunado. Pase mi mano por encima de su pantaleta a nivel de su rajita, ella me sonrió abriendo sus piernitas para facilitar mi caricia.
Me puse de pie y examiné el salón de clases. Jim estaba ayudando a Mercedita en el otro lado, descansando una mano cómodamente sobre el hombro de la niña de 7 años mientras ella garabateaba locamente en su papel, la mano bajaba lascivamente por la espalda de la niña acariciándola suavemente hasta llegar a sus nalgas y volver a subir, las otras niñas trabajaban en silencio en sus propios proyectos. Lisa y Bea habían recortado pequeñas figuras de papel rojo y las estaban pegando sobre un fondo dibujado en un cartel. Ellas eran gemelas y eran inseparables en todo lo que hacían. Emily, la niña nueva, dibujaba en silencio, y Amber, mi niña mayor de 9 años, había dibujado una historia sobre princesas y dragones en su gran hoja de papel y estaba escribiendo entre las ilustraciones.
- ¿El dragón secuestra a la princesa?–Le pregunté, señalando a la sierpe lasciva.
- No—se rio—Se escapan juntos. Están enamorados. Un caballero viene a salvarla, pero es tonto y con el pene pequeño, así que el dragón lo mata con fuego, cociéndolo. Y después, como ya está cocinado, los dos se lo comen. Luego se la pasan copulando todo el tiempo y con eso tienen pequeños bebés dragón y viven felices para siempre.
Señaló el cuento garabateado entre las figuras y vi cómo la historia terminaba con una imagen de la princesa y el dragón en un abrazo íntimo, dónde el pene del dragón empezaba a entrar en la vagina de su princesa. Tuve que reconocérselo, Amber realmente podía dibujar. El dragón era anatómicamente preciso en todos los sentidos. Tomé nota para conseguirle mejores materiales de arte para la próxima semana. Hacía tiempo que había superado las crayolas que estaba usando.
- Buen trabajo Amber—Pasé la mano por el papel—Esto es realmente genial. Apuesto a que a tu papá le encantará.
- Sí. Querrá ponerlo en la nevera—Ella hizo una mueca leve de pensamientos—aunque creo que ya hay demasiados dibujos pegados en la nevera.
- Eso demuestra cuánto ama lo que haces—le sonreí amablemente alborotando su cabello rubio—No se puede culpar a un padre por estar orgulloso de su bebé. Le encantará esto. Bueno, limpiemos ahora. Es hora de jugar.
- ¡Hurra!
Me abrazó buscando mi boca, la cual no fue difícil de encontrar, nos enroscamos en un apasionado besó, mis manos fueron bajo su falda y apreté sus nalgas por encima de su pantaleta infantil, mi dedo índice derecho se fue por debajo del elástico y palpe su vulva mojada.
- Aaahhh—gimió abriendo su boquita, aproveché y le metí más la lengua.
La solté y miré sus pupilas dilatadas, se había excitado, le indiqué con una seña ordenara su pupitre y comenzó a guardar los marcadores en la caja, ordenándolos meticulosamente por color. Me puse de pie.
- ¡Está bien, niños!–Aplaudí dos veces para llamar su atención—vamos niñas guarden sus cosas y tomen sus colchonetas. Es hora de jugar.
Gritos de alegría de niñas llenaron el salón de clases mientras se apresuraban a guardar sus cosas. Jim y yo nos quedamos recargados contra la mesa grande en el centro de la habitación mientras las chicas, una por una, elegían sus tapetes favoritos y los arrastraban hacia el área despejada frente a nosotros. Amber eligió el tapete morado con volantes que le gustaba, Lisa y Bea compartieron el gran cojín rojo con los bordes tejidos. Emily se demoró en la pila de esteras junto a los gabinetes, pareciendo vacilante.
- ¡Elige el azul!–Sandy le gritó—Al profesor Rene le encanta el azul.
Todas las chicas se rieron tapando sus boquitas, pero era cierto. La gruesa manta azul con el cojín cosido era lo que me gustaba usar para nuestras lecciones. Las chicas siempre se veían tan eróticamente bien en él y sus muchas manchas apenas se notaban.
Emily se sonrojó brevemente, pero agarró la manta y la arrastró, uniéndose al semicírculo de niñas dispuestas frente a nosotros. Cada una se arrodilló en sus esteras y mantas elegidas mirándonos con los ojos muy abiertos y expresiones ansiosas.
- Ok chicas. ¿Recuerdan dónde nos quedamos la última vez?
Sandy lanzó su mano al aire y la agitó histéricamente.
- Yo sé, sé que fue… profe… profe—gritó la niña de 6 años.
- A ver Sandy, dinos donde nos quedamos el día de ayer—dije haciendo ademán con mano para que se tranquilizara.
- Estaba explicando cómo se pone dura.
- ¿Qué es lo que se pone dura?—pregunté mirándola atenta y juiciosamente
- La verga, esa es la que se pone dura—dijo emocionada de decirle verga, a partir de ese momento cambiaba el lenguaje en el salón.
- Así es—contesté alegremente.
Escuché el sonido de un cierre a mi lado y me uní a Jim para desabrocharme el cinturón y bajarme los pantalones frente a la clase de niñas. Los bultos hambrientos se tensaron obscenamente dentro de nuestra ropa interior mientras las chicas miraban fascinadas.
- ¿Recuerdas cómo funciona para ponerse dura Sandy?–Yo pregunté.
- Usted dijo que era la sangre—Los ojos de la niña estaban fijos en la tela hinchada de mi ropa interior—Lo que parece tan extraño. ¿Cómo más sangre hace que algo se endurezca?
- Existen unos músculos en la base de la verga que se contraen fuertemente, provocando que la sangre llene unos huecos, llamados… ¿alguien recuerda?—dije mirándolas a todas.
- Yo, yo sé—dijo Amber levantado su mano.
- A ver Amber, contesta
- Cuerpos con algo así como de los cavernícolas—dijo orgullosamente mirando a las demás chicas.
- Cerca, Amber—contesté yo sonriendo—se llaman cuerpos cavernosos y esos son los que se llenan de sangre a presión alta, provocando que se ponga dura la verga, pero ¿qué hay que hacer para que se ponga así?
- Yo… yo sé que es… profe… profe—dijo Sandy levantando su mano agitándola con la ansiedad que la caracterizaba.
- Si, Sandy—dije señalándola.
- Se estimula con la mano, con la boca, con bailes, enseñando mi ropa interior y este… creo que también diciendo majaderías.
- Vamos a averiguar hoy, como se pone sura usando sus bocas—Me hice señas a Jim con una mano–¿Quiénes quieren ser voluntarias hoy?
Casi como una sola, Lisa y Bea avanzaron y se arrodillaron en la alfombra frente a Jim y a mí. Dos pares de diminutas manos se estiraron para agarrar nuestra ropa interior y las chicas tiraron de la tela hacia abajo, haciendo que un par de vergas gordas salieran y las abofetearan en la cara. Se rieron y acariciaron la carne firme, luego envolvieron sus dedos alrededor de los penes carnosos de sus maestros.
- Eso es bueno, cariño, lo haces bien—Apoyé mi mano en la cabeza de Lisa, los dedos enroscándose en su cabello oscuro. Ella me miró con sus ojos almendrados que brillaban con deseo, la herencia de su familia asiática.
- ¿Se siente bien?–ella preguntó moviendo su manita.
- Mejor que bien—suspiré por la manipulación que la niña hacía.
Cambiando mi peso me apoyé contra la mesa. Dios, nada podría superar la sensación de los pequeños dedos de una niña en tu verga.
Necesitaba darles una oportunidad a algunas de las otras chicas durante el tiempo de juego además de Bea y Lisa, pero eran tan buenas que preferí continuar. Jim se reclinó de la misma manera a mi lado mientras Bea masturbaba con sus dedos arriba y abajo su barra rígida de terciopelo firme, sintiendo la carne tensa, bordeando el glande morado al final y mirando con fascinación el primer goteo de líquido preseminal en su polla.
- Escupe en tu mano para que resbale mejor en mi verga—le sugirió Jim a Bea.
- ¿Puedo intentarlo de nuevo hoy, profe Rene?–La brillante esperanza en los ojos de Lisa mientras me miraba era adorable. Mi polla sobresalía expectante a una pulgada de sus labios, ella sacó su lengua pasándola por el meato.
- Por supuesto cariño—Hice un gesto, y la niña abrió la boca tentativamente y envolvió sus labios alrededor de mi polla como si fuera un caramelo delicado—necesitamos practicar en tu tolerancia a la náusea, para eso son estas clases.
Las gemelas habían tenido más práctica, pero era importante que todas las chicas tuvieran la oportunidad de practicar como chupar vergas. El calor cautivador de la boca de Lisa envió un escalofrío desde mi entrepierna, pero traté de dejar una nota mental para mí mismo para dejar que Mercedita fuera la primera la próxima vez. Parecía molesta porque solo obtuvo una B en mamadas en su boleta de calificaciones. Más práctica le haría bien.
- Como dijo el profesor Rene, la sangre es lo que hace que la verga de un hombre se ponga erecta—dijo Jim, asumiendo la lección cuando la succión de mi polla comenzó a aspirar todos los pensamientos de mi cabeza—aaahhh, Esto generalmente significa que un hombre está excitado, aunque podría haber otras razones. Ahora, ¿quién aquí ha visto la verga de su papá así de dura antes?
Todas las chicas levantaron la mano. Buenos padres, todos ellos. Ninguno de ellos había descuidado las necesidades de su hija.
- Papá es bastante duro todo el tiempo. Ya ni siquiera usa pantalones en la casa. Dice que es demasiado incómodo.
Bea se rio mientras usaba el líquido preseminal de Jim para humedecer la cabeza de su polla y comenzó a deslizar lentamente su puño a lo largo de la punta. La sujetó con una mano y la golpeó contra su lengua por fuera de su boca.
- Entonces estás haciendo un buen trabajo en casa, cariño—la animó Jim—Ahora, la semana pasada hablamos de sexo otra vez. ¿Quién puede decirme de qué hablamos?
Todas las manos se levantaron, pero Jim señaló a Sandy.
- El sexo es cuando la verga dura de papá entra en tu coño—dijo orgullosamente la niña de 6 años—El semen con millones de pequeños bebés sale de la verga y así es como te quedas embarazada. Se siente realmente bien cuando esos bebés golpean dentro de ti.
- Papá solo lo pone en mi coño a veces—dijo Amber—Él usa mi boca o mi culo las otras veces, pero todavía se siente bien, pero ¿aun así es sexo?
- Claro Amber, el sexo no solo es penetración vaginal, es muchas cosas más… aaahhh—gimió Jim inevitablemente al sentir la succión que Bea le hacía.
- ¿Pero no tiene que correrse en tu coño para dejarte embarazada?–preguntó Mercedita–¿O puede ser en cualquier lugar?
Jim negó con la cabeza y preparó una respuesta, pero se estremeció cuando las manos de Bea en su pene enviaron una oleada de placer desde su ingle.
- No, aaahhh—jadeó abriendo la boca y tragando saliva después de que el temblor se calmara—Tus papás pueden poner semen en cualquier parte de ti, pero solo quedarás embarazada si está en tu vagina. Sin embargo, no te preocupes. Recuerda que sus papás las aman sin importar dónde terminen.
- A papá le gusta ponérnoslo en la cara antes de que nos subamos al autobús escolar—dijo Bea, acariciando el pene con su cara mientras lo jugueteaba con los dedos—Lisa siempre está tratando de entrometerse y tomar más de eso—Ella fingió una mirada de enojo a su hermana.
- Mmmggghhh… Mmmggghhh… Mmmggghhh—Lisa no pudo protestar por la acusación de su hermana por mi varilla de carne hinchada en su boca.
El túnel de su boca me había succionado y yo colaboré sujetándola de la nuca y empujando mi verga y no me detuve hasta que tuve 3 pulgadas de carne entrando en su garganta.
El líquido preseminal goteaba más allá de su lengua y mi puño apretado en su cabello facilitó el bombeó con un ligero movimiento de balanceo, sentía sus pequeños labios deslizándose sobre la carne hinchada dejando rastros de saliva pegajosa.
- Coff, coff—tosió Lisa poniendo sus manos en mis muslos a modo de defensa.
- ¿Dónde van las manos Lisa?—le dije metiéndole nuevamente la verga su boca. Lisa llevó sus manos atrás de su espalda y las sujetó como si estuviera esposada. Volteo a verme y con sus ojos se disculpó.
Moví mis caderas con más entusiasmo para seguir su movimiento, ella estaba saboreando la sensación de mi hombría aplastando su diminuta y retorcida lengua, penetrándola hasta más allá de su garganta.
- Lisa, me voy a mover más intenso—le dije sosteniéndola con ambas manos de la nuca, ella asintió lo que mi verga dentro de su boca le permitió—tenemos que practicar
Saqué mi verga sintiendo sus labios en mi glande y de ahí la regresé penetrándola hasta había llegado antes, la saqué y repetí la operación una y otra vez, en ocasiones la pequeña abría sus ojos alarmada, sintiendo que llegaba más profundo cada vez que la penetraba.
- ¿Alguien sabe lo que le estoy haciendo? Aaahhh… aaahhh… aaahhh—pregunté entre gemidos, moviendo obscenamente mis caderas mientras la sostengo de la nuca con ambas manos.
- Se la está cogiendo por su boca—dijo Sandy con la mano en alto.
- Así es—dije sin voltear a verlas, estaba concentrado en la garganta de Lisa—es algo que… aaahhh… aaahhh… todas ustedes deben… saber dominar… aaahhh ¿A cuántas de ustedes les han hecho así?
Todas levantaron las manos.
- A mi vecino le encanta ponerme acostada con mi cabeza colgando del borde la cama, así me mete su verga en mi boca, la tiene enorme y siempre quiere meterme más de lo que ya me ha metido, pero siento que me ahogo a veces, por eso hicimos una seña para avisarle cuando es mucho—dijo Amber con la mano en alto.
- Muy bien Amber, y ¿Cuántas han vomitado?… Aaahhh—pregunté dando un gemido, algunas levantaron la mano—bien… aaahhh… vamos a probar una técnica para evitar el arqueo.
Le hice una seña a Jim que tomó la nuca con ambas manos repitiendo mi acción de moverse más intenso.
Las otras chicas miraban fascinadas, con los pantalones y las camisas arriba o abajo como quisieran, los dedos buscando los gloriosos capullos en sus coños y pellizcaban los pezones endurecidos en sus pechos planos, mirando a las gemelas de cabello oscuro de rodillas al frente de la clase chupando ansiosamente las vergas de sus profesores.
La falda rosa de Sandy estaba alrededor de sus tobillos y su camiseta de Hello Kitty estaba levantada hasta su pecho mientras se reclinaba sobre su manta, ambas manos cavando con avidez en la abertura entre sus piernas. Sus ojos siguieron la brillante carne del pene con los ojos muy abiertos de asombro mientras desaparecía repetidamente en la boca de su compañera de clase con sonidos húmedos y sorbidos. Sandy siempre fue una buena estudiante, atenta en clase. Bueno, todas lo eran.
La marea creciente se convirtió en un oleaje repentino que sacudió mi circunferencia erecta, me moví más fuerte al sentir los movimientos de una avalancha líquida que comenzaron en lo profundo de mis testículos. Tirando suavemente de su cabello con mis dedos se la saqué un poco dándole un respiro, pero la regresé rápidamente hasta lo profundo. Ella sabía exactamente lo que significaba el repentino escalofrío y la sacudida en la pelvis de un hombre de esa forma tan intensa. La saliva goteaba de sus labios y comenzó a correr por su barbilla mientras se zambullía ansiosamente sobre la circunferencia púrpura, golpeando el glande contra sus amígdalas, con las mejillas hinchadas.
Solo 8 años, y ya era una gran chupa vergas y su hermana era igual de hábil. Tuve la suerte de tener tan buenos alumnos. Una lengua que luchaba trabajó en mi parte inferior, moviéndose y luchando por espacio para agregar esa pequeña especia de placer extra a la espuma que estaba a punto de hervir en mi entrepierna.
- Mírame a los ojos lisa, voy a eyacular en tu garganta, debes tragar muy rápido
Sus ojos miraron hacia arriba, pestañeando, mirándome fijamente para preguntarme si estaba bueno, si me gustaba, si lo estaba haciendo bien y obtendría una buena calificación.
Podría haberme perdido en las profundidades oscuras de esos estanques de almendras de 8 años, y una mirada que ya brillaba con la pasión hambrienta y la desesperada necesidad de validación que las niñas pequeñas anhelaban tan profundamente de los hombres. Esa mirada nunca envejecería para mí.
Sujeté fuerte su nuca y me moví como pistón en su boca, mis dientes apretados marcaban la intensidad de la cogida oral que le daba, sentí el cosquilleo inminente y aceleré más casi gritando de placer. La jalé de su nuca hacia mí y me moví cuan fuerte pude sin importarme hasta donde le llegaba mi verga en su garganta
- Aaahhh—Mis huevos se contrajeron de repente enviando un géiser blanco espumoso corriendo hacia arriba donde explotó en la boca de la chica.
El semen brotó y llenó el diminuto espacio hasta que volvió a fluir en su garganta, y ella se arrancó tosiendo, con una mezcla de saliva y semen goteando de su boca y bajando por su barbilla.
- Coff… coff…–tosió de nuevo en sus manos el líquido pegajoso, llenándolas y goteando desordenadamente sobre su blusa amarilla.
Yo no me deje de mover, a pesar de que ella estaba tosiendo la volví a jalar para descargar más leche dentro de ella, sentí que salió casi toda y le di un respiro
- Lo siento profesor Rene… yo… coff… coff—tosió de nuevo—Traté de tragar. ¿Ve? Pero no pude.
Ella inclinó la cabeza hacia arriba y abrió la boca como si estuviera en el consultorio del médico, sacando la lengua. Depósitos de crema blanca se derretían como mantequilla en su superficie y pegajosas cargas de semen se hinchaban en la base. Cerró y tragó de nuevo. Después tomó mi glande y literal lo mamó para extraer las últimas gotas de leche.
- Eso estuvo bien. Lo hiciste bien, Lisa, me moví muy rápido y fuerte y aun no estás lista para esa velocidad, solo Recuerden tragar rápido, chicas—dije y Acaricié su cabeza, dirigiéndome a la clase sin aliento—Si tienen una verga en la boca, recuerden que al sentir que está a punto de correrse deben estar listas para tragar lo más rápido que puedan, solo la práctica hará que mejoren ¿de acuerdo?
- Sí, profesor Rene—cantaron todos al unísono.
- Ahora bien—Aflojé el puño que había enredado en el cabello de Lisa liberándola, ella con su lengua empezó a limpiar el semen que había quedado a lo largo de mi verga, incluso chupó el que había quedado en mi abdomen por sus tosidas.
- ¡Puta madre!—gritó Jim moviéndose intensa y obscenamente en la boca de Bea que había visto con fascinación cómo su hermana gemela chupaba mi polla, usando su propia saliva y su líquido preseminal para hacer que Jim se moviera suavemente con el puño en su nuca—aaahhh pequeña puta me vengo.
Jim era muy intenso en su lenguaje, le gustaba llamarlas perras, putas, etc., las niñas fascinadas recibían los insultos mientras eran cogidas de todas formas, era parte del entrenamiento que les dábamos.
Las piernas de Jim temblaron al terminar de descargar toda su leche, Bea no tosió ni escupió semen, Jim gimió por la gloriosa sensación de los pequeños labios de 8 años envolviendo su herramienta, el éxtasis en su rostro. Bea siguió mamando y moviendo su cabeza sobre la verga de Jim, que descansó ambas manos en el escritorio donde estaba recargado, su mirada era al cielo.
Me hice cargo de la lección de nuevo. Ayudó que solo uno de nosotros fuera a la vez, para que el otro pudiera continuar con la clase.
- Está bien—jadeé, sintiendo la higiene que tratando de ver más allá de las estrellas de mi orgasmo menguante—Puedes sentarte, Lisa.
Se deslizó hacia atrás y apoyó el trasero en el cojín rojo, frotando con una mano los bordes tejidos para mayor comodidad como les gustaba hacer a los niños, mientras que en la otra mano se escupió mi leche y la zambulló hambrienta en sus pantalones cortos, para frotar su rajita con mi semen.
- ¿Observaron cómo Bea no tosió nada y tragó todo?—hice mi pregunta retórica—eso es porque ella tragó rápido y no dio tiempo de sentir nauseas
Todas las niñas asintieron
- ¿alguna duda de esto?
- ¿Me puede coger por la boca a mí también profe?—dijo Sandy con la mano levantada—quiero ver si puedo tragar sin toser.
- Si hay tiempo si—dije subiendo mi pantalón, abrochándolo y subiendo el cierre, después anuncié—ahora vamos a tener una pequeña hora de cuentos, iniciaremos la clase comenzando con Sandy.
Sandy ¿recuerdas la primera vez que viste una verga erecta?
- ¡Sí, profe Rene!—Sandy gritó emocionada, con entusiasmo.
Podía ser la mascota del profesor cada vez que la llamaba, pero eso era solo su energía.
- Cuando tenía 5 años, vi que nuestro perro “lobo” tenía algo entre las piernas que estaba todo rojo. Estaba gimiendo y empujando contra el sofá. Pensé que estaba lastimado, así que se lo dije a mi papá, y él me lo mostró y explicó para qué era.
- Eso es bueno—dije asintiendo con la cabeza–¿te confundió al principio la explicación?
- Sí. Pero mi papá se bajó los pantalones y me mostró el suyo, pero no se parecía al de “lobo”, así que no lo entendí. Papá puso su verga en mi boca para que pudiera saborearla, luego dejó que “lobo” me la metiera en la boca también. Sabía muy raro—dijo efusivamente la niña de 6 años—Todo salado y pegajoso. Luego le pidió a Jessica, mi hermana mayor, que entrara y ella también probó la polla del perro y luego papá la hizo acostarse en el piso y dejó que el perro la follara. Fue muy duro y pensé que tal vez le dolía, gritaba mucho, abría sus ojos y su boca y más gritó cuando el perro le metió la bola que tiene en la base de su verga. Me asusté, pero Jessica me dijo lo bien que se sentía. Fue entonces cuando papá comenzó a follarme con Jessica todas las noches.
A los 5 años toda niña y niño debían haber comenzado las clases de ASO (Aprendizaje Sexual Oportuno), pero cuanto antes una niña comenzara su educación sexual, mejor (bueno, en lo que a mí respecta). La curiosidad insatisfecha nunca fue buena para una chica o chico. En el mejor de los casos, negligente y en el peor, peligroso. El papá de Sandy era un padre responsable.
- ¿Qué hay de ti, Mercedita?–Pregunté, girándome para mirar a la pequeña niña de cabello castaño que se masturbaba en su colchoneta–¿Cuándo fue la primera vez que viste una verga dura?
- Realmente no lo recuerdo, supongo que era muy pequeña—recordó la niña de 7 años—Mamá y papá siempre me dejaban dormir con ellos porque siempre tenía miedo de que algo en mi armario me comiera. Realmente no sabía lo que hacían cuando tenían sexo. Pensé que la polla de papá era como… hueca, o que se desinflaría como un globo si lo tocaba—Ella se rio de su propia ingenuidad—Mamá me hizo tocarlo para que pudiera ver que era sólido. No recuerdo cuando fue la primera vez, solo recuerdo que papá me penetraba todas las noches a lado de mamá, ella me decía como hacerlo, como masturbarlo o chuparlo. Sin embargo, no lo entendí hasta que comencé con ASO. Solo sabía que a mamá le gustaba mucho lo de papá y a mí también.
Asentí a Mercedita cuando terminó. La orientación, la educación y la realización sexual eran una parte esencial de la vida de cada niña o niño, y ahora son obligatorias, gracias a Dios, gracias a la nueva ley, que había silenciado los gritos de los últimos detractores restantes.
La instrucción explícita del ASO había suplantado el papel del jardín de infancia tradicional (la educación escolar ahora era un esfuerzo bastante inútil para las niñas y niños a esta edad) y hay que mencionar que ahora continua en toda etapa de los estudiantes al mismo tiempo que su otro plan de estudios, incluso si llegan a estar embarazadas, las niñas continúan con el ASO.
Me tomé un momento para disfrutar la vista de la pequeña ninfa de cabello castaño de rodillas temblando en la cúspide del orgasmo en su manta. Había hundido un segundo dedo en la apretada vulva entre sus piernas, y el furioso roce hizo que su pelvis se sacudiera y sus rodillas chocaran juntas mientras su clímax corría a través de ella. Sus pezones desnudos se endurecieron aún más y enrojecieron de rosa a rojo, presagiando el carmesí que subía por su cuello hasta su rostro jadeante. Jadeando, sus ojos revolotearon mientras se derrumbaba sobre la manta, retorciéndose y gimiendo de placer.
Los ojos de la clase estaban fijos en Jim y volteé para ver cómo estaba la pequeña Bea, que había envuelto con sus labios, tan lejos como podía, la turgente barra de carne y la cabeza de la pequeña niña se mantuvo inmóvil con la verga grande forzando su boca, Jim la sostenía de la trenza como un agarre mientras movía furiosamente sus caderas en un intento de llegar hasta el estómago mismo.
- Hija de la gran puta—gritó Jim moviendo sus caderas con mucha fuerza y rapidez, tal como si quisiera sacarle la verga por la nuca—me sacas la leche de nuevo pequeña puta, aaahhh… trágatela puta, trágatela…
Los ojos de Bea parpadearon mientras miraba a Jim con cara fúrica, mientras la sostenía fuertemente con ambas manos para poder meterle todo lo que pudo la verga.
- Aaahhh—fue el último gemido que Jim dio jalando tan fuerte como pudo a la pequeña de su nuca, mientras el abría su boca y miraba hacia arriba, al cielo, soltando la leche dentro de la boca de la pequeña niña.
Su garganta se sacudió, tragando rápidamente los chorros de rico semen que inundaban su boca. Lisa le sonrió a su hermana, mientras Bea se quitaba la virilidad con un grito ahogado de triunfo lamiendo la leche que escurría por sus labios, se le veía más que contenta, diríamos hasta orgullosa de su logro.
- Eso estuvo bien cariño. Te estás volviendo muy buena con tu lengua. Me encanta que te estés convirtiendo una buena puta—Jim acarició la oreja y el hombro de la niña sonriente, mientras jadeaba recuperando el aire—No te preocupes por los pequeños derrames. Pueden ser igual de divertidos cuando los limpies con tu lengua, recuerda siempre mostrar lo que recoges antes de tragarlo, así lo hacen las buenas putas. Puedes ir a sentarte con tu hermana ahora.
Bea corrió hacia su hermana y se prendió de su boca compartiendo la leche que acababa de sacarle a su profesor, las niñas se enroscaron, las dejé pues necesitaban placer.
Bea había hecho correrse a Jim por segunda ocasión. Aproveché el momento para hacer un balance de la clase. Cada una de las niñas estaba acostada sobre sus colchonetas y mantas en semicírculo dispuestas alrededor de mí, de Jim y del gran escritorio, con las faldas y las camisas subidas y los pantalones bajados, revelando la carne dulce y núbil de los cuerpecitos de entre 6 y 9 años. Todos habían tenido un orgasmo al menos una vez, me di cuenta y la mayoría estaba buscando su segundo. Lisa y Bea habían estado tan excitadas por chupar pollas que apenas habían tocado sus propios coños cuando estallaron en sus clímax una frente a la otra, parecían dos pequeñas gotas de miel. Eso era bueno. Nadie se estaba conteniendo.
Excepto por la tímida chica nueva, Emily. Era una cosita adorable, con el cabello castaño rojizo recogido hacia atrás en dos colas de caballo y su camiseta sin mangas azul y blanca levantada hasta los hombros para revelar el suave campo de su pecho. Sus manos se hundieron febrilmente debajo del borde de sus pantalones azules, y antes se había retorcido hasta llegar a un orgasmo tranquilo, pero aún no había hablado. Le cambié la siguiente pregunta.
- ¿Emily? ¿Y tú?—Encontré la mirada de la niña, viendo sus párpados pesados y ojos vidriosos por otro orgasmo que se acercaba–¿Cuándo fue la primera vez que viste la verga de un hombre bien dura?—iba a sacar la mano de su entrepierna pero no la deje, sosteniéndosela dentro—continua Emily, tócate mientras me dices.
- Bueno, supongo que eh… mi hermano, eh, creo… Profe—Tartamudeó y tragó, y sus manos lucharon bajo la tela azul de sus pantalones como hurones luchando—Siempre solíamos ducharnos juntos y él me lavaba y su cosa… su polla se ponía dura todo el tiempo, pero realmente no sabía por qué. Sería en… aaahhh… aaahhh… aaahhh—Su garganta se apretó y sus hombros temblaron cuando la niña de 7 años explotó en el orgasmo de sus dedos empujando.
Hay pocas cosas más encantadoras, más divinamente hermosas, pensé, que la dulce visión de una tierna niña hincada luchando en medio del placer. El pecho plano de Emily se contrajo y se hundió sobre las rodillas, luego volvió a levantarse como si un relámpago le hubiera enderezado la columna arqueando su cabeza hacia atrás, su manita se movía muy rápido sobre su rajita.
Los diminutos capullos de su pecho prácticamente temblaban por la pulsante dicha orgásmica que claramente corría de su cabeza a los dedos de sus pies. Dulces caderas, hermosos muslos, brazos delicados y una diminuta nariz respingada, ella era una hermosa florecita que apenas florecía en el misterioso mundo del despertar sexual.
Me arrodillé junto a la niña que se estaba corriendo y puse mis brazos alrededor de su espalda, sosteniéndola suavemente, mis dedos le dieron a sus pezones sensibles la más ligero de los rozaduras mientras ella se sacudía hincada en la colchoneta y finalmente colapsaba contra mí, jadeando con su frente recargada en mi pecho. El jugo goteaba de la delicada hendidura entre sus piernas, corriendo alrededor de sus dedos y bajando por sus muslos.
- Tranquila, lo hiciste bien cariño. Muy bien—Estaba sollozando levemente, su mano libre agarraba mi camisa, jalándola desesperadamente—Lo estás haciendo genial.
Teníamos que estar ahí para nuestras chicas, listos para guiar sus preciosos cuerpos y mentes a través del arte de hacer el amor con la mayor delicadeza posible. Dejé que Emily se quedara sin aliento, esperando hasta que finalmente tragó saliva y se sentó de rodillas en la alfombra azul, mirándome con sus profundos ojos marrones enterrados detrás de sus largas pestañas.
- Eres una chica muy bonita, Emily—Se sonrojó cuando la besé en la parte superior de su cabeza frente a la clase de chicas que se masturbaban—No hay nada que temer, cariño ¿Puedes decirme con qué frecuencia tu hermano te mete la verga?
- Bueno, no sé, una o dos veces por semana—tartamudeó avergonzada.
Tendríamos que trabajar en esa renuencia. Una niña nunca debe ser tímida sobre el tema de la polla de un hombre dentro de ella.
- Él, está… bueno, trabajando mucho—dijo Emily—Llega tarde a casa la mayor parte del tiempo y dice que están muy ocupados en el trabajo. Luego va a ver a su novia a veces, así que no siempre puede ayudarme con mi tarea—Su rostro dibujó un ceño fruncido—Realmente me gusta hacer mi tarea con él, pero últimamente se ha ido de manera más frecuente con su novia que tiene una hermana pequeña y se ocupa de las dos. Además ha tenido que encargarse de todo desde que mi papá murió—Charcos húmedos comenzaban a formarse en las esquinas de sus ojos—Así que no puedo verlo mucho. Lo extraño.
Eso no funcionaría en absoluto. Sin duda, el estado le había otorgado la tutela sexual de su hermana pequeña después de la muerte de su padre, por lo que probablemente tenía al menos 16 años. Pero si tenía un trabajo y otras responsabilidades… bueno, mantener a una niña en crecimiento, cogida, feliz y llena de orgasmos era una gran tarea.
Yo sabía lo que debía hacer en estos casos, miré a Jim que asintió confirmando mentalmente lo que yo pensaba.
Haría algunas llamadas telefónicas y luego llamaría al hermano a la escuela para poder hablar con él y ver si podía conseguirle ayuda para cumplir con las necesidades de su pequeña hermana. No había vergüenza en ello, y las listas de turnos estaban rebosantes de hombres cachondos que esperaban cogerse a las pequeñas colegialas hasta por los sesos.
Realmente debería haber puesto toda mi atención en el archivo de Emily cuando me lo entregaron por la mañana, Pero la pequeña Sandy había entrado en mi oficina antes de la clase esa mañana y nunca pude resistirme a inclinar a esa pequeña ninfa puta de 6 años sobre mi escritorio y follarle el coño y el culo hasta hacerla gritar de placer.
*****
Sandy, esa mañana, había llegado a primera hora, sus papas la dejaban muy temprano en la escuela para poder llegar a tiempo a sus respectivos trabajos. La pequeña entró a mi oficina, frente a mi estaba Jim y tenía a horcajadas a Mercedita, que como una experta lo cabalgaba moviendo sus caderitas de adelante atrás, de arriba abajo, parecía un pequeño remolino.
- Vamos Mercedita, muévete más, si, así… aaahhh—decía Jim con voz de éxtasis—vamos pequeña puta, mójate el culo, para poder jodertelo como me gusta, oh, pequeña puta.
Sandy los vio y continuó hasta mi escritorio y se paró a mi lado con sus manitas sostenidas atrás de ella a nivel de su zona sacra y meneaba su pie derecho en círculos de ida y vuelta, se veía ansiosa, sus pupilas estaban dilatadas.
- Hola Sandy ¿te volvieron a traer temprano?—ella asintió, pero su mirada me decía otra cosa.
- ¿Profe?
- Si Sandy, dime—dije yo empezando a abrir el expediente de Emily, la nueva alumna.
- ¿Cree que pueda…?—dijo mirando a Jim y Mercedita que cogían como conejos, con la pequeña niña rebotando sobre la verga de su maduro maestro.
- ¿Andas ganosa de verga?—le dije dejando de ver el expediente, ella asintió moviéndose inquieta—bueno, está bien, ven aquí princesa y mámame la verga para que se ponga dura.
La pequeña pasando su lengua por sus labios se acercó a mi verga que sacaba del pantalón, se prendió de ella como un pequeño becerro, la succión hizo su trabajo y en menos de un minuto estaba dura como roca.
Mi mano se movió a su falda y la levanté acariciando el muslo, después pasé a sus nalgas, traía una pantaleta suave, la jalé hacia un lado dejando al descubierto sus hoyos de placer.
- Mmmggghhh—gimió cuando sintió mi dedo entrar en su raja mojada, posiblemente se excitó en el camino y por eso llegó directo a mí.
- Ven Sandy, ya estás lista para recibir mi verga—le dije moviendo mi dedo más rápido
Toda tambaleante por el placer que le daba con mi dedo entrando y saliendo en su raja, como pudo se subió al escritorio, mi dedo nunca dejó de entrar y salir de ella.
- Vamos a trabajar en tu flexibilidad, siéntate en el borde mirando hacia allá—dije señalando en dirección a Jim y Mercedita—y flexiónate hacia delante hasta tocar tus tobillos con tus manos.
Ella se inclinó hacia adelante todo lo que pudo y tocó con sus manitas sus tobillos, jalé nuevamente a un lado la pantaleta que se había acomodado cubriendo sus huecos.
Nuevamente su vagina y su culito quedaron expuestos a mí, ella quedó con su culito volando al borde del escritorio flexionada hacia adelante.
Levanté mi mano derecha y la dejé caer sobre su nalga derecha, después con el dorso de mi mano le cruce la izquierda, el chasquido sonó tan fuerte que hasta Jim volteo a verme, pero después siguió en lo suyo.
- Auch—se quejó Sandy pero continuó en su posición sosteniendo sus tobillos con sus manos.
Repetí la operación5 o 6 veces hasta dejarle sus nalgas rojas, yo apretaba mis dientes y fruncí el entrecejo cada nalgada que l daba. Sandy se quejó, pero no protestó ni pidió que parara, al contrario, pude ver como el moco escurría de su raja, a ella le gustaba eso, que la nalgueara, que la maltratara un poco; estaba más que excitada, así que apunté mi verga a su raja y empuje hacia arriba.
- Aaahhh, profe—gimió la cría sintiéndose penetrada por la mitad de mí verga de un solo empuje.
Su vagina era estrecha pero muy lubricada, mis estocadas aumentaron en frecuencia e intensidad, su culito colgaba del escritorio, así que desde mi posición de sentado era fácil penetrarla, podía sentir su cérvix doblarse con mis remetidas.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh—gimió más intensamente cuando puse mi mano en su zona sacra para afianzarla y que mis penetraciones fueran más efectivas.
La estuve penetrando a buen ritmo, mi verga llegaba hasta el fondo de ella, su culo me miraba como invitándome a entrar, no esperé más.
- Sandy, bájate un poco más, quiero metértela por el culo—le dije con voz ronca, ella solo asintió y se deslizó más hacia atrás y así, solo con la lubricación de su raja, apunté y penetré su culo.
- Aaahhh, profe—dijo Sandy al sentir mi verga entrar en su totalidad, estaba muy lubricada.
Entre empujones hacia arriba logre ponerme de pie, sostuve con mi mano izquierda sus tobillos y mi mano derecha su hombro derecho empujándola hacia abajo hasta hacer que su boca chocara con sus rodillas y empecé a hacer una estocadas bestiales en su culo, me apalancaba con ambas manos para darle cuan fuerte podía.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh… profe… profe…–Sandy gemía a gritos siendo salvajemente sodomizada por mí.
Se la saqué del culo y la regresé a su vagina, al hacerlo Sandy levantó la cabeza y abrió su boca de placer; ahí en su rajita, de igual forma que en su culo, me dejé ir con todas mis fuerzas.
- Te voy a preñar pequeña puta—le dijo Jim a Mercedita, mientras la subía y bajaba salvajemente.
- Si profe, si quiero—dijo la niña prendiéndose ansiosa y desesperadamente de la boca de su maestro para meterle lengua y gemir intensamente, mientras tenía el primer orgasmo del día imaginando que su maestro la preñaba como una vil vaca—Mmmggghhh… Mmmggghhh
Yo seguía dándole a Sandy, ahora alternaba su raja y su culo, cuatro estocadas fuertes le daba a cada hoyo, ella feliz gritaba por la salvaje cogida que le daba, la lubricación de su excitación facilitaba esa brutal cogida.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh… profe…–decía entre gemidos la orgasmada niña.
Sentí el cosquilleo en mis huevos y aceleré como loco en la rajita infantil de Sandy, exploté levantando mi cabeza arqueándome hacia atrás, pero nunca deje de darle potentes estocadas en su rajita
- Sandy, me vengo en tu raja, aaahhh
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh—gimió Sandy sintiendo mis chorros dentro de ella—si, los siento, los siento todos, aaahhh
- Toda, te la doy toda—casi grité apretando mis dientes del infinito placer que sentía.
- Aaahhh—gimió sintiendo como salía mi leche directo a su cérvix.
Cuando sentí que ya no salía más leche, se la saqué y simplemente la giré así doblada como estaba, un hilo de semen en semicírculo quedó sobre el escritorio desde su raja, su cara quedó frente a mí, no necesité decirle que hacer, ella solita abrió su boca y yo solo empujé metiéndosela para que me mamara y sacara mis últimas gotas.
Mientras ella lo hizo con esmero, yo le acaricié su hermoso cabello castaño, lo hacía tiernamente, tal y como lo haría un padre amoroso con su hija.
- Si bebé, así, sigue mamándomela—le dije haciendo suaves movimientos con mis caderas.
*****
Voltee a ver a Sandy recordando esa deliciosa cogida, Sin embargo despejé mi mente, tenía un deber con Emily. El coño de la pobre chica probablemente estaba ardiendo. ¿Ya la habían follado esa mañana? Lancé una mirada inquisitiva a Jim, pero negó con la cabeza. Él tampoco había hecho el acto con ella.
- Está bien cariño—Envolví a la niña que sollozaba en un abrazo—No te preocupes. Tu hermano te quiere tanto como tu papá lo hizo, es solo que está muy ocupado.
La niña me devolvió el abrazo con la camisa todavía subida hasta las axilas. La carne de su espalda desnuda era suave como la seda bajo mis dedos y sus nalgas eran como masilla blanda cuando las apretaba. Rompí nuestro abrazo y le di un gesto de aliento.
- Recuéstate cariño—le dije empujándola suavemente sobre la colchoneta azul.
Se dejó caer sobre la suave colchoneta y yo suavemente le quité los zapatos y los calcetines, ella desabotonó su falda, levantó sus caderas para bajarla, yo le ayudé a bajarla hasta el final. Las crecientes lágrimas fueron detenidas por una risita cuando encontré el punto cosquilloso en sus piernas antes de quitarle la tela sobre los pies. Su repentina sonrisa fue un rayo de sol que ahuyentó toda la tristeza de su estado de ánimo. Me doblé sobre sus muslos hasta que se rió y se retorció, empujando mis manos. Jim había acercado a las chicas a nuestro alrededor para ver mejor.
- ¿Está bien, Emily?–Pasé mis manos por sus piernas–¿te gusta cómo se siente?—ella asintió.
Pasé mis manos más allá de las caderas dulcemente curvas, alrededor del torso desnudo de la niña con protuberancias que asomaban desde el pecho plano. Un ángel sonriéndome suavemente ahora, con el cuello sonrojado por la excitación. Dejé su blusa suelta levantada alrededor de su cuello y ataqué sus pezones, masajeándolos y pellizcándolos ligeramente. No demasiado duro.
Una niña pequeña era una cosa tan delicada bajo el fuerte toque de un hombre adulto, propensa a ir demasiado rápido y tal vez incluso terminar herida en su excitación. La niña de 7 años no había tenido mucho sexo, al parecer, no tanto como necesitaba, pero iba a arreglar eso. El instinto movió sus caderas y soltó un grito ahogado cuando sintió mi pene erecto presionando entre sus piernas.
- ¿Eso se siente bien?–Yo pregunté. Ella asintió, abrió la boca y luego la volvió a cerrar para emitir un gemido bajo.
Mantuve la presión, moviéndome mis manos alrededor de su pecho, de los pezones a los hombros, masajeando el cuerpo preadolescente y dejando que el leve ritmo de nuestro movimiento deslizara mi palpitante polla contra sus labios sin vello.
Las chicas habían acercado sus colchonetas y cinco pares de ojos nos miraban con hambrienta curiosidad, frotándose furiosamente los genitales con los dedos. Vi a Jim en el taburete, tirando de su propia polla erecta mientras nos miraba. Era un excelente asistente de instructor, no menos apasionado por su trabajo que yo.
Mi polla se sentía como si fuera a estallar. Tenía que meterlo en esta cosita sexy. Me incliné hacia adelante sobre mis rodillas y planté mis manos sobre la colchoneta, cerniéndose sobre la pequeña niña, la carne dura sobresalía hacia ella como una promesa de entrar en ella. Tenía que hacerla disfrutar todo lo posible, para eso era su maestro.
Continuará.
Muchas gracias por volver a escribir, he seguido tus relatos desde hace tiempo y sólo refresco esta página cada 10 días esperando ver una continuación de cualquiera de tus historias, la de Tania es mi absoluta favorita pero disfruto todas y esta nueva se ve que va a ser igual de increíble que las anteriores, empezó con todo .
Uffff… Ojalá el ASO se implementara a nivel mundial…
Excelente muy excitante y con morbo, te recuerdo continuar con : «Tania casi de 10.»
Nunca apure a una mente creativa amigo.
Las historias salen cuando tienen que salir, ni antes ni después.
Es una hermosa historia me gustaría saber más de personajes que solo salieron poco en la historia