Aprovechar las oportunidades III
El tiempo fue transcurriendo lentamente y las cosas se pusieron mucho más calientes. Mi esposa estaba muy desatada.
Mi señora, Elida, iba al menos una o dos veces a la casa de su hija Romina, con lo cual, si bien no me explicaba nada al respecto, yo sabía que iba a tener sexo con su hija y con sus nietas. Estaba como desatada, me dije a mi mismo que podía ser la edad, ella tiene 54 años y yo 56, de hecho, siempre tuvo un especial afecto al sexo, nunca tuvo problemas en hacer el amor conmigo, pero que a esta altura se desatara con la bisexualidad y con una sexualidad muy incandescente me resultaba un poco raro.
Cuando volvió por la tarde-noche de la casa de su hija, le di un beso caliente de lengua y le puse una mano en el culo, cosa que hago siempre, y le dije que tenía muchas ganas de cogerla, me dijo que estaba un poco cansada. A lo que respondí:
-Dejate de joder, no me vas a decir que está cansada, lo que pasa es que estuviste cogiendo con tu hija y tus nietas y te debes haber acabado como un yegua, déjate de joder y vamos a coger la puta que te parió. Dije poniéndome serio.
-Está bien vamos a coger, dijo con voz suave. A lo que agregó: no te dije que no quería hacer nada, te dije que estaba un poco cansada.
-Bueno, dije, entonces mientras yo juego con tu concha tus tetas y tu culo vos me vas a contar qué hiciste.
– ¿Con lujo de detalles?, preguntó.
-Sí, con lujo de detalles, le dije con ojos libidinosos.
-Además, me dijo, te voy a contar lo que quiero hacer.
– ¿Ah, hay más todavía, estas sin calma mujer? ¡Cuánta calentura!
-Sí, estoy muy caliente, estoy en un periodo de mucha calentura. Aparte, me debe estar por venir.
-Bueno, dije, sabés que me gusta chuparte la concha con sangre y que eso me calienta mucho.
-Si ya lo sé.
Bueno, empecé la faena de chupar sus tetas y apretar sus pezones para extraer calostro de los mismo, cosas que me excita mucho, y luego pasé a lamer sus agujeros mientras ella me contaba con lujo de detalles lo que había hecho con su hija y con sus nietas, eso solo me erectaba mucho más la verga, luego comencé a cogerla por la concha y por el culo, y fue allí donde del di toda la leche y le dije al oído: mañana cuando vayas a hacer la caquita te va a salir con lechita mi amor.
-me dijo: tengo dos cosas para decirte.
-¡Caramba! De a dos vienen las cosas que me tenés que decir.
-Sí, una, y me pone muy contenta y me excita, es que hace dos meses que a Romina no le viene. Así que preñaste a mi hija. Y eso me hace muy feliz.
Sí, bebota, le dijo con un poco de asombro.
-Sí, me gusta mucho.
-Y a mí me va a gustar coger con una embarazada, me calientan las embarazadas.
-A mí también, la voy a comer toda.
-Estas insaciable, le dije.
-Sí. Y seguro que a vos no te gusta.
-Me encanta que estés tan caliente amor.
– ¿Y la otra?, le dije
– La otra es que me quiero coger a mi nieto.
-¿Cuál? Pregunté.
-A Agustín.
Y allí me contó que se encontraron Romina y Malvina (la madre de Agustín), y ésta le dijo que el chico lo veía un poco putito, por ciertos amaneramientos que tenía en su comportamiento. Romina le contó acerca de lo que ocurría entre nosotros y ella y sus hijas, y que Malvina lo había tomado bien, con normalidad, le hizo recordar Romina que estuvo pensando en mujeres desde que una compañera de trabajo se le había insinuado y como se había dado con la madre no dudó y le dio para adelante.
A todo esto, Romina le dijo que mandara a Agustín a casa de la abuela para que ésta lo probara.
-Ella me lo dijo, me dijo mi esposa y le dije que sí.
– ¿Y esto cuándo va a ocurrir?
-Dentro de dos semanas, me dijo elida. Y vos tenés una tarea importante que te voy a encomendar.
-¿Y cuál es? Le dije.
-Mandale a Agustín unos videos pronos que tenés en el celular y así vemos como arranca.
-Por supuesto, dije sin hesitar.
De ese modo empecé a tener una relación más fluida con Agustín, el chico se mostraba como inquieto con los videos, en el sentido que, según mi opinión, le gustaban.
Pero bueno, había que esperar dos semanas más. Hasta que llegó el día indicado.
Llegó a casa Agustín a eso de las 19.30 horas, con una remera un pantalón corto, zapatillas con medias media caña. Después de una charla amena con la abuela presente, ella dijo que se iba a bañar y yo le dije al chico que si quería ver algunos videos en la computadora del mismo tenor de los que les había mandado al celular, sin hesitar el joven me dijo que sí. Fuimos y nos pusimos a ver unos videos de todo tipo.
En un determinado momento sin decirle nada le puse unos videos de jovencitos gays que estaban dándose verga pro el culo y chupaban vergas muy duras. Reconozco que a mí se me estaba parando la pija, Agustín comenzó a mirar con mucha atención y le dije si le gustaban y me dijo que sí. Le pregunté si era puto y me dijo que aún no había probado nada. Le pregunté si quería probar y me dijo que tenía que pensarlo.
Ante esa situación saqué mi verga ya parada, me puse de pie y se la ofrecí en la boca. El chico la agarró y comenzó a succionarme con bastante arte. Yo me incliné un poco y comencé a tocarle la verga, que ya tenía erecta, en ese momento mientras me seguía chupando la verga entró Elida envuelta en un toallón y con una sonrisa ante el espectáculo que tenía ante sí se sacó el toallón quedándose en bolas y dijo:
-Me encanta que mis hombres ya estén jugando con sus juguetes del niño, ahora quiero que jueguen conmigo. Acá tengo mis huecos dispuestos para ustedes.
Agustín estaba un poco incómodo, pero yo lo alenté a que le chupara la concha a su abuela y lo hizo con cierta reticencia, lo alenté de nuevo hacerlo y comenzó a chupar de una manera desenfrenada. Yo le puse la verga en la boca a mi esposa que comenzó a chupar como si fuera un pico dulce, mientras gemía con los lengüetazos de su nieto, le dije al oído que se diera vuelta para que le chupara el agujero del orto y así lo hizo la muy puta.
A todo esto, me acerqué a la cómodo y traje al lubricante, le puse un poco en culo a mi esposa y lo incité a Agustín que se la metiera a mi mujer, cosa que hizo con cierto cuidado, yo le dije que le diera a fondo porque ya estaba muy cogida pro el culo y lo tenía muy abierto. Y así fue el pendejo se la metió hasta los huevos.
Luego al dio vuelta y se la metió en la concha y comenzó a serrucharla con unas ganas enormes, mi esposa estaba recostada sobre la cama, pero al borde de la misma, de modo tal que Agustín estaba cogiéndola de parado a la vera de la cama, a todo esto, yo me lubriqué la pija y me coloqué detrás del joven, le toqué las tetas y le abrí el culo y le metí la verga hasta la mitad. Hicimos un trencito.
Nunca lo había hecho ni tampoco me había cogido a un hombre, pero la velada daba para eso y mucho más. Mi esposa dijo que quería ver como yo me cogía al pendejo entonces Agustín salió de adentro de su abuelo y yo le di pija hasta el fondo, Elida estaba como encendida por la escena, me dijo que ahora quería ver cómo me daban a mí, quería ver cómo me cogía Agustín a mí, por supuesto que no me opuse, nunca me opongo a lo que me pide mi mujer. Me puse en cuatro patas y le ofrecí el culo al joven que rápidamente me puso la verga adentro y me cogió durante un buen rato.
Elida estaba enloquecida de placer y calentura, cosa que le sucede siempre, pero me parece que estaba vez estaba un poco más pasada de vueltas, nos pidió que hiciéramos un 69, quería ver cómo nos chupábamos la verga al unísono y así fue, mientras ella se metía los dedos dentro la concha y tenía puesto un plugg en el culo.
No sé cuánto tiempo habría pasado, pero no pidió, casi nos ordenó que quería el semen de ambos en su cara, se arrodilló y nosotros comenzamos a hacernos la paja hasta que derramos la leche caliente en la cara de Elida, que estaba exultante de gozo.
Terminado todo nos tiramos a la cama los tres, Elida en medio de nosotros, lo miró a su nieto y le dijo con vos suave y una leve sonrisa:
-Te gustan las dos cosas Agus, la verga y la concha, has tenido tu primera vez, ¿te gustó?
-Sí dijo, el joven y agregó: me gustaría repetirlo.
-Bueno, dijo mi mujer, lo vamos a repetir, pero tenés que contarle esto a tu madre y con lujo de detalles.
-Si abu, lo haré, tal como vos me lo pedís.
-Y mirándome a mí me dijo con voz dulce, sabía que eras puto.
No contesté nada.
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