Ariel mi hija Streamer
Hija precoz incursiona en el mundo del streaming en busca de dinero y fanáticos. Su padre es su mayor seguidor, pero no puede limitarse a sólo ver sus fotos y videos.
Ni siquiera recuerdo su verdadero nombre. De 16, haciéndose pasar por de 18. Empezó a pavonearse en sus redes sociales con ropa ceñida o diminuta. Comenzó a disfrazarse de personajes de anime y de videojuegos y vendía las fotos. Si no las comprabas, siempre podías ver sus videos o sus transmisiones donde su diminuto pecho, en vez de ser una desventaja, atraía la atención de los tipos raros. Lo bueno en ella era el culo. Dios, si lo vieran como yo a diario. Esos pants se le ajustan de maravilla, pero son los shorts los que me permiten ver esos glúteos que forman un perfecto corazón.
Yo era uno de esos raros. La defendía cuando algún imbécil la insultaba o le llamaba “poser”, “otaku por moda”, “atention whore” o cualquier otro apelativo de niño sin cerebro. Donaba en sus streams y compraba sus fotos, las cuales estaban cada vez más subidos de tono.
-Hola, papi – un día me llamó – Mamá y yo estamos teniendo problemas. Ya sabes, porque me salí de la escuela y todo lo del modelaje, así que quisiera pedirte algo…
Su madre y yo nos habíamos separado, así que yo me había convertido en un papá de fin de semana, el cual se había diluido conforme crecía. Su madre era más estricta que yo, más cerrada. Era obvio que la reprendería al notar a su hija pavoneandose con poca ropa en transmisiones en vivo y se retrataba como personajes de videojuego con casi nada de ropa. La niña en algún momento se iba a hartar y buscaría otro hogar. Por suerte, por fin llegó ese día.
-Claro, hija. Puedes venir a vivir conmigo.
Pasó una semana en la que empacó sus cosas y finalmente instaló su computadora con luces en la habitación destinada para ella en mi pequeña casa de dos recamaras. Colocó toda la parafernalia, las luces rosadas y purpuras, los muñecos cabezones aun en sus cajas y demás estatuillas de personajes japoneses. Parecía más preocupada por eso que por guardar su ropa o demás artículos.
-¡Hola, amigos, ¿cómo están?! Aquí su amiga Ariel y hoy vamos a jugar Warzone. – escuché a través de su puerta – A ver si hoy subimos de rango… CarlosF69 donó cincuenta bits y dice…
Yo la miraba desde mi pantalla en mi habitación. Acababa de cerrar la puerta con llave y me saqué la verga para disfrutar el evento. Una cara bonita, ojos ligeramente rasgados, nariz respingada. Hacía el símbolo de la paz con ambas manos al tiempo que se pavoneaba como si quisiera ser tierna, adorable y hasta cierto punto sexy a la vez. Sólo vestía un top de tirantes. Sus pezones se marcaban.
-Así es, amigos. Estamos en un nuevo set el día de hoy. Es mi nuevo depa y creo que aquí podré hacer más cosas. Ya lo verán quienes estén suscritos a mi patron.
Sin soltarme la verga, escribí las letras “¿OF?” en el chat. Ella se tomó unos segundos en leerlas.
-Tal vez, Charlie70. Suena tentador…
Ella se concentró en el juego mientras el chat se volvía loco con peticiones y las implicaciones de verla en un servicio de venta de porno. Yo hice lo mismo. Me la jalé sin piedad hasta que me vine poco más de un minuto después. Las salpicaduras, antes llenas de culpabilidad, ahora eran testimonio de un futuro prometedor. Mis plegarias se habían cumplido. Ahora sólo quedaba esperar a que se animara.
-Papi, ¿me llevas a comprar ropa? – dijo al día siguiente, cuando regresé de trabajar.
Era imposible negarme, así que fuimos al centro comercial más lujoso de la ciudad. Estando ahí, rodeado de tiendas americanas de lujo, me pidió que la dejara sola y que nos viéramos en la zona de comida una hora después. Acepté y la vi dirigirse a la tienda de Calvin Klein, la cual estaba al lado de Victoria’s Secret. Me senté en una de las múltiples bacas y la vi ir de establecimiento en establecimiento con cada vez más bolsas. No le pregunté de dónde sacaba el dinero porque sabía exactamente cómo. Para ella no era un gasto, era una inversión. Revisé mi teléfono y mi verga no pudo evitar endurecerse al ver uno de sus tweets:
“Preparandome para el only… algo grande se acerca” escribió acompañado de una foto de su culo con unas bragas de encaje y sus pechos siendo cubiertos por sus manos.
Fui al baño, donde no sólo vi esa foto, sino todas las demás sugerentes que había subido en meses anteriores. Vacié mis huevos en el retrete y salí, aun insatisfecho y muy impaciente.
-Vamos, papá. Se hace tarde – dijo cuando por fin subimos mi auto de regreso. Fue en ese momento que su mamá me llamó por teléfono y yo, ya que no podía contestar, le pedí a mi hija que respondiera. Luego de unas palabras pasivo-agresivas, colgó la llamada. Como yo estaba al volante en una avenida, no puse atención a mi hija, pero ésta se quedó viendo algo en mi pantalla por unos segundos luego de acabar de hablar con su madre. Al llegar a casa, ella se bajó de inmediato y se fue a su habitación, con todas sus bolsas. Yo tomé mi celular y al desbloquearlo vi la foto del culo de mi hija.
Me quedé paralizado. Sudaba, incluso creí que me daría un infarto. Bajé del auto y me encaminé a la habitación de mi hija, pero me detuve en ese instante. Mi cuenta de twitter era una de las que más la apoyaban, incluso ella me respondía y seguía. No usaba mi propia foto y el seudónimo era el mismo que el que usaba en la plataforma de sus streams. Era obvio que me había reconocido.
Me senté en la sala con las manos en la cara lleno de vergüenza. Ahora mi hija sabía que era una pervertido, un patético seguidor de una chica sexy de internet. Un simp como decían los muchachos de hoy en día.
Fue entonces que me llegó un mensaje. No por whatsapp ni por sms, sino por twitter. Era un simple “ven”.
Me levanté y como poseído, caminé sin pensar en otra cosa. Abrí la puerta y lo vi oscuro, como si estuviera por hacer un stream, pero su PC estaba apagada. Sólo estaba ella, de pie en medio de la habitación, con su recién comprado conjunto de ropa interior de Calvin Klein. Por poco me quedo sin habla, pero me esforcé para hablar.
-Hija, yo…
Se llevó un dedo a los labios para pedirme que me calle.
-¿Te gusta mi outfit, Charlie70?
Quedé mudo. Ella se llevó los pulgares al resorte de aquellas bragas negras con blanco, lo estiró y lo soltó. Me miraba de una manera extraña, de una forma que pocas veces había visto en la vida real. Lo hacía con deseo.
-Hija…
-¿Crees que le guste a mis seguidores? ¿Crees que paguen por verme así?
Comenzó a girar lentamente. Se ponía de puntitas para que su culo se apreciara mejor. Mi pantalón comenzaba a lastimarme por contener mi verga dura.
-¿Cómo debo tomarme fotos? ¿Haciendo esto? – Se inclinó hacia adelante hasta tocar sus tobillos. Su culo era un perfecto corazón mirándome. La tela se introducía entre sus coquetas nalgas – ¿O haciendo esto? – Se arrodilló y me miró de frente con la boca abierta y con ojos inocentes y deseosos.
-Esa es mirada de puta – dije.
-Ya me dicen puta, papi, pero gano más que ellos. Mucho de ese dinero es de Charlie70 y siempre he querido darle las gracias.
No volvió a cerrar la boca. La mantuvo abierta, hacia mí.
-Hija…
-Cumple el sueño de los patrons y donadores, Charlie70. Hazlo por ellos.
No pude más. Me abrí el pantalón y me saqué la verga. Comencé a mover el prepucio de adelante hacia atrás. Aun tenía aroma a semen por haberme masturbado en el centro comercial. Ella, en vez de mostrar repulsión, reía de emoción y felicidad. Claro, sin cerrar la boca.
-Vamos papi, pónmela en la boca.
Sus ojos ligeramente rasgados, pero grandes, se cerraron en cuanto puse mi glande en su diminuta boca. Apenas podía con ella. Se la tragó hasta la mitad, pero igual hizo lo que pudo. Chupó y lamió cuanto pudo. Podía notar su inexperiencia, o mejor dicho su experiencia únicamente proveniente del porno. Eso sólo me indicaba que era virgen y mía.
-No vayas a ensuciar mi ropita nueva.
-Entonces será mejor quitártela – dije queriendo metérsela otra vez.
-No, papi. Quiero otra cosa.
Se puso de pie y en vez de quitarse el top, se quitó las bragas. Con la luz de neon purpura en su pared pude ver cómo brillaba sus líquidos transparentes en sus calzoncitos. El olor irresistible de su panochita me llegó de inmediato. Se puso de rodillas en su cama y se puso en cuatro, con el culo hacia mí. Era un corazón, lo juro. Dos nalgas perfectas que daban hacia un delgado y estrecho cuerpo. Sus piernas eran magnificas, pero ese culo, ¡Dios! Y me miraba directamente. Lo tenía hacia mí, listo para cualquier cosa. Me hubiese gustado tener más iluminación para ver aquel huequito chorreante, el mismo que me lanzaba aquel hermoso aroma a lubricación e inseminación.
-Todos quieren cogerme, papi. Algunos lo dejan implícito, otros creen que siendo amables les daré una oportunidad, pero hay quienes me dicen directamente cuantas veces se masturban viendo mis fotos y videos. Tienes la oportunidad de hacerlo, así que hazlo, no tengas piedad.
Mi verga se puso todavía más dura.
-Pero eres mi hija -dije tratando de conservar un poco de decencia.
-Tú eres Charlie70 y yo soy ArielGamebits. Tengo 18 años y me gusta Call of Duty y Final Fantasy. Hago Cosplay y leo manga.
La tomé de los glúteos y le apunté con mi verga. Apretada, pero por la humedad se abrió para mí.
-¡Ahhhhhh! – gruñó – ¡No sabía que era tan grande!
No dejé de empujar sino hasta llegar al fondo y aun cuando lo logré, no me detuve. Quería metérsela completa y no dejarla sin nada de mí. La quería poseer por completo y sólo así me podría sentir bien. Entonces hice un ultimo esfuerzo y ella gritó. Sus ojos desorbitados me confundían, ¿era placer o dolor? O tal vez era que ambas sensaciones trabajaban en equipo. Le saqué y le metí la verga de nuevo. Para saber qué era lo que le pasaba. Gimió con fuerza y después de la quinta vez jadeaba de placer cada vez que le metía y sacaba mi verga.
-¿Te gusta la vista? – dijo entre gemidos, apenas audible, pero aun queriendo provocar.
-Me gustaría más tenerte de frente, preciosa.
Se la metí por otro ratito antes de que se desprendiera de mí y se acostara en el borde de la cama con las piernas abiertas. Su carita deseosa, su lengua relamiéndose me hacían perder la cabeza. Le introduje un dedo, lo cual la hizo estremecerse. Se lo saqué luego de unos segundos y justo en ese momento le metí la verga en su ya rojita concha. Volvió a gritar, como si hubiese olvidado lo mucho que le gustaba que la cogiera. Antes de cerrar la boca, le introduje el dedo en la boca.
-Eso es, hermosa, disfruta de tus propios jugos.
Gemía mientras mamaba mi dedo, al ritmo de que la cogía una y otra vez. No dejé de hacerlo, lo hice a toda velocidad y con más fuerza, pero siempre haciendo pausas para disfrutar de sus suplicas.
-Más fuerte, papi… perdón, Charlie…
Su rostro se descomponía en placer. Abría mucho la boca, sus ojos se salían de sus orbitas y su cuello se estiraba para atrás. Su delgadez me encantaba, porque permitía ver cómo su espalda de curveaba hacia atrás gracias al placer. Su cadera, huesuda me dejaba ver como se abultaba su piel cada vez que le clavaba mi pene. Era himnotico, hermoso y yo no quería dejar de hacerlo. Sólo aumentaba mis ganas de cogerla con tanta fuerza como me fuese posible.
-Papi… me vengo…
Escuché sus gritos y gruñidos al tiempo que mojaba mi verga con lo que parecía orina. Sus brazos me rodearon y me llevaron hacia ella. Parecía que quería gritarme a la oreja al tiempo que yo sentía como mi verga se ponía aun más dura y se adueñaba de mí un instinto por llegar a lo más profundo. Era placer puro. Dios, no sé cuanto eyaculé en ella, pero seguía gritándome al oído cuando lo hice. Nos habíamos venido al mismo tiempo.
-Papi…
La besé antes de que terminara la frase. Mi verga seguía dando espasmos para soltar toda su carga. Había pasado mucho desde la ultima vez que eyaculé en una mujer. Mi puta esposa me había dejado y yo había tenido un par de novias, encuentros fugaces y algunas incluso por pago, pero siempre había usado condón o me había venido fuera. Esta vez, disfruté cada chorro suelto en su interior. Imaginaba mi leche combinándose con su lubricación. Los resultados podrían ser terribles, pero no me importó en lo más mínimo.
-Soy tu más grande fan, Ariel – le dije al oído.
Ella jadeaba, pero aun así rió.
Me levanté y vi su pequeño y adorable cuerpo sudado, con mi verga ensartada y sus pequeños pechos ocultos bajo aquel top de Calvin Klein. Lucía de verdad adorable y sexy. Y al sacarle la verga, pude ver cómo le chorreaba la abundante leche que hacía unos instantes había dejado en su interior.
-Rayos pa… ¿crees que pase algo? – dijo al sentir toda mi leche escurriendo. Se trató de limpiar, pero era demasiada.
Era mi hija y mi deber era tranquilizarla siempre.
-No lo creo, preciosa, pero si pasa algo sólo servirá para aumentar tus números.
La imaginé con unas grandes tetas llenas de leche. Mi verga se empezó a poner dura de nuevo.
-Está bien papi, creeré en ti. Pero tienes que irte, debo prepararme para el stream de hoy. Mañana me ayudas con las fotos, incluso puedes, tal vez, soltarme tu leche en la cara para los suscriptores premium, ¿qué te parece?
-jajajaja. Claro, hermosa, lo que quieras.
Esa noche durante su transmisión, no pude evitar jalármela pensando en que su coño seguía goteando leche mientras jugaba y hablaba con el chat. Su rostro, relajado y un poco pícaro, era la mejor evidencia de la presencia de un orgasmo reciente. Me seguí jalando el prepucio de arriba hacia abajo pensando en que, una vez terminada la transmisión, iría a su habitación y me la cogería, estuviera la cámara prendida todavía o no.
Excelente relato. Me ha endurecido la verga. Es fantástico.
Me encanto tu relato es lejos uno sino el mejor de los que he leido
Maravillosa historia, 10 de 10
Lindo sería que la cojiera mientras los demás la ven