Arturo y su nueva vida como padre soltero (10)
Un fin de semana junto a Rodolfo y los niños en una cabaña en el bosque… .
Tenía todo listo para esos 2 días completos con Rodolfo, en el último minuto la niñera de mis hijos es ingresada de urgencias en un hospital, no podía dejarlos con mi padre, demasiado trabajo para alguien ocupado, los llevaría conmigo. Pasé por Rodolfo, gracias a los vidrios polarizados no se veía hacia adentro que llevaba dos niños pequeños en sus sillas, nadie en el pueblo sabía de su existencia y así debía mantenerse.
– ¿Estos niños?
– Son mis hijos.
– ¿Por qué están aquí? ¿Por qué los trajiste?
– No pueden quedarse solos, Irán con nosotros.
– ….
Nos dirigimos a un pueblo cercano muy boscoso, pasariamos el fin de semana en una cabaña en medio del bosque para que nadie nos molestara.
Preparé algo para comer mientras nos instalabamos, en la sala había un sillón de tres cuerpos y a cada lado un sillón individual frente a la estufa con su televisor, saqué a mis hijos de que sillas y los senté en la alfombra junto con sus juguetes, debía cambiarles el pañal, puse a ambos en el sillón grande, Rodolfo de acercó al fuego y se sentó a observar que hacia.
– ¿Tienes que hacer eso ahora?
– Si, no pueden estar sucios.
– Me aburro.
– Enciende el televisor.
Vimos la tele los 4 juntos hasta que Alan se durmió y Amalia bostezaba, los tomé y puse a cada uno en los sillones individuales para que durmieran.
– No debiste traerlos, no me gustan los niños.
– Oye, ellos no te han hecho nada.
– Si, nos quitan el tiempo juntos.
Me tomó del cuello besándome y empujando mi cuerpo al sillón quedando sobre mí, se sentó en mi y movió sus caderas sobre mi pelvis más concretamente sobre mi pene que de a poco fue despertando.
– Íbamos a pasar 2 dias juntos, tienes que alimentarlos y limpiarlos, eso es menos tiempo para nosotros.
– Que ellos estén aquí no significa que no podamos divertirnos.
– Tenían una sorpresa para ti papito pero se arruinó.
– ¿Qué es?
Se puso de pie girando su cuerpo bajando su pantalón, levantando su cadera ví un hermoso corazón azul brillante entre sus nalgas, sin dudas era un butplug, me acerqué para quitarlo pero se negó obligándome a sentarme quitando mi ropa, de rodillas ante mi separó mis piernas lamiendo mis testículos, tomó mi pene con sus manos e introdujo un testículo en su boca, luego el otro observándome con esos ojos verdes tan seductores, veía mi reacción, yo solo crucé mis manos por detrás de mi cabeza y lo dejé hacer, movió sus manos acariciando mis muslos, lamió mi verga hasta llegar al glande, poco a poco solo usando su boca lo introdujo deteniéndose en la mitad para tomar más aire, sentí como su garganta era atravesada por mi verga, siguió hasta que sus labios se encontraron con mis escasos vellos púbicos, se la estaba tragando toda, sus ojos se llenaron de lágrimas, inmediatamente se la sacó tomando aire y volviendo a tragarla, lo detuve tomando su brazo y sentándolo sobre mi, puse mi mano sobre su espalda y lo acerque más, besé su boca y el acercó más su cadera con la mia, nuestros penes se tocaban. Se puso de pie dándome la espalda, movió sus caderas de forma muy provocativa, un pequeño baile erótico, era la primera vez que lo veía hacer algo así, movió su cuerpo frente a mi, de fondo solo se escuchaba el ruido de la leña, éramos iluminados solo por el fuego, separó un poco sus piernas, tomó sus nalgas con cada mano y haciendo fuerza el butplug salió de él cayendo al suelo, dió 2 pasos hacia atrás sin voltearse tomando mi dura verga con su mano, lo tomé de su cadera y de una vez lo penetré, su esfínter estaba dilatado y lubricado, se acomodó con movimientos circulares, íbamos a su ritmo, dejé que el se moviera a su gusto, comenzó a gemir, las gotas de su sudor se veian por su espalda y frente, se detuvo al ver que Amalia se había despertado y nos observaba.
– Para, se despertó.
– ¿Quién?
– Tu hija, nos está mirando, no podemos seguir.
– Alan, despierta bebé.
– ¿Qué haces? no lo despiertes.
– ¿Cómo crees que van a aprender a hacerlo? Tienen que verlo antes.
– ¿Eh?
– Están pequeños ahora, cuando crezcan lo harán.
– ¿Contigo?
– Claro.
Viendo como Amalia y ahora Alan nos observaban tomé a Rodolfo empujando lo hacía el sillón, lamí su ano provocando un gemido de el quien intentó que no fuera audible tapando su boca, tomé sus manos poniéndolas en su espalda, bese su frente, su nariz llegando a su boca, mi pene recorría toda su raja intentando entrar en él, lo puse en la entrada con la mano libre y moví mi cuerpo penetrandolo, solté sus manos y tomé sus piernas rodeando mi cuerpo, mi lengua se encontraba con la suya, recorría sus dientes, sus mejillas, besé su cuello mientras tocaba su pecho, pellizqué su pezón, salía de él y volvía a entrar completamente, ante sus gemidos y el ruido de nuestros cuerpos chocando mis hijos reían y aplaudían con sus pequeñas manos imitando el sonido que hacíamos Rodolfo y yo, separe mi torso de el tomándolo por sus muslos, lo bestia duro mientras el tapaba su cara la cual estaba roja al igual que sus hombros, sin salir de él me puse de pie girando mi cuerpo hacia el fuego, de pie seguí penetrandolo, sus piernas estaban en mis hombros, dí unos pasos hacia Alan para que viera más de cerca como lo hacia, mi verga entraba una y otra vez en Rodolfo, su pene en mi estómago estaba dejando hilos de su líquido, sus gemidos y los 4 ojos observandonos alumentaban mi morbo, me acerqué a Amalia repitiendo el acto, ella abrió sus negros ojos sorprendida y ante el sonido aplaudía y reía, volvimos al sillón, un poco cansado me senté dejando a Rodolfo el resto, su ritmo era demasiado lento y yo ya estaba por acabar, lo gire de espaldas a mi y con mis brazos rodeé su cintura embistiendolo más rápido hasta que acabé, me seguí moviendo mientras el tocaba su pene y se corrió en su panza, dejó caer su cuerpo sobre el mío, movió su cuello buscando mi boca y me besó, acaricié sus brazos y pecho, nos quedamos allí abrazandonos y basándonos frente al fuego.
Estuvimos unos 30 minutos recuperando el aliento y las energías. Mi pene seguía dentro de él.
– Vamos a ducharnos o duchate tu primero.
– No, no te muevas, quédate así – dijo susurrando.
– Tenemos que limpiarnos, esta oscureciendo, nos queda el resto del día y mañana.
– Shhh…
Nos quedamos abrazados por 10 minutos más hasta que el comienzo a moverse, tomó mis manos poniéndolas en sus pechos, toqué sus pezones mientras besaba su nuca, su cuello y sus orejas, se puso de pie apretando su ano para que no saliera nada y se puso en cuclillas frente a mi, mi pene estaba semierecto lo suficiente para penetrarlo, sin ningún movimiento mío él se acomodó, me besó en la boca acariciando mi cara, su lengua se entrelazaba con la mía, mordió mis labios, comenzó a cabalgar sobre mi, mi verga se endureció dentro de él, él notó el crecimiento disminuyendo la velocidad, apoyándose de mis hombros sus movimientos aumentaron, tomé sus nalgas sentandolo en mi violentamente, sosteniendo su peso con mis brazos lo embestí lento pero profundo, su pequeño pene estaba duro y baboso, comenzo a gemir y morderse sus labios para no hacer ruido, el ritmo de mis embestidas aumento, sus nalgas chocaban con mi pelvis ruidosamente, tomó su pene pasándolo por mi ombligo hasta que se corrió sobre mi, seguí penetrandolo duro hasta que acabe otra vez dentro de él.
Esa vez si tomamos una ducha, prepare algo de comer y mientras Rodolfo comía me tomé a mis hijos sentando los juntos, era la hora de la leche con vitaminas de papá, me ordeñe sobre ellos como cada noche, desde la cocina Rodolfo vió lo que hacia y con el plato en la mano aun comiendo se acercó y observó.
– Así se acostumbraran al sabor más rápido.
– Sí.
– ¿Hay para mi?
– Siempre pero tendrás que esperar un poco.
Les dí de comer a mis niños y los lleve a la cama donde dormirian más cómodos, cambié sus pañales y los hice dormir, volví a la sala con Rodolfo, esa noche lo hicimos 2 veces más, me contó que su madre apareció en el pueblo buscándolo, ella lo dió en adopción ya que era muy joven y no podía ocuparse de un niño, desde niña fue muy rebelde y su madre la llevaba con el nuevo cura del pueblo para disciplinarla, era un cura joven quien puso mucha atención en la niña, pasaron los años y terminó embaraza de él, cuando se enteró su madre no tuvo otra opción más que irse de su casa, hacia unos años se reencontró con el cura y se casaron, ahora eran una familia pero les faltaba su hijo.
– Legalmente Úrsula es mi madre pero ella no es una madre, nunca tuve padres no se que es tenerlos.
– Si ellos te están buscando y quieres ir con ellos deberías ir.
– Pero no te podría ver más, ¿y si son malos conmigo?
– Eso se puede resolver fácil, me llamarás si pasa algo raro y te iré a buscar.
– Gracias papito – dijo abrazándome.
Eran las 4AM cuando fuimos a la cama esta vez si a dormir, me desperté a las 6AM para revisar a Alan y Amalia, cambié sus pañales y volví a dormir, me desperté a eso de las 10AM pero Rodolfo no estaba en la cama, les dí un baño a mis hijos y los llevé a la cocina para que comieran algo, Rodolfo estaba desnudo comiendo dulces. Encendí la tele sentando a mis niños para darles de comer, cuando terminaron los deje viendo dibujos, me preparé algo mientras Rodolfo buscaba que más comer.
– Quiero cereal.
– Arriba, ¿puedes solo?
– Sí.
Se subió a una silla apoyando una rodilla en la mesada, se estiró sobre el estante alcanzando la caja de cereal, se quedó sentado sobre la mesada, me senté frente a el bebiendo café y observandolo.
– ¿Sabes que se pone sobre la mesa?
– ¿Qué?
– Comida.
Rápidamente tomé sus piernas arrastrandolo hacia mi, separé sus piernas besando sus nalgas, de la sorpresa comenzo a reír mientras comía, lamí su ano penetrandolo con la lengua, soltó la caja y apoyo su cuerpo con los codos y manos, humedecí mis dedos y lentamente fueron entrando en el, besé sus testículos subiendo hasta su pene, empuje hacia abajo su prepucio descubriendo su glande, mi lengua recorrió de forma circular esa rosada cabeza, poco a poco fue creciendo y endureciendose, comenzó a mover sus caderas, miré su cara, su boca estaba abierta gimiendo, sus ojos entrecerrados, introduje otro dedo en su esfínter, 3 dedos entraban y salían de el fácilmente, con sus manos tomó mi cabeza, sabía lo que venía y estaba preparado para ello, aumente la velocidad, su pene entero en mi boca convulsionó soltando su casi transparente semen, me trague hasta la última gota dejándolo limpio. Bajó de la mesada y se fue a vestir, limpie un poco la cocina y fuí a ver la tele quedandome dormido unos minutos, cuando desperté era mediodía, me puse a jugar con mis hijos un rato pero se veían cansados, los tome a ambos acostandolos sobre mi pecho intentando que se durmieron hasta que sentí a Alan chupando mi pezón, hambre no podía tener, seguramente extrañaba a su madre, Amalia lo imitó, Rolfolfo se sentó en el sillón observando.
– ¿No sientes nada?
– Nada, un poco de cosquillas tal vez.
– Yo siento cosquillas ricas y abajo también.
– Ven, siéntate.
Obedeció y se sentó junto a mi, puse a Amalia sobre su pecho y ella buscó su pezón chupandolo sobre la ropa, se levantó la playera y ella chupó directamente, eso debía continuar pero en la cama, Rodolfo se acostó en la cama y puse en cada pecho a mis niños, chupaban sus pezones y de vez en cuando algún diente se les escapaba, me senté en los pies de la cama observando esa apetecible escena, le quité el resto de la ropa a Rodolfo, su pene estaba duro y el mío también, me desnudé y busque el lubricante, introduje 2 dedos en su ano mientras lamia su líquido, comenzó a gemir, lubriqué mi verga y me prepare para penetrarlo, suavemente fui entrando en el, flexioné sus piernas acercándolo, mientras veía como mis hijos estaban prendidos de sus pezones, no quería hacer movimientos bruscos así que lo penetre lentamente, a Rodolfo le estaba gustando tanto que no duró mucho y acabo, tome a cada uno de mis hijos y los aparte, comencé a embestirlo más duro corriendome, salí de él observando como salía mi semen poco a poco, la leche de papá no debía der desperdiciada asi, los acerque a su ano pero no había reacción, tomé un poco de mi semen con los dedos y lo puse en sus bocas, lamieron sus labios esperando más, Amalia puso su boca en el ano de Rodolfo chupando mi leche hasta que no salió más, introduje un dedo para que saliera el resto, acerqué a Alan quien también chupo mi leche, Rodolfo se durmió y aproveché para bañar Alan y Amalia, los dejé desnudos sobre la cama mientras buscaba que ponerles, no lo pensé mucho y tomé un poco de lubricante introduciendo un dedo en cada ano, eso era lo máximo que podría hacer en ese momento, estube un tiempo así, besaba sus pequeños genitales y de a poco se me endureció la verga, Rodolfo se despertó y se sentó en la cama abriendo los ojos coño platos.
– Tranquilo solo es un dedo.
– Pero estas duro.
– Sí…
Se puso de pie buscando la pañalera para ellos, entendí el mensaje, los vestí poniéndolos en su cama junto con algunos juguetes, volví a la cama junto a Rodolfo, empuje su cuerpo cayendo en la cama, volteé su cuerpo quedando expuestas sus nalgas, bese su cuello bajando por su espalda llegando a sus nalgas, separe cada cachete besándolo, lamí su entrada ya conocida por mi lengua, aún queden restos de mi semen dentro, apoye mis puños en la cama y guiando mi cadera mi verga entró en él, el mismo separó sus nalgas para que la penetración fuera más profunda, flexionó sus piernas abriendolas y extendiendo sus brazos tomando el respaldo de la cama con sus manos, salí de él solo para observar como lo tenía a mi disposición, entregandome su cuerpo, su ano dilatado para mi, sus pequeñas bolas adornando su pene que chocaba con su abdomen, apoyando una rodilla en la cama y fexionando la otra pierna lo embestí, lo tomé de sus hombros conduciendo las embestidas, eran profundas, duras, el sudor bajando por cara, sus nalgas chocando con mi cuerpo sus gemidos y los míos, acabé pero seguí moviéndome lento, él también se había corrido. Nos dormimos un tiempo, me levanté para ducharme hasta que sentí unas manos que me abrazaban por detrás, era Rodolfo, nos bañamos juntos no sin antes hacerlo en la ducha, cuando terminamos ya eran las 5 de la tarde, a las 7 debíamos irnos, guarde nuestras cosas comimos algo, jugamos un rato, me ocupe de los niños y ya era la hora. De camino al pueblo había una estación de descanso con 2 camiones estacionados, Rodolfo quería ir al baño, mientras esperaba en el auto una persona puso un volante en mi parabrisas, no se veía bien pero decía «show de niños 20:00hs estación 5» ví la hora faltaban 4 minutos y estábamos en la estación 5, Rodolfo volvió al auto, mientras esperaba la hora llegaron 3 camiones, de una de las casetas salió una niña de unos 10 años luciendose muy provocativa de un lado a otro, luego salió otra niña y un niño, en total eran unos 10 niños de entre 6 y 14 años, ya había entendido cual era el «show».
CONTINUARÁ…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!