Arturo y su nueva vida como padre soltero (11)
Amalia y Alan cumplen 5 años y van a la playa junto con su padre y su abuelito… .
Pasaron unos 2 años, los cuales seguí entrenando a mis hijos, sus bocas eran pequeñas, solo entraba mi glande completo y poco más de 1cm de mi verga, sus anos recibían 2 dedos difícilmente y con mucha paciencia, aún no estaban listos pero cada noche eran alimentados con las vitaminas de la leche de su papá, incluso durante el día pedían por ella. Rodolfo seguía escapándose para verme en sus días libres y cada vez que salía del pueblo nos veíamos para un rapidito, el niño no había crecido demasiado, tal vez unos 10 cm, su cuerpo de veía igual que cuando lo conocí, un niño de baja estatura y regordete, sus padres volvieron a buscarlos pero por problemas legales no pudieron llevarlo con ellos.
A Úrsula le iba mal con su prostíbulo, le ofrecí mi ayuda para administrarlo y encargarme de la educación y vivienda de sus niños sin dejar de trabajar para ella pero solo un máximo de 4hs, dudó pero término aceptando. Cerca del lago construí casas para ellos, una plaza de comidas para los camioneros, una estación de descanso y habitaciones para que los niños trabajarán, contacté con el número del volante que dejaron en mi parabrisas en una estación de descanso cuando fui al bosque con Rodolfo y mis hijos, les ofrecí trabajar para mi con un pago fijo sin importar el número de clientes que atendieran en una noche, tendrán casa, comida, educación y atención médica. Así tendría más control de los horarios de Rofolfo, lo veía cuando quería siempre fuera del pueblo o de ese lugar.
Pronto Alan y Amalia cumplirían 5 años, junto con mi padre decidimos ir los 4 a la playa y pasar el fin de semana allí, comenzaba la primavera y no podríamos meternos al agua pero podríamos mojarnos los pies y caminar por la arena.
Llegamos dejamos nuestras cosas en la casa de la playa y fuimos ver el mar, ya había llevado a mis niños pero eran muy pequeños para tener recuerdos de eso, pasamos un tiempo en la arena recogiendo piedras y caracolas, al volver preparamos el pastel con las velitas, cantamos el feliz cumpleaños y soplaron las velitas, junto con mi padre nos pusimos a beber y ellos veían películas, mi padre se durmió sentado en el sillón un poco ebrio, él ya era un hombre mayor y eso que nunca volvió a tener una mujer después de enviudar siempre me dejó pensando. Llamé a mis hijos para que limpiaran sus traseros, ya habían aprendido a hacerse enemas uno a otro.
– Papi ya terminamos.
– Vengan, ¿Quieren probar la leche llena de vitaminas del abuelito?
– ¡Sí!
– Busquen su inyección (pene) pero no lo despierten.
Juntos bajaron cuidadosamente su pantalón, su inyección era corto pero gordo, no cabía en sus bocas, lamieron toda su extensión uno de cada lado moviendo sus manos hacia arriba y hacia abajo, bajaron todo su prepucio sosteniéndolo y descubriendo el gran glande rojizo, ya estaba duro, Alan lamió las gotas de su líquido preseminal, Amalia lo imitó, intentaban que esa cabeza entrara en sus bocas pero era muy grande, liberé mi verga, semierecta y comencé a masturbarme ante esa morbosa escena, mis dos pequeños mamando la verga de mi padre, poco a poco apuntaba al techo de lo duroque estaba, mis dos retoños seguían prendidos de la verga de su abuelo a punto de explotar, dejé de masturbarme ya que no acabaría allí, aumentaron el ritmo de sus lamidas hasta que esa gorda verga se corrió, chorros de leche salieron de ella, salpicando sus caras, escurriendose por sus peludos testiculos y cayendo en la piernas de mi padre.
– Ahora es hora de limpiar.
Con sus expertas lenguas limpiaron cada gota de semen sin dejar rastros de lo ocurrido, subieron su pantalón y se pusieron de pie, tomé a ambos en cada mano y con mi verga parada y fuera de mi pantalón caminamos hacia la habitación, dejé la puerta semiabierta y me acosté en la cama desnudadome, ellos hicieron lo mismo, estaba en el centro de la cama recostado sobre las almohadas y el respaldo,
Amalia tragó mi verga hasta la mitad, tomé a Alan sentándolo en mi estómago besándolo y acariciandolo, le hice chupar dos de mis dedos jugando con su lengua, tome algo de su saliva y los acerqué a su entrada, levantó más su cadera para facilitar el trabajo, lo giré ubicándolo para hacer un 69 y ayudar a su hermana, pero tomó la cabeza de ella empujando hacia abajo y haciendo que mi verga avanzara más allá de la mitad, sentí las arcadas de mi hija en el glande, una hermosa sensación, pasé mi brazo por su cintura acercando más su culo a mi cara, lamí su entrada recorriendo cada centímetro, besando cada nalga, separándolas y observando ese rosado ano, mis dedos entraron en el junto con mi lengua, Alan ayudó a su hermana con su tarea lamiendo el resto que no entraba en la boca de ella, levanté la vista y ví a mi padre que había abierto la puerta, dió un paso hacia adentro cerrandola.
– ¡¿Qué haces?!
– No necesita explicación, es obvio.
– ¡Son niños!
– No somos niños abuelitos, hoy cumplimos años.
– Papá nos dará un regalo especial.
Amalia se acercó a su abuelo tomándolo de la mano y dirigiendolo a la cama. Alan tenía 2 de mis dedos dentro, agregué otro dedo dejando que se acostumbre, en todos esos años ese era el límite 3 dedos, sacándolos lubrique su entrada y la punta de mis dedos, lo senté en cuclillas sobre mi y con 2 dedos de cada mano fue abriendo su esfínter, lo acosté sobre su espalda lubricando toda mi verga y su ano, lentamente presioné su entrada con mi glande, poco a poco se fué abriendo paso, hasta la mitad resistió bien.
– Papito me duele, yaa sacalo.
– Resiste un poco más, ya casi entra toda.
De una sola embestida entró completamente quedándome estático para que se acostumbre a ese tamaño, su esfínter estaba muy apretado y con espasmos intentaba exolusar al intruso, sus ojos se llenaron de lágrimas, lo calmé besándolo y acariciandolo; Amalia sentó a mi padre y ella se arrodilló entre sus piernas.
– Cuando estabas durmiendo ellos dos te ordeñaron y te dejaron limpio.
– ¿Qué?
– Si, ellos bebieron sus vitaminas para crecer fuertes…
– Pensé que había tenido un sueño húmedo… mi ropa estaba limpia…
– Ellos han aprendido muy bien…
Mi niña bajó su pantalón exponiendo un flácido pene, lamió el glande y lo introdujo en su boca, mi padre gimió de gusto, tomó la cabeza de Amalia y comenzó a embestirla, su gorda verga comenzó crecer en su boca hasta que no pudo mantenerla dentro, se limitó a lamerla; le alcancé el lubricante mientras comencé a moverme dentro de mi hijo, ya se había acostumbrado y no se quejaba, mis embestidas eran lentas y cortas; su verga ya estaba dura, se quitó el resto de la ropa y Amalia se acostó separando sus nalgas, su abuelo lubricó sus dedos y el ano de ella, introdujo un dedo y ella lo alentó a que introdujera otro, así lo hizo hasta los 3 dedos, iba por el 4° y le advertí que fuera cuidadoso ya que era la primera vez.
– Será mejor que sigas con él, ya esta bastante dilatado.
Intercambiamos lugares y tome a Amalia, era la primera vez con una verga, ese era el regalo de cumpleaños que les daría; él fue cuidadoso usando mucho lubricante, se acercó a entrada de Alan y poco a poco lo penetró, pegó su pecho al de él y lo abrazo fuerte resistiendo el dolor, su verga era corta pero ancha; lubriqué aún más el ano de ella, con 4 dedos dentro y casi sin quejas, embestí a mi niña lentamente, no pude avanzar más y allí me quedé, besé toda su cara para que se relajara un poco, su esfínter se aflojó y la embestí más profundamente pero sin aumentar la velocidad, besaba su boca lentamente, nuestras lenguas jugaban dentro, ella acariciaba mi espalda, poco a poco se relajo más y aumenté mi ritmo, separe mi boca de la suya y tomándola de sus nalgas las separé viendo como entraba mi verga en su ya no virgen ano, sus pequeñas nalgas chocaban con mi pelvis, mis gemidos aumentaron; Alan separaba sus nalgas intentando abrir más su ano para reducir el dolor, mi padre lo tomó de su cadera empujandolo con sus brazos a la vez que lo embestia, salió de él poniéndolo en 4, se arrodilló y beso cada nalga; estaba a 1000 viendo como mi padre se cogía a mi niño y yo dándole duro a mi niña, giré su cuerpo y quedó viendo hacia la puerta, volviendo a lubricar su ano la penetre mientras observaba como su abuelo penetraba a su hermano, la embestí más duro provocando que pegara su espalda a mi pecho girando su cara para besarnos, en la habitación se escuchaban gemidos, los choques de nuestras embestidas, respiraciones entrecortadas era como la mejor canción que había escuchado en mucho tiempo, me faltaba poco así que me puse de pie tomando a mi hija de frente con sus piernas sosteniendola con los brazos y con ambas manos en su espalda baja de un par de embestidas me corrí, mi verga convulsionó dentro hasta que perdió tamaño y la quité, le dí un par de besos y la lleve al baño para limpiarla, la senté en el inodoro para que saliera toda mi leche, desde allí oía los gemidos de mi padre y las embestidas que le estaba dando a mi hijo, Amalia estaba casi roja de la fuerza que estaba haciendo para expulsar todo, tuve que ayudarla con mis dedos, poco a poco mi semen salió, volví a la habitación y busque un ungüento especial para esa ocasión y lo puse por dentro y por fuera, la vestí y con un par de besos lo puse a dormir; volviendo con mi hijo y mi padre observé como iba todo.
– ¿Qué te parece el culo de tu nieto papá?
– Eees es una…delicia…aaaahh…apretadooo…
Siguió embistiendolo más lento pero más profundo y duro hasta que se corrió, chorros blancos salieron de él, se desplomó agotado en la cama, tomé a mi niño llevándolo el baño.
– Papi… ¿Esta bien hacerlo con el abuelo? dijiste que nadie debe saber que nos das tus vitaminas.
– Somos una familia Alan, el abuelo esta viejito y solo, es bueno darle felicidad a veces. ¿Te gustó el regalo?
– ¡Si! me dolió pero al principio, ahora soy un niño grande.
– Está bien estoy muy feliz entonces, tu hermana ya está durmiendo, después de limpiarte pondré un ungüento para que duermas cómodo.
Lo lleve a la habitación con su hermana poniéndole el ungüento, besé su frente y salí de allí.
Después de ducharnos comimos algo ligero y hablamos junto a la estufa, era primavera pero el clima era fresado sobretodo en las noches.
– ¿Desde cuando lo haces?
– Con mucha paciencia antes que cumplieran el año ya los tocaba y les dí leche cada noche.
– Espero no haberle hecho mucho daño a Alan…
– Ya me ocupé de eso pero probablemente mañana estén adoloridos.
Al otro día desperté temprano, llevé a mis niños a la cama de mi habitación, volví a ponerles el ungüento viendo que no habían daños considerables más que inflamación y rojez, los dejé viendo películas, preparé su desayuno y me puse a ver con ellos, así pasariamos el domingo. Todo el día me ocupe junto con mi padre de ellos, por el dolor no querían caminar, no soportaban demasiado tiempo de pie.
De camino al pueblo hablamos de los problemas de Úrsula, la nueva estación de camioneros, de Rodolfo, supo de mis planes y quizo conocer al niño.
En poco tiempo luego de unos meses mi padre frecuentaba mucho la estación, había conocido a todos los niños.
Se acercaba su cumpleaños y debíamos pensar que regalarle junto con mis hijos, iríamos a las tiendas de la ciudad, recorrimos muchas las tiendas pero no encontraba nada adecuado, era mediodía y estábamos con hambre, comimos en una casa de comida rápida, Amalia quiso ir al baño sola mientras Alan y yo íbamos al baño de hombres, ya en el auto Amalia se sentó flexionando sus piernas y apoyando sus pies dejando ver su ropa interior ya que estaba con falda, se me iluminó la lamparita.
– Amalia ¿te limpiaste bien?
– Si papito mira – dijo haciendo a un lado su ropa interior.
– Ahí está el regalo para el abuelito…
CONTINUARÁ…
hola mi estimado q ricura, ya era hora que involucraras al abuelo solo que me hubiera gustado saber todo lo que hizo el abuelo con rodolfito y los demas nenes espero que la próxima nos regales mas del abuelo junto con su hijo, salu2
Adoré esta historia. Me puso la polla redura, imaginándome con mi familia así en un futuro. Me gustaría ver contacto entre el padre y el abuelo, además de añadir a todos los demás nenes. Excelente redacción. Saludos 😄
Ufff siii eso debe ser delicioso una familia tan hermosa
Mi estimado una de las mejores historias adoro como los nenes van pidiendo mas y creciendo muy bien con su ración diaria de verga y leche, quiero unos nenes asi.