Ayudando a mi hijo Pt3
Una madre ayuda a su hijo con un problema que pasa a mayores. Pt2 https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/incestos-en-familia/ayudando-a-mi-hijo-pt2/ .
Ya de vuelta a casa, por la noche le mandé a la ducha y cuando terminó de lavarse, le dije, bastante nerviosa por la situación:
-Bueno, vamos a hacer los ejercicios.Me puse a echarle el gel por su pene, pero notaba que no acababa de ponerse bien duro como me había dicho la pediatra, diciéndome él:
– Tendrás que hacer lo que hizo la pediatra, enseñarme las tetas..
– ¿Pero qué dices? Si soy tu madre. ¿Es que yo te excito?.- Mi hijo hizo un gesto sin contestar y como eso seguía sin empalmarse bien, tuve que hacer muy a mi pesar lo que hizo la pediatra, para poder seguir bien con los ejercicios. Me bajé la camiseta enseñándole mis pechos, dejándolos al aire, quedándose mi hijo mirándolos con la boca abierta:.
– Mamá, son más grandes que los de la pediatra..
– Como tu padre me vea haciéndote esto me mata. Ni se te ocurra decirle nada. (No me había atrevido a contárselo a mi marido por miedo a que no lo entendiera o le pareciera mal y como él llegaba bastante tarde a casa, tampoco tenía porqué enterarse)..
– No mamá, no le digo nada.
Empecé a notar yo, que enseñarle mis pechos había hecho efecto, porque su pene se puso muy duro apuntando hacia el techo y ya pude tirar de su piel hacia atrás, ayudada del gel con mi mano, moviéndolo hacia adelante y atrás, dejándome llevar por la excitación de ver su precioso glande brillante por el gel con un aspecto de lo más delicioso, dándome ganas de yo que sé, y haciéndoselo cada vez más rápido, hasta que noto como su semen sale disparado hacia mis pechos, manchándome toda, viendo la cara de satisfacción que había puesto mi hijo.
– Perdona, que te lo he hecho demasiado deprisa y ha pasado esto..
– Da igual, mamá. Me ha gustado mucho..
– Claro, ya lo sé, sinvergüenza, pero hay que hacerlo bien para que te cures.
Durante los siguientes días seguimos con los ejercicios, y las veces que acababa corriéndose en la ducha antes de tiempo, iba por la noche a su cama para hacérselo otra vez, para que fuera más efectivo. Y cuando llevaba un tiempo haciéndoselo sin que llegara a correrse, el me pedía que acabara rápido para que se pudiera correr y dormir mejor, así que de esta forma, me había convertido en una masturbadora de mi propio hijo, acabando yo también con el coño todo empapado por la excitación, teniendo yo que masturbarme en mi cama, las noches que no follaba con mi marido, aunque tengo que reconocer que en alguna ocasión, en la intimidad de su habitación, no había podido evitar la tentación de llevármela a la boca y saborear esa delicia de glande que se le ponía. Entonces era la locura total y mientras se lo hacía, con la otra mano me iba tocando el coño para masturbarme porque no me aguantaba más.
Mi hija pequeña, tres años menor que su hermano, no tardó en interesarse por lo que hacía yo en el baño con su hermano tanto tiempo y una vez entró a curiosear y me vio allí, con la polla de su hermano en mi mano, moviéndosela arriba y abajo, preguntándome:.
– ¿Mamá, por qué le haces eso?.
– Para que tu hermano se cure de un problema que tiene aquí y me dijo la pediatra que se lo hiciera así..
– Hala, que gracia, que grande se le ha puesto..
– Anda, niña, no seas descarada, no deberías estar viendo esto..
– ¿Por qué?.
– Porque eres muy pequeña para ver estas cosas, y aunque sea tu hermano, no está bien..
– Bueno, pero déjame verlo, que me gusta ver como lo haces..
– Claro, menuda pilla me has salido. Vas a aprender tú mucho..
- – Jajajaja (riéndose mi hija, como sabiendo que estaba viendo algo que no debía). Y continuando:.
– Mamá, ¿puedo hacérselo yo?.
– Nooo, que cosas dices, bastante es que te dejo mirar..
– Bueno, pero si te cansas, me lo dices.
En ese momento me llaman al teléfono y tengo que interrumpir los masajes a mi hijo y como no quería que se le bajara, no sé por qué se me ocurrió decirle a su hermana:.
– Anda, házselo tú un poco mientras hablo por teléfono. Y veo a mi hija muy decidida, agarrar el pene de su hermano y empezar a movérselo con un buen ritmo, teniéndola que decir yo:.
– Despacio, hija, más despacio..
– Ah, vale, ¿así, mamá?.
– Sí, así, muy bien. (Mientras hablaba por teléfono, precisamente con mi amiga, que me preguntaba cómo iba la cosa y se moría de risa al decirla yo, que ahora se lo estaba haciendo su hermana mientras hablaba por teléfono con ella). En ese momento oigo decirle a mi hijo a su hermana:.
– Mamá me enseña las tetas para que no se me baje, pero como tú no las tienes, tienes que enseñarme la rajita. Mi hija se quedó mirándome y sin darme tiempo a decir nada, se bajó las bragas, dejando a la vista de su hermano toda la vagina abriéndosela ligeramente con la otra mano.
Y ya tuve que colgar a mi amiga el teléfono, porque me daba miedo ver cómo podía acabar eso..
– A ver, hija, ¿cómo eres tan desvergonzada, porqué le enseñas eso a tu hermano?.
– Tú también le enseñas las tetas, ¿no?.
– Sí tienes razón, no debería haberte dejado que le hicieras esto a tu hermano.Interviniendo mi hijo:.
– Déjala acabar, mamá, que ya me falta poco..
– Bueno, venga, acaba rápido. (Diciéndola al oído su hermano).
– Házmelo más rápido. Y al poco tiempo de acelerar los movimientos de su mano, mi hijo acabó corriéndose, sorprendiendo a su hermana:.
– Mamaaa, ¿qué es eso? Parece como leche..
– Sí, hija, eso es porque le has dado mucho gusto y los hombres echan eso..
– Es muy pegajosa. Se me queda pegada en los dedos..
– Sí, no toques eso, cochina, vete a limpiarte.
En mi cabeza me preguntaba, como habíamos llegado a esto, y como yo había permitido que mi hija pequeña masturbara a su hermano delante de mí, y ya no sabía lo que iba a pasar de ahora en adelante…..
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