Bajo remordimientos (Edición 2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por tatutyta.
Los tíos de Samantha, llegaron un lunes a la casa de la playa para celebrar el cumpleaños del pequeño Junior.
Y mientras esperaban a que llegara la noche, Samantha se puso a ver la puesta de sol con su primo.
-¿Cuándo fue la última vez que viste algo así de hermoso? -preguntó Samantha.
-La primera vez que te vi -respondió Eric-.
Tus ojos eran tan hermosos como esta puesta de sol.
Samantha quedó encantada con aquel alago y se aseguró de que no viniera nadie para ceder a la tentación de inclinarse hacia adelante y darle un beso.
-Deberíamos acostarnos -le propuso el.
-Somos primos… -dijo Samantha
-Ya nos hemos besado -dijo el-.
¿Qué importa ir más allá si nadie se enterar?
Samantha lo volvió a besar, esta vez el beso duró más tiempo.
Luego se detuvo.
-Anda… -insistió el.
Ella asintió y se levantaron de la arena.
Subieron a la casa que podía verse desde la playa.
Entraron con cautela, aunque no evitaron hacer ruido con la escalera de madera para llegar a la terraza.
Allí solo se toparon con la tía de Samantha (Madre de Eric), quien levantó los ojos de su laptop para ver quien estaba allí, y los vio a los dos de pié cerca de la siguiente escalera.
Ninguno se saludó.
Eric y Samantha siguieron avanzando cuando los dejó de ver.
No se toparon con nadie más en el camino.
Al terminar de subir las segundas escaleras, llegaron a la terraza acondicionada, estaba fría, sola e impecable.
El piso era de madera oscura y brillante, había una mesita con una hermosa lámpara a cada extremo de un sofá frente a enormes ventanales.
El sofá estaba lleno de suaves cojines de algodón y cubierto con mantas en los asientos laterales.
Se veía cómodo para tener sexo, pero con tanta gente en aquel lugar, ahí habrían estado sumamente expuestos a que alguien los viera.
Se metieron por uno de los pasillos alfombrados que daban a los dormitorios.
Eric abrió una puerta y estaba vacía, pero era la habitación donde dormía Samantha con toda la rama de su familia.
Haciendo más probable que en cualquier momento pudiera entrar, Junior, su madre, o su padre.
Samantha tomo a Eric de la mano y al mirarlo le dijo no sin decir una palabra.
Él se desilusionó al suponer lo que significaba aquel no, pero sus esperanzas de placer retornaron cuando Samantha tiró de él por la mano aunque fuera en dirección contraria a la cama.
En el pasillo solo estaban ellos dos, pero Samantha sabía que alguien podía asomarse pronto y en ese punto ya no quería que los vieran juntos.
Samantha se fue al final del pasillo y arrastró a un lado una puerta de madera, entró al closet, prendió la luz y llamó a Eric con la mano.
El corrió en silencio y la ayudó a cerrar la puerta desde adentro.
-¡oh Dios mío! -dijo ella en silencio tomando a Eric por la nuca para besarlo y comenzar a saciar su sed.
Eric la correspondió tocando su parte trasera y en menos de un minuto Samantha sintió su miembro duro y recto chocando con su vientre.
Ella se apartó para disfrutarlo, pero tenían poco espacio y su espalda chocó con la pared, sin embargo, deslizándola se pudo agachar con facilidad y le bajo a Eric el short de baño para comer su sexo.
Lo hizo hasta que él tomó la mano de Samantha que estaba apoyada en su cadera y tiro de ella como señal para que se levantara, ella obedeció levantando la pierna cuando Eric la tomó por debajo.
Él se agachó y Provo su entrepierna, aunque no tardo tanto como ella había gozado de él, porque tenía ansias de penetrarla.
Cuando se levantó el le susurró al oído con algo de nervios, porque sabía que era virgen:
-Usemos un condón.
-No tengo ninguno – le dijo ella, pero al buscar en la primera gaveta del closet en el que estaban el encontró unos por suerte.
-Sin condón -propuso él besándola, ella tiró el condón al suelo y tocó su pene mientras levantaba una de sus piernas para que entrara con mayor comodidad y luego sucedió.
Él fue despacio pero con firmeza sin tener claro lo que ella sentía, pues Samantha había abierto la boca y aguantó la respiración mientras se aferraba fuertemente a uno de los gabinetes con una mano y con la otra aferraba a la mano de Eric que tenía en sus nalgas.
Ella emitió un quejido fuerte que podía escucharse afuera, pero no había nadie, además, con lo que estaba sintiendo no le importaba si un familiar aparecía de repente al abrir la puerta, y él no pensaba detenerse hasta que llegara el momento para correrse fuera de ella.
Samantha emitió otro sonido, esta vez menos fuerte, luego otro y otro a medida que el ritmo sé fue acelerando, ella lo intentaba besar, pero el placer se lo impedía, solo jadeaba al igual que él, lo que hacía que la temperatura subiera rápidamente.
-¡Ya… para… para…! -Le decía ella con los pechos duros porque contemplaba que se acercaba el momento-.
¡Para, no, NO…!
Pero ni él ni ella lo pudieron controlar y aferrados fuertemente el uno al otro Eric se corrió dentro de ella generando un placer indescriptible que no pudo gozar plenamente por darse cuenta del error que habían cometido.
Sin embargo, la angustia se profundizó cuando de repente se abrió la puerta y apareció Junior, el hermano menor de Samantha, quien cumplía 5 años ese día.
-¡Le diré a mamá que están desnudos! -dijo Junior.
Samantha se alarmó y salió del closet para detener a su hermano, pero se tropezó con las piernas de su tía quien la miraba asqueada.
Cuando el corazón de Samantha se aceleró con fuerzas, los jadeos comenzaron a surgir por la adrenalina que empezaba a correr por su sangre, por el miedo a lo que pudiera ocurrir.
El pensamiento que rondó con más alarma por su mente fue el de haber causado el inicio de la ruptura familiar.
Samantha se mareó y vio venir la oscuridad, pero no paró de sentir los jadeos, ni el latir del corazón con fuerzas.
Un segundo después abrió sus ojos en medio de su cama, sudada y aun jadeando por la pesadilla.
La noche no dejaba ver mucho, pero pudo contemplar que toda su familia estaba dormida a su alrededor.
Su madre y su padre dormían en la cama frente a ella.
Junior dormía en el suelo.
Al girarse, vio a Eric bajo la cobija que compartían sumido en un sueño profundo.
De su pene aún goteaba algo de semen, pero el pene no estaba excitado.
Samanta estaba mojada, pero solo se subió el pantalón de la piyama, para luego tratar de reconciliar el sueño
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