Balbi y Cris. Los dos amores de mi vida.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por apatino.
Esto es algo que nunca he contado a nadie y lo voy a contar ahora después de cuarenta años.
En los años setenta tenía yo veintitantos años (ya veis lo viejo que soy ahora).
Mis padres tenían una pequeña finca en Ávila donde pasábamos los veranos y algunos fines de semana.
Yo crecí en parte allí y guardo muy buenos recuerdos.
Pero hay uno en especial que me dejó muy marcado.
La finca tenía un casón muy grande, en donde habían vivido varias generaciones de mi familia.
Estaba cerca de un pueblo muy pequeño y la casa era atendida por gente del pueblo que eran contratados para diversas labores.
También había unos guardeses que vivían en una pequeña casa junto a la grande.
Era un matrimonio, con su hija, Balbina (vamos a llamarla así aquí) que tenía unos diez años más que yo.
Balbi siempre me cuidó y fue mi amiga a pesar de la diferencia de edad.
Jugábamos mucho juntos y nos bañábamos en el rio en verano.
Yo recuerdo que mis primera erecciones fueron con ella porque me gustaba muchísimo, y ella lo sabía.
Un verano, teniendo ella como 22 años y yo 12, estábamos en el rio, cogiendo cangrejos.
Ella estaba frente a mí y llevaba una falda no muy corta.
Estaba agachada en cuclillas y me fijé en sus piernas.
Balbi casi nunca llevaba bragas (como en muchos pueblos las niñas entonces) y le había visto incluso medio desnuda a veces, pero ese día al ver su coño con pelos fue distinto y me empalmé enseguida.
Ella se dio cuenta y me dijo riendo "Eh, que miras tanto?" y se levantó.
Yo puse cara de poker y dije "Nada".
Ella vino hacia mí y me dijo "Si, ya, si hasta se te ha puesto la polla dura" y se reía mientras me agarró la polla para demostrarlo.
Luego me soltó y me dijo "Pues no, Carlitos, este chochito es para mi novio, así que ná de ná"
Ella siempre me llamó Carlitos y en ese momento es como si me hubiera clavado una puñalada.
Me acababa de enterar de que Balbi tenía novio.
Eso solo podía significar que se casaría y ya no la vería más.
Me puse muy triste.
Efectivamente ese invierno se casó y se fueron a vivir a Barcelona, él como obrero de la construcción y ella como asistenta.
Yo supe muy poco de ella aunque de vez en cuando nos escribíamos.
Me enteré de que tuvo una hija y que me mudaron varias veces de ciudad.
Nada más.
Yo la echaba mucho de menos.
Un día, después de diez años de irse Balbi, mis padres me dijeron que les había escrito a ellos.
A parecer, el marido había muerto en una obra hacía dos años y ella había intentado sobrevivir con su hija allí, pero lo único que hacía era sobrevivir, por lo que les pedía que, si era posible, poder volver a la finca como guardesa, ya que sabía que sus padres querían dejarlo porque eran muy mayores para eso.
Mis padres, en seguida le dijeron que si, que era como de la familia y que por supuesto que podía venir.
A mi casi me da un vuelco el corazón al enterarme y me sentía como si me hubiera tocado la lotería.
Yo me hacía a la idea de cómo estaría Balbi, yo tenía 25 años por lo que ella tendría unos 35 y una hija de unos 10.
Quería ir a la finca ya y verla enseguida.
Al parecer se vino en un par de semanas desde Barcelona y se había instalado con sus padres que en unos días se iban a volver a su casa del pueblo, dejando la casita para Balbi y su hija.
Por fin llegó la ocasión y fui un fin de semana a la finca con mis padres.
Al llegar nos recibió ella.
Estaba como siempre, pero mucho más guapa y más mujer.
Enseguida saludo a mis padres y a mí me dio un beso y decía "Pero Carlitos, como te has puesto, si eres ya un hombre hecho y derecho.
perdón, señorito Carlos" lo dijo mirando a mis padres como arrepintiéndose de esas confianzas que no eran normales en el personal de servicio.
Yo dije "Balbi, tonta, a mi sigue llamándome Carlitos, yo siempre seré tu Carlitos".
Me puse un poco colorado porque sonó a enamorado un poco cursi.
Ella enseguida dijo que estaba todo preparado y que en seguida subirían las maletas.
Dándose la vuela grito "Crís, ven a ayudar".
Y apareció una niña rubita preciosa, su hija, con cara de espabilada que saludó a mis padres presentándose y a mí me dio un beso en la mejilla "¿Tu eres Carlitos?" Me preguntó "Shhh, señorito Carlos" le reprendió su madre.
Yo dije "Déjala mujer, que me llame así" Y Cris se rio y casi percibí que me guiñaba un ojo.
Fue un fin de semana maravilloso.
Por fin estábamos juntos otra vez.
Yo no perdí ocasión de estar con ella.
Me contó cómo había sido su vida allí, muy dura, pero que había sobrevivido por Cris.
Su marido había sido un buen hombre aunque un poco dado al alcohol, lo que le costó la vida, como muchos accidentes.
Mientras hablábamos cada vez estaba más contento de que hubiera vuelto y me gustaba más.
recordábamos viejos tiempos y nos reíamos, pero ahora era distinto.
Éramos ya un hombre y una mujer y estaba claro que yo quería disfrutar de su cuerpo y, seguramente, ella del mio, pues no hacía nada más que decirme que estaba muy guapo y cachas, que la chicas se debían volver locas por mí.
También andaba siempre jugando por ahí, Cris.
A mi entonces no es que me gustaran especialmente las niñas, pero esta era imposible que no gustara.
Una niña en un cuerpo casi de mujer, con una sonrisa pícara que te producía un hormigueo interior.
Pasó el fin de semana y yo estaba loco por volver.
Nos habíamos despedido y ella me dijo "Ven, pronto".
Me gustó mucho y me dio esperanzas.
Al poco tiempo, surgió la ocasión.
Mis padres tenían que marcharse a una boda a Argentina y yo me quedaría solo durante quince días.
Llamé a Balbi y le dije que preparara la casa porque el viernes, en cuanto saliera del trabajo, me iba para allá.
Se alegró y me dijo que lo dejaría todo preparado pero que ella no estaría, que tenía que estar la noche del viernes en el pueblo porque venían unos familiares, pero que el sábado temprano estaría para preparar el desayuno.
Yo me decepcioné un poco pero pensé que de todas formas tenía el fin de semana casi entero y me animé
Llego el viernes y efectivamente fui a la finca.
No estaba Balbi ni Cris.
Me puse cómodo y cogí un libro antes de irme a la cama, pero no me concentraba porque una idea me rondaba la cabeza.
Sabía que la casita estaba sola y que allí estaban sus cosas, su ropa.
He de decir que yo ya entonces era muy fetichista y no perdía ocasión de pillar una buenas bragas.
No pude resistir, aunque me parecía mal invadir su intimidad, y entré en la casita.
Olía a hogar a pesar de que llevaban poco tiempo, Eché un vistazo y mire los armarios, cosas sin importancia especial, una foto del marido (bastante feo, para mi gusto), y sus zapatos.
También era fetichista de pies femeninos y me gustaba oler a una mujer en general, sin tanto perfume.
Olía todo de maravilla.
Busqué el cesto de la ropa y "voilá", algunas bragas junto a otra ropa.
Cogí dos y me di cuenta de que una era de Balbi claramente y la otra de Cris, sin duda.
Aspiré profundamente las dos y no supe decir cual me gustaba más, lo que si es que me puse a cien y tenía que pajearme con aquellas bragas.
Me tumbe en la cama de Balbi y me hice una de las mejores pajas de mi vida disfrutando del olor de madre e hija.
Después de quedarme medio dormido, todavía con las bragas en la mano y la tripa y el pecho llenos de leche, me desperté sobresaltado.
Procuré dejar todo como estaba, salí y me fui a la cama.
A la mañana siguiente, debía ya ser tarde, me desperté con el recuerdo de esos aromas que tanto me excitaron.
Solo el recuerdo hizo que me empalmara.
Estaba deseando ver a Balbi así que bajé a la casita y me dirigí hacia la puerta de la cocina, con la idea de pedirle el desayuno.
Cuando llegue, vi por la puerta que era de cristal, algo que me dejó de piedra a la vez que un fuego subió de mi estómago a la cabeza en un segundo.
A ver si lo describo bien.
Balbi estaba sentada en una silla junto a la mesa un poco recostada.
Tenía sentada a Cris encima, medio tumbada sobre su madre con la su espalda sobre el pecho de Balbi.
La mano derecha de Balbi se metía por debajo de la falda de Cris y me movía en movimientos circulares, estando claro que estaba en el coñito de la niña.
Ésta, Cris, reclinaba la cabeza sobre su madre y tenía los ojos cerrados con una expresión de gran placer.
Yo estaba junto a la puerta y no me atrevía a moverme.
Pasaron unos segundos y Balbi me vio y sacó la mano de debajo de la falda y empujó a la niña hacia adelante, pero sorprendentemente sin prisas, con toda naturalidad, como si aquello fuera normal.
Balbi me hizo un gesto de que pasara, se quitó a la niña de encima y se levanto.
Yo entré.
Vi como Balbi se olía durante un par de segundo la mano y se la limpiaba con paño, por lo que deduje que la tenía mojada de los flujos de la niña.
Cris se había sentado en otra silla y tenía cara como enfadada, pues estaba claro que le habían cortado en lo mejor.
Su madre le dijo "Vete a jugar con la bici", ella refunfuñó y se fue.
Balbi fue a la pila a recoger los platos y a fregarlos mientras me decía que me iba a prepara el desayuno.
Llevaba un faldita corta y yo a esas horas ya tenía la polla como una estaca.
Estaba un poco cortado, pero el instinto pudo más.
Me acerqué a ella por detrás, la abracé (seguro que notando mi polla dura) y la besé en el cuello.
Durante unos segundos sentí pánico porque me rechazara, pero no fue así, se volvió y me besó profundamente en los labios mientras me cogía la polla.
"Joder, Carlitos, estás hecho un auténtico macho, aunque yo ya lo sabía cuando te la agarré en el rio".
Nos reimos.
Yo no podía más de impaciencia por saber qué es lo que había visto al entrar y le pregunté abiertamente "Que la hacía a Cris", poniendo tono pícaro, "Ah buá", dijo Balbi "Ésta me está pidiendo que le de gusto todo el día".
Yo me volví a quedar sorprendido de aquella naturalidad y, a decir verdad, me encantó.
"Va a ser muy puta, la jodía" añadió mientras s reía.
Yo ya no podía más y la cogí empecé a besarla profundamente mientras la sobaba por todas partes.
Ella respondía como una loba "Espera, espera, vamos" y cogiéndome de la mano me llevó a su cama.
Se tumbó, se levantó la falda y me dijo "Carlitos, por favor, cómeme el coño, por favor.
" Yo no lo dudé, me tiré a por él.
No se había duchado pero daba igual.
A esas alturas yo estaba tan caliente que solo quería seguir.
Le chupé todo el coño, le metí la lengua por el culo (no hay nada que me guste más), le chupé los pies y por fin se la metí.
Pegó un grito que podían haberlo oído en su pueblo.
Estuvimos así media hora casi y al final nos corrimos juntos.
Nos quedamos los dos exhaustos.
A estas, todavía no se había quitado la blusa.
Le pedí que lo hiciera y se desnudó del todo.
Estaba preciosa y con unas tetas como yo las había imaginado.
Yo me fumé un pitillo y no que quitaba de la cabeza lo que había visto al entrar.
Le pregunté si solían hacerlo y me dijo que desde que se murió su marido ella se sentía muy sola.
Empezaron a dormir juntas y se apretaban mucho.
Realmente fue Cris la que empezó.
Una noche de verano, las dos en la cama solamente con la bragas.
Cris tenía entonces un año menos.
Con el calor empezó a agitarse un poco y empezó a tocarse por encima de las bragas.
Balbi se excitó al verlo y le preguntó "¿Quieres que te toque mamá?", "Si, mami, si.
" contestó Cris excitadísima.
"Vale, pero tu a mi también.
¿Sabrás hacerlo?" , "Claro, mami, con Montse ya he hecho de todo".
Me contó Balbi que se sorprendió mucho de enterarse de su hija de nueve años tenía ya sexo con amigas.
Me contó que pudo comprobar que era cierto porque acabaron haciendo un 69 y la niña tenía dotes especiales.
A partir de ahí, follaban en cuanto podían.
Cris llegaba del cole y lo primero que pedía, antes que la merienda, es que su madre le comiera el coño.
A mi ya se me había puesto otra vez la polla tiesa con esa historia.
De pronto me dijo Balbi "Me encantaría verte follartela".
"Yo", pregunté haciéndome el sorprendido "Venga, ya, que he visto como la miras", me dijo Balbi.
"Espera un momento" y se levantó desnuda como estaba.
Yo no sabía que iba a hacer.
Al poco regresa con su hija de la mano.
Yo no sabía si taparme y que hacer y Balbi dijo "Mira que pollón tiene el señorito Carlos.
¿Te gustaría chupársela?"
Cris dijo que si con la cabeza sin quitar sus ojos llenos de lujuria de mi polla.
Su madre la llevó a mi lado.
Cris se tumbó entre mis piernas y se metió mi polla en la boca.
Yo le decía a Balbi "¿Pero como sabe hacer esto tan bien esta cabroncita?", "Ya te contaré", me respondió Balbi.
"Hija, quiero ver cómo te la mete", y dirigiéndose a mi me dijo "No te preocupes, que le entrará bien".
La niña sin pensárselo dos veces se levantó la falda.
No llevaba bragas (debía ser cosa de familia) se puso a horcajadas encima de mí y se metió la polla.
Costó un poquito pero entró casi toda.
La cara de la niña y sus jadeos hacían que me se pusiera más dura todavía.
Balbi tumbada a nuestro lado se masturbaba frenéticamente mientras miraba con atención ver mi polla salir del coño de su hija.
Nos corrimos los tres a la vez.
No recuerdo una corrida igual como esa primera vez.
Ese fin de semana follamos los tres como locos e hicimos de todo.
Las olí por todas partes, las chupe, probé sus culos.
Incluso les pedí a las dos que me mearan y para mi sorpresa me contaron que ellas lo hacían.
Durante casi seis años tuvimos una relación maravillosa, Toda clase de depravaciones juntos.
Hicimos de todo, disfrutamos como locos y nos amábamos muchísimo los tres.
Pero como todo en la vida se acaba.
Pero eso es otra historia.
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