Balbi y Cris. Los dos amores de mi vida. (2ª parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por apatino.
Como conté en la primera parte, aquel fin de semana fue una locura.
Enseguida descubrí que lo que me encontré superaba con creces mis expectativas.
Una madre, el amor de mi vida, que era una viciosa monumental, a la vez que cariñosa, atenta y lista.
Un hija que no solamente había heredado las dotes de su madre si no que las había acrecentado.
El caso es que ese primer día yo, follamos hasta la noche y yo (entonces podía) me corrí seis veces por lo menos, tanto en sus coños como en sus bocas.
Dormimos los tres juntos y nos despertamos muy tarde y cansados.
Era ya domingo y yo debía irme por la tarde.
Me llenó una profunda pena, pero no podía ser de otra manera.
No me atrevía a hacer la pregunta porque no sé por qué pero sabía la respuesta, pero ya a la hora de comer y después de haber hecho un triangulo amoroso, donde yo le comía el coño a Cris mientras ella se lo comía a su madre y ésta me chupaba la polla, se la hice porque no soportaba la idea de no estar todo el día con ellas.
"Balbi, ¿te casarías conmigo?", le pregunté.
Ella me miró con ojos tiernos y me dijo "Carlitos, mi vida, sabes que te quiero y siempre te he querido y te querré, seguramente más que a nadie en el mundo, pero no puede ser".
Yo le preguntaba y le volvía a preguntar la razón pero no me daba explicaciones, incluso percibí alguna conato de lagrima.
El caso es que el día se iba acabando y yo me iba poniendo cada vez más triste, Balbi lo notaba y me consolaba diciendo que el fin de semana siguiente podríamos vernos y que pronto llegarían las vacaciones de verano, aunque esa perspectiva no me consolaba porque eso significaba que estarían también mis padres.
Me besaba mientras me decía esas cosas y de pronto me dijo "No se te ocurrirá irte sin partirme el culo ¿verdad?", "Joder, Balbi, vas a acabar conmigo".
Está claro que estábamos hechos el uno para el otro, porque sin hablarlo sabíamos lo que queríamos el uno del otro.
Tal era el nivel de compenetración.
Me vuelven loco las mujeres y todas sus partes, pero hay una en especial que siempre busco, su culo.
Si me preguntaran por qué, no tengo no idea, pero es así.
Pues resulta a Balbi también le encantaba.
Así que nos pusimos manos a la obra.
En esta ocasión los dos solos.
Cris jugaba fuera, como siempre, y así debía ser.
Una niña para todo, menos para una.
Nos morreamos y sobamos un buen rato.
Yo la olía y me encantaba.
Ya he contado que me gustan los olores naturales de una mujer, pies, axilas, pero no el coño.
Ese me gusta lavadito, pero hasta el culo me gusta olerlo.
Soy lo que una persona "normal" llamaría un perfecto guarro.
El caso es ya estábamos otra vez a tono y se puso a cuatro patas y me pidió que se la metiera por el culo.
Así lo hice y entró con mucha facilidad.
Era mi primera vez porque aunque yo me moría de ganas de hacerlo no encontraba ninguna chica que quisiera.
Balbi empezó a darme fuerte con lar nalgas para que le entrara y parecía que se hubiera transformado.
Me chillaba "Dale fuerte, dale fuerte cabrón!", a mi me sorprendió la forma en que lo decía, que pareciera que se había apoderado un demonio lujurioso.
Pero a mi aquello me ponía a mil.
"Métela más, hijo puta, la quiero en mi garganta.
más, más!".
Yo creía que iba a partirla en dos, pues le daba con todas mis fuerzas.
En estas, que yo veía entrar y salir mi polla de su culo y la visión me calentaba más todavía.
Estaba un poco manchada y olía un poco aquello, pero no me preguntéis por qué, porque el primer sorprendido era yo, a mi no me daba asco si no caso al contrario.
Así estaba yo de caliente y así amaba yo a esa mujer.
Calculo que estaríamos así veinte minutos hasta que yo me corrí como si fuera la primera vez.
Recuerdo que hasta me maree un poco.
Nos tumbamos en la cama jadeando.
"Qué barbaridad, mi amor!!!, el mejor de mi vida!!!.
Perdona por las cosas que te he dicho" me dijo.
"No importa, cielo, me gusta que en la cama te salga eso", le respondí.
"Espera que te limpio", me dijo al ver mi polla sucia.
Se levantó y volvió con una toalla húmeda.
"Vaya como te has puesto de mierda", me dijo, "No me da asco nada tuyo, amor mío", le dije, "A ver si vas a ser tan guarro como yo" me dijo riéndose "Entonces sí que no podría separarme de ti" Yo le conteste que no queríamos que nos separáramos nunca.
Y vi una sombra triste en su cara.
Volví a notar aquello que sabía que guardaba algún secreto por lo que yo insistí.
"Balbi, cielo, no lo entiendo.
Te has entregado a mí en cuerpo y alma, me has entregado incluso a tu hija, eres libre porque tu marido murió ¿por qué no podemos estar juntos?" Y de pronto se echó a llorar.
Yo no entendía nada y trataba de consolarla y le insistía para que me contara que pasaba "Ahora que por fin estamos juntos, Carlitos, yo no quiero perderte", ¿Entonces?" le pregunté yo sin entender aún menos.
"Es que él es muy celoso y no me dejará en paz".
Yo me quedé a cuadros "¿Él?.
¿Quien?" le pregunté "Mi hermano".
Debía parecer medio tonto por la cara que puse de sorpresa total.
Primera noticia de que Balbi tenía un hermano.
Siempre habíamos creído que era hija única.
Al menos, yo.
Le pedí que por favor me contara eso, porque no podía volverme a Madrid con esa incógnita.
Y me lo contó.
Balbi y su hermano vivían con sus padres en la casita, claro.
El era dos años mayor que ella, y desde muy pequeños jugaban y él la tocaba y a ella le gustaba.
Cuando el tenía doce y ella diez (yo estaría naciendo por entonces) sus toqueteos pasaron a mayores.
Ya era sexo en estado puro.
Balbi era una niña muy precoz y caliente y le pedía sexo a su hermano a todas horas.
Le pedía que le chupara el coño y ella le chupaba la polla, tragándose la leche que decía que era muy sana para crecer, cosas de pueblo.
El caso es que un día su hermano se la metió.
Me contó Balbi que le dolió bastante, pero que a partir de ese momento no podía de dejar de tener ganas de tener una polla dentro.
Así estuvieron muchos meses, follando como locos.
Dos enanos pero llenos de lujuria.
Hasta que un día, como era inevitable por otra parte, sus padres les sorprendieron.
Os podéis imaginar, bronca total, qué que habéis hecho, que esto es un escándalo, como se sepa en el pueblo nos matan a pedradas.
Contaba Balbi que su hermano le decía "Venga, madre, si el pueblo folla todo el mundo en su casa", cosa que supongo que sería mentira aunque parece ser que el hermano tenía un amigo que le contaba que en su casa si follaban todos con todos, pero supongo que sería una excepción.
Según me contó Balbí, los padres decidieron mandar a su hermano con unos familiares que tenían en Leon, alegando como siempre en estos casos que "el clima de allí es muy bueno para lo suyo".
Lo suyo era lo que era, que la única enfermedad que tenía es que se follaba a su hermana a todas horas.
Y así es como yo nunca había sabido que existía el tal hermano, por lo que había pensado que era hija única.
Después me contó que se escribían a menudo y que se echaban mucho de menos.
Cuando Balbi se casó, el hermano (no voy a decir su nombre) no fue a la boda, alegando enfermedad, porque los padres no querían.
Cuando Balbi y su marido se trasladaron a Barcelona se lo contó al hermano y a éste le faltó tiempo para trasladarse allí y reencontrarse con su querida hermana.
Según me contaba Balbi, al cabo de dos meses, apareció el hermano en Barcelona.
El marido de Balbi tampoco lo conocía aunque sabía que había hermano enfermo en León al que Balbi hacía mucho que no veía.
Como podéis imaginar les falto tiempo para encontrarse.
Por aquel entonces él tenía unos 25 y Balbi 23, o así.
Por lo que, con las ganas que se tenían y con esa edad, se pusieron a follar como locos.
Siempre que podían se encontraban y se resarcieron de todos los años de separación.
El marido de Balbi parece que era un buen hombre, un poco atontado, que además no sabía darle a Balbi lo que necesitaba, por lo que el plato estaba servido.
Hermanos follando a todas horas y marido sin enterarse de nada.
Lo siguiente, sí que me hizo daño y no sé por qué, pero sobre todo me preocupó.
Cris era hija de su hermano.
Al parecer, el hermano se había casado con una payesa de allí y tenía dos hijos.
Y llevaba una doble vida, claro.
Por lo que respecta a Balbi, y dado que el marido estaba siempre por ahí bebiendo, consideraba a su hermano casi su marido, siendo además el padre de su hija.
Se veían en una pensión y allí pasaban las tardes follando.
Balbi se llevaba a la niña porque no podía dejarla sola y se quedaba en el salón de la pensión viendo la tele mientras sus padres-hermanos follaban.
Todo esto con una buena propina a la patrona.
Cuando terminaban dejaban pasar a la niña hasta que ésta empezó a darse cuenta de lo que pasaba allí.
Además iba creciendo y como ya os he contado, Cris tenía un cuerpo muy desarrollado para su edad y una cara con unos labios que pedían guerra.
El hermano de Balbi la solía sentar en sus rodillas y le acariciaba las piernas, mientras le decía a Balbi que esa niña iba a ser como ella.
Me contaba Balbi que ver a su hermano sobetear las piernas de la niña le ponía muy caliente.
Él se dio cuenta de esto y un día mirándose los dos a los ojos la mano pasó de las piernas a las braguitas de la niña.
Se miraron encendidos y supieron los dos lo que querían, gozar con su hijita.
La niña, que tenía entonces unos siete años, no solo no se quiso apartar si no que abrió las piernas para facilitar la labor, por lo que el padre siguió yendo su mano directa al coñito para pajearla.
Me contaba Balbi que al ver la cara de su hija, transformada, sintiendo por primera vez las delicias del sexo, tuvo ella misma que empezar a tocarse.
Sin ningún recato, para que la niña aprendiera cuanto antes y así poder gozar todos juntos.
Ese día el hermano de Balbi le comió el coño a su hija mientras ella se masturbaba viendo la escena.
No quiso intervenir porque quiso dejarle a él que disfrutara.
Ella la tenía cuando quisiera.
Y así era, en cuanto llegaron a casa se metieron en la cama y Balbi le enseñó a la niña todo lo que hay que saber en el sexo.
Con lecciones prácticas.
Descubrió que nada le gustaba más que comerle el coño a su hijita y ver como esta se retorcía corriéndose en su boca.
Padre y madre enseñaron a su hija todos los secretos del sexo, por lo que ahora me explicaba la maña que se daba la niña y lo fácil que era meterle la polla.
Serían las diez de la noche y yo hacía que tenía que haberme ido hacía dos horas, pero aquella confesión no me dejaba.
Por eso, me decía Balbi, que era muy difícil estar juntos.
Su hermano quería que se quedara en Barcelona y pudieran seguir viéndose, pero ella no podía permitírselo económicamente y él tampoco.
Pero seguro que no iba a renunciar a ella, sobre todo ahora que ya no existía marido.
Además, si llegase a enterarse de que estaba con su "señorito" los mataba a los dos.
A mí, lógicamente me preocupó aquello, sobre todo porque nos se fuera Cris de la boca.
Balbi me dijo que estuviera tranquilo, que la niña sabía guardar perfectamente un secreto.
Al fin me tuve que ir, con gran pena, lleno de amor y sexo por mis chicas.
Deseando que llegara el próximo fin de semana.
Por eso le pregunté a Balbi con cierto temor si quería que volviera el próximo fin de semana.
"¿Tu estás loco? ¿Crees que te voy a perder ahora después de todos estos años? Te quiero aquí como un clavo el viernes"
Y nos morreamos una vez más, y añadió susurrándome en el oído "Además, tienes que hacer le una cosita a Cris que nunca le han hecho y que me muero por verlo", "¿Qué?" pregunté yo "Quiero ver cómo le partes el culo", me dijo mientras me agarraba la polla que yo ya tenía tiesa de nuevo.
Estaba claro que no era fácil irse de aquella compañía.
Simplemente excelente.