Bañando a mi princesa

Cómo descubro la delicia del incesto con mi pequeña .
Esta historia inicia hace un par de años cuándo mi bebita recién cumplía 6. Soy un hombre relativamente joven tengo 32 años y un poco de experiencia con mujeres espectaculares que generalmente siempre vuelven a mi por los orgasmos que les doy con mis lamidas (o al menos eso me dicen). No me casé pero tenemos una buena relación con la mamá de mi pequeña.

Mi hija es una nena hermosa, tierna e inocente, pero a veces me hace dudar esto último y ya sabrán por qué lo digo. Quizás algunas personas piensen que es una excusa mía para justificar lo ocurrido pero la verdad es que mi nena desde más pequeña ha hecho cosas que siento como que me quisiera provocar.

Esto inició poco a poco, mi nené prefería que yo la bañara y no su mamá. Su madre una mujer hermosa, siempre estaba muy ocupada con su trabajo y sus cosas de oficina a veces sentía que nos descuidaba mucho, pero la verdad es que ella ama su trabajo.

Un día bañando a mi hija, muy normal, jamás se me hubiera pasado por la mente verla o tocarla de otra manera que no fuera como un padre a una hija. Pero ese día mientras la bañaba, como siempre le pedí que se lavara bien su vaginita y se pusiera el jabón ella misma para que no estuviera sucia. Pero ella me pidió que yo lo hiciera para ella hacerlo bien la próxima vez. Al principio lo dudé pues no estaba bien tocar a mi hija por todas las historias que se escuchan, entonces le dije que no. Sin embargo, se cruzó de brazos, me hizo pucheros y me dijo «si no lo haces pues me quedo sucia». Procedí entonces a lavarla lo juro sin el menor pensamiento obsceno. Pero en ese momento vi como cerró sus ojitos, como si lo disfrutara… Terminé entonces y al cerrar la ducha, mi nena me dice que le vuelva a lavar su cosita que siente que está sucia. Sí, lo confieso, pensé mal de mi hija, sentí que le había gustado pero lo peor fue que no me negué, la volví a restregar y a lavar su pequeña rajita diciéndole cómo debía hacerlo la próxima vez para que quedara limpia y sólo me dijo sí papi, tu si me enseñas bien. Terminamos el baño, la ayudé a secar, a vestir y salió para el jardín de niños. La ruta siempre la recogía.

Camino a mi trabajo mientras conducía pensé mucho en el comportamiento de sofia . Sentía que le había gustado que la tocara pero ¿cómo podía pensar eso mi hija?. Y procuré no darle más vueltas al asunto.

Días después estaba yo en la sala viendo televisión y mi hermosa muñeca llega, se pone sobre mi frente a frente y me da un abrazo. Le pedí que se sentara a mi lado a ver la tv pero me dijo que así estaba cómoda frente a mi pecho, pero yo me sentí algo incómodo porque estaba sobre mi y su rajita daba contra mi miembro y ella no paraba de moverse mientras me abrazaba, allí sentí algo extraño y fue que mi pene creció. No lo podía creer, realmente fue extraño y no quería tener malos pensamientos ni sensaciones pero no podía quitar a mi nena de encima, ella seguía restregándose sobre mi, bueno se movía inocentemente como una nena feliz con su padre pero yo lo sentía eterno, sin embargo no la quise quitar hasta que me dijo «papi se siente rico el caballito» ¿ puedes hacer caballito todos los días? La sensación que yo estaba teniendo en un momento se convirtió en algo placentero también y sólo le dije «claro bebé». Como la última vez mi mente quedó dando vueltas.

Un par de días después llegó el día del baño y me correspondió a mí pues su mamá tuvo que madrugar para ir al trabajo. Ese dia tan pronto entramos al baño mi nena me dijo yujuuu mi papito me va a lavar mi colita. La verdad es que con mi cabeza rodando ideas locas desde hace días en el fondo también lo pensé con alegría. La estaba bañando cuándo me pide que yo también entre a la ducha, le dije amor apúrate que no tenemos tiempo ya va a llegar la ruta. Nuevamente me hizo pucheros y entré a la ducha pero con mis bóxer, me dice entonces que me quite todo como ella y mi mente voló, y lo peor de todo fue que accedí. En ese momento inmediatamente tuve una erección, la idea de estar sometido a los deseos de una pequeña me tenía medio enloquecido. Una vez retiro mis bóxer ella ve mi miembro y lo toca inmediatamente, fue como un reflejo, le grité y le dije no debes tocarme. Pero la verdad es que tener esas manitas tocándome me hicieron arder. Es cuándo ella me dice que por qué no puede? Si lo que quiere es lavarme bien como yo lo he hecho con ella. Pensé que tenía lógica lo que decía. Me pidió entonces que la lavara a ella, por supuesto accedí. Pero mi mente sucia me llevó a lavarla pero a hacerlo muy despacio y está vez la verdad no me interesé en lavarla sino en hacerlo tocando su hermoso botoncito suavemente mientras me hacía el que la bañaba, mirando su reacción y efectivamente cerró sus ojitos mientras yo lo hacía. Saqué mi mano, restregué el resto de cuerpecito y abre sus ojos, lleva mi mano a su cosita y me pide «papi por favor sigue lavandome como estabas haciendo que me dan cosquillitas» eso ya hizo que el placer se apoderara de mi por completo y le dije ¿Quieres sentir más cosquillas? Sin dudarlo me dijo si. Le dije te voy a ayudar a limpiar entonces con mi lengua, así quedas limpia y te dan más cosquillitas, ella se puso muy feliz. En medio de su inocencia, mi morbosidad aumentaba. Ya ni siquiera pensaba que estaba mal lo que estaba haciendo. Me senté entonces en el piso de la ducha y ella se sentó sobre mi pene que estaba a punto de estallar ese roce fue algo indescriptible sentir su rajita rozando mi pene fue una sensación maravillosa, pero pensé que era mejor parar. Ya se nos había hecho tarde. La agarré con la toalla y la llevé a que se vistiera. Entonces una vez llegamos a la habitación me dijo reclamandome «me dijiste que me ibas a limpiar con la lengua para darme más cosquillas» le dije no bebé ya esta tarde sólo una vez, creo que aunque en el fondo pensaba en lo correcto, no podía desaprovechar la oportunidad de hacer lo que quería en ese momento y era lamer por primera vez ese pequeño clitoris rosadito, pequeño y virginal. Le pedí entonces que se recostara en la cama para «limpiarla bien» me hizo caso, abrí sus piernitas y allí estaba, una vaginita dulce, pequeña, suave, rosada, jamás se me hubiera pasado por la cabeza desear la vagina de mi hija pero allí estaba disfrutando la escena. Me puese entonces de rodillas y me dispuse a posar mi gran lengua por ese pequeño botoncito, la puse suave y empecé a lamer muy muy suave para que ella sintiera poco a poco el mismo deseo. De un momento a otro empezó a lanzar suaves gemidos de placer, sabía que lo disfrutaba, lami suavemente su clitoris, lamia por completo su rajita y le pregunté si sentía cosquillas. Me dijo si papi si las siento más rico que cuando me bañas pero por favor no pares que siento muy rico eso para mi fue placentero, saber que le estaba dando placer a mi Bebita como lo hacía con esas mujeres que volvían a mi. Honestamente pensé que una niña a esa edad no tenía un orgasmo pero juro que lo tuvo en el momento que posaba ni lengua en su clitoris con golpecitos suaves y largas lamidas, la verdad no se quien lo disfrutó más si ella o yo viéndola disfrutar. Me abrazó y me dijo «papi también te puedo hacer cosquillas con mi lengua en tu cosito?. Mi mente estalló pero ya el tiempo no nos daba, sólo le dije que si podría pero no le podía contar a nadie si no, no podría tener más cosquillas. Ya les contaré cómo fue su siguiente baño…