Besito de buenas noches a mi hija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por tezcatlipoca12.
Cansado de las discusiones que teníamos todas las noches con mi hija pequeña, pues como toda nena de 9 no se quería acostar, le impuse una regla, una vez que la acostara y le diera su "besito de buenas noches" no tenía permiso de levantarse, ni pedir permiso de nada, debía dormir y punto.
El trato en realidad era más largo, pues también le leía in cuento o platicaba con ella, pero el punto era ese el beso marcaba el fin de su día y no podía discutirlo.
Afortunadamente por varios años ella lo aceptó sin rechistar, haciendo las noches más tranquilas para su madre y para mí.
Así pues se inició una rutina diaria, a las diez de la noche, tras merendar, bañarse y lavarse los dientes, la arropaba y le daba un pequeño beso, un piquito en los labios y ya estaba.
-buenas noches amor.
-buenas noches papi
.
Apagaba la luz y salía de su cuarto cerrando la puerta detrás.
Nada de eso tenía más implicaciones que el amor filial entre padre e hija.
Pero esto fue cambiando poco a poco, tan lentamente que no nos dimos cuenta y de hecho hasta parece normal que ese beso se convirtiera en lo que se convirtió.
El primer cambio sucedió unos meses después, estando ella de vacaciones decidió que no tenía sentido acostarse temprano, le permitimos dormir hasta la media noche, pero no más, en ese momento la llevaba en brazos a su cama y pese a sus protestas la acostaba, ella seguía insistiendo que la dejáramos un poco más, pero en cuanto nuestros labios se tocaban, dejaba de protestar y aunque quedaba molesta, permanecía acostada y en silencio hasta dormir.
Cuándo llevaba una semana de vacaciones tuvo una idea bastante ocurrente "si papi no me besa, puedo seguir despierta" por lo que esa misma noche una vez que me acerqué a besarla ella ladeo la cabeza esquivando mis labios, trate un par de veces más, pero el resultado fue el mismo.
Me di cuenta de lo que hacía y me dio mucha ternura, así que jugué un momento con ella a tratar de besarla, la verdad es que a
ambos nos pareció divertido y reímos mucho, pero al final atrape su cabecita con las manos y le plante el beso, al verse derrotada no le quedo más que dormir.
Ese juego de luchar para besarla se convirtió en parte la rutina diaria a ambos nos divertía, pero al final siempre le daba su besito en la boca y ella dormía.
Pero después de unos meses un día salí tarde del trabajo y llegue agotado a casa, mi pequeña me esperaba ya acostada, solo le faltaba su besito para dormir, me senté en la orilla de su cama y ella como siempre ladeo la carita esperando que jugáramos como siempre, pero yo no estaba de humor, así que simplemente le di un beso en la mejilla y me dispuse a salir.
-espera papá, me dijo mi nena incorporándose en la cama y tomando mí cara con sus manitas me dio un beso en la mejilla- yo no te he dado tu beso, solo tú me besaste, y era verdad, me enterneció tanto que tome su cabeza y sin que se apartara nos dimos el piquito de buenas noches.
Esto cambio la dinámica de nuevo pues ahora tras jugar un rato yo le daba un beso en donde fuera: frente, nariz, barbilla etc.
Ella me daba un beso exactamente en el mismo lugar y después nos dábamos un piquito en los labios y ale a dormir.
Permanecimos así un tiempo, hasta que una noche en la que ella se escabullía de mis labios con más ahínco, decidí plantarle el beso en el cuello, aprovechando que su cabeza estaba totalmente estirada hacía el lado contrario.
En esencia fue un beso normal, pero al hundir mi cara en su cuello, percibí el delicioso aroma de mi nena, lo cual me turbo, pues fue como un afrodisiaco para mí, y para empeorar la situación ella contesto a mi beso dándome uno en el cuello, lo que me genero una sensación como de descarga eléctrica, salí bastante cachondo del cuarto y de inmediato me fui a follar a su madre en la mesa de la cocina, hundiendo mi cara en su cuello, pensando que mi pequeña hija olía mucho más rico que su madre.
No lo vi, o más bien no quise verlo como algo sucio, pero a partir de esa noche mis besos siempre caían en su cuello, alargándose cada vez más pues el olor era verdaderamente exquisito, así que unos días después ya no era un beso, mi boca de forma inconsciente recorría su pequeño cuellito dándole besos a toda su extensión, después de lo cual mi nena se entretenía besando mi cuello, sus dulces labios besaban una y otra vez rodeando mi cabeza y al final el piquito de buenas noches, el cual cada vez era menos un piquito, pues había pasado de durar un par de segundos a que nuestros labios se acariciaran por casi medio minuto.
Yo salía de su cuarto cada vez más caliente.
No miento cuando digo que todo fue aumentando poco a poco y de forma natural, pues pasaron así unos años, no fue sino cuando ella ya tenía 12 que me di cuenta que la cosa se estaba torciendo bastante.
-hummm papi, me gustan mucho tus besitos, me dijo una noche mi nena con cara de cachonda mientras cerraba su puerta.
Ese fue el momento en que fui consciente de lo que en realidad estaba pasando.
Para ese entonces la cosa ya se había desmadrado, yo entraba a su cuarto siempre sin camisa, ella usaba blusas con escotes cada vez más atrevidos, que enseñaban buena parte de sus tetitas púberes, pequeñas todavía pero bien redondas y firmes, ya no existía el juego de esquivar los besos, en cambio yo me sentaba en la orilla de la cama, ella se sentaba y nos abrazábamos, comenzaba con un beso en su boca de ahí mis labios bajaban besando su cuello, me entretenía dando mordidas e incluso lamidas, bajaba por sus hombros y hasta su pecho, mi boca se detenía en el nacimiento de sus senos.
Durante este recorrido mi nena emitía risas y uno que otro gemido, cuando yo terminaba ella me respondía todos y cada uno de los besos que yo le había dado, haciendo un recorrido similar al mío, me encantaba su boca caliente y húmeda, me ponía muy mal y al final nos dábamos el consabido piquito de buenas noches, que ya no tenía nada de piquito, nuestros labios se acariciaban por varios minutos y yo salía de su cuarto a punto de venirme.
En fin que ese beso de buenas noches, ya era un morreo de antología.
Pero ninguno de los dos lo había notado, lo hacíamos por amor, los dos lo disfrutábamos y nos dejábamos llevar, aunque la cosa se estaba tornando peligrosa.
En mi defensa puedo decir dos cosas, por un lado mi hija se estaba poniendo cada vez mejor, su cuerpo tierno y adolescente podría tentar a quien sea.
Y por otro lado las cosas con su madre iban de mal en peor desde unos meses atrás, ya no había amor entre nosotros y cada vez hablábamos menos e incluso yo sospechaba que debía tener algún amante pues cada vez con mayor frecuencia con escusas del trabajo no llegaba a dormir.
Lo que hacía que yo me refugiara entre los brazos y labios de mi hija.
Por todas esas razones decidí que a menos que mi hija lo pidiera yo no me iba a detener, de hecho me emocionaba saber hasta dónde llegarían nuestros besos de buenas noches.
El siguiente paso se dio pocos días después, llegue a casa un viernes un varias cervezas encima, muy cachondo y despechado con mi mujer, era bastante tarde por lo que pensé que mi pequeña debía estar dormida, pero al caminar a mi cuarto me encontré con su puerta abierta y la luz encendida.
Hay que decir que para ese entonces mi hija ya no protestaba a la hora de dormir, cuando llegaba la hora ella sola se metía en su cuarto a esperar su besó de buenas noches y esa noche pese a lo tarde que era ella me estaba esperando.
-papi, no puedo dormir sin tus besitos, me dijo cuándo entre al cuarto.
Sin mediar palabra y caliente como estaba, me acerqué a su cama y tomándola de la mano la hice levantarse y quedar parada frente a mí, se veía tan hermosa y sensual con su camisita de tirantes rosa con un dibujo de oso en el abdomen y debajo un infantil calzoncito blanco, morena de figura delgada, cabello rizado y negro, piernas largas y tetitas en desarrollo, me parecía tan hermosa que sin más la abracé rodeándola por la cintura pequeña y le plante un beso directo en sus gorditos labios.
Ella fue tomada por sorpresa pero rápidamente se metió al juego y por primera vez nuestras lenguas se tocaron.
Fue un beso largo cargado de amor y pasión, el primer beso que mi nena daba de verdad y valla que aprendió rápido, nos besamos como dos enamorados por más de diez minutos, ella gemía y reía, lo estaba disfrutando bastante.
Guiado por la pasión del momento bese su cuello y hombros, mordí y lamí su joven piel, mis manos acariciaban su suave espalda, era una locura, era delicioso, ese día me di cuenta que ella era la mujer a la que más amaba en mi vida y que ya no la podría dejar ir.
No supe es que momento estaba desnudo acostado en su cama solo en calzones, con ella sobre mi besando mi pecho, nadie se lo pidió pero su lengüita jugaba con mis pezones haciéndome gemir, mientras que mis manos se habían metido por los laterales de su calzón y le amasaban sus pequeñas y firmes nalgas.
Por la posición en la que estábamos su vagina cubierta por su calzón quedaba justo sobre mi verga dura, ambos movíamos nuestras caderas tallando con ello nuestros genitales.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero sé que los dos nos logramos venir y quedamos dormidos tal cual estábamos sobre su cama, no sé si y no me importa si mi esposa estaba en el cuarto de al lado, pero no nos importo fue una de las mejores noches de nuestras vidas.
Como supondrán esto se convirtió en el beso de buenas noches de ahí en adelante, pero todavía no nos atrevíamos a desnudarnos ni a jugar directamente con los genitales del otro.
Para cuando ella cumplió 14 su madre y yo nos habíamos divorciado, mi nena venía a quedarse a mi departamento los fines de semana, la pasábamos muy bien juntos aunque raras veces salíamos de la casa.
Durante el día éramos un padre e hija normales, pero en las noches ella se metía a bañar temprano y al salir se ponía un tanguita azul transparente que yo le había regalado y me decía que estaba lista para su besito de buenas noches.
Ella seguía siendo virgen y pese a ser una chica hermosa con un buen par de tetas y culo espléndido, no tenía ningún interés en buscarse novio y sé que había más de un pretendiente.
Me desnudaba quedando solo en ropa interior y entraba a su cuarto, nuestras bocas se buscaban con ansiedad, nos dábamos besos increíbles de amantes, yo sobre ella y entre sus piernas abiertas, tallando nuestros sexos por sobre la tela de nuestra ropa interior, besana y mordía su cuello descendiendo por su pecho hasta llegar a sus tetas
Un par de pechos hermosos, tiernos y suaves, me dedicaba a mamarlos lentamente primero uno y luego el otro, besaba y mordía sus pezones.
-así papi.
haaaa.
Siiii.
mmm.
me encantan tus besos.
Ella acariciaba mis nalgas y cada vez con más frecuencia acercaba sus deditos a mi ano, masajeándolo por fuera, empujando mis caderas contra las suyas, hasta que nos veníamos juntos, su tanguita quedaba bañada en semen, el beso de buenas noches ya podía durar un par de horas en aquel entonces.
Por supuesto que me encantaba darle su besito a mi hija, pero al mismo tiempo no me atrevía a ir más lejos, fue ella la que dio el siguiente pasó.
Un fin de semana cuando estaba cerca de cumplir los 15 me llamo desde su cuarto.
-papi, ya me quiero dormir, ven a darme mi beso de buenas noches.
Ansioso y caliente entre a su cuarto, la luz estaba apagada, como siempre me acosté sobre ella y tras besarnos las bocas unos minutos, ella me separo.
-papi quiero que me beses aquí porfa, dijo guiando mi mano a su ente pierna, hasta ese momento me di cuenta de que estaba totalmente desnuda y por primera vez toque su vagina, era hermosa estaba muy caliente e increíblemente mojada.
No lo pensé dos veces y hundí mi cara entre sus piernas mamando la rica y virgen conchita de mi hija.
Era la cosa más deliciosa que hubiera probado en mi vida, sus jugos eran saladitos, pase la lengua de arriba debajo de la raja, para después separar los labios mayores con las manos y acariciar los menores con mi boca, ataque su lindo botoncito mientras mi nena se retorcía sobre la cama gimiendo como la pequeña putita en la que se había convertido.
La hice ponerse en 4 y desde tras le di lengua también a su culito apretado y marrón, hundí mi lengua en sus dos agujeritos, arrancándole varios orgasmos deliciosos, finalmente mi pequeña quedo exhausta tendida sobre la cama.
-Hay papi, ese fue el mejor beso de buenas noches que me has dado en mi vida, alcanzo a decir antes de quedar dormida.
No quise despertarla, se veía hermosa boca abajo y totalmente dormida con un charco de jugos entre las piernas, así que termine masturbándome, estaba tan excitado que me vine de inmediato, bañando con mi semen sus lindas nalgas, la abrace y dormimos juntos.
Me desperté en la madrugada, sintiendo el inconfundible placer de una lengua pasando por mi glande, abrí los ojos y ahí estaba mi pequeña, sosteniendo mi verga con ambas manos y lamiendo la cabeza.
-¿Qué haces mi amor?
-Es que me quede dormida y no te pude dar a ti tu beso de buenas noches, pero ya te lo estoy dando.
La inexperta boquita de mi nena mamaba torpemente pero con muchas ganas, la tuve que instruir en el arte de satisfacer a un hombre con la boca, así que siguiendo mis instrucciones, metió la cabeza de mi pene en su boquita succionando con suavidad, jugando con su lengua por dentro de la boca, masturbando el tronco mientras me lamia los huevos, metiéndose más de la mitad de mi pene en la boca, subiendo y bajando su cabecita al ritmo que mis manos le marcaban.
Mamo sin pausas y con pasión por más de 20 minutos, hasta que me dio el mejor orgasmo de mi vida, el cual recibió sin problemas en su boca, bebiendo mi leche caliente y espesa, sonriendo me abrazo y de nuevo nos dormimos
Cuando desperté por la mañana su boquita estaba de nuevo mamando mi verga con ansias, pero esta vez ella sola se había subido en mí en posición de 69, por lo que la abrir los ojos me tope de lleno con la hermosa vista de su vagina y culo cobre mi cara, mientras sus manos y boca subían y bajaban por mi verga.
La tome de sus hermosa nalgas y separándolas me puse a darle lengua a sus dos agujeros no sin antes preguntarle.
-¿Qué haces mi amor?
-Es que lo de ayer fue tan rico que ahora también quiero besos de buenos días, me contesto y de inmediato reanudo su mamada.
Mi nena acababa de inventarse un nuevo juego…
Mmmuy bien redactado. Me has empalmado por completo