Bisabuela de mi hijo (Bonus)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Till_Marqueze.
Hola a tod@s nuevamente.
Para los que no me conozcan mi nombre es Teresa, tengo 46 años y, luego de una complicada vida, he encontrado el amor en manos de mi nieto Ignacio.
Soy una mujer esbelta, de pelo negro azabache medio ondulado y largo por debajo de los omóplatos, tez caucásica (con un poco de pigmentación, como con un bronceado leve constante), ojos verdes, una muy buena silueta para mi edad, aproximadamente tendré 110-65-93 de medidas.
Si, desean saber cómo comenzó toda la historia busquen mi anterior relato dónde lo expliqué ( http://www.
sexosintabues.
com/RelatosEroticos-44170.
html ).
Aquí voy a comentar un suceso que ocurrió luego de unos meses nacida mi pequeña Penélope (penny).
Una vez que mi amado “adoptara” a nuestros hijos, tuvimos mayores libertades para movernos a diferentes lugares, Si bien se notaba nuestra diferencia de edad, nosotros no dejábamos de ser una familia con 2 hijos.
Un viernes, al regresar del instituto nacho me manda un mensaje diciéndome que me tenía una sorpresa, Yo no sabía que esperar, en eso escucho que entra por la puerta principal.
I: Amor, ya llegué.
¿Dónde está la mujer, madre y abuela más hermosa del mundo?
T: Jaja, si serás, también soy la bisabuela más linda del mundo… Estoy en la cocina amor, le estoy dando la teta a migue y a penny.
I: Ahí voy.
– Diciendo eso escucho que deja su mochila en el living y se va acercando a la cocina, donde yo me encontraba.
– Amor, te tengo un regalito, espero te guste, lo compré con mis ahorros.
T: Mi vida, no te hubieras molestado… ¿Qué es? – En eso veo que mi hombre se pone a mi lado, se arrodilla y me dice –
I: Abuela, mi amor, Teresa… – en eso saca un estuche del bolsillo y me lo abre frente a mí.
– ¿Quisieras ser mi esposa?
T: Yo… yo…
No sabía que decir… Bueno, en realidad si sabía que decir, solo que no salía.
Me quedé estupefacta al ver las alianzas de oro.
Fue un baldazo de agua helada para mí, no porque no lo quisiera, sino porque no me lo esperaba, así que dejé a penny en su cochecito y le dije:
T: SIIIII ¡QUIERO!
En ese momento se levantó nacho y tomó mi alianza, yo le di mi mano izquierda y me dijo “Teresa, con este anillo yo te desposo, prometo amarte por siempre y para siempre”.
No aguanté y empecé a llorar; mi nieto me puso su alianza en mi mano y me entregó su mano izquierda para que hiciera lo mismo, solo que yo, de los nervios y felicidad no pude emitir sonido.
Finalizado el acto sellamos nuestro amor con un apasionado beso.
Lamentablemente como los bebés estaban despiertos no pudimos continuar celebrando, así que decidimos seguir como un día normal y a la noche terminar como corresponde.
A eso de las 21 los bebés se durmieron y me dirigí al lecho matrimonial.
Ahí me esperaba mi marido con un paquetito extraño para mi “Tomá amor, te compré el vestido de novia” Cuando veo bien, resultaba ser un vestido erótico de novia, es decir, un corsé, portaligas con sus ligas, un velo y hasta un pequeño ramo.
Miro a mi nieto y me voy al baño a vestirme, al momento de salir, mi nieto pone con su celular la marcha nupcial.
Lentamente me voy acercando a él y le digo “¿Todavía te gusta lo que ves amor? ¿Aun te gusta esta vieja maltrecha?” a lo que me contesta que Si y que jamás me cambiaría por nada ni nadie, me abrazó y besó con mucho amor, beso cual correspondí.
Lentamente fui besándolo por el cuello y empezando a sacarle la ropa.
Bajando por su pecho tonificado, hasta llegar a su entrepierna.
Juego un poco con la hebilla de su cinturón y se la desajusto, desabrocho su pantalón y al ir bajándoselo salta ese hermoso pene, el cual me dio a mis (hasta ese momento) últimos dos hijos.
Miro a mi amado con una expresión picaresca y paso la lengua por esa maravillosa verga venosa, comienzo a masturbarla y poco a poco inicio con LA chupada de pija (creo que hasta hoy la sigue recordando jeje).
Ignacio fue soltando leves gemidos, acompañados por movimientos de su pelvis y colocando una mano sobre mi cabeza para marcar el ritmo y la otra acariciando mi mejilla.
Escucharlo hizo que empezara a mojarme y no pude resistirme asi que dirigí una de mis manos a satisfacer parte de mis deseos alojados entre mis piernas, mientras que con la otra pellizcaba mis pezones haciendo que saliera leche.
Al cabo de un buen rato siento que la pija de mi nuevo marido comienza a ponerse más y más dura, sus huevos a inflamarse y sus movimientos a ser un poco más bruscos, estaba a punto de acabar asi que, lo miré y le dije que como su nueva mujer quería que me diera de tomar leche y volví a introducirme ese pene delicioso en la boca, a lo cual no se resistió mucho más y empezó a eyacular dentro de mi boca, vertiendo todos sus espermas hasta mi garganta, ya no me quedaba espacio para tanta corrida y él no paraba, acabó tanto que se me salía por la boca.
No quedó todo ahí, luego de eso, Ignacio me colocó boca arriba me besó los labios, donde hacía instantes me escurría su semen, se dirigió a mi oído y me susurró “es mi turno para darte placer”.
Solo ese comentario hizo que me mojara.
Me beso el cuello muy suavemente, mientras con una mano me acariciaba la cara, el hombro y el pecho; comenzó a besar mis pezones y beber de mi leche luego de unos minutos, continuó bajando por mi vientre, aun algo deformado debido a mis dos embarazos consecutivos y que a mi edad no me regenero como antes.
Con sus labios y nariz rozaba mi piel haciendo que se me erizara y escalofríos recorrieran mi cuerpo hasta que llegó a mi Monte de Venus, allí mismo separó mis piernas y delicadamente comenzó a lamer mi vagina.
Su lengua era un arma a la cual mi clítoris no podía defenderse, haciéndome estallar de placer, poco a poco comenzó a introducir sus dedos en mi vagina, mientras con su boca bebía mis fluidos.
Lo hacía tan bien que no pude resistir el acabar mientras él seguía jugando con su lengua, bebió todos mis fluidos, mi acabada.
Me sentía en el limbo.
Mi hombre se incorpora, se pone sobre mi y lentamente comienza a meter su glande por donde hacía tiempo había salido su madre.
Nuestra conexión es indescriptible al momento de hacer el amor, literalmente pasamos a ser un solo ser en dos cuerpos que se complementan.
Mientras me penetraba yo lo rodeaba con mis piernas por su cadera y él me abrazaba mientras me besaba el cuello y debajo de mi oreja.
Esa noche no tuvimos una sesión de sexo, sino una noche de amor, puro y sincero amor.
Mi actual marido no dejaba de decirme lo hermosa que era y todo lo que valía para él, así como yo hacía lo mismo.
Habremos estado 3 o 4 horas haciendo el amor, variando de posiciones, hasta que ya exhaustos caímos rendidos.
Completamente transpirados y yo llena del semen de mi nieto en mi ano y vagina nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente fui la primera en despertar.
Miguel estaba pidiendo su desayuno, me levanté y fui a darle mi teta (como Penélope seguía lactando, aprovechaba y lo dejaba a él también disfrutar de mi leche).
En eso me doy cuenta que aun seguía con mi “vestido de novia” y que tenia restos de semen secos en mi vagina.
Recordando esa hermosa noche decidí darle una sorpresa a mi nieto… ya que nos casamos, teníamos que tener nuestra “Luna de Miel”, ¿no?
Fui a mi habitación y sin desprender a mi hijo de mi teta tomé el teléfono, cuando lo desbloqueé me encuentro con un whatsapp de voz de mi hija.
Básicamente era un audio de llantos, pero lo que pude entender es que estaba pasando por una crisis en su matrimonio con Pablo, ya que había encontrado fotos y conversaciones con otras mujeres, no entendí bien.
En ese momento tomé una decisión, mi Luna de Miel será en Madrid, donde vivía Lucía.
Ella es mi hija, y por más que haya formado familia con su hijo, no puedo abandonarla.
Llamé al pediatra de mis bebés a ver si había algún problema con llevarlos, lo cual me dijo que no era recomendable para la pequeña Penny, pero que si era tan importante y urgente que vayamos esa tarde al consultorio, que, como quedaba en su casa nos haría la excepción de atendernos en sábado y que si quería nos daba las vacunas correspondientes a nacho y a mí.
No lo pensé ni un instante y le dije que esa tarde íbamos los 4.
Me puse a buscar pasajes con mi celular, hablé con un par de aerolíneas hasta que encontré una muy buena, desperté a nacho y le comenté lo sucedido.
En eso lo veo salir de la habitación, ya me estaba esperando unas lindas puteadas por no haberle consultado, pero cuando volvió trajo una valija muy grande y me dijo “amor, decime que llevamos, vos prepará a los bebés para el pediatra y yo me encargo del equipaje”.
No podía creer, esas palabras me llenaron el alma, lo agarre del cuello le di las gracias y le comí la boca.
Le dije que saqué pasajes para el día siguiente y que íbamos a estar alrededor de una semana, que llame al instituto o a alguno de sus amigos y le diga que su madre tuvo un problema grave en España y tuvimos que ir de urgencia, le dije que me parecía lo correcto para llevar ya que allí estaba terminando el verano, y me dirigí a la habitación de los chicos.
Al terminar de alistarlos veo que nacho estaba terminando de guardar la ropa en la valija.
A eso de las 16 nos dirigimos al consultorio del pediatra, ahí le expliqué que mi hija estaba grave y debíamos ir de inmediato.
Como el doctor nos conoce no puso objeción, solo nos dio unas pautas para evitar problemas, más que nada por los cambios de temperatura.
Por el mismo precio nos vacunó a los 4.
Mientras volvíamos en el auto nos pusimos a hablar con Ignacio.
T: No me esperé tu actitud.
I: ¿Cuál abu?
T: La que tuviste esta mañana, la de apoyarme sin ninguna objeción, y acompañarme.
I: Abu, quiero que te entre en la cabeza.
Sos mi mujer y yo soy tu marido, Te voy a acompañar siempre, al igual que apoyar.
Y jamás voy a dejarte sola.
T: Gracias mi amor, lo mismo va para ti.
Además pensé en matar 2 pájaros de 1 tiro.
I: ¿A qué te refieres?
T: Ayer nos casamos, ¿no? Bueno, estaba pensando en tener nuestra luna de miel, y de paso visitar a tu madre.
¿No te molesta, no?
I: ¿En serio crees que puede molestarme? Abu, estamos hablando que mi mamá está en crisis.
No importa si está enojada con nosotros, es tu hija y mi madre, debemos estar con ella… y unir esa visita con la luna de miel me encantó.
Llegamos a casa, terminamos de preparar los detalles, programamos un Remis para que el día siguiente nos lleve a Ezeiza.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano acomodamos todo y le dejamos una copia de las llaves a un amigo de plena confianza de nacho, para que se acerque ante cualquier situación.
A la hora pactada llegó el remis, y nos fuimos al Aeropuerto.
El vuelo pasó sin mayores problemas, lo peor fueron las 12hs de vuelo, pero mi hija y la luna de miel valían el viaje.
Al aterrizar en Madrid tomamos un taxi hasta donde vive Lucía, yo no le dije nada a mi hija, y nacho tampoco sabía que íbamos de sorpresa.
Bajamos y nos dirigimos a tocar el timbre de la casa.
Al minuto se abre la puerta y aparece la madre de Ignacio con todo el maquillaje corrido, los ojos inflamados.
Se la veía muy deteriorada.
L: ¿Qué… qué hacen acá?
T: ¡Sorpresa! Escuché tu mensaje ayer, bueno, antes de ayer, y no podía estar de brazos cruzados, así que decidimos venir.
I: Claro ma, además, no te podíamos dejar.
Sos su hija, mi vieja, y también su suegra… jajaja
L: Que tarado… -Nos abraza- Vengan, pasen.
La casa era hermosa, tenía un muy lindo jardín en la entrada, era una casa de sólo una planta pero era muy espaciosa, con 4 dormitorios y 2 baños.
En el fondo tenían una linda pileta y, como buenos argentinos, una parrilla.
Nos pidió disculpas por lo desatendida de la casa pero es que no esperaba visitas.
Nos mostró 2 habitaciones (una para Ignacio y para mi, y la otra para penny y migue).
L: Y bueno, me disculpo nuevamente por el desastre, normalmente no está así.
T: No te preocupes hija, tampoco tenías porque tener la casa preparada.
¿Dónde está mi nietita?
L: Está con el padre, le pedí que se vaya por unos días.
Que me sentía devastada por lo sucedido.
I: Pero… papá ¿Te dijo algo? ¿Se disculpó?
L: Sólo me dijo que no lo hizo a propósito, que necesitaba sentir que podía seguir conquistando a pesar de su edad.
Que no tenía interés en estar con otra mujer, que sólo quería probarse que aun no estaba “muerto”.
O algo así.
T: Hay mija, entiendo por lo que estás pasando, tranquila, acá está mamá.
I: Y papá… jaja
L: Tarado, vos sos mi hijo, no importa que hagas lo que haces con mi mamá, primero que nada sos mi hijo, ¿Entendiste? – Y le pega en el hombro -.
I: Ay, si ma.
Entendí.
Pero lo que no te dijimos es que… La abuela y yo nos casamos.
L: ¿Qué mierda dijiste pendejo? – Me mira con cara sorprendida – Ma, decime que es joda.
¿Quién los casó?
T: Bueno lu, no.
No nos casamos, nos “casamos” antes de ayer.
Es decir, no hubo ceremonia, simplemente nos dijimos nuestros votos y nachito compró estas alianzas con sus ahorros.
L: Ok… Esto es un poco raro, un poco más raro que antes… pero sólo un poco… jajaja
T: Si, ¿no hija? Jajaja.
I: Ma, perdóname si te lastimo con lo que te digo.
¿Tenés evidencia de que papá te llegó a cagar o solo fueron los mensajes?
L: No nachi, sólo son los mensajes y las fotos.
¿Por? ¿Sabés algo y no me querés decir?
I: No mamá, ni ahí.
Sólo que me acuerdo haber hablado una vez con el papá de Nicolás, mi compañero del cole, porque lo encontré en offside con la vecina.
Y vos sabés que la mamá de nico está muy buena, no tanto como vos, pero lo está.
T: Ojito con lo que decís amor, mirá que estás hablando de mi hija y de tu madre.
I: Si abu, pasa que Mario me dijo como que es algo necesario, a veces en las parejas que llevan tanto tiempo juntos.
Me dijo que es muy común que haya una cañita al aire en ese tipo de relaciones.
Que no es que no aman a sus parejas, sino que es probar “Nuevos aires” por una sola vez.
Yo lo tomé como cuando vas al Mostaza (es un local como el Mc de aquí) y robas una papa del combo de la persona con quien fuiste.
L: Claaaaroooo… pero podría decirme que las cosas no estaban bien.
T: No hija, puede que no haya habido nada mal.
Simplemente era rutina.
En eso, Lucía rompe en llanto y nosotros intentamos consolarla.
Una vez calmada cambiamos de tema e intentamos tener charlas muy amenas.
Ya estaban haciéndose las 12 de la noche y comenzamos a sentir un poco el cansancio, no solo por el horario sino por la tensión del viaje pero igualmente decidimos tomar unos mates y charlar.
Se notaba que Ignacio deseaba tocarme la mano, rozarme y demostrarme algo de afecto y en eso Lucía dice: “Si desean darse algún beso adelante, no se preocupen por mí, por más que sean mi madre y mi hijo también son pareja.
Lo único que les pido es que se controlen y no tengan relaciones en la mesa delante mío jaja”.
Nacho le contesta con un “Gracias MA” y me acaricia la mano.
Mi hija pone en el teléfono música que se escuchaba cuando era chica, como Batida de Coco.
Y nos ponemos a tomar unos mates mientras reíamos y charlábamos.
A eso de las 2 de la mañana, ya exhaustos nos fuimos a dormir.
Claramente nacho y yo fuimos a la misma cama y mi hija a su habitación.
Mi nieto se sacó la ropa y quedó en bóxer mientras que yo me puse un camisolín rosa quedándome con la tanga pero sin corpiño, parece que eso le sacó el sueño a nacho y a su “amiguito” ya que ni bien me recosté se me abalanzó y comenzó a besarme por el cuello y a meterme mano; y bueno, yo no soy de piedra, esas manos y besos me prendieron y me dejé ir.
Lo empecé a besar en la boca y con mis manos recorrí su espalda para que cuando llegase a su bóxer bajara mis manos a su miembro y comenzara a masturbarlo.
Ignacio separa su boca de la mía para dirigirse a mis pechos, los cuales estaban rebosantes de leche lista para alimentar a nuestros hijos, pero él se adelantó y comenzó a chupar mis tetas y beber de mi leche.
Una vez satisfecho bajó a mi entrepierna, me sacó la tanga y sin dudarlo dirigió su boca a mi vagina, la vagina por la cual salió su madre y sus hijos.
Con mis manos trataba de taparme la boca, para que mi hija no escuchara, pero mis gemidos eran incontrolables.
En eso siento que estoy por llegar al clímax y sujeto la cabeza de mi marido haciendo que beba todos mis fluidos al acabar.
Una vez que ya bebió mis jugos, mi nieto se levanta y se coloca encima de mí, y compruebo que todavía tenía puesto el bóxer, a lo que le pregunto si no quería sacárselo y me dijo “¿Y por qué no me lo sacas vos abu?”.
Acto seguido lo tumbé boca arriba y besándolo desde la boca, bajando por su pecho me fui dirigiendo a su pelvis y, al liberar su miembro de esa prisión de tela, me dirigí a besarlo, le pasaba la lengua desde las bolas hasta el glande, le bajé el prepucio y me introduje esa pija magnánima en la boca.
Nacho me agarró la cabeza marcándome el ritmo y la profundidad mientras dejaba salir unos leves gemidos de placer.
Ya me estaba quedando sin saliva cuando siento que su uretra se estaba engrosando, dándome la señal que mi esperado premio se acercaba.
Mi nieto me sujetó un poco más del pelo y comenzó a vaciarse dentro de mi boca, no puedo describir lo delicioso que estaba esa noche, no sé si es porque estaba feliz de la luna de miel o si era porque estábamos haciéndolo en un lugar que era riesgoso, pero esa descarga fue magnífica.
Luego de recibir todo le muestro sus “semillitas” a mi marido y las trago mientras me voy acomodando encima de él para una reconfortante penetración.
Lo besé y me incorporé para poder estar cómoda mientras él me apretaba las tetas haciendo que se chorreen de leche.
En eso presiento algo en la puerta y cuando miro de reojo la veo ahí a mi hija, Lucía, mirándonos y veo como se estaba tocando.
Eso me excitó aun más, lo cual produjo un orgasmo repentino, nacho, sin saber que me pasaba, se emocionó y me agarro el culo.
Con una mano él me separa las nalgas y con el dedo mayor de la otra mano empieza a jugar con mi ano.
Le propongo que me dé en 4, a lo cual no se negó, y ni bien me penetra miro hacia donde estaba Lucía y le pido a mi nieto que me de todo ese cargamento de leche adentro, cosa que no me hizo esperar ya que en unos minutos se vació en mi.
Ignacio cayó desplomado en la cama y se durmió al instante, mientras yo volvía a mirar a la puerta, aun estaba mi hija, en eso siento que me sale un poco de leche de la vagina, paso mi mano para recogerla y, mirando a la madre de mi amado, me la llevo a la boca y le dedico una sonrisa la cual me devuelve, y con la mano me saluda y cierra la puerta.
A la mañana siguiente me despierta Penélope para el desayuno y a los segundos la sigue su hermano.
Así que, como pude, me los llevé a la cocina, Ahí estaba mi hija preparando el desayuno.
T: Hola hija, buen día.
L: Buen día mamá… ¿Cómo dormiste? ¿Querés un café con leche?
T: Bien, gracias lu.
¿Vos? Sí, me encantaría un café con leche.
L: Ma, quería hablarte de anoche, yo…
T: Tranquila hija, no hay problema.
Debí haberme contenido, espero que no te hayas molestado.
L: No ma, al contrario, me excitó de una manera inigualable… No sé que me pasó.
Luego de verlos tuve que ir a mi habitación y me he masturbado 2 o 3 veces para satisfacerme… Quería consultarte algo, ¿Cómo hacen para mantener esa sexualidad?
T: Bueno hija… No sabría como decírtelo es algo casi natural, supongo que es la piel que tenemos, tratamos de mantenernos activos, con variaciones y con incentivos ¿Por?
L: Es que, con Pablo nos pasó que poco a poco, desde que nació Ludmila sentí que la llama se apagaba, o que los deseos disminuían.
Siempre estábamos cansados, yo por la casa, la nena y él por el trabajo.
T: Pero decime lu ¿Implementaban juegos, juguetes o situaciones diferentes?
L: Eh… es vergonzoso decirte esto, pero no, si bien alternábamos posiciones, siempre era en nuestro cuarto una vez que Ludmila estuviera dormida.
T: Ahora lo entiendo todo hija, ese es el motivo por el cual la llama se fue apagando, la rutina, la falta de creatividad o de hacer cosas diferentes.
Está mal que te lo diga, porque es tu hijo, pero con nachito llegamos hasta a hacerlo mientras le daba la teta a tus hermanitos.
L: Ay mamá no puedo creerlo.
No, yo con Pablo no podría, me daría vergüenza.
Pero no sé como soltarme, me encantaría recuperar a mi marido, lo extraño.
Haría lo que fuera para intentar que funcione.
T: Tengo una idea para que rompas ese cascarón de inhibición, pero es algo drástico.
¿Realmente te animarías a lo que fuera por Pablo?
L: Sí ma, ¿Qué es? ¿A qué te referís con drástico?
Le conté mi propuesta, ya era tarde para que se hiciera para atrás.
Así que esa misma noche, puse mi plan en práctica.
El día pasó sin ningún altercado, salimos a caminar, Lucía nos llevó a conocer más de la ciudad, paseamos toda la tarde y volvimos para la cena.
Cenamos normalmente, como cualquier familia, les di mi pecho a mis bebés, los acosté y cada uno nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.
Al acostarme, me pongo un conjunto que me había comprado esa tarde para mi hombre mientras él miraba teléfonos y cosas electrónicas.
Cuando nacho, ya recostado, me ve no pudo disimular su excitación, la cual se le vio en la cara y entre las piernas “Wow abu, que buena que estás, me re calienta como te queda eso” me decía, en eso, me acerco a él gateando, penduleando mis tetas y besándolo desde los pies, subiendo por las piernas, me detuve en su miembro (aun dentro de su bóxer) e hice gesto como de morderlo mientras miraba a la cara a mi nieto: seguí subiendo y besándole su vientre, pectorales, cuello, y al llegar a la boca, mientras nos fundíamos en un beso de amor apasionado, le meto una mano en la ropa interior y comienzo a masturbarlo.
Ignacio desprendía leves gemidos.
Decidí sacarle el bóxer para poder tocarlo mejor, me acerqué a su oreja y le susurré “Tengo un regalo de bodas especial para vos ¿Lo querés?” Él, con los ojos perdidos, asiente con la cabeza, entonces levanto la cabeza y digo en una voz un poco más alta “Entrá”.
Ante esta orden mi marido mira a la puerta y ahí la ve entrar a mi hija, su madre, con un conjunto igual al mio.
L: Ay, dios, no creí que hubiera crecido tanto mi niño, no sè si podré…
I: ¿Mamá?
T: Ahora ella es tu regalo de bodas amor, esta noche te complaceremos.
Lu, ven, rompe el cascaron y dame un beso.
– Intentando ser lo más sexy posible (se notaba que se estaba esforzando) se me acerca gateando por la cama y me besa.
– Ahora a él, que va a ser quien también te libere, como lo hizo conmigo.
I: Mamá, no es necesario que hagas nada, no te sientas oblig…- Lucía calla a mi nieto con un beso apasionado, el cual él corresponde.
L: Nadie me obliga a nada, es algo que yo deseo.
Poco a poco ella comienza a besar a su hijo, como lo hago yo, para ayudarla le tomo una mano y se la dirijo a la gran verga de nacho.
No sé que habrá sentido, pero su cara cambió completamente; con su mano libre tomo mi nuca y me besó desaforadamente mientras con la otra mano empezaba a masturbar a su primogénito.
Luego del beso se dirigió a la verga de mi nieto y comenzó a chuparla.
Nacho gemía de placer, me miró y también me besó, mientras dirigía una de sus manos a mi entrepierna.
Perdidas por la lujuria Lucía y yo nos sacamos el conjunto y nos quedamos desnudas, nos besamos y ahora me dirigí yo a esa pija hermosa, mientras mi hija aprovechando la situación comenzó a lamer mi vagina, no podía estar más excitada, en ese momento no aguanté y tuve un orgasmo, el cual mi hija bebió.
“Ahora me toca a mí, nena” le dije a la madre de mi hombre, y la tumbé en la cama, le abrí las piernas y comencé el cunnilingus.
Mi nieto no desaprovechó la oportunidad y se puso detrás de mí y apoyó su glande en la entrada de mi vagina.
Poco a poco lo fue introduciendo, no le costó ya que yo estaba completamente lubricada.
Yo gozaba como una perra en celo siendo penetrada por mi amado nieto y bebiendo el néctar de la vagina de mi hija.
Lucía se pellizcaba los pezones y gemía, de pronto siento las embestidas más profundas y fuertes, y al cabo de unos empujones sentí la descarga de mi amado dentro de mi útero, saco su verga y se la puso en la boca a su madre para que se la limpiara.
Una vez terminado, volvimos a cambiar de posición, esta vez era nacho quien estaba boca arriba en la cama, Lucía ni lenta ni perezosa, inmediatamente se subió arriba de él, acomodando el glande de Ignacio en la entrada de su vagina.
Poco a poco se la fue introduciendo hasta cubrir su totalidad.
Mi hombre comenzó a gemir, junto con mi hija, así que decidí callarlos.
A ella le daba besos y mantenía su lengua y boca ocupada, y con respecto a Ignacio, me agaché lo más posible y le daba de tomar leche de mis tetas.
Así nos mantuvimos un rato, alternando algunas cosas, claro.
Hasta que en un momento siento que llegaba el momento, me aparté para dejarlos un poco solos y los vi, fundiéndose en un orgasmo simultaneo.
Ignacio, mi nieto llenando la vagina de su madre, Lucía, con sus semillas; y ella, mi hija, recibiéndolas con un orgasmo que terminó con espasmos y con ellos dos besándose.
Una vez terminado el acto, los tres nos quedamos en la cama, nacho en medio y nosotras abrazándolo.
“Gracias abu por este maravilloso regalo, te amo” me dijo mi nieto y, acto seguido cayó dormido.
A la mañana siguiente noto una mano acariciando la mía, la cual estaba sobre el pecho de Ignacio, era mi hija que me miraba y solo moviendo los labios me decía “Gracias”.
A lo que yo le pregunté “¿Querés una ronda mañanera?” a lo que ella me sonríe y acepta.
Ambas nos pusimos en marcha y comenzamos con una mamada a nuestro hombre para “despertarlos”, cosa que no tardamos mucho.
Una vez despiertos, nos pusimos manos a la obra a repetir la faena nocturna.
Alteramos las posiciones y volvimos a gozar los tres de una relación muy placentera.
Los días pasaron y todos los días repetíamos la rutina matutina y nocturna, Cabe aclarar que siempre nos dejaba sus “soldados” en nuestras “bases”.
Al llegar el día en el cual teníamos que volvernos vemos el auto de Pablo estacionarse en la puerta de la casa.
“Le pedí que volviera, que lo extrañaba y lo perdonaba, que quería que lo nuestro funcionara” dijo Lucía, y tanto Ignacio, como yo estuvimos muy felices que eso sucediera.
Así que las últimas dos noches estuvimos todos juntos en familia.
El día de nuestro regreso nos llevaron al aeropuerto y nos despedimos muy felizmente con la promesa de vernos pronto en Buenos Aires.
Al llegar a nuestra casa tuvimos que ponernos al corriente, nacho volver a los estudios y yo al trabajo.
Pasaron los días, nuestra relación de marido y mujer volvió a ser normal, solamente que… Mi período no venía.
Fui a la farmacia y compré tres test de embarazo de marcas diferente, ya que durante todas las vacaciones no nos cuidamos.
Al momento de hacerme los Test, llamo a Lucía para contarle, ya que ambas nos volvimos muy unidas.
Ella me cuenta que también se compró tres test ya que no confiaba en uno solo, ya que no le bajaba la regla.
Decidimos hacernos el estudio juntas al mismo tiempo, ella en España y yo en Argentina, todo mientras hablábamos por video-llamada.
Seguimos las indicaciones y esperamos los resultados.
A las dos nos dieron los tres test “Positivo”, estábamos embarazadas.
En mi caso no había duda alguna de quién era el padre, pero, en el caso de ella yo tenía duda, la cual Lucía me despejó rápidamente.
Ella me dijo que con Pablo recién pudieron concretar un acto sexual la semana pasada, es decir, una semana después de nuestra partida.
Las dos estábamos eufóricas de felicidad, entre tanto griterío se acerca Ignacio a preguntar qué estaba pasando “Tu mamá y yo estamos embarazadas.
Vas a ser padre por partida doble” la cara de mi nieto era como si le hubiéramos tirado un balde de agua en la cabeza, pero lo aceptó muy bien.
Lucía le hizo creer a Pablo que el bebé era de él, así que no hubo problema alguno.
El tiempo fue pasando, Lucía quiso tener a su bebé en Argentina, así que viajó para acá unas semanas antes; Pablo se quedó cerrando unos trabajos y vendría con Ludmila.
Cabe aclarar que, en su visita, en nuestro estado de embarazo, estábamos las dos con las hormonas revolucionadas, así que nuestro hombre tuvo que complacernos a ambas, pobre, lo dejamos seco.
Un martes rompí fuente, asi que los tres salimos corriendo al hospital, le avisamos a Pablo, quien estaba por tomarse el vuelo para acá.
En el momento del parto nacho me acompañó, mientras Lucía estaba siendo internada para la programación del parto.
Nacho, ya estaba acostumbrado a esto, ya era la tercera vez que lo vivía.
Los médicos me decían que puje, y yo lo hacía, mi marido me tenia de la mano y en eso escucho un llanto “Felicidades, es una niña ¿Cómo le pondrán?” “Christine, se llamará Christine” dijo Ignacio.
“Muy bien papá, corta el cordón de Christine” (por suerte no se notaba la edad de mi nieto gracias al barbijo).
Llevaron a la niña a limpiarla y tomarle medidas y estudios y a mí me enviaron a la habitación.
En eso me entero que Lucía había entrado en trabajo de parto y mi nieto fue a ayudarla, ella tuvo a un niño el cual llamaron Carlos.
Al rato traen a Lucía, y tiempo después a Carlos y Christine.
En eso aparece Ignacio con dos ramos de flores y dos osos para los bebés.
T: He aquí al padre maravilla
L: Hijo maravilla también.
Hijo, he aquí a tus dos hijos, tu hijo con tu madre y tu hija con tu abuela.
I: A partir de ahora todos seremos más unidos… Las amo.
Al día siguiente llegó Pablo para ver a su “cuñada” (y nieta) y a su “hijo” (y nieto).
Fue un reencuentro muy lindo, muchas risas, muchos regalos para los bebés, sentí como que se formó una conexión de padre e hijo más fuerte entre Pablo e Ignacio, empezaron a charlar más, y entenderse un poco.
Yo estaba muy feliz, tenía a mi 4to hijo (3ra mujer) en mis brazos.
Tanto ella como Carlos fueron el fruto del amor de tres generaciones que perdieron los prejuicios y tabúes y se dejaron llevar por el amor y el deseo mutuo.
Dos días después de los partos nos dieron el alta ya que ni los bebés ni nosotras presentamos algún problema y, unas semanas después Lucía, Ludmila, Carlos y Pablo se volvieron a España.
El matrimonio con mi nieto sigue de maravilla, y Lucía y Pablo están más unidos que nunca.
Por lo pronto yo sigo teniendo mis períodos normales, cosa que, por un lado me asusta por el semental que tengo de marido, pero por otro me pone feliz, ya que podríamos volver a agrandar la familia; claro que no por el momento ya que prefiero que los tres bebés sean un poco más grandes (empecé a consumir anticonceptivos) pero para un futuro tal vez…
Ante cualquier cosa, les estaré contando.
Gracias por leer.
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