Blanca y espesa Navidad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era la Víspera de año nuevo.
Con mi familia debíamos hacer un largo viaje hacia la casa de mis abuelos, quienes vivían en el campo.
Fue un viaje largo en el que me dormí al rededor de 3 veces, dado que no había mucho que hacer dentro del auto.
Mis hermanos jugaban en sus Gameboys y mis padres hablaban cosas que no entendía.
Tenía al rededor de 7-8 años, ya no recuerdo muy bien.
Al llegar fui el primero en bajarme, dado que ya no aguantaba más el encierro y corrí a abrazar y besar a mis abuelos, quienes nos esperaban con toda la casa decorada para pasar una linda navidad.
Los arboles con cascabeles, todo pintado, era mágico.
No eramos los únicos que llegaban de visita, sino que el resto de mi familia fue yendo también.
La casa era enorme dado que eramos una familia grande.
Yo, por mi lado, me fui a jugar con mis primos.
Todos en playera y shorts dado que era verano.
Nuestro abuelo nos puso una manguera y con ella nos fuimos tirando agua entre nosotros.
Siempre fui algo afeminado, desde mi manera de hablar y moverme, algo que aprendía más que nada viendo películas con mi mamá.
Me gustaba jugar con muñecas y a veces, cuando quedaba solo en casa, andar con algun vestido.
Esto lo aclaro dado que en ese momento, entre los jugueteos, uno de mis primos mayores se me quedaba viendo a ratos.
Lo invité a jugar en mi inocencia, dado que creía que eso era lo que quería y me sugirió un juego más entretenido, el papá y la mamá.
Cuando jugaba con gente de mi edad jamás me dejaban ser la mamá por obvias razones, sin embargo, mi primo, ante mi unica petición, aceptó, solo que fueramos a jugar más al fondo, en dónde mi abuelo no había cortado los matorrales.
Nos escondimos sin más detrás de esas plantas, donde no nos podían ver y él empezó a enseñarme nuevas formas de ser mamá.
Yo quería fingir cocinarle y lo demás, pero él me dijo que debía atenderlo como macho.
Me sentó con mi culo húmedo de mojado por el agua en su entrepierna y me dijo que me fuera moviendo.
Lo obedecí y repetía las palabras que me iba enseñando.
"Sí mi macho, Mi hombre" " tienes una polla deliciosa" " Que rico me lo haces" -Repetía a lo que él decía y de a poco sentía cada vez más duro allá abajo.
El frote que eso hacía con mi anito, de alguna forma me gustaba, por lo que bajé más y más para sentirlo.
Luego cambiamos de posición.
Yo en cuatro y él detrás de mi moviéndose.
Se frotaba contra mi y yo solo podía repetir lo que me había enseñado, "Mi macho, mi hombre con polla deliciosa" y demás.
Mi primo, gimiendo del placer del frote, se detuvo de golpe cuando lo tomaron y yo, asustado, miré y era mi tío.
Lo golpeó de inmediato y le gritoneó cosas que por el miedo no logro recordar.
Yo esperaba el mismo resultado, sin embargo, conmigo fue más comprensivo y amoroso.
Ahora, supongo que él creyó que yo era victima de los engaños de mi primo.
Seguí jugando luego con el resto de mis primos de mi edad y al anochecer mi tía se despedía con mi primo, según ella, porque se había enfermado y debían llevarlo a médico.
Yo me deprimí un poco pensando en que podría jugar con él a escondidas de nuevo, pero al parecer ya no habría oportunidad.
La noche pasó genial, comida, los grandes bebiendo y los pequeños jugando.
Organicé un villancico con mis primos y primas para la navidad, pensando que me darían más regalos y nos pusimos frente a ellos a cantar.
Yo, para ganar más atención bailaba y noté, sin más, la mirada de mi tío, el mismo quien me fue a "rescatar".
Ya se encontraba bebido, bastante.
Ya tenía algo de experiencia a esa edad y me sentía acalorado.
Recordaba la sensación que mi primo provocó en mi anito y quería repetirla, no sabía como.
Me acerqué a mi mamá y le pregunté si podía dormir con mi tio esa noche, dando la excusa de que, como faltaban camas y yo debía dormir con ellos y mi tio se quedaba solo preferia dormir con él a con el hedor de mi papá en sus pies.
Mi mamá, sin más, confiada le preguntó si le molestaba y mi tio en su borrachera dijo que no importaba.
Así, me quedé con él un rato y me logré sentar en sus piernas.
Mi regordete culito en su entrepierna y me hice el dormido, cansado.
Nada despertaba debajo mío, en absoluto.
Esperaba que sí, pero nada pasaba.
Al rato "dormido" realmente quedé dormido y desperté en su cama.
No sé que hora era, pero ya no había ni un sonido.
Yo le tenía algo de miedo a la oscuridad así que me aferré a quien estaba cerca y era mi tio que estaba dormido.
Había colocando una almohada entre ambos, la cual quité para poder abrazarlo.
Recordé entre tanto todo lo que había pasado, por lo que jugué mi primera jugada.
Acaricié su pecho y yo ya empezaba a temblar de la excitación que había en mi cuerpo.
Intentaba hacerlo lo más disimulado posible, Acaricié su panza de cerveza y, notando que no había reacción seguí bajando.
Me molesté de que durmiera con pantalón, ya que lo hacía más difícil.
Asumí que se había acostado borracho y ya.
Con dificultad, intentaba desabrochar su pantalón que le quedaba un poco apretado y me rendí, no podía hacerlo con una sola mano y si me movía podía despertar, así que le bajé la bragueta.
Me detuve cuando éste se empezó a remover, pero no fue mucho.
Esperé unos segundos y volví a mi faena.
Mi mano dentro de su jeans acarició esa blanca polla y pronto le bajé el bóxer con lentitud.
En eso mi tío se estaba moviendo más por lo que me detuve con u mano tirando del elástico y esperé.
Luego de un ratito le terminé por sacar esa regordeta verga y la acaricié.
Sin embargo, me espanté cuando sentí una mano en mi culo, era la suya.
Mi tío se había despertado y notó lo que yo le estaba haciendo.
-Que putita saliste, con tu papá tan macho- Dijo riendo despacio y metió su mano dentro de mi ropa interior para masajear mi ano.
En ese momento sentí lo mismo que antes, el gusto de algo presionando mi agujero me gustaba.
-L-Lo siento- No sabía que decir en ese momento, pensé que me iban a golpear, pero ese dedo en mi culito me gustaba, por lo que empiné mi culito para sentirlo más.
-La maricona quiere más de mi dedo? -Preguntó y sin piedad me lo metió en el culo, Yo me quejé y sentía mi culo arder.
No podía gritar porque alguien podría entrar y preguntar y no quería, dado que era mi culpa estar en esa posición.
Mi culito apretaba y ardía por la intromisión.
-M-me duele tío- Dije pidiendo un poco de piedad y él sacó su dedo para relamercelo.
Yo estaba adolorido y se colocó de lado para verme.
Me dio un beso en la boquita que yo correspondí un poco contento y lo miré.
Él acarició mi espalda y lo primero que dijo fue ; "Esto va a ser un secreto.
Le dices a alguien y te pego" .
No era la primera vez que hacía esa clase de promesa con alguien así que acepté tranquilo.
Me acerqué y empecé a besarlo de nuevo con más gusto.
Mi tío introdujo su lengua en mi boquita y me besaba muy rico, yo intentaba seguirle el ritmo, pero se me hacía un poco dificil.
Acaricié su pecho y lo abracé por el cuello, El acariciaba mi culito y masajeaba mi anito por encima hasta que me pone boca abajo y empieza a devorar mi culo sin piedad.
Lo lamía de arriba a abajo, besaba, chupaba y escupía una y otra vez.
El hombre realmente sabía como estimular la zona, quizá por eso mi tía siempre estaba tan contenta.
Poco a poco el ardor en mi culito fue pasando por tantos besos y baba.
El hombre más grande besó mi culito regordete también y pronto empezó a meter su lengua.
Yo tomé una almohada para morderla y gemir contra ella, se sentía todo tan rico.
Mi cuerpo no podía parar de temblar del placer que sentía y sin pensarlo terminé por correrme contra las sabanas de la cama en un orgasmo delicioso.
Me sentía en el paraíso en ese momento con ese hombre comiendome el culito.
Mi tío lo notó y salió de allá abajo para así dejar su polla al lado de mi boquita.
Yo, sin pensarlo dos veces, a pesar de correrme, quería hacer sentir bien a mi tío y hacer que me amase.
Yo le comencé a chupar la polla con algo de problemas por lo gorda que era.
-Así que ya sabes todo -dijo mi tío desde arriba acariciándome la cabeza y esa mano bajó hasta mi culito para volver a masajearlo.
Se sentía muy rico y yo comencé con mi faena.
Besaba esa polla en su glande y me fui hasta la base para lamer y meter uno de sus testículos en mi boca para lamerlo, eso le encantó tanto que lo hizo temblar.
Sonreí y seguí de a poco lamiendo.
Ese dedo entró en mi anito con más lentitud que antes y , aun un poco doloroso, empecé a sentir muy rico.
Relamía esa bola y luego la otra para volver a repartir besos por toda su enorme vergota de gorda.
Mi tío masajeaba mi interior con su dedo hasta que ya no estaba tan apretado.
Suspiré y ahora me miró.
-Te haré mi mujercita, mi reina.
-Si, eso quiero, papá y mamá-
Dije contento y ahora me colocaba boca abajo en la cama, Yo abracé una almohada de nuevo y él empezó a escupir su polla para mojarla bien.
Se acomodó encima de mi y sin más empezó a meterla.
yo me quejé y hundí mi rostro en la almohada.
El dolor que eso me hacía sentir era demasiado pero quería someterme a mi tio, me dijo que me haría su reina.
Lloré del dolor y él siguió sin piedad, pero siendo cuidadoso.
Gemía él de placer.
Mis anillos anales apretaban mucho y yo sentía dolor.
Cuando al parecer su polla regordeta estuvodentro de mi yo me calmé, luego de pasar los anillos la verga solo resbaló dentro de mi y yo me calmé.
Respiraba agitado y con el culo ardiendo.
Le pedí a mi tio que no se moviera y él obedeció.
Me acarició la espalda y luego las tetitas de gordura que tenía.
Me decía despacio que él era mi macho, mi papito, que era mi rey y que yo era su reina- Yo estaba encantado con esas palabras, más relajado pero adolorido.
El macho, sin poder esperar mucho más empezó a moverse y yo volví a hundir mi cara en la almohada, el dolor no cesaba, pero quería que mi tio me amara así, por lo que aguanté, pero pronto, luego de un par de embestidas que me iba dando, sentí un cosquilleo en mi abdomen y luego ese cosquilleo fue aumentando.
Estaba dando con mi punto G y ahora también sentía placer.
Las embestidas se hicieron más rápidas a medida que él iba perdiendo el control y a ratos lograba darme un delicioso placer inigualable.
Mi cuerpo temblaba cada vez que llegaba y luego de un rato él terminó corriéndose en mi culito sin verguenza.
Quedé complacido, lleno de polla, abierto y con mi tio besando mi espalda.
Así esperamos, en la noche buena, la blanca y espesa navidad.
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