buen hijo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kieroaprender.
Entré y lo vi acostado sobre la cama, sin afeitar, con greñas y con unas latas de cerveza y trozos de pizza por el suelo, mirando el partido de fútbol en la tele pequeña de la habitación de matrimonio. El cuarto apestaba a tabaco y a sudor, pues llevaba dos días sin apenas salir de ella, mi madre nos había dejado hacía un par de meses y encima mi padre había perdido su trabajo en la obra hacía una semana. La luz de la tele sólo iluminaba su corpachón velludo y fibrado y su cara de mala ostia. Soltó un potente eructo mientras seguía bebiendo.
– Miguelito tardas mucho en venir cuando te llamo. Qué estabas haciendo? Jugando con la mierda de videoconsola? Ven ponte aquí al lado y vamos a ver el partido. No me voy a quedar solo toda la puta noche! Ven.
Me apretujé a él mientras me pasaba un brazo por la espalda pero yo no podía mirar la pantalla porque estaba concentrado en el olor y el calor de su cuerpo que me invadían y mi polla cosquilleaba. Poco a poco se fue quedando dormido. Sin que se diera cuenta le di un beso en la mejilla. Apagué la tele, me metí dentro de la cama, me quité el pantalón del pijama y me introduje de cabeza dentro de la manta. Olía muy fuerte a mi padre. Inspiré muy profundamente y empecé a masturbarme por el morbazo que me daba. Me atreví ir un poco más allá y noté su polla morcillona que se le salía de la bragueta de su pijama viejo. Chupé con la punta de la lengua el prepucio húmedo y poco a poco conseguí ponérsela dura mientras él roncaba y yo lamía frenéticamente sin atreverme a mamarla entera para no despertarlo. Me corrí enseguida, pringando sin querer las sábanas, y me dormí al rato con la mano sobre su pecho peludo y mi nariz a pocos centímetros del sobaco sudado de mi padre que olía de maravilla para mí.
A la mañana siguiente era lunes y era festivo en el instituto. Fuera llovía mucho y mi padre ya se había levantado para ir a sellar el paro y a tomar su copa matinal de coñac al bar de abajo como acostumbraba a hacer al ir a trabajar. Oí la puerta de casa cerrarse y el ruido de las llaves sobre la mesita del recibidor. Entró en la habitación sin abrir la luz. Sólo la luz del pasillo la iluminaba. En voz baja y algo pastosa me dijo:
– Miguelito gandul aún duermes? Hoy no tienes instituto?
Me hice el dormido. Apartó de golpe la manta y la sábana y me vio desnudo, boca abajo, con el culo en pompa, y un dedo en la boca como si fuera un chupete. El estirón estaba tardando demasiado en llegarme. Mi cuerpo era pequeño para mi edad y sin apenas pelos y todavía con una cara de crío que recordaba mucho a mi madre. Se hizo un largo silencio, pensaba que se había ido, pero a los pocos segundos sentí como se sentaba junto a mi en la cama, una de sus manazas de albañil sobándome los glúteos mientras empezaba a respirar fuerte y a decir algo en voz baja. Se reincorporó y vi por el espejo del armario como se quitaba toda la ropa, se quedó en bolas, sólo con la camiseta de tirantes puesta y podía percibir la sombra de su pollón colgando que salía de su espesa y gran mata de pelos del pubis. Se metió en la cama, se tumbó encima mío y noté como se restregaba lentamente su gruesa polla, que se le ponía cada vez más dura, contra la raja de mi culo mientras mascullaba algo. Su cuerpo sudoroso de varios días me cubría totalmente, era como un muñeco sepultado bajo una masa de carne masculina que subía y bajaba, y empezó a decirme al oído con voz ronca mientras notaba mucho el olor a coñac de su aliento.
– Miguelito eres un marrano, te has quedado desnudo como una puta esperándome. Qué culo tienes cabroncito. Eres una zorrita como tu madre. ¿A cuantos les has dado el culo mariconcete?. jejje
– Papá me haces daño, pesas.
– ¡Calla maricón! ¿Crees que no te he visto espiándome desde la puerta y tocándote cuando estoy en el váter? Y anoche cómo me chupabas la polla y me olías cerdote?. ¿Te gusta oler a papá marranete?
– Papá por favor me cuesta respirar.
Se incorporó y yo seguí abierto de piernas ofreciéndole el culo. Me relamía, me palpitaba el ojete y temblaba de calentura. Me puso un dedo en la entrada del ano y notó como me retorcí de placer y solté un gemidito casi femenino. Metió la mano debajo de la barriga y me agarró la polla en total erección. Volvió a decirme cosas en el oído riendo mientras notaba sus babas cayendo sobre mi cuello.
– Maricón de crío pero si se te ha puesto dura la picha. Te gusta que papá te toque ¿eh Miguelito? ¿Dime eres virgen o ya te han dado por culo otros? No dices nada ¿eh? Eso es que ya has estado con un hombre verdad? Qué maricón de hijo que tengo, ¿por qué no me lo decías? ¿Quién te ha follado? ¿Algún amigo tuyo del instituto?, ¿algún vecino? Habla putito, siempre he sabido que te van las pollas cerdita.
Se levantó y se fue a una cómoda de donde sacó algo. Volvió y se sentó de nuevo en la cama.
– No papá no he hecho nada de eso.
– Calla Miguelito que eres una putaza y una guarra. Vete al lavabo ahora mismo y ponte esto venga. Te quiero aquí en un minuto.
Me había dado unas medias negras y un tanga rojo muy pequeñito que me puse enseguida que no sé de donde había sacado papá. Estaba excitadísimo, la polla me apuntaba al techo y cuando me miré al espejo con las medias y el tanga diminuto puestos me sentí la más zorra de todas. El corazón me iba a tope y no podía creer lo que estaba pasando. Volví a la habitación de matrimonio corriendo de puntitas porque hacía mucho frío en la casa.
Mi padre estaba sentado sobre la cama espatarrado, con la estufa puesta y en penumbra, con cara de muy mal humor, haciéndose un pajote en su pollón grueso y venoso de casi 20 cm y apurando una lata de cerveza. Tantos días sin hembra lo habían puesto muy caliente y con ganas. ¿Para qué pagar si tenía en casa una putita a mano?
– Así zorra…mmmmmm qué buena estás….hoy serás la novia de papá. Mi puta. Eres una zorra..Miguelito…verdad que quieres mucho a papá? quién te ha dado por culo dímelo? Vas por ahí haciendo el maricón y ofreciendo tu culo a hombres en los lavabos seguro, más de un chavalito como tú me he follado así… eres una puta como tu madre…Mira Miguelito…soy un hombre y tengo necesidades sabes?…Zorra!
Me dio un bofetón, me saltaron unas lágrimas pero mi erección no bajaba lo más mínimo, al contrario empezaba a sacar gotitas. Se quedó fijo mirándome y se dio cuenta que yo también estaba muy excitado.
– Quieres un macho duro eh?… pues venga a partir de ahora no tendrás más polla que la de tu padre. Como me entere que le das el coño a otros te mato.
Empecé besar, lamer y a mamarle la polla y los huevos con suavidad, deleitándome con su sabor a lefote seco y meos pues esa mañana tampoco se había duchado y ya llevaba así tres días. Llegué con la punta de la lengua hasta su ojete algo sucio. Al final mamaba muy fuerte sacando un montón de babas, tragando ese cipote hasta la garganta…
– Mmmmmmmmmmmmm cabroncito, que nene más puta que eres jodeeeeeeeer pero niño ¿quién te ha enseñado a mamar así?……. putaaaaaaaaaaaa
Me sobaba las nalgas y los muslos con las medias puestas hasta hacerme daño de lo que apretaba.
– Papá yo soy bueno y te quiero mucho, mucho, mucho papi.
– ¡Calla!. Me dio un azote en el culo mientras veía como su polla palpitaba
Se sentó en la punta de la cama, me agarró como si fuera un muñeco y me puso sobre sus rodillas. Nuestras pollas se restregaban duras como palos y jugosas mientras alternaba algún azote con caricias en mi ano totalmente dilatado y caliente. Me dejé ir y empecé a gemir de placer como una mujer
– Papá fóllame, estoy caliente, fóllame por favor, desvírgame tu..Soy tu nenita, hazme un hijo papá….soy tuya.
– ¡ Joder qué puta!. Cállate maricón, me pones muy caliente zorra y ya sé lo que quieres. Tienes el coño caliente y tienes hambre de polla como tu madre. Y qué culooooo tienes hijo ..jodeeeeeeer Miguelito.. papá te va a preñar, te clavaré mi rabo hasta llenarte de la lechita de papá me oyes?.
–
Soltó más tacos, me abrió de piernas, soltó un par de escupitajos en la mano y me lubricó el ano se tumbó encima mío y empezó a meter su pollazo grueso en su nueva vagina. Me sentía su puta y mi ojete era su coño, sólo para él. Era mi padre y mi hombre. Jadeaba, gemía y lloraba de dolor y de placer. Me dio fuertes enculadas y al cabo de un rato me hizo girarme y me folló de espaldas mientras bombeaba en mi culo como un martillo hidráulico. Soltó un jadeo profundo y descargó su lefazo de varios días dentro de mi. Sacó la polla aún dura, con hilillos de leche, estaba salidísimo y de un salto me incorporé para limpiársela de restos de semen mientras yo sin tocarme me corría y pringaba la cama por segunda vez en pocas horas. Se levantó sin decir nada, se sentó en el borde de la cama, se puso un cigarrillo en la boca, lo encendió, soltó una bocanada, se giró hacia mí
– Ni se te ocurra decirle nada a nadie de esto o te ostio y te llevo a casa de tu abuelo ¿Me entiendes maricón?
– Si papá haré lo que tú digas, obedeceré en todo .. ya lo sabes.
– Así me gusta mi nena. Prepara luego la comida Miguelito, después vendremos a dormir la siesta juntos…. y no te quites eso que llevas puesto…
Percibí una sonrisa maligna en su rostro, mientras me quedaba fijo y alelado mirándolo. Se puso el calzoncillo y un jersey y salió para el comedor rascándose el culo dando algo de tumbos porque la borrachera aún no se le había pasado del todo. Me había convertido en la puta de papá o más bien en su nueva hembra y seguro que podría ayudarlo mucho a pasar la mala racha del momento.
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