Calmando el estrés de mi prima Theresa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Naginata.
La historia comienza después de que mi prima acabara el bachillerato y se estuviese preparando para la selectividad, al menos en España es así.
Por aquel entonces yo tenía 17 años, y ella 18.
Mi prima, por cierto, tiene el cabello negro y la piel morena, con unas buenas tetas bastante desarrolladas y un culo aceptable.
Pues bien, sus padres se marcharon de viaje y ella tuvo que quedarse en mi casa, ya que le caía más cerca de la universidad que cualquiera de otro familiar suyo.
Y como sólo teníamos una cama, la mía, tuvimos que ponerle un colchón inflable en mi habitación.
Mis padres no me hicieron dormir en el soá porque no creían que pasara nada malo.
Así pasaron un par de días y yo la veía cada vez más nerviosa así que le dije:
-Oye Theresa, ¿quieres que te ayude a relajarte?-
Y comencé a hacerle un masaje en los hombros mientras ella estaba sentada en la silla donde estudiaba.
Por como sonaba sus gemidos, sonaban a que estaba excitandose.
Al poco terminó de estudiar y yo fui a ver la tele al salón.
Ya por la noche mis padres se habían ido a tomar unas copas con unos amigos y mi prima se quedó conmigo.
Esa noche estaba dormido en mi cama, cuando me desperté con ganas de beber agua.
Recuerdo bien el motivo porque lo que estaba pasando bajo mis sábanas me hizo grabar cada detalle.
Al levantarlas , encontré a mi prima lamiendo mi miembro, desde la base hasta el glande.
-Perdón por despertarte, primito.
Pero necesito calmar mi estrés y ya no puedo hacerlo con mis dedos.
– Gemía ella mientras volvía a la tarea que he mencionado antes.
Ahora ni ella ni yo podíamos parar de gemir.
Su lengua y su boca se sentían muy calientes, y era capaz de sentir la saliva empapando mi polla dura.
Pero yo no me iba a quedar parado mucho tiempo, por lo que me coloqué encima de ella y comencé a rozarle su vagina húmeda con dos dedos.
Ella, a pesar de estar en esa posición, no dejaba de mamarmela, incluso cuando era consciente de que se la estaba metiendo hasta la garganta.
Así estuvimos durante una hora, masturbándonos y dandonos sexo oral hasta que nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, cuando volvió del examen intercambiamos una mirada complice y dijo:
-Ha sido muy estresante este examen, ¿me darías otro masaje después, primito?
Ya imaginais lo que pasó esa tarde.
Si desean otro relato de mi vida sexual, o quieren que imagine una situación o fantasía relacionada con el incesto, sexo casual o demás no dudeis en enviar un mensaje con vuestra petición.
Y si quereis hacer cualquier pregunta, adelante.
Un saludo y gracias por leer mi relato.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!