Cama para tres (I)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por xanun.
Cama para tres
Ι
(El comienzo)
Era un viaje de un continente a otro él más importante de mi vida; a mi lado viajaba esa cariñosa mujer que aunque no era mi verdadera madre, si era lo mas cercano, la única que yo conocía y mientras que el avión que surcaba el cielo me llevaba de regreso a mí verdadera casa, en mi país; observando aún par de niños que viajaban con su madre; como vivas imágenes mis recuerdos comenzaron a llegar a mi mente.
Por cierto mi nombre es Pablo y mi historia es la que a continuación les traeré
Tenía 4 años cuando al contraer nuevamente nupcias Alberto mi padre de 24 años con una atractiva chica de Nombre Alicia 26 años <Que tenía una hija de nombre Natalia de 5 años>; en casa apareció el tío Cesar <Hermano de mi difunta madre>, en compañía de una pelirroja jovencita de 13 años con alto grado de embarazo diciéndome que era su prima Leticia y que desde ese día me haría compañía.
Isabel como algunos días después llamamos a su bebe con el paso de los años ya pintaba a convertirse en una preciosa pelirroja jovencita, con un rostro de niña bonita y en sus verdes ojos un aire de mucha inocencia e ingenuidad; los dos éramos inseparables todo lo hacíamos juntos, no había dolor o alegría que uno sintiera sin que el otro lo resintiera; compartíamos los mismos juegos, las mismas travesuras, las mismas cosas, la misma habitación <aunque cada quien tenia la suya>, y hasta la misma cama donde desnudos como era nuestra costumbre dormir al calor de nuestros cuerpos aprendimos nuestras primeras caricias y en nuestros días de ardiente lujuria penetrábamos a la recamara de mamá Leticia; después de ver el lúbrico espectáculo cuando se masturbaba, encontrando en sus dedos la satisfacción que su cuerpo le exigía; cuando ella se metía a bañar nos apoderábamos de sus cálidas y húmedas bragas, para embriagarnos del rico néctar de su aroma sexual.
Nunca sentimos culpabilidad de lo que hacíamos; ni temor de ha que nos vieran bañarnos juntos ya que desde siempre lo habíamos hecho; solamente ha mi padre -influenciado por Natalia con quien nunca supe llevarme bien-, no le agradaba que nos tuviéramos esa confianza.
Mientras mamá Leticia como aprendí a llamarle a sus 26 años ya se había convertido en una erótica y sensual mujer; forjada a fuego y pasión; su belleza era como el de una musa griega, melodía en movimiento, música hecha carne y gracia; sus ojos eran verdes como gemas; su rostro bello, angelical; de cada poro de su piel, emanaba el mas exquisito aroma, como el de la mas exótica flor; sus labios eran carnosos y sensuales; su vos cálida y agradable, que al hablar parecía acariciar.
Desde que me había llegado la pubertad millones de veces ya había recorrido con la vista ese sensual cuerpo de diosa pecaminosa desde los tobillos hasta sus bien torneados muslos que ascendían generosos a sus sedosos y respingados glúteos y ha sus pelirrojos rizos de su nidito de amor, que cubrían bellamente sus aromáticos labios vaginales; deteniéndome sólo un poco en sus despampanantes caderas, que eran una verdadera invitación a pecar, para continuar ascendiendo a través de su estrecha cintura hasta llegar a sus enormes y firmes senos con sus grandísimas aréolas rosadas que coronaban bellamente sus grandísimos y abultados pezones rosados; los cuales a cada movimiento de su pelirroja cabellera, parecían querer reventar sus finas y ajustadas blusas; lo que le daba un toque mas erótico y sensual.
No es que mamá Leticia no se diera cuenta todo lo que en nosotros provocaba; pero no se, yo creo que debido a que como aún en su mente estaban los recuerdos de cuando fue violada quedando embarazada de Isabel; rehuyendo siempre a los compromisos había encontrado en nosotros esa confiable, pero ardiente mirada de deseo, que como mujer necesitaba y como no hacíamos daño a nadie y mientras que no pasara de eso; todo estaba bien.
Hasta esa tarde <a unas semanas de irme a estudiar la universidad al extranjero> mientras que un tanto melancólico me encontraba sólo en casa en un short de lycra recostado en el sofá de la sala comiendo una pieza de pollo rostizado poco más de media hora de haber regresado del trabajo en zapatillas, una faldita cortísima que apenas y alcanzaba a cubrir su sedoso y respingado trasero y una playera corta; ante el cual se asomaban bellamente parte de sus grandísimos y abultados pezones rosados apareció mamá Leticia, acomodándose a mi lado acariciando con infinita ternura mi rostro.
¿Qué pasa papito? Creí que ya habíamos quedado en que sólo iban a ser 4 años.
¡Lose; pero es que no es justo, mi padre no tiene ningún derecho, todo lo que soy es gracias a ti! Acabo de cumplir 18 años y bien podría negarme ir.
¡Dale una oportunidad papito sólo una! Hazlo por mí
No dejándome muy convencido mamá Leticia se acomodo entre mis piernas de espaldas a mí cariñosa no tardando mucho tiempo en quedarse adormilada y ante la incomoda posición de su cuerpo; no nada mas podía apreciar por completo sus grandísimos y abultados pezones rosados; si no también y debido a lo corto de su minifaldita; apreciarle perfectamente bajo sus sensuales y transparentes bragas, su rojo como el fuego monte de Venus que cubría bellamente sus abultados labios vaginales; los cuales por acabarse de dar un baño, marcándose, se transparentaban bellamente bajo la humedad de sus bragas; provocando que al quedar atrapado el bulto bajo mi lycra entre sus sedosos y respingados glúteos, así como al sentir penetrar por mis fosas nasales ese delicioso aroma que expedía por cada poro de su sensual cuerpo que mi miembro comenzara a crecer poniéndose duro y erecto; ante lo cual y sin poder evitar la tentación por esa gran admiración que en mí siempre causaron; temblando de nerviosismo lleve una de mis manos hacia la tibia sedosidad de sus enormes y firmes senos, apenas y rozándolos con la palma de mi mano comencé a recorrerlo a su alrededor, con detenimiento, al ir ascendiendo con lentitud, hasta llegar al circulo de su grañidísima areola e ir ascendiendo con la yema del dedo, como un alpinista a una cumbre, a través de su abultado pezón rosado y del cual aparte de inmediato mi mano al sentir la penetrante pero cariñosa mirada de mamá Leticia quien pasando sus bien torneadas y apetecibles piernas alrededor de las mías me decía:
¡mmmmh! Que traviesas manitas.
¡Mamita yo sólo…!
¡Ssssh! ¡mmmmh! ¿Pero que estoy sintiendo? ¡Si ya lo tienes durísimo papito!
¡Mamita Perdóname! Es que yo…
¡aaaah! ¿Quieres que mamita se quite las bragas? Mira no te vaya a hacer daño si te quedas así.
¡Mamita yo…!
Con suavidad; con movimientos delicados y precisos sus despampanantes caderas comenzaron a girar frotando su respingado trasero contra el duro bulto en mi lycra; al mismo tiempo que llevaba una de mis manos a su entrepierna y la otra despojándose de su playera hacia sus enormes y firmes senos, así como arqueando un poco su cuerpo sus labios susurrantes al llegar a mi oído me decían:
¡mmmh! ¡Acaricia a tu mamita papito; así va hacer más fácil!
Excitado como ya me sentía mis manos como candentes brazas comenzaron a moverse en su ardiente cuerpo, una de ellas internándose bajo sus sensuales y húmedas bragas indicándome con su mano entrelazada con la mía el movimiento que tenia que hacer mientras la otra acariciaba sus enormes y firmes senos.
¡mmmh! ¡a-aaah! ¡ooouuh! ¡a-así papito! ¡a-aaah! ¡Continua así! ¡a-aaah!
¡Mamita-aaah!
Mientras tanto mamá Leticia me besaba con ardiente, arrolladora pasión y su mano que había llevado la mía a sus enormes y firmes senos con todo y lycras jalaba mi rígido miembro acomodándolo entre sus piernas las cuales al apretarlo un poco comenzaron a subir, a bajar y su mano entrelazada con la mía bajo sus bragas frotaba su botoncito de amor con intensidad hasta que vibrando nos cimbrábamos los dos descargando un intenso orgasmo.
¡a-aaah! ¡mmmh! ¡m-más rápido papito! ¡a-así! ¡a-así papito que sabroso manoseas a mamita! ¡mmmh! ¡a-aaah! ¡a-asi! ¡y-ya viene! ¡a-aaah! ¡aaaah! ¡mmmh!.
En ese momento y mientras mamá Leticia disfrutaba de su orgasmo, yo aunque súper excitado temblaba de excitación también lo hacia de arrepentimiento; por que a pesar de todo ella siempre se había portado bien conmigo y era la única madre que conocía. Ante lo cual y como si hubiera leído en mi rostro lo que en ese momento pensaba mamá Leticia sentándose me acomodo entre sus piernas y el sofá; al mismo tiempo que acariciando mi cabellera me decía:
¡Tranquilo papito todo esta bien! Yo también te quiero mucho; pero esto no tiene nada que ver con eso; ya te me estas convirtiendo en todo un hombrecito y es normal que sientas este deseo por tu mamita.
Ante su acariciador tono de voz, su mirada que inspiraba cariño y confianza; ya mas tranquilizado no podía apartar la vista de sus enormes y firmes senos, los cuales se levantaban erguidos como buscando batalla
¡Por que no los tocas papito! ¡Siempre te han gustado las tetotas de tú mamita!
¿Puedo, deberás me dejas mamita?
¡Por su puesto papito, además acaso no eres mi bebe!
Con suavidad mis manos apenas y rozando comenzaron a recorrer desde donde se levantaban hasta el contorno de sus grandísimos y abultados pezones sintiendo ante mis suaves caricias como se iban endureciendo. Mientras mamá Leticia maternalmente empujaba mi rostro suavemente a uno de sus enormes senos el cual comencé a lamer y chupar con infinita suavidad ascendiendo lentamente hasta que mi lengua se enroscaba en su grandísimo pezón el cual por su gran tamaño sobresalía de mi boca; sin lastimarla únicamente lamía, chupaba y succionaba mientras mamá Leticia se agitaba suavemente arqueando su cuerpo y una de sus manos acariciando llegaba hasta el duro bulto en mi lycra deslizándola bajo esta provocando que al solo contacto de su mano tuviera una erección de inmediato al recorrerlo a todo lo largo y grosor.
¡mmmh! ¡Ya me doy cuenta que aun no se te olvida como tratar a las tetotas de mama! ¡Pero papito! ¡mmmh! ¿Que tengo aquí? ¡mmmh! ¡Cuanta lechita! ¡Que rico! ¿Pero que estoy sintiendo?
¡Pero que grandote y grueso pitote tiene mi bebe! ¡Lo tienes muy hermoso! ¡Haber deja que mamita chupe la lechita que ya se gano!
Incorporándose mamá Leticia despojándome de mi lycra y recostándome se acomodo de rodillas entre mis piernas recostándose sobre de mi para darme un suave y húmedo beso e ir descendiendo lentamente hasta mis muslos mientras una de sus manos sin levantarlo acariciaba mi duro miembro y su boca recorriendo mis muslos lamía y chupaba todo lo que encontraba a su paso haciéndome gemir cuando su boca y lengua llegaron a mis tanates. Los comenzó a lamer y chupar por algunos segundos primero uno y después el otro y levantando entonces su mano mí rígido falo, sus labios carnosos se entreabrieron para apoderarse de este con infinita pasión, de mi roja cabeza; chupándolo con veneración, mientras sus manos que subían y bajaban a través de mi rígido falo aumentaban el ritmo cuando comenzó a palpitar haciéndome explotar en el interior de su boca.
¡slurp! ¡slurp! ¡ooouuh! ¡a-aaah! ¡aaaah! ¡¡ooouuuh!
¡Que sabrosa estuvo tu lechita! ¡Espero que te haya gustado!
Sin decir más mamá Leticia levantándose y tras poner algo de música con movimientos suaves y provocativos comenzó a bailar con sensualidad acariciando cada rincón de su pecaminoso cuerpo de diosa acercándose a mi frotando con vigorosidad su abultado pubis contra mi miembro y volteándose su respingado trasero susurrándome que le arrancara las bragas; las cuales provocaron que al hundirse en su intimida se sacudiera arqueando su cuerpo:
¡jummmp! ¡aaaagggrfh! ¡ggrrfh! ¡a-aaah!
Separándose de mí continúo bailando como bailarina exótica con eróticos y rítmicos movimientos de su sensual cuerpo de diosa; mientras que yo como hipnotizado ante sus sensuales movimientos me fui acercando a ella y mamá Leticia continuo restregándome su cuerpo; ante lo cual y perdiendo completamente la noción de quien se trataba, mis manos temblorosas tomando el lugar de las suyas y sintiendo como el corazón me latía a mil por hora, la despoje de minifaldita dejándola ya únicamente en zapatillas.
Abrazándome mamá Leticia acomodo sus piernas entre las mías moviendo cadenciosamente sus caderas al ritmo de la suave melodía frotando incesante su abultado pubis contra el erecto bulto bajo mi lycra, apretando sus enormes senos contra mi pecho y sus carnosos labios me hacían sentir la calidez de su aliento y sus grandísimos y abultados pezones rosados descargaban en mi eléctricas oleadas de erotismo en todo mi cuerpo; contagiándome del ritmo cadencioso de sus caderas girar, frotando su pubis cubierto de rojos rizos sedosos contra mi miembro y de su rico aroma a erotismo y seducción que emanaba de cada poro de su piel y mis manos que ya no pudieron detenerse mas abandonando su cintura se dirigió una de ellas a su respingado trasero abriéndose pasa entre sus aterciopelados glúteos recorriendo al rededor de su agujerito trasero provocando que al penetrar mi dedo en este mamá Leticia se sacudiera con vigorosidad; mientras que mi otra mano internándose a través de su pelirroja y rizada selva de pasión alcanzaba sus increíblemente cerrados labios vaginales y hundiéndose en ellos alcanzaba su cálida y húmeda vulva rosada, su preciado botoncito de amor, el cual comencé a frotarlo como aprendí en Isabel que a una mujer le agradaba más; sintiendo como mamá Leticia se estremecía.
¡a-aaah! ¡a-aaah! ¡Que ricas manitas! ¡mmmh! ¡Como haces gozar a mamita! ¡a-aaah!
Gimiendo y jadeando mamá Leticia gozaba de mis ardientes caricias disfrutando de mis dedos en su botoncito de amor y en su agujerito trasero; se sacudía de pies a cabeza sosteniendo mi rostro cuando desde lo mas profundo de su ser apretando la pelvis como lava hirviente descargaba su orgasmo.
¡a-aaah! ¡mmmh! ¡a-aaah! ¡a-asi! ¡oouuuh! ¡s-si! ¡aaaah!
Tomándome de la mano y con una suave sonrisa en su rostro mamá Leticia me llevo a su recamara en donde al recostarse en su cama abriendo sus ardientes muslos con una mano comenzó a acariciarse con ardiente lujuria su botoncito de amor, con un rictus en su rostro que emanaba excitación absoluta; mientras con la otra abrazándome sus temblorosos labios se apoderaron de los míos en un largo y apasionado beso recorriendo con su lengua el interior de mi boca dándome a probar el sabor de la suya mientras sin soltarme me llevaba a su cama acomodándome entre sus apetecibles y bien torneadas piernas y su mano llevaba la mía a su botoncito de amor frotándolo con intensidad hasta que al llegar nuevamente a otro exquisito orgasmo apretando mi mano. Soltando mi mano mamá Leticia abriendo a todo lo que daban sus piernas llevo mi rostro hacia su rica entrepierna, la cual y sin perder mas el tiempo, mi boca y mi lengua dándole una ardiente lamida a sus abultados labios vaginales la recorrieron por completo; provocando que gimiendo con intensidad mamá Leticia arqueara sensualmente su cuerpo.
¡a-aaah! ¡mmmh! ¡a-así….. q-que deliciosa lenguita! ¡mmmh! ¡ooouuuh!
Recordando cada palabra que Isabel me decía de cómo le gustaba que la acariciara; abriendo como pétalos sus abultados labios vaginales por primera vez admire el interior de su vulva rosada, ante la cual y como un hambriento ante el mas rico manjar, aspire de su cáliz ese rico aroma que tanto me enajenaba y probé de su rico néctar que brotaba de su intimidad y mi boca y mi lengua comenzaron a lamer a chupar, succionando cada milímetro del interior de su vulva rosada desde la vagina hasta las infas del medallón con verdadera veneración y pasión absoluta. Mientras que uno de mis dedos se clavaba en el pequeño agujerito trasero de mamá Leticia que gimiendo se sacudía arqueando su cuerpo y apretando la pelvis rociaba mi rostro de su néctar de amor; el cual lo bebí disfrutando de su delicioso sabor, mientras mi miembro recuperaba su virilidad sintiéndolo más duro y firme que nunca:
¡a-aaah! ¡ooouuuh! ¡mmmh! ¡a-aaah! ¡aaaah!
Mientras aun disfrutaba de su deliciosa entrepierna mamá Leticia jadeando y completamente excitada me jalaba hacia ella; al mismo tiempo que dándome un suave beso acomodaba mi rígido miembro a la entrada de su tan preciado para mi conducto vaginal. Grabando en mi mente cada detalle, cada sensación en su rostro, abriéndome paso entre las paredes de su conducto vaginal; fui penetrando a la mujer que más quería y que era dueña de mis más ardientes y lujuriosas fantasías; quien mostrando en sus verdes ojos una ardiente pasión y desbordante lujuria; sus labios temblorosos entonces me decía:
¡a-aaah! ¡aggggrfh! ¡Q-Que rico pitote tienes papito…. Espérate un poquitooooh! ¡aaaah!
¡Se que tu vas hacer para mi nenita; pero ahora yo te necesito más que ella! ¡Ahora si papito dale todo tu pitote a mamita!
Sin dejarla decir mas mi rígido falo la penetro por completo marcándose en su rostro un rictus de dolor, pasión y lujuria; sus ojos se tornaban blancos y sus despampanantes caderas a mi rítmico mete y saca comenzaron a moverse.
¡a-aaah! ¡a-aaah! ¡A-asi papito! ¡ooouuuh! ¡m-mas; mas! ¡Papacito…. que rico se siente tener un pitote adentro! ¡a-aaah!
Por desgracia, por el momento y contra todo lo que yo deseaba no tarde en sentir como mi rígido miembro comenzó a palpitar descargando como ríos de lava hirviente mi candente orgasmo dentro de mamá Leticia a quién viendo que no había disfrutado como lo deseaba yo quise seguir mi rítmico vaivén pero mamá Leticia atrapando con sus bien torneadas piernas mis caderas me lo impidió diciéndome.
¡Tranquilo papito con eso fue suficiente! ¿Te gusto haberte cogido a mamita? Por que a mi me encanto
¡Si mamita! Pero tú no disfrutaste; perdóname es que, tu sabes es mi primera vez.
¡Lo se papito y por eso fue más delicioso! Y ya no te preocupes, que ya aprenderás.
Durante las semanas que estuve todavía en casa no volví a penetrar a mamá Leticia y mucho menos pensar en Isabel; pero en cambio aprendimos a disfrutar de acuerdo a como nuestras más ardientes y lujuriosas fantasías nos lo dictaban.
Continuara
De antemano pido disculpas por lo extenso de esta primera parte pero creanlo era necesario.
Xanun
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