Cambios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por daldieb1818.
Me llamo Javier, les quiero contar lo que me paso hace unos meses, para resumir soy un hombre de 34 años, casado, tres hijos, típico padre de clase media, con más trabajo del que humanamente es posible, una esposa demandante he hijos típicos, creo, el mayor algo retraído, las dos niñas extremadamente demandantes y malcriadas (como su madre).
La cosa es que quería regresar al gym, note que tenía más panza de lo que nunca había tenido, y que mi rendimiento en el sexo estaba decayendo, eso sumado a que tardo mucho (realmente mucho) para correrme estaba frustrando mi vida, así que saque un espacio para poder ir al gym, lo que, como consecuencia ocupaba todas mis noches.
Todo comenzó un jueves, a las ocho de la noche, el gimnasio estaba algo vacío, por lo que estaba en la caminadora con mis auriculares puestos disfrutando de thunderstruck cundo noto en l caminadora contigua una figura corriendo, me gire a mirar a mi compañero, era un hombre de unos 40 años, robusto, algo musculoso, vestido con un licra negra y una camiseta sin mangas, amplia, azul, tenía el cabello corto, al estilo de corto, casi rapado a los lados y un poco largo arriba, con algo de barba como de unos pocos días, con un bigote fuerte, muy masculino, lo que más me impresiono fue su trasero, era como de burbuja, nunca me había fijado mucho en los hombres, o nada mas allá de lo típico, pero este capto mi atención muy rápidamente, era de piel blanca ligeramente bronceada.
casi pierdo el equilibrio por estar mirándole, sabía que era nuevo, o no era inhabitual de este horario porque estaba malditamente seguro de que lo recordaría.
No preste más atención, termine mi tiempo y me fui más temprano a casa de habitual, sabía que mis chicos no estarían, había ido a casa de uno de sus primos, por lo que podía aprovechar la ocasión y follarme a mi esposa para bajar una anormal erección que traía del gimnasio.
Al día siguiente estaba de nuevo en el gimnasio, en la corredora cundo el mismo hombre de la noche anterior se colocó junto a mí, esta vez no tenía los auriculares puestos, así que le hable, me presente, me dijo que se llamaba Richards, en efecto tenía 44 años, y era el segundo día que venía a este gimnasio, que normalmente se ejercitaba en casa, pero como su hijo había terminado la universidad le estaba dando tiempo de relajarse, me dijo al tiempo que me guiñaba un ojo, tenía una sonrisa amplia a la par de una mandíbula fuerte y labios delgados.
Era fácil hablar con él, era divertido y entretenido, y cuando me tocó el turno de hablar se veía interesado, digo, realmente interesado, así que fue fácil para mi abrirme, cosa que no es nada común en mí.
Las cosas con Richards venían fácilmente, en los días siguientes entablamos una camaradería inmediata y fuerte, me conto de su vida, que era viudo desde hace más de once años, que se había dedicado en cuerpo y alma a su hijo, tenía una empresa propia por lo que tenía mucho tiempo libre, y que la asistencia al gimnasio seria pasajera, hasta que su hijo se cansara del culo que actualmente lo tenía medio embobado, me dijo esto último algo reticente, como molesto, a lo que no le di mucha importancia, pero si me entristeció el hecho de que tal vez ya no le seguiría viendo.
Terminamos la rutina y le seguí hasta las pesas, no soy de pesas, me gusta mi complexión actual, me mantengo en forma y tonificado, sin músculos marcados ni nada, pero Richards si, así que le asistí mientras seguíamos conversando, en cierto momento me perdí por completo lo que me decía, su camiseta se escurrió entre sus pectorales dejando al descubierto uno de sus pezones, era un disco rosado pequeño con su peso erguido, y era hermoso.
Sacudí mi cabeza porque me estaba llevando a un terreno algo peligroso, términos y me invito a las duchas, era un temprano, al ser domingo estaba vacío, le seguí y comerse aquietarme la ropa para entrar a las duchas, Richard hacia lo mismo, esta sería la primera vez que terminábamos al mismo tiempo, normalmente se iba primero que yo, pero como no me apetecía seguir y realmente tenía ganas de verle desnudo le había seguido, se quitó la camiseta sin mangas dejando al aire una espada fornida, luego se bajó la licra y se inclinó un poco para recogerla dejándome ver unas grandiosas nalgas, mas blancas en comparación con su cuerpo, eran redondas sin vello, al igual que el resto de su cuerpo, se giró hacia mi tapándose su entrepierna con la licra que había recogido del suelo dejándome ver solo el pequeño rastrojo de bello negro entre sus manos, me puse duro enseguida, el me sonrió y guiño un ojo al tiempo que decía –el ejercicio sí que ha hecho efecto- señalando con su barbilla en dirección a mi ingle, me avergoncé y me gire rápidamente hacia uno de los cubículos privados.
-Javier hombre, no hay nadie, ven a las conjuntas- estaba un poco cortado, mi erección bajo por lo que quede a media asta, abrí el grifo junto al de Richard dejando que el agua caliente me relajara.
Abrí los ojos y vi que Richard me estaba mirando fijamente, baje la mirada a su entrepierna y vi que estaba erecto, tenía una polla grande, como de unos 19 cm, gorda, venosa, dando pequeños brinco de excitación, me puso igual de duro.
-creo que necesito liberarme- dije al tiempo que tomaba mi polla dura entre mis manos- si, a mí también me hace falta liberación- dijo Richard mientras se tomaba a sí mismo con un mano, era increíble, ver como se tensaban sus músculos mientras se pajeaba furiosamente, nunca dejo de mírame y yo tampoco lo hice, le vi entrecerrar los ojos, morder sus labios, acariciar su pecho.
Desee con todas mis fuerzas poder hacerle eso también, me vine fuerte, soltando varios trallazos de lefa al tiempo que caía contra la pared, sin dejar de ver a Richard, que cerró los ojos y con un gutural gruñido se vino, vi su polla vibrar y sus nalgas contraerse, fue hermosa la forma en que se vino, quede alucinado porque incluso después de la espectacular corrida aún seguía algo erecto –aun quedaste con ganas por lo que veo- dije dándole una pequeña sonrisa.
-a veces me pasa- dijo – cuando estoy m muy excitado, anqué acabe, sigue dura- dijo dándole una pequeña caricia a su polla.
Eso me regreso a la realidad ¿!que mierda?! Digo no era nada realmente gay pero me sentí como uno.
Pero estaba embobado viendo como se le ponía dura de nuevo, resbalosa y venosa.
-En serio no se te baja- le dije, y me volví a tocar, me estaba poniendo duro de nuevo –sí, se ve muy dura- le dije.
– y se siente dura también- me dijo con un tono ronco que me erizo los vellos del cuerpo –¿quieres tocarla?-
¿Que mierda?, pense que me gustaban las mujeres, y si habia jugado con mi culo, en sexo hetero, pero en ese momento no dude, me acerque y se la tome, fue increíble, nunca había tocado otra polla que un fuese la mía, pero se sintió increíble.
No era como la mía, rígida, dura.
La suya era más suave, como terciopelo pero con un centro rígido, comencé a masturbarlo y el hiso lo mismo conmigo, le mira a los ojos, azules, brillantes, hermoso, sensuales, y sus labios, quería besarlo pero no lo ice, segui masturbándolo, disfrutando de la sensación de su polla en mi mano y de su mano en mí, me corrí duro en él y él se vino después esparciendo su leche por todos lados incluso en mí, no me dio asco, me éxito y hubiese podido seguir pues incluso su polla seguía un poco rígida, pero me aleje.
Me gustaría decir que fue de solo una vez, pero no.
Se repitió dos veces más, en el transcurso de los meses siguientes, claro solo masturbarnos los dos juntos, en la soledad de las duchas, nos intimamos un poco más, le conté cosas de mi esposa y mías, el hiso lo propio de sus experiencias pasadas, incluso hablamos sobre mi problema de tardar en acabar, le dije que me parecía extraño, cuando me masturbaba normalmente podía acabar muy rápido, pero en sexo me costaba llegar, cosa que me dijo que no le parecía extraña –claro- le dije – en comparación a tu polla eternamente dura, no ha de ser extraño- le dije carcajeándome- me dio un puñetazo ligero en el hombro al tiempo que agrego – no he tenido quejas hasta ahora, he imagino que tú tampoco- me guiño ojos.
-De hecho si- le dije, perdiendo la ligereza del ambiente –últimamente para acabar tengo que masturbarme, tengo que fingir con Dayana, y siento que eso me está distanciando de ella.
No sé si da cuenta.
Últimamente no hemos follado.
Aunque tengo que admitir que no me ha afectado tanto como suponía -venga Javier, que seguro pasa.
Quizás solo tienes que dejar de pensar en acabar, y concéntrate más en el placer, en cómo se siente tu polla dentro de ella, estas muy tenso últimamente, se te nota, que dices si esta noche nos tomamos una cervezas- me pregunto.
lo pensé, realmente tenía mucho tiempo que no tomaba, y entre el trabajo y las cosas entre Dayana, mande todo a la mierda y me fui a tomar con él.
Pase una buena noche en un pequeño bar del centro, hablamos largo y tendido, sobre mis chicos, de lo culpable que me sentía con ellos, no estaba pasando mucho tiempo con ellos, sobre todo con James, mi hijo mayor, él tiene 16, es inteligente pero muy retraído, no es como sus hermanas que se parecen mucho a su madre, bulliciosas y consentidas, eran la adoración de la familia de Dayana, que al ser la única hembra entre cuatro barones era la consentida, y mis hijas pasaron a serlo también.
el hiso lo propio de su hijo, me dijo que tenía 19, que ya estaba terminando la universidad, se estaba convirtiendo en un hombre, y sentía que día a día lo estaba perdiendo, lo sentí melancólico, y lo comprendía, según lo que me había dicho, su hijo era su vida, y al intentar ponerme en su poción, con James, me dolió el corazón de solo pensar en el.
Le pregunte qué tan mala persona me veía, le hable sobre mi sentimientos hacia mi hijo, amo a mis hijas, todos son mi vida, pero con él era diferente, lo sentía más cercano a mí, él era más dado a mí que a su madre y sinceramente a mí me pasaba igual.
Coloco su mano sobre la mía me miro directamente a los ojos y me dijo algo que jamás olvidare, me dijo que amara a mi hijo todo lo posible, y todo el tiempo que él me permitiera amarlo, porque un día, él tendría que separase de mí, hacer su vida y solo tendría esos momentos con el como consuelo.
lo pensé y reflexione que tendría muchas cosas que cambiar, abrir más tiempo para estar con él, y con sus hermanas de la forma correcta.
A eso de las dos de la mañana decidimos irnos, tomamos un taxi conjunto, me dejaría a mi primero y luego a al.
Viajamos en silencio estaba medio adormilado cuando llegamos a mi casa me despedí de él, intente darle la mano pero se apresuró y coloco su mano en mi mejilla y me acaricio con sus dedos ásperos y grande, me dijo adiós y se fue.
Entre dirigiéndome a mi habitación, aun pensando en mis chicos, en labios delgados, bigotes, dedos ásperos y vellos negros, pero antes de entrar en mi recamara pase al cuarto de las niñas, dormidas en pequeñas camas rosa en un cuarto asquerosamente rosa, odio el rosa.
Le di un pequeño beso en la frente a cada una, y me enfile a la habitación de James.
Estaba a oscura, así que espere en la puerta que mis ojos se acostumbran, me acerque a la cama y le vi dormir, mi pequeño chico, dormía plácidamente, con los labios entreabiertos y sus grandes ojos café verdosos cerrados, sentí que en cada respiración mi corazón se hacía más grande, era increíble que este pequeño niño hiero con solo mirarlo que todo mi mundo se sintiera correcto, aparte los pequeños flecos de su frente y le di un pequeño beso, luego otro en cada mejilla al tiempo que las acariciaba, amo a mi hijo de eso no hay duda, es mi mundo, y eso me hacía sentir culpable con mis niñas, mientras acariciaba su suave mejilla despertó, algo sobresaltado- sshhh, peque, so yo- le dije
-¿qué pasa papa?- me dijo somnoliento, dios este niño -nada peque, solo duerme- le dije.
-¿Qué hora es?- cerró sus ojos de nuevo –no lo sé- me reí porque no tenía ni maldita idea- ¿estabas tomando pa?
No le respondí solo sonreí- ve a dormir, o mama se va a enfadar, sabes cómo se pone si tomas mucho- lo sabía, Dayana odiaba que tomara, maldita sea, odiaba que hiciera cualquier cosa divertida excepto follarla.
-¿Pedo quedarme aquí contigo peque?- le pregunte a lo que me dijo claro quédate, me quite lo zapatos y me acosté junto a él, me coloque tras de él, lo abrase fuerte y le susurre te amo, a lo que respondió, yo también te amo pa.
Me desperté duro como una piedra, con un cuerpo cálido pegado a mí, sentí el pequeño culo de Dayana pegado a mí, me frote despacio contra él, era el cielo, cálido, pequeño.
Su cabello cálido pegado a mi cara, suave, lacio, con olor a menta, ese culo delicioso y estrecho, acaricie el estrecho abdomen mientras bajaba hacia esa dura… ¿dura?, abrí los ojos de golpe y me di cuenta de que no estaba en habitación, mire alrededor y reconocí el cartel de esa banda de rock que me traía loco de tanto oírla.
La habitación de James, ¡¡mierda!!
Lentamente me separe de él, aun no amnesia y di gracias a dios de que dormía aun, me fui empalmado como nunca a mi habitación, con mi corazón palpitando como loco por toda la bizarra situación, me duche y me hice la paja más silenciosa de toda mi vida, maltita sea no podía sacarme de la cabeza la sensación del culo de James, pequeño y cálido y me vine tan fuerte que caí de espaldas en la ducha, eso me recordó la última vez que me había venido así, en las duchas del gym con Richard.
¡Mierda!
Los días pasaron y trate de estar más tiempo con James y sus hermanas, reduje el tiempo de trabajo, lo que claro me dio menos ingresos, por lo que Dayana se quejó, por lo que discutimos, por lo que dejamos de tener sexo, lo que le reclame, lo que me llevo a dormir en el sofá de la sala, lo que me traía más frustrado.
Era mi tercera noche en el sofá, mi espalda me estaba matando, no estaba durmiendo bien, me movía de un lado a otro.
Cuando escuche pasos en la sala -¿pa? ¿Qué haces?- era James
-Tratando de dormir peque, ¿tú que haces despierto a esta hora?-
-Tenia sed, voy por agua- me dijo y se sentó en la mesita de café frente al sofá –mama aun no te deja dormir en la cama-
-es más como que yo no quiero- me senté porque no tenía sentido intentar dormir en el maldito sofá- bueno, vente a mi cama, es más cómodo, no me molesta dormir contigo- realmente no quería, digo, la última vez que dormí con él las cosas fueron algo extrañas, pero tampoco quería pasar otra noche en vela, así que me fui a cuarto, el regreso de la cocina y nos tumbamos en su cama.
A mitad de la noche me desperté, James estaba pegado a mí, abrazándome por detrás, sentí la dureza de su polla en mi espalda, se movía lento, dando pequeños espasmos en su pelvis pegada a mi espalda, yo ya estaba excitado, y me di cuenta que él estaba dormido, me moví un poco para que su polla quedara a nivel de mi culo, me sentí pervertido, y más excitado que nunca, comencé a moverme, lento como una follada lenta y deliciosa, baje mis pantalones de algodón, dejando mi culo semi descubierto.
¿Qué estás haciendo? Me dije, dios es un niño, y tu hijo, pero la sensación de su polla, que se sentía grande tengo que decir, en mi culo borro toda lógica, le tantee un poco y atine a tocar sus pantalones de pijama y los baje también, él se quejó un poco y me paralice, espere su reacción pero solo dio un suspiro dormido, así que a siegas tome su polla y la puse entre mis nalgas, fue la mejor sensación del mundo, sentir su rigidez en mi culo me tenía goteando de excitación, así que comencé a hacer la paja de mi vida, sintiendo la polla de mi hijo en mi culo, no tarde mucho, me vine bestialmente tratando de atrapar mi leche con los pantalones de algodón para no manchar las sabanas.
Cuando recobre el aliento me fui al baño cojeando por los pantalones húmedos, tratado de conciliar lo que había hecho, sentí culpa, y morbo, y más morbo.
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