Carina VI – Visita donde el Doctor Fabio
Hacemos una visita al doctor y él se aprovecha de la ingenuidad de Mi padre .
Hola
Carina (yo) : 5 años
Daniel(papá) :32 años
Julieta(mamá): 32años
Carlos (tío): 36años
Julián (primo):7 años
Pedro (abuelo) 55 años
Zack (tío gemelo): 33 años
Joan (tío gemelo) :33 años
Fabio (Doctor) :40 años
Pasaron algunos días los cuales mi tío me seguía molestando en ocasiones pero ya se estaba volviendo algo normal para mi.
Una mañana tenía dolores cuando, orinaba y mi madre se preocupó así que me iba a llevar al médico aunque por su trabajo le pidió a mi padre que me llevara
Julieta: Daniel, lleva a Carina a la cita con el médico, escucha bien lo que dice sobre sus dolores y ardores, cómprale la medicina que manden.
Daniel: pero a mi no me gusta ir al doctor, me Dan miedo las agujas y todos esos aparatos, además es cosa de Mujeres, tú debes entender mejor.
A la final a mi papá le tocó aceptar y llegamos donde el doctor Fabio después de nuestro turno de Espera, mi padre estaba muy nervioso, nunca le han gustado los hospitales pero debía llevarme, yo seguía adolorida en algunos momentos.
Daniel: buen día doctor, espero se encuentre bien, la verdad es penoso lo que voy a contarle pero mi esposa insiste en que usted la revise.
Fabio: buen día, claro cuénteme.
Mientras hablaban ellos de cosas que yo no entendía a mis 5 años, observaba todo y también al doctor, un hombre ya más maduro, varonil, alto, de manos gruesas y peludas, algo panzón, pero era una panza de esas que enamoran, hablaba fuerte pero trataba de ser algo “dinámico” al hablarme a mi por ser pequeñita.
Yo iba con una falda ya que mi madre sabía que me debían revisar en mis intimidades. Me acomoda encima de la camilla después de tomar unos datos míos.
Fabio: vamos muñeca, te duele aquí? Y aquí?… Acuéstate, siéntate, párate,
Solo me daba órdenes y preguntaba, yo respondía sí y no.
Daniel: bueno doctor y entonces qué tiene la niña?
Fabio: no es nada externo así que debo revisar en su vagina. Le comento que tocaré y quizás le duela por sus molestias, no se vaya a preocupar.
Dicho esto, ya tenía un guante, mi padre se pone tenso y preocupado.
Fabio: bájate tu calzonsito preciosa y abre tus piernas acostada.
Yo no entendía muy bien, miraba a mi padre esperando su ayuda a entender mejor.
Daniel: Hija, haz lo que dice el doctor… mejor yo te ayudo.
Me sube la falda para agarrar mi resorte y me lo baja, me lo quita del todo y lo ubica a un lado de la camilla, me acuesta y abre mis piernas, sube un poquito la falda.
Podía sentir algo de nervios en mi padre, hasta lo hacía temblando, era un poco sensible con estos temas de tocar a su hija menor por cuestiones de su religión.
Fabio: creo que debió venir su madre pero ya está usted así que necesito que entienda que debe ayudarme cuando se lo pida, sin miedo y con confianza.
Daniel: perdone, me da algo de nervios y pena con mi hija.
Fabio: no señor, es su Hija, bien pueda y me colabora. Preste atención
Me comienza a palpar mis labios mirando fijamente a ellos, los abre y abre sus ojos algo sorprendido, mi padre voltea su mirada y camina de un lado a otro.
Hubo un momento en que sentí su dedo en mi clitoris rosando, sin intención y me retorcí, él lo notó y me quedó mirando algo anonadado pero siguió, sus dedos eran gruesos, de ahí le suena el celular varias veces hasta que pide permiso para contestar y comienza a hablar.
Fabio: hola… bla bla bla.
Tenía todavía una mano en mi vagina, mi padre solo miraba de lejos, yo estiraba mi mano hacía él buscando su compañía, él se acerca me la da, ubica su mirada en los dedos del doctor que estaba haciendo círculos den mis labios, luego metía un dedo y con el pulgar comenzaba a rozar mi clitoris, yo apretaba la mano de mi padre y me estremecía de placer.
Daniel: doctor, puede seguir con mi hija por favor.
Lo dice algo serio, el doctor cuelga y sigue con su tacto
Fabio: venga mire esto, está roja y la verdad muy dilatada.
Mi padre se acerca a mirar mejor, yo tenía mucha Pena, dos hombres frente a mí mirando mi vaginita.
Daniel: sí se ve roja, es por eso que venimos a que nos diga qué hacer.
Fabio: eso no es todo, mi dedo entra sin problema… eso significa que…
Suena el celular de mi padre, era una llamada muy importante.
Daniel: uy perdone, es super importante, es del exterior.
Sale de la sala sin más esperar, el doctor sigue tocando, usa más dedos para abrir y vuelve a tocar mi clitoris…
Carina: aaaajjj aaayyy…
Me queda mirando sorprendido y vuelve a tocar intencionalmente fijando su mirada en mi.
Carina: aaajjj
Fabio: cómo es posible que te guste eso? Por qué? Además lo que le iba a decir a tu padre es que no eres virgen, logras entender eso preciosa?
Carina: qué es virgen?
Fabio: jajaja, alguien te toca tus partes íntimas? Tu vagina, tu cola, tus labios…?
Me quedo callada y me da susto porque mi tío me había dicho que no contará nada, incluso contraigo mis paredes vaginales y él lo nota
Fabio: oye, calmate! Me apretas mi dedo, deja que lo saque almenos de ti… o lo dejo? Jajaja
Yo lo tomo como un juego por sus risas y decido volver a contraer, él me sonríe con picardia, comienza a hacerme círculos dentro y tocarme el clitoris, usa un lubricante que tiene y me soba el gallito, se sentía delicioso, me erizaba, me hacía presión, nos estábamos mirando sin dejar de hacer lo suyo y yo hacer mis caras de excitación, arrugaba mi frente, abría mi boca, mis piernas se abrían más yo pujaba como si quisiera orinar, hacía tanta fuerza en la presión que él tenía que frotar más duro, está a súper húmeda.
Fabio: veo que eres muy traviesa… y según veo tu padre no es el responsable…uuufff que preciosa eres, dame tus líquidos.
Yo ya entendía eso así que después de tanto dedo y masaje vagina suelto unos chorritos algo débiles que mojan su mano y parte de l bata.
Carina: aaayyyyy uuuffff
Yo apretaba mis dientes fuerte del placer que tenía, nos mirábamos y él humedecida más el dedo, metió otro dedo, eso me bastó para blanquear mis ojos y quedar casi que desmallada, estaba súper erizada, sudada, roja y excitada, mi respiración era fuerte, el doctor aceleraba sus metidas de dedos y chocaba su resto del puño en mis labios, tan húmeda estaba que hacían ruido en los golpes…
Daniel: volví doctor, que pena, era muy importante.
Dice mi padre entrando mientras seguía mirando su pantalla, tiempo suficiente para parar la violada que me estaba dando con sus dedos el doctor. Se queda pálido pero reacciona al instante, yo seguía toda excitada. Mi padre nos mira algo sorprendido por el la humedad y mi posición “dispuesta a recibir dedo” que tenía, además de los dos dedos dentro de mi.
Fabio: tome un guante, rápidamente don Daniel.
Mi padre lo hace, el doctor toma su mano y la acerca a mi.
Fabio: va a tocar el interior de su hija par que sepa lo que ella tiene.
Ubica un dedo en mi y lo presiona para que vaya entrado, mi padre se tensiona todo y con su otra mano sostiene el hombro del doctor como para agarrarse de algo ante esta situación.
Fabio: sí siente? Haga círculos.
Ya se me había quitado el placer, era mi padre el que me estaba tocando
Fabio: si siente? Logra sentir?
Daniel: eeehh no señor, qué debo sentir?
Fabio: nada? Dígame qué experimenta.
Daniel: puessss me siento raro, es mi hija… pero está caliente, muy mojada… no sé qué más.
Fabio: pues que no hay himen. Ella nació sin himen al parecer, es normal pero además es muy elástica, lubrica demasiado y son cambios hormonales que le Dan desde pequeña, es normal.
Daniel: pero usted cómo va a decir eso, cómo lo comprueba?
Fabio: señor, la niña tiene su dedos y dos dedos míos metidas en su cavidad a la vez y no hay sangre. Su dedo es grueso y mire mis súper dedos…
Daniel: oh por dios! Es verdad… y entonces qué hay que hacer.
Fabio: Nada, es normal, los dolores deben ser porque está creciendo, igual le recetare algo, deben venir en dos semanas a ver qué tal evoluciona. Le recomiendo traer usted mismo, el caso se tratará con usted para que sea algo más ordenado.
Daniel: está bien… es raro que con 5 años sea así mi hija.
Fabio: sí, a veces haciendo deportes se rompe el himen o nacen sin él, es un punto a favor, no va a sufrir ese dolor cuando se rompe.. Usted entiende.
El doctor guiña el ojo a mi padre, receta la médica, nos despedimos, me mira morbosamente y nos dirigimos a casa.
En el camino mi padre me hace una serie de preguntas y damos con la fortuna de que en la finca no había nadie.
Continuará.
Morgan
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