Casado Infiel C-3
Con el paso de los meses la relación se fue haciendo más intensa hasta que se rompió. .
Cada vez que salia del departamento me cuestionaba mis acciones. Porqué hago ésto? Mientras conducía a casa. Por necesidad? Si puede ser, con mi esposa no pasa nada. Pero porqué con un hombre? Porque es más fácil, menos compromiso y menos problemas, además de que me gusta, debo reconocerlo.
– Papi! Que bueno que llegaste, he estado sola todo el día – me dijo mi hija cuando entré, abrazándome y besándome.
– Perdona hija, pero tuve que quedarme hasta mas tarde por un problema que se presentó – le respondí.
– Te vas a duchar? – preguntó, aveces cuando llegaba me daba una ducha, pero era temprano y hacía calor, ahora aparte de que era casi de noche, ya me había duchado varias veces en el departamento.
– Bueno, sácate la chaqueta para colgarla – le pasé la chaqueta que me ayudó a sacármela y la seguí al dormitorio. Siempre en la casa andaba con poca ropa y ahora no era una excepción. Mientras ella colgaba la chaqueta yo terminaba de sacarme la corbata. Comencé a sacarme la camisa y ella se sentó en la cama y comenzó a desabrochar mi pantalón. Siempre hacía lo mismo. Me bajó los pantalones y los bóxer juntos dejando libre mi miembro que no tuvo ninguna reacción como otras veces por razones obvias.
– Pero hija, si le dije que no me voy a duchar –
– Ah, sí, verdad que no, es que como siempre te das una ducha cuando llegas –
– No siempre –
– Casi siempre – dijo subiendo mis bóxer, no sin antes tocar mi miembro.
– Ahora siéntate para sacarte los zapatos – me sacó los zapatos, los calcetines y los pantalones. Me puse una polera y me acosté sobre la cama. Ella se acostó a mi lado y nos pusimos a ver televisión.
Me abrazó, puso su cabeza en mi pecho y comenzó a acariar lo que ahora estaba empezando a ser una erección.
– Pero hija, puede llegar la mamá en cualquier momento – le dije sacando su mano de ahí.
– La mamá llamó para avisar que iba a llegar tarde y tú sabes lo que éso significa. – últimamente mi esposa tenía unas salidas después del trabajo con algunas compañeras o simplemente con amigas y llegaba tarde, de madrugada. Hacía tiempo que tenía mis sospechas pero no le decía nada ni le preguntaba nada y en ese momento menos. Mi hija volvió a juego y la dejé, a mi me gustaba que lo hiciera, me excitaba con ella, cosa que me cuestionaba, pero ella estaba acostumbrada.
Ahora de nuevo me vienen mis custionamientos. Me gustan las mujeres? Sí . Me gustan los hombres? No. Me gusta tener sexo anal? Si. Entonces que soy, un bisexual?
– Espera que tengo que ir al baño – le dije para detener el juego que se estaba poniendo estresante. Lavé mi miembro con agua helada para bajar la erección, también las manos y la cara, me sequé y volví al dormitorio. Ella estaba con el control en la mano, las piernas abiertas y las rodillas dobladas, no era la primera vez que la veía así, y muchas otras sin bragas. No puedo negar que me exitaba verla así, aunque me recriminaba por tener esa reacción.
Me acosté a su lado y ella me entregó el control y mientras saltaba de canal en canal, ella reanudó el juego.
– Te lavaste? – preguntó.
– Si, con agua helada –
– Pobrecito, está helado – dijo sacando mi erección.
– Quieres que te lo caliente? –
– Y cómo sería éso? – inclinándose lo metió en su boca. Lo que se sintiçó muy bien.
– De dónde sacaste éso? – le pregunté al ver cómo mi erección salía y entraba en su boca.
– De videos pornos, pensé que te haría lo mismo cuando pudiera, te gusta? –
– Ah, sí, está rico, pero da la vuelta, quiero hacerte lo mismo –
– No, no quiero, cómo me vas a chupar ahí? –
– Hija, déjame hacerlo, yo también pensé el hacértelo algún día y hoy es ese día ‘
– Estás seguro papi? –
– Si, hija muy seguro – ella se dió vuelta y metí mi cabeza entre sus piernas –
– Ay papi! – dijo empujando su vulva hacía mí. Seguí lamiendo y chapado con más ganas, creo que nunca lo había hecho mejor a nadie, la amaba con todo mi ser.
– Ay papi! Ay papi! Ayyy papiii! – me daba cuenta que lo estaba gozando y seguí lo seguí haciendo.
– Ay, Ay, Ay, siiíii – y con un gemido largo me di cuenta de que estaba teniendo un hogasmo, seguí introduciendo mi lengua en su vagina hasta que apretó mi cabeza con sus piernas retirando su pelvis hacia atrás.
– Estás bien? – le pregunté después de unos minutos, cuando me di cuenta que ya estaba más tranquila.
– Maravillosamente bien, gracias papi – dijo pegándose a mi como una garita regalona. Me dió gusto verla así, tan feliz y satisfecha.
– Tengo sueño, abrázame – dijo dándome la espalda y tomando una posición fetal.
– No, hija, tengo una erección y no quiero penetrarte, mejor ve a tu cama –
– Sólo un poquito, por favor – me acomodé detrás de ella, levanté su pierna y puse mi erección entre las dos, ella pegó sus nalgas contra mi pelvis y se quedó quieta. Cuando escuché su respiración pausada y tranquila, decidí dormir yo también, me sentía feliz sólo con ése momento, no pedía más.
– ! QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ ! –
Me despertaron los gritos de mi esposa, estaba parada en la puerta del dormitorio y había encendido la luz de arriba, nos habíamos quedado dormidos con las luces de las lámparas de los veladores.
– Tú anda inmediatamente a tu dormitorio ! – le ordenó a mi hija que se tapaba con la sábana.
– No es lo que tu crees – le dije.
– Ah, no? – dijo tirando la sábana violentamente hacía los pies. Ahí estábamos los dos desnudos de la cintura hacia abajo y yo tenia sus nalgas pegadas a mi, no sé si antes de éso tenía una erección, no lo recuerdo, pero con el escándalo, mi hija salió corriendo semidesnuda y yo semidesnudo en la cama.
– Tú! Sal inmediatamente de mi pieza, no te quiero ver más acostado en mi cama. Salí caminando tranquilo, no me sentía culpable de nada, antes de cerrar la puerta de la habitación me tiró un cobertor. Tomé el cobertor y me fui a acostar al sofá. Cómo se me fue a olvidar que mi esposa podía llegar en cualquier momento. Y ahora, qué va a pasar? – me preguntaba.
– Papi, ven a acostarte conmigo – me dijo mi hija.
– No, hija, te imaginas que va a decir tu madre si nos encuentra juntos en tu cama? –
– Nos vamos a levantar primero, ella nunca se levanta temprano cuando ha llegado tarde – y tenía razón, de manera que me fui a acostar con mi hija con la condición de que no pasaría nada entre nosotros. Ahora ella me abrazó a mí y comenzó a jugar con mi miembro.
– Pero hija, así no voy a poder dormir –
– Ay papi, perdona – dijo sacando la mano.


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