Casi hija Maria (Primera Parte)
Porque lo hice? ella tuvo la culpa, o no?.
Casí hija María (Primera Parte)
Me llamo Luis y vivo en una provincia de Guatemala, cercana a la frontera con México, tengo 43 años y desde hace 5 casado felizmente con mi esposa Felicia de 36.
He visto demasiados relatos en esta página sobre el tema a tratar pero la mayoría son burdos y groseros, trataré de explicar mi historia tratando de evitar serlo.
Cuando me casé con mi esposa, yo tenía 24 y nos conocimos en las afueras de la Universidad en donde estaba terminando mi carrera de Derecho, ella estaba empezando a salir de una relación tóxica con un tipo celoso y machista que la dejó traumada y era la encargada de una tienda afuera de la Facultad del Quiché. Ahí diariamente la veía y platicabamos y poco a poco surgió la amistad y posteriormente el amor.
Con la confianza, me enteré de la historia de su anterior relación y del resultado, ella quedó embarazada y el se fue para nunca volver. Cuando la conocí, su hija María tenía 1 año de vida.
Finalmente, después de mucho platicar por fin pude invitarla a salir,cosa que fue muy difícil ya que su mamá no quería apoyarla con la nena. Fuimos a tomar un café y estuvo todo muy bien, hubo química entre los 2 y se dio la chispa para salir nuevamente después, inclusive con la nena.
Después de 2 meses de salir, una noche se nos hizo muy noche y le comenté que podíamos quedarnos en un hotel y así fue. La nena no daba problemas y se quedó inmediatamente dormida lo que permitió que diéramos rienda suelta a nuestra pasión entregándonos con toda la furia contenida de tanto tiempo sin relaciones.
Así fue que formalizamos más la relación y final e inevitablemente, nos casamos después de casi 2 años de noviazgo.
Así empezó nuestro matrimonio y pues por obvias razones, la nena fue creciendo y viendome como la figura paterna que necesitaba y que a mi no me disgustaba serlo.
Después de 4 años de matrimonio, ya con 6 añitos, María empezaba a mostrar que era muy bella con esos ojitos verde ambar y con su cabello rojizo (lo único bueno que le dejó su papá), era un poco delgada pero no teníamos problema con ello porque se alimentaba muy bien.
Siempre tuvimos una relación muy afectiva de papá – hija y yo disfrutaba la paternidad sin tener oscuridad en mis pensamientos ya que era común que ella estuviera en pantaletitas por toda la casa sin blusa o playera y no la veía con morbo alguno. Claro, estamos hablando de una niña de esa edad, se supone que no tendría porque tener esa oscuridad en mi mente.
3 años después, ya con 9 años, empezé a observar que la nena ya empezaba a sentir el pudor y se ponía su playerita ligera para estar en la casa aunque aun andaba en pantys por toda la casa. Su cuerpo a esa temprana edad empezó a embarnecer y se llenó, principalmente de las piernas y de sus nalguitas, haciéndola ver, a pesar de su edad con un traserito muy lindo y redondito.
Yo tenía una relación excelente con ella y mucha confianza ya que, por ejemplo, yo la llevaba y traía de la escuela todos los días y en esos trayectos ella me confiaba las andanzas de su dia a dia en la escuela.
Ya con 10 años, estando ella en quinto año de primaria, cuando fui por ella a la escuela, la noté rara y silenciosa. Con la confianza, le pregunté que si le había pasado algo. Ella levantó la cara y toda apenada me confesó que había tenido un accidente, que de repente sintió caliente y mojada la parte baja de su cuerpo mientras estaba en el recreo, se revisó y se dio cuenta que era sangre (primera regla), afortunadamente estaba con una amiga que ya había pasado el trámite quien a su vez le dijo a una maestra, la acompañaron al baño y como pudieron, solucionaron el problema pero hubo una baja, la pantaletita la tuvieron que tirar después de limpiarse bien.
Yo estaba sorprendido, no me imaginaba que a esa edad ya desarrollaran su adolescencia. Solo atiné a decirle que no se preocupara y que cuando viera a su mamá por la tarde, platicara lo que le pasó y que ella le iba a explicar de que venía todo esto. Estaba tan distraido y pensativo de lo que ya había crecido mi María que no caí en cuenta por su relato que no traía calzoncitos, y por mi distracción, se me atravesó un perro y casi lo atropello, provocando que mi nena se cayera al piso del carro quedando toda despatarrada. Paré el coche y me estacioné para ayudarla a sentarse cuando me di cuenta que tenía totalmente a la vista a su panochita, rosacea, inocente y limpiecita. Ella por estarse sobando, no se dio cuenta de la situación, permitiéndome ver por unos gloriosos segundos esa escena. Fue fabulosa pero a la vez choqueante. Morbo contra moral. Finalmente ella se levantó y terminó su show involuntario.
Entramos a la casa, como si nada, ella subió a bañarse y a cambiarse y yo me quedé en la cocina tomando agua y con la cabeza con un mar de confusiones, me negaba a pensar que tuviera siquiera un esbozo de malos pensamientos por lo que había visto pero también sentí que la sangre se me agolpaba en mi entrepierna con el recuerdo de esa fresca panochita hermosa.
Por la tarde, a las 3, llamé a María a comer, hacía un calor insoportable por lo que bajó con un short de lycra y una playerita de esas que parecen tela como de corpiño. Mis ojos (tratando de ser lo más discreto posible), se empeñaron en empezar a ver de forma distinta a la nena, empezando con esa lycra que como ya les comenté anteriormente, dejaba ver unas nalguitas frondositas, nada exagerado para su edad pero si redonditas, bonitas, suculentas.
Discretamente, mientras ella comía, puse atención en su playera y (como no lo noté antes), se notaban 2 hermosas protuberancias, que eran sus pezoncitos empezando a sobresalir. Me tuve que disculpar y salir corriendo al baño para que ella no se diera cuenta de mi erección.
Encerrado en el baño me tranquilicé y traté de pensar en otra cosa y así finalmente pude salir y terminar de comer.
Por la tarde llegó su mamá y se encerraron en el cuarto de María me imagino que para platicar sobre el tema de la mañana, yo seguí con mi rutina y tratando de olvidar el tema de mi hermosa hijastra.
Pasaron varios dias y poco a poco empecé a olvidar el terremoto moral que tuve en el camino de la escuela. Todo iba perfectamente hasta que mi esposa me comentó que se tenía que ir de viaje de estudios (yo la apoyaba para que terminara su carrera comercial de enfermera) y prácticas a Ciudad de Guatemala. Se ausentaría por 3 dias y me pidió apoyo para hacerme cargo de la nena. Yo claro que le dije que no tuviera preocupación ya que yo vería como siempre por ella.
A los 3 dias, temprano se fue Felicia en su viaje de estudios. Como todos los dias, llevé y después traje a María a la casa de la escuela. Se cambío el uniforme y quedó vestida como la ves pasada, con una licra blanca y playera tipo corpiño bastante ligera. Después de comer, salimos al jardín y empezamos a jugar a echarnos agua, ella empezó la broma y yo no me dejé así que nos correteamos por todos lados hasta que quedamos empapados.
Otra vez quedé perplejo, la famosa playerita era solo un papelito transparente, dejando ver toda la anatomía de la nena. Primero estaba de espaldas, viéndole la parte de atras de la playera totalmente transparentada y su lycra mojada, dejaba ver que tenía un calzoncito tipo bikini y una nalguita salida del bikini, todo a mi vista. Se veían hermosas esas nalguitas que ya les describí en párrafos anteriores, bonitas y ahora con la novedad que hasta la pantaletita dejaba ver la raja de sus nalgas perfectamente. Me estaba dando un festín visual y obviamente mi pene se empezó a sentir aludido ante tanta sensualidad, empezaba a notarse mi erección bajo el short que traía.
Ella, estaba distraida de espaldas a mi, dándome el festín visual delicioso que me estaban ofreciendo. Cuando ella voltea con su sonrisa divertida, sin darse cuenta de lo que estaba provocando, casi se me cae la quijada, su playerita dejaba ver totalmente y sin mucha imaginación sus dos pezoncitos, eran hermosos, apenas empezando a brotar, ella de piel blanca, sus protuberancias eran de un rosado hermoso, yo ya no medía mi mirada, ya que al bajar de verle su playera, su licra también transparente, dejaba ver su pantaletita y sobre todo la forma de su rajita claramente.
Casi al mismo tiempo, ella bajó la mirada y se dio cuenta de mi erección lo que la confundió y se la quedó viendo curiosamente.
Al darme cuenta de lo que estaba pasando, discretamente le dije que me iba a bañar y que hiciera lo mismo y me retiré. Al llegar al baño, no pude más, me desnudé y empecé a masturbarme con las imagenes mentales de María semidesnuda y sensualmente mojada, no duré ni un minuto, rociando de semen toda la parte de la regadera del baño.
Después de tomar aire, empezaba a bañarme cuando escucho que tocan a la puerta.
Continuará …
Muy buen relato, necesito siguiente parte