Cecilia. De niña a mujer capitulo final
Mi pequeña hija ya estaba lista para dar servicio en el burdel…
La guerra continuaba en nuestro país, llegamos a un pueblo que estaba tomado por un pelotón de 100 hombres y su sargento. Inmediatamente buscamos una casa donde instalar el burdel para esa misma noche empezar con el servicio.
El servicio empezaba a las 9 de la noche, pero desde las 7 ya teníamos clientes esperando entrar. Uno de los primeros clientes en llegar fue el sargento Días de León, que era un buen amigo y cliente del burdel.
En unas de sus visitas anteriores, nos tomamos unos tragos y me platico que se follaba a su niña desde los 8 años y que a los 10 años la empezó a compartir con sus superiores en orgías pues obviamente eso lo hacía tener más posición en el ejército.
Al llegar el sargento al burdel, pidió dos prostitutas jóvenes, Dania de 14 años y Lucia de 15, está última ya daba servicio de sexo anal y eso la hacía una de las más solicitadas. A Lucia mi suegro fue el que la estrenó analmente, más de una semana la estuvo follando por el ano asta que logro que la aguantará asta hacerlo acabar.
Volviendo al sargento, después de más de una hora salió de la habitación muy satisfecho con las dos prostitutas y le ofrecí un trago para platicar, salió a la conversación nuestras hijas y yo presumi que mi hija ya casi cumplía 12 y que follaba como una adulta y que pronto ya estaría dando servicio en el burdel, pues mi mujer me había comentado que a los 12 ya debutaría como prostituta.
Ese fin de semana fue muy alta la demanda de prostitutas y muchos soldados no alcanzan servicio, y el domingo por la noche tendríamos la visita del sargento y dos capitanes de división. Mi mujer un poco desesperada me dijo que ya era hora de que la niña debutará, yo sorprendido le dije que aún le faltaban algunos meses para cumplir los 12 años, a lo que ella me contestó, entre su hermano y tú la han follando más de 5 veces en un día, tu creés que no está lista para dar servicio.
Llegó el domingo y mi hija ya estaba lista, bañada y perfumada, con un vestido rojo pegado al cuerpo y corto de las piernas, se veía tan hermosa y tan sensual que me daban ganas de follarla ahí mismo.
Mi mujer me dijo tu vas a ser quien va elegir sus primeros clientes, no tenía mucho que pensar, el sargento y sus amigos serían los afortunados.
Prepare una de las mejores habitaciones del burdel y al llegar el sargento los invite a pasar a la habitación. Una vez instalados llegó mi pequeña, señores mi hija los atenderá en esta ocasión, sorprendidos, no tenían palabras para agradecer el gesto.
Mi pequeña paso a saludarlos y se les sentaba en las piernas por momentos para que ellos la besaran y la tocaran, caballeros espero que disfruten lo mejor que les podemos ofrecer. Solo que me quedaré en la habitación por seguridad de la niña, a lo que ellos no tuvieron problema.
Vamos princesa, le hable a mi hija, quítate el vestido para que los caballeros vean lo hermosa que eres, a lo que ella accedió rápidamente, ellos estaban en un total lujuria y exitacion, a lo que el sargento fue el primero en sacarse la verga, vamos muñequita, tu papá me digo que la chupas muy rico y lo quiero comprobar.
Mi niña se inco y empezó a mamar la verga que estaba muy erecta y los otros caballeros también desenfundaron sus vergas, mi niña se pasaba de una a otra mamando sin parar. Yo sentado en un sofá mirando lo bien que había enseñado a mi pequeña, después de varios minutos uno de los capitanes dijo que ya quería follar. La tomo del cabello y la aventó a la cama, señores me perdonarán pero sin preservativo no la pueden penetrar, el capitán saco un condón de su chaqueta y se lo puso, abrió las piernas de mi niña y lamió se vagina como para lubricarla, tomo su verga y la metió con mucha fuerza, mi hija soltó un grito y lo manoteo, yo me para del sofá y le reclamé, por favor sea suave, aún es una niña, a lo que el exclamó, yo pagué por una puta y como una puta la voy a tratar, el sargento tomo su revolver y me invitó a sentarme de nueva cuenta.
La empezó a follar sin parar, mi pequeña Cecilia gemía y se retorcía de dolor, así la tuvo por varios minutos asta que estaba a punto de venirse, se paró y se quitó el condón y la obligó a tragarse su semen sin tirar una gota.
De ahí siguió el sargento, la puso de perrito y se la dejo ir sin piedad, la sacaba y se la metía asta el fondo, se vino más rápido que el primero y se paró el último de la fila, se la sentó arriba y le ordenó que se ensartara sola, así fue mi niña cabalgaba a eso hombre que disfrutaba de sus pequeñas tetas que apenas y crecían a sus once años, ese hombre era un semental, la acostó boca abajo y se subió para seguirla follando, mi pequeña ya no podía y empezó a llorar, papa ya no puedo, que paren, yo muy afligido le dije tienes que aguantar mi niña, para eso naciste!!
Por fin paro la masacre y los uniformados se retiraron muy satisfechos y agradecidos.
Tome a mi pequeña en los brazos y la lleve con su madre para que la bañara y la durmiera, porque mañana tendría que seguir con su vida de prostituta…
Aquí termina la historia de la pequeña Cecilia y el burdel, espero les halla gustado y poder continuar con mejores relatos para todos mis lectores.
Que rico