Cecilia. La niña del burdel..
Diez años eran suficientes para iniciar a mi pequeña en el placentero mundo del sexo y la pasión..
Mi mujer y yo manejamos un burdel ambulante, visitábamos pueblo tras pueblo para ofrecer servicios sexuales. Fue en los años 80 aproximadamente, mi mujer era la madame, yo y mi suegro éramos los encargados de administrar y de la seguridad de las prostitutas que trabajaban para nosotros.
Mi mujer poco prestaba servicio ya que no era muy solicitada por los clientes ya que preferían las mujeres jóvenes, igual cuándo era muy alta la demanda no faltaba algún cliente que aceptará follar con ella.
Solo tuvimos dos hijos, Darío el mayor y Cecilia la más pequeña. En el burdel trabajaban ocho mujeres y dos transexuales que eran tratados como de la familia, varias de las mujeres empezaron desde niñas y ahora eran unas expertas en dar placer.
Nuestro país empezaba una guerra que parecía que sería muy larga y las prostitutas serían muy solicitada en por varios años por los batallones y nosotros teníamos que estar preparados para ofrecer el servicio. Así que decidimos empezar a reclutar mujeres y transexuales.
Al parecer todos los burdeles de las ciudades empezaron a contratar y se vino una escases de putas y jotos para trabajar.
Ahí fue donde decidimos empezar a entrenar a nuestra hija para que ayudará en el negocio familiar, ella ya estaba en entrenamiento por su madre que la dejaba mirar a las prostitutas follar con los clientes y tambien cuando teníamos relaciones sexuales su madre y yo. El sexo era algo muy normal en nuestra familia, mi suegro había iniciado a mi esposa a los 8 años y mi esposa inicio a nuestro hijo Darío a los 12 años, solamente faltaba nuestra pequeña y los 10 años era la edad perfecta para iniciarla. Obviamente yo sería el encargado de cumplir ese objetivo y dejarla lista para que a los 12 años más tardar se incorporara a las filas de nuestro burdel.
Todo tenía que ser paso a paso para lograr convertirla en una excelente servidora sexual, así que empezamos por lo más básico, mamar verga..
Normalmente los lunes era el día de descanso para todo el personal y aprovechábamos para conocer los lugares que visitábamos, está vez había un río muy bonito y decidimos pasar la tarde mi esposa, mi niña y yo. Era el lugar y el momento perfecto para iniciar a mi niña, así que nos adentramos rio arriba y llegamos aún lugar muy hermoso, los cantos de los pájaros nos arrullaban.
Mi mujer me dijo que ya era hora, me senté en unas piedras que salían de los matorrales y saque mi verga, mi mujer le decía a mi niña que ya tenía que darle placer a papá como lo habían platicado desde hace tiempo, mi niña se acercó y tomo mi verga con sus manitas y sonriente se hinco para empezar a lamer mi glande, como toda una experta, luego bajo a mis testículos y lo chupo como si fuera una bola de dulce del que más le gustará, tome me verga ya muy erecta del la base y se la metí en la boca, solo le entraba la mitad y eso le generaba un poco de asco, así la tuve por varios minutos mientras mi mujer tirada en el pasto disfrutaba de algunas manzanas que corto por la orilla del río. Decidí cambiar de posición y la senté a ella en las piedras y yo parado, empezó el mete y saca de lento a rápido, su boca no podía con tanta carne adentro así que la sacaba para darle respiró, me dijo ya papá me duele mi cara, que quiso decir mi quijada, espera un poco le dije papá ya está por acabar. Apure un poco y me vine de forma descomunal logrando llenar su boquita de mi semen y que se tirará por su barbilla el sobrante, en pleno orgasmo escuché a mi mujer decirle a nuestra hija, traga mi amor eso no se debe desperdiciar, caí rendido y satisfecho en el pasto, mi niña le pregunto a su mamá que si lo había echo bien a lo que ella le contesto que si pero que le faltaba más práctica para lograr ser una buena mamadora.
Nos retiramos de eso hermoso lugar con la encomienda cumplida de que nuestra hija ya había ordenado su primer verga.
Al llegar al pueblo, grande fue el enojo de su abuelo al saber que no fue invitado a la iniciación de su nieta…
Pero esa es otra historia…
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