Chicas de Colegio
¡Ay! Esas chicas de Colegio que salen sudorosas con su uniforme, carpeta en el pecho con sus ídolos, que tendrán, que todos las miran al pasar, solas, yo las veo pasar con sus pequeños cuerpos de cristal.
Quizás pueda pensarse que el debate sobre la edad de inicio al sexo siempre ha existido, pero en realidad, esto es algo reciente de las sociedades actuales, ya que durante gran parte de la Historia de la humanidad, era algo que no se planteaba, simplemente las cosas sucedían según las circunstancias de cada momento.
Para ver este tema con perspectiva, debemos pensar que los hijos siempre se han tenido, a veces como una carga y otras veces, como “objetos de producción” para colaborar en el mantenimiento de la familia. Desde esa mentalidad, no era extraño que los padres de familias numerosas buscaran liberarse de un exceso de mujeres en la familia, a través de entregarlas en matrimonio a hombres sin importar su edad y si eran adinerados mejor, a pesar de que muchas veces, todavía eran prácticamente unas niñas, algo que sigue haciéndose en algunos lugares del mundo.
En las familias más humildes, las que no tenían salida por ese camino, acababan ingresando en Conventos, o directamente, como prostitutas, como medio de ganarse la vida, siendo estos caminos muchas veces más próximos de lo que pudiera pensarse, ya que solían entrecruzarse entre sí, teniendo en cuenta que durante muchas épocas, las mujeres que ingresaban en órdenes religiosas, incluso desde niñas, no eran tan vírgenes ni tan puras como nos ha trasladado el imaginario común.
Era bastante común que cuando una mujer o niña, incluso, fuera “deshonrada”, la familia la enviara a uno de estos Conventos, en los que el control del sexo no era ni mucho menos estricto, simplemente se daba de forma oculta a la sociedad, siendo muy conocidas las fiestas orgiásticas desde la más humilde Curia hasta las más altas élites eclesiales.
Pasando a los tiempos actuales, teniendo en cuenta que siempre van quedando restos del pasado que se mezclan con las mentalidades del momento, estos debates siguen más vivos que nunca, y aunque muchas veces los tabúes sociales nos impiden abordarlos, siempre hay lugares donde eso es posible, como pueda ser la reunión diaria en los parques de cualquier ciudad, donde suelen juntarse los personajes más variopintos que hablan de sus experiencias.
En este caso, un grupo de jubilados buscan el sol de cada mañana o tarde, mezclados con amas de casa, durante un descanso en sus obligaciones o personas desocupadas con un pasado detrás que daría para escribir muchas novelas; y así, este grupo de hombres maduros se distraen recreando su vista con las niñas que van a un Colegio cercano o las más adolescentes, que pasan al Instituto, por lo que son inevitables los comentarios entre ellos:
—Ya me podían haber tocado estos tiempos de joven. No sé cómo las pueden dejar ir a clase con esa ropa, enseñándolo todo —decía uno, lamentándose de su edad.
—En cada sitio tienen sus normas, pero ellas se las arreglan para saltárselas, subiéndose las faldas hasta donde se lo permite su lucha diaria con padres y profesores.
—Muchos profesores yo creo que están encantados con eso y no dicen nada, aunque siempre haya la típica Directora pendiente de la moral.
—Yo di clases a muchas jovencitas de estas edades y a veces era imposible no mirar a algunas que se divertían con mi turbación —confesaba uno de ellos, que había sido Maestro.
—Qué suerte tenías…..
—Bueno, eran otros tiempos, pero siempre había la típica putilla que se dejaba meter mano y alguno sí que se aprovechaba bien.
—No me digas que tú no…….
—Sí, tuve mis oportunidades. Cuando era más joven, había una que se me metía en el coche para que la llevara a casa y a esa sí que la pude joder bien, porque era una putilla. Y luego, hubo otras que lo que les gustaba era calentarme la polla, pero se hizo lo que se pudo, jaja.
—Fuiste afortunado. Otros no tuvimos tantas oportunidades……
—El que buscó, siempre encontró —aseveraba otro del grupo.
—Eso es verdad. ¿Quién no tuvo hijas, sobrinas, vecinas…..?
—Así es. Tenía su riesgo, pero siempre había alguna con la que podías….. —reconocían todos.
Siguiendo la charla entre ellos:
—Yo no sé si es una percepción mía, pero me parece que ahora empiezan a joder mucho antes que en nuestros tiempos.
—Sí, desde luego. Ahora con el porno, están mucho más despiertas y si les pica el chocho, le ponen remedio rápido y antes se aguantaban más las ganas.
—Eso era lo general, pero había sus excepciones también. Donde yo vivía, preñaron a una cría de 12 años y me acuerdo de verla en el Colegio con la panza.
—¿Quién sería? Algún familiar, seguro…..
—Hablaban de un hombre que iba a su casa y se la llevaba a clases de natación, pero el caso es que después de estar embarazada, seguía yendo a por ella. Imagínate la mente calenturienta de los que morboseaban con ello. Yo escuchaba comentarios de todo tipo.
—Siempre las ha habido de las que se bajaban las bragas más fácil que otras, pero si querías trajinarte a alguna, acababas haciéndolo. Yo me acuerdo de ver a mi abuelo siempre tocándole el culo a mi hermana. Ella le decía que no lo hiciera, pero se reía y le provocaba más.
Y así se pasaban los días el grupo, calentándose con sus charlas, porque en realidad, hacía ya tiempo que no probaban un coño más apetecible que el de sus esposas, el que estaba casado, por lo que recreaban esas fantasías una y otra vez como una forma de seguir sintiéndose vivos y con la esperanza de que se hicieran realidad, cada vez más lejana, según pasaban los años, soñando con esas “Chicas de Colegio”.
Al caer la noche, muchas veces habían observado como esas niñas a las que devoraban con la mirada, se ocultaban en los rincones más oscuros y alejados para hacer sus primeras mamadas a algún chico mayor que las había convencido para hacerlo, envidiando la suerte del chico y sorprendiéndose de que esas cosas pudieran suceder tan facilmente.
Una de las mujeres que frecuentaba ese parque era Regina, una mujer madura que todavía mantenía esa elegancia y clase de cuando era Madame de un conocido Club de la ciudad, a la que le gustaba charlar con esos viejos pervertidos, a los que les contaba historias y anécdotas de su trabajo en sus tiempos, mientras ellos babeaban con alguna de ellas, sobre todo, cuando les confesaba alguna sobre esos hombres adinerados y con poder que le pedían jovencitas y si eran vírgenes, mejor, aunque ello tuviera un mayor precio.
Nunca daba nombres, por discreción, pero todos sabían que con dinero se podía conseguir lo que se quisiera, sorprendiendo a esos hombres cuando les decía que cualquiera de las nenas que veían pasar por el parque, podría ser suya si tenían el dinero suficiente:
—¿Pero cómo sería posible eso? ¿Cómo lo conseguías? —le preguntaba uno de ellos.
—Yo tenía mis trucos para llegar a ellas. Tenía que saber de qué tipo de familia eran, si tenía muchos hermanos, si eran humildes, si necesitaban el dinero…, o si eran de familias pudientes tenía que usar otras armas, como averiguar si sus padres eran clientes míos o si a ellas les gustaba el puterío y lo hacían por gusto o por rebeldía.
—Interesante. El sexo no tiene límites, como sueles decir tú.
—Efectivamente, a veces me costaba más, pero solía conseguir lo que me pedían. Por eso gané mucho dinero.
Esos hombres siempre la escuchaban encendidos por el morbo, queriendo saber más……:
—Pero a veces serían niñas, con poca experiencia, si te las pedían vírgenes, sería más difícil convencerlas.
—Bueno, no os creáis. Al final, todas sabían lo que era una polla, por pequeñas que fueran y muchas habían tenido ya sus juegos con mayores.
—Yo he tenido esos juegos con alguna cría, pero veía muy difícil meterles la polla —reconocía uno de ellos.
—Todo requiere su preparación y cuidado. Yo he visto a crías bien estimuladas, que con 7 años ya se la empezaban a meter, aunque yo lo recomendaba a partir de los 10 —Les decía Regina, desde su experiencia.
—Pues me parece pequeña igualmente, pero que rico debe ser hacer eso.
—Siempre hay que saber con quién se está. No es lo mismo una cría de estas que una chica que recibe a 4 clientes diarios. Yo no se las dejaba a cualquier cliente.
—Claro. Muchas veces hay que aguantarse la calentura y ser delicado, tomarse su tiempo y disfrutar del momento —asimilando los consejos de la Madame.
Y diciendo otro de ellos:
—Yo, si tuviera dinero, te pagaría lo que fuera porque me consiguieras aquella rubita de allí, Regina —retándola.
—Jaja, no me tientes, que todavía conservo mis cualidades.
—No serías capaz, no me lo creo. ¿Hablarías con ella?
A Regina la picó su orgullo y quiso dar una lección a aquellos viejos salidos, porque ya se había dado cuenta de que muchas de las cosas que contaban, eran simplemente fantasías de ellos que soñaban se hicieran realidad, por lo que se levantó y se dirigió hacia esa niña, poniéndose a hablar con ella, ante la expectación de ellos por lo que pudiera conseguir, volviendo al poco rato y diciéndoles:
—Me dice que la chupa por una buena propina.
—¿En serio? ¿Pero cuantos años tiene esa cría? —le preguntó uno, incrédulo.
—Pues 11, pero ya tiene su experiencia, eso me dijo.
—¡Bah! Se la habrá chupado solo a algún compañero del Cole. Será la putilla de la clase —comentando despectivamente el que había provocado esa situación.
—¡Ay! Tanto mirarlas aquí y que poco sabéis de las crías de ahora —les dijo Regina, burlándose de ellos— Eso es lo primero que hacen todas y no solo a sus compañeros.
—¡Madre mía! Y nosotros aquí fantaseando sin comernos nada, jaja.
Regina se reía divertida, al comprobar que a pesar de todas las experiencias que podían haber tenido esos hombres, conservaban una ingenuidad que le provocaba ternura, y en el fondo deseaba hacerles un favor para que a sus años disfrutaran de eso que tanto deseaban, así que queriendo ir más allá, les planteó como querían hacerlo:
—Bueno, ¿quién se decide? ¿Queréis que esa cría os la chupe o no?
Ante una primera duda, ellos fueron aceptando con firmeza:
—Sí, claro. Yo no quiero perderme eso.
—Yo tengo poca pensión, pero haré el esfuerzo. Una oportunidad como esta no se tiene todos los días —secundó otro.
Y así, los 4 que estaban allí acordaron que entre todos podrían juntar una buena cantidad para que la niña de la melena rubia aceptara hacerles una mamada, por lo que se dirigieron a la casa de uno de ellos, que vivía solo, mientras Regina y la niña iban detrás para no levantar sospechas.
Llegados todos allí, los hombres no podían ocultar su nerviosismo, sin saber muy bien qué hacer ni cómo empezar, por lo que Regina, haciendo uso de su mayor experiencia, les mandó sentarse en el sofá con los pantalones bajados, mientras Rebeca, la cría del parque con la que soñaba uno de ellos, se arrodillaba para empezar la primera felación, agarrando la polla de Rafa, del dueño de la casa, que por los nervios y la mirada de los demás, todavía no había conseguido empalmarse, pero enseguida la lengua de la espigada rubia consiguió que tuviera la dureza suficiente como para que los dos disfrutaran.
El aspecto angelical de la niña, con esa larga melena rubia, sus ojos azules y una piel blanca y tersa contrastaba con esa imagen de su cara comiéndose una polla llena de vicio, por lo que la excitación iba alcanzando su grado máximo en Rafa, que no pudo contenerse y empezó a acariciar el cuerpo de Rebeca llegando hasta su culo, sin que ella pusiera objeción alguna, por lo que los demás también empezaron a meter mano a la cría, mientras la iban desnudando y ante esa visión, no paraban de masturbarse hasta que Rebeca hizo correrse a Rafa, tragándose parte del semen expulsado, lo que hizo que otro de los hombres se apresurara a que la niña cambiara de polla y empezara a mamársela a él.
Mientras, Rebeca continuaba inclinada de rodillas sobre la polla de Andrés, quedando expuesta su vagina a quien estaba detrás de ella, que no pudo evitar empezar a pasar la lengua por su raja, separándole ligeramente los muslos para facilitar la comida del coño más joven que había probado en su vida, metiendo y sacando la lengua sin parar de esa vagina que cada vez se abría más.
No cabía duda de que esa cría, recién empezada la adolescencia, también estaba disfrutando de todo aquello, que ya empezaba a ser algo más que una simple mamada a esos viejos salidos del parque, que no sé si eran muy conscientes de que cuantas más cosas hicieran con aquella niña, el precio iría aumentando, lo que les recordó Regina a la vista de cómo iba derivando todo, pero ante la excitación de ellos, pareció importarles poco.
Ante la soltura que iba mostrando Rebeca, Regina comprobó que esa cría también había sido ya follada y que no pondría impedimento a que las pollas de esos hombres entraran en su coño, aunque intentó que la situación estuviera en todo momento controlada, para evitar problemas que les complicaran la vida a todos.
Andrés también acabó corriéndose en su boca, disponiéndose ella a mamar su tercera polla, la de Juan, el mayor de todos, que a duras penas había conseguido mantenerse sin correrse ante ese espectáculo, por lo que al poco tiempo de que la lengua de Rebeca rodeara su glande, sus chorros de esperma llenaron la cara de la cría sorprendida ante la rapidez de la eyaculación.
Gustavo fue el último en meter su polla en la boca de la cría y en disfrutar de esa sensación única en su vida, pero se vio acompañada por la penetración que empezó a hacerle Rafa a ese coño jugoso que se tragó su polla hasta el fondo, follándola sin tener en cuenta esa edad que para nada se correspondía con la actitud mostrada por Rebeca.
A pesar de que ya se había corrido anteriormente, esta segunda vez no aguantó mucho, ya que la excitación de estar follando a una cría de esa edad fue demasiado fuerte para él, sacando su polla del coño de Rebeca, en un acto instintivo por la posibilidad de preñarla con su semen.
Lo que en principio iba a ser una simple mamada de una de las niñas del parque a uno de esos jubilados que se había encaprichado de ella, acabó convirtiéndose en una especie de mini orgía, algo que no sorprendió mucho a la experimentada Regina, que había presenciado muchas situaciones de este tipo a lo largo de su vida, a pesar de lo cual siempre acababa excitándose con esas imágenes y ella misma acabó ofreciéndose a esos hombres, o al menos al que siguiera con fuerzas y reservas para follarla a ella también, después de follar a la niña, algo que fueron haciendo sucesivamente todos los hombres, ya sin nada que les contuviera, manejando a Rebeca entre ellos como si fuera una muñeca a la que podían follar sin descanso:
—Pónmela a cuatro, que ahora voy a follarla yo —pedía Gustavo, al llegar su turno.
Mientras tanto, Regina había conseguido convencer a Rafa para poderle cabalgar sobre el sillón, ya que ella necesitaba correrse también, al ser de sangre caliente, por naturaleza, y cuando él ya no pudo más, Andrés estaba dispuesto a seguir con la follada, hasta que ella consiguió llegar al orgasmo, ayudada por la polla en la boca de otro de los hombres, buscando empalmarse para seguir jodiendo a la niña.
Cuando todos terminaron agotados, llegó el momento de echar las cuentas, diciéndoles Regina:
—Yo no voy a cobraros nada, pero creo que Rebeca se ha portado muy bien y merece un buen pago, bastante mayor del acordado, porque al final, la habéis follado los cuatro todo lo que quisisteis.
—Es cierto, la nena merece su premio. Yo no sé de dónde voy a sacar más dinero, porque tengo que terminar el mes, pero habrá que echar mano de los ahorros.
Entre los cuatro empezaron a reunir el dinero hasta que Rebeca se dio por satisfecha, con la supervisión de Regina para que no engañaran a la cría.
Después de aquello, la relación entre Regina y esos hombres se hizo más íntima y la confianza entre ellos provocó que ella les planteara repetir lo que habían hecho con otras chicas que ella pudiera conseguirles, aunque su objetivo real era conseguir que el nieto de uno de esos hombres, Andrés, pudiera estar con ella, pero de monumento no se había atrevido a plantearlo.
Ella sabía que los hombres, al llegar a esas edades se quedaban embobados admirando la belleza de las nenas de estas edades e igual que les sucedía a ellos, durante la edad madura, Regina había desarrollado una atracción especial hacia los más jovencitos y aunque cuando ejercía su profesión, algún cliente le había solicitado que le consiguiera alguno de estos chicos, ahora ella sentía un pudor especial para conseguirlos para ella misma.
Los cuatro amigos que habían disfrutado de esa primera experiencia todavía se preguntaban cómo Regina había conseguido convencer a Rebeca para que se fuera a follar con ellos, confesándoles ella:
—Cuando os lo propuse, yo ya me había fijado en ella, y había estado observándola. Ella era una de las que se escondían ahí detrás para chupar la polla de los chicos y supuse que para más cosas. Una noche que pasaba por aquí, me la encontré todavía a esas horas con un hombre mayor que la estaba sobando bien y cuando la dejó, me puse a hablar con ella.
—¡Ah!, qué bueno. ¿Y qué te dijo?
—Pues que sus padres no podían ocuparse mucho de ella, porque trabajaban muchas horas y era un tío suyo quien más la cuidaba desde niña.
—Ya, seguro que ese tío aprovechaba bien la ocasión.
—Claro. Me dijo que empezó a follarla, y por eso, estaba ya habituada y no puso mucho problema a que le metierais la polla.
—Sí, a mí me sorprendió que no se resistiera a ser follada por nosotros. Y pensar que haya más como ella entre todas las que pasan por aquí….
—Sí que las hay. Ya me he fijado en alguna otra.
—¿Y nos las podrías conseguir? —le preguntó uno de ellos, demasiado ansioso, quizás.
—Bueno, tranquilidad, que esto tiene su riesgo también y yo no gano nada, aunque ellas se lleven su dinero.
—Nosotros no tenemos tanto dinero como tus clientes, pero puedes pedirnos lo que quieras.
—¿Lo que quiera?
—Claro.
—Quizás os parezca demasiado personal, o perverso, no se….., pero me gustaría estar con el nieto de Andrés.
—¿Con mi nieto? —se sorprendió Andrés— Pero si es un crío….
—¿Y Rebeca no era una cría también? Y todas las que os queréis tirar…..
—Sí, es verdad….—reconocieron ellos— Mirando a Andrés, intentando que aceptara.
—¿Pero cómo lo vamos a hacer? Yo no le puedo decir a mi nieto que quieres follártelo. —le dijo resignado, Andrés.
—Bueno, eso déjamelo a mí, si tengo tu permiso.
—No sé cómo saldrá esto, pero podemos intentarlo…..
—Descuida, que yo sé cómo hacerlo.
Una tarde que estaban todos en el parque, apareció David, el nieto de Andrés a saludar a su abuelo, lo que aprovechó Regina para pedirle que se lo presentara, dándole dos besos al crío más efusivos de lo normal, dejándole a él un poco nervioso, pero más se puso todavía, cuando Regina, con habilidad, le dejó ver sus muslos en toda su plenitud, estando sentada en ese banco con las piernas cruzadas y dejando que su falda se subiera más de la cuenta.
Esa visión tenía al nieto de Andrés totalmente aturdido, divirtiéndose su abuelo con su turbación, lo que le indicaba que Regina le gustaba y aunque él ya sabía que le gustaba alguna niña de su edad, parecía ser que las señoras mayores también le atraían especialmente, lo que facilitaría los planes del perverso grupo.
Regina siguió utilizando sus habilidades de vieja Madame, diciéndole directamente al crío:
—Mucho las miras, ¿Te gustan mis piernas?
David enrojeció, apartando la vista, pero Regina insistió:
—Seguro que te gustan más mis tetas. Mira, las tengo grandes —abriéndose el escote para enseñárselas al crío.
David las miró con los ojos muy abiertos, riéndose todos de su reacción, por lo que Regina aprovechó para abrazarle y poner su cara junto a sus pechos:
—Pobrecito. No dejes que estos viejos se rían de ti. Cuando me las comas, ya verás que envidia te van a tener —guiñando un ojo al resto del grupo, con complicidad.
El crío la miró muy sorprendido por lo que le acababa de decir, sin saber a qué se refería, diciéndole ella:
—Ven, chúpame el pezón, verás que rico —metiendo la cabeza de David entre sus pechos, intentando ocultarlo de posibles miradas.
Al tener el pezón en la boca, David empezó a lamerlo y a metérselo en la boca mamando el pecho de la vieja señora ante la mirada morbosa del resto del grupo, que veía como el plan de Regina funcionaba a la perfección, diciendo uno de ellos:
—Yo creo que deberíamos irnos a un sitio con más intimidad, para que el crío se desfogue.
—Sí, vamos a mi casa —contestó rápidamente Rafa, ofreciendo su casa nuevamente.
David miró a su abuelo como preguntándose lo que iba a pasar en esa casa, pero Andrés le tranquilizó diciéndole:
—Regina te va a hacer un hombre. A tu madre ni palabra de esto porque no lo va a entender. Ni siquiera sabe que te pajeas espiándola cuando se desnuda.
Quizás, más que la propia Regina, lo que más intimidaba a David era la presencia de los amigos de su abuelo allí, para contemplar el espectáculo, pero ahora todo lo hacían juntos y eran un grupo inseparable, así que no le quedó más remedio que abstraerse de todo eso y centrarse en esa mujer con la que podría cumplir todos los sueños del niño pajero que había sido hasta ahora.
Pero la madura mujer, para disfrutar con mayor intimidad de su capricho, se metió en una de las habitaciones con el chaval, ajenos a la vista de los demás. Y allí, él pudo verla en todo su esplendor cuando se quedó desnuda para ser admirada por el nieto de su amigo, que no sabía ni por dónde empezar a tocar el opulento cuerpo expuesto en toda su obscenidad ante sus ojos.
Las tetas de Regina seguían siendo una atracción irresistible para él y se dedicó de nuevo a amasarlas con sus manos, agarrando con sus dedos esos gruesos pezones que le invitaban de nuevo a ser lamidos y succionados como si de ellos fuera a manar una leche que ya no había, pero la sensación que le proporcionaban en su boca hacía que empalmara al momento, ayudado por los hábiles dedos de la experimentada señora que sabía cómo pajear la pollita del crío, dejando asomar ese glande que era como un apetecible caramelo para ella.
Regina volteó al chaval y se metió en la boca esa polla que aumentó todavía más de tamaño dentro de ella, empezando a destilar ese líquido seminal, que tenía totalmente enardecida a la vieja Madame, viendo como el crío disfrutaba tanto como ella, manoseando todo su cuerpo con sus manos, dedicando especial atención a ese coño abierto y jugoso, que esperaba ser satisfecho de alguna forma, así que antes de que David acabara de correrse en su boca, le ofreció la posibilidad de experimentar esa sensación de penetrar a una mujer, que aunque fuera madura como ella, sabría cómo apretar con su vagina la polla del crío para exprimirle todo el semen que hubiera en sus jóvenes testículos.
Si un hombre experimentado no podría aguantar mucho sin correrse en ese coño que había sido follado por tantas pollas, un chaval que folla por primera vez se derramaría casi al momento, simplemente con ver el cuerpo desnudo y esplendoroso de Regina, y sintiendo como su polla entra y desaparece entre sus muslos, que los cierra sobre su cuerpo, para no dejarle escapar y como si quisiera succionar por completo al excitado chaval que mueve sus caderas follando y castigando a la viciosa señora.
Ahí la corrida fue irresistible, pero él siguió follándola hasta que se quedó sin fuerzas, agotado con las convulsiones provocadas por sus sucesivas eyaculaciones que ella le extraía como si necesitara alimentarse de ellas.
Los amigos de Regina, impacientes por no poder contemplar ese espectáculo, entraron en la habitación, dándoles tiempo todavía a ver como David estaba entre las piernas de Regina, extenuado sobre ella, que rodeaba su cara con sus pechos, como si estuviera arropando a su hijo pequeño, pero viendo claramente como los dos habían disfrutado y como se habían ganado los favores de la Madame para siempre, a la que podrían pedir colmar todos sus caprichos.
Después de que Regina hubiera conseguido su propósito, la unión de ese grupo se hizo inquebrantable, sabiendo que podrían conseguir todo lo que se propusieran y así, como una especie de manada, merodeaba ese parque en busca de su próxima presa. La perversión se había adueñado de todos ellos y ya no disimulaban cualquier apetencia que tuvieran.
Aprovechando la experiencia y habilidades de Regina, cualquiera de ellos podría fijarse en la nena que le apeteciera y esperar a que la vieja Madame hiciera su trabajo, aunque a veces no fuera posible.
Así fue como Gustavo se fijó en una cría que destacaba sobre las demás, su menudo cuerpo formado no pasaba desapercibido y la lujuria de esos hombres se desató al verla:
—¡Dios mío! Qué tetas tiene ya esa cría. ¿Cuántos años tendrá?
Aclarándoles Regina:
—Es muy jovencita, pero creo que pueda ser sudamericana, porque suelen tener un desarrollo muy precoz y algunas con 10 años ya están así de desarrolladas.
—¡Qué barbaridad! Qué cosa más rica, no me extraña que por allá las follen tan pronto —comentaba uno del grupo.
Preguntándole Gustavo a Regina:
—¿Crees que nos la podrías conseguir?
—Tendría que saber más de ella, ya sabéis, hay que ser prudentes.
—Sí, claro, tómate tu tiempo, tendremos paciencia, jeje, pero ya se me ha puesto la polla dura, solo de imaginármela encima de mí.
Cada vez que veían a esa cría en el parque, Regina intentaba acercarse a ella, para ver quien era su familia, como eran…., y así consiguió saber que su madre era una morena gordita, con las formas típicas de las mujeres sudamericanas, mucho culo, anchas caderas y pechos prominentes, pero todo muy proporcionado, viendo con ella a un niño más pequeño que supuso que era hijo suyo también.
En el parque tuvo fácil entablar conversación con esa mujer, ante la expectación del grupo de hombres que observaban más alejados y con esas charlas supo que era colombiana y que estaba sola en España con sus hijos, pero tenía más familiares con los que vivía, su hermana, cuñado y sus hijos. Andaba buscando trabajo, por lo que Regina se dio cuenta de su necesidad de dinero, lo que le facilitaba las cosas, así que propuso a Rafa que la contratara para limpiar en su casa, aunque fuera por horas, contestando él:
—La verdad es que necesito a alguien que me limpie un poco, porque tengo la casa un poco abandonada.
—Estupendo, se lo diré a Esmeralda —que era como se llamaba esa mujer, les dijo Regina— Se pondrá muy contenta.
—Pero tenemos que hacer que lleve a la cría a casa con ella —les dijo Andrés.
—Hablaré con ella, a ver qué me dice.
Finalmente fue la propia Esmeralda, la que le pidió permiso a Rafa para llevar a su hija Katy con ella, porque nos dijo que no quería dejarla en casa sola, con su cuñado, algo que ya les puso en alerta:
—Jaja, el cuñado debe andar metiendo mano a la cría, pero no sé cómo se tomará que lo hagamos nosotros.
—Bueno, tranquilos —les dijo Regina— Ya veremos cómo van las cosas…..
El primer día que fue Esmeralda a trabajar a casa de Rafa, se extrañó de ver a todo el grupo allí, aunque la dijeron que molestarían lo mínimo posible, pero sin poder evitar hablar con ella y preguntarle todo lo que se les ocurría para conocerla mejor.
—Tienes una hija muy guapa y tienes que cuidarla de tu cuñado, ¿no?
—Sí, tiene la mano muy larga y en casa está todo el día sobando a la cría.
—Ya, y eso no te gusta, claro.
—Hombre, pues no. Él lo que haga con sus hijas, mi hermana verá, pero mi hija tiene muchas formitas y le gusta más estar con ella.
—Bueno, es normal que le guste, está muy rica. ¿Y a Katy no le gusta que su tío la sobe?
—Él sabe bien cómo hacerlo, jugando y haciéndola reír. La cría acaba excitándose pasándoselo bien con él, pero no quiero que me la emputezca tan chiquita.
Al escuchar a Esmeralda, esos hombres pensaron que no sería tan difícil empezar a hacerle cosas ricas a Katy, pero temían que su madre no lo aceptara, así que tendrían que tenerla entretenida para que les dejara solos con su hija.
De ello se encargaba Regina, que la llevaba a Esmeralda para que limpiara otras estancias de la casa más alejadas de donde estaban ellos con la niña, lo que aprovechaban para empezar a jugar con ella, metiéndole mano a la menor oportunidad, sin que ella pusiera mucha oposición, mostrando su disposición a lo que esos hombres pretendían de ella, lo que les encendía más todavía:
—¡Dios!, que rica está esta nena, que ganas tengo de comérmela entera.
Pero tenían que controlar sus impulsos, siguiendo calentándola, por lo que halagaban su cuerpo diciéndole lo bonita que era, mientras pasaban sus manos por sus muslos y viendo como esas caricias las recibía con agrado, siguiendo hasta su culo, apenas tapado con unas pequeñas braguitas.
Katy se estremecía al ser manoseada por esos libidinosos hombres, cuyas manos sobaban y toqueteaban todo su cuerpo, centrándose ellos en sus tetas, su vagina, culo y todo lo que pudieran tocar de ella, llevándola a un estado de desvanecimiento, casi, en el que podía hacer cualquier cosa que le ordenaran, y al verla así, uno de ellos se atrevió a sacarse la polla y ponérsela en la boca a la cría, que de una forma instintiva, empezó a lamerla como si no fuera algo extraño para ella, lo que entusiasmó a los demás, queriendo que les hiciera lo mismo, y así fueron todos sus pollas por la boca, sin que a ninguno les diera tiempo a correrse en ese momento, ya que los demás pedían su turno.
De todas formas, no estaban tranquilos del todo, porque tenían miedo de que su madre volviera en cualquier momento, aunque esperaban que Regina les avisara de alguna forma, pero de momento se conformaron con eso hasta tener otra oportunidad de la que dispusieran de más tiempo.
Efectivamente, cuando estaban en ese momento totalmente excitados jugando con la cría, llegó Regina para avisarles que la dejaran y la vistieran otra vez, lo que hicieron rápidamente, intentando disimular cuando Esmeralda apareció por la puerta, sin que ella sospechase nada, porque su hija también disimuló lo que pudo, mostrando su complicidad con esos hombres que estaban gozando con ella.
Cuando termino su trabajo, Esmeralda se marchó con su hija, pero ese primer contacto con Katy les sirvió para saber que la cría estaba totalmente dispuesta a hacer con ellos lo que quisieran, aunque dudaban sí podrían follarla, pero viendo su actitud, confiaban en que su tío la hubiera follado ya en cualquier momento de descuido de su madre, y eso les facilitara las cosas.
Y como querían quedarse con ella con más tranquilidad, hablaron con Regina sobre la mejor forma de alejar a Esmeralda de su hija, por lo que acordaron que el siguiente día, Regina la llevaría a su casa para hacer una limpieza general, esperando que ella dejara a Katy con esos hombres, confiando en que su hija estuviera bien, ya que había cogido mucha confianza con ellos.
Viendo como todos ellos la estaban ayudando tanto, dándole trabajo, Esmeralda no tuvo problema en dejar a su hija allí, mientras ella podría trabajar con más tranquilidad en la casa de Regina, que estaba cerca, así que quedaba el camino abierto para que esos pervertidos disfrutaran con más tranquilidad de esa preciosidad que les tenía locos, no solo por su rico cuerpo, sino por su actitud con ellos.
Al quedarse solos, prefirieron llevar a Katy a una de las habitaciones, para con más comodidad ir disfrutando de ella poco a poco, haciéndolo más divertido para ella, porque no querían que su ansiedad asustara a la cría, siguiendo los consejos de la experta Regina.
Así fueron desnudando a la cría en la cama, besándola para que empezara a tener esas sensaciones placenteras y se dejara llevar cuando uno de ellos le abrió las piernas para empezar a comerle ese tierno coñito que ya rezumaba de esos jugos provocados por la excitación a la que le estaban sometiendo, otro se centraba en sus duros pechos coronados por unos pezones que invitaban a ser mordidos por su tamaño, otro seguía besándola y así fueron turnándose para degustar el obsceno cuerpo de esa cría que no correspondería a la edad que tenía, pero era algo que les excitaba más todavía, esperando ese momento en el que sabrían sí podrían penetrarla con facilidad.
De tanto pasar la lengua, su coño ya parecía que se abría lo suficiente para que pudiera entrar la polla de esos hombres, por lo que Andrés hizo ese primer intento, metiendo su glande con mucha suavidad, pero cuando intentó profundizar, Katy se quejó ligeramente, lo que solo frenó de momento las ganas del hombre maduro dispuesto a follársela finalmente, aunque con los debidos cuidados.
Así fue como una vez Katy se acostumbró a tener esa polla en su interior, Andrés empezó los movimientos para follarla, primero despacio y luego intensificando el ritmo a medida que los gemidos de la cría iban aumentando y él iba perdiendo el control de su eyaculación, algo que acabó ocurriendo irremediablemente después de unas cuantas acometidas en su coño.
Gustavo fue el siguiente, haciéndolo con muchas ganas, porque había sido el primero que se había fijado en ella en el parque, y su sueño se iba a cumplir en ese momento, metiendo su polla, ahora con más facilidad en el abierto coño de esa cría que parecía estar hecha para follarla desde el momento en el que le habían salido esas tremendas tetas para su edad.
Con sus brazos, movía a la niña a su antojo, que seguía gimiendo al ritmo de sus embestidas, hasta que finalmente acabó corriéndose dentro de ella igualmente y al sacarla, los restos de semen seguían saliendo de su vagina, lo que no fue inconveniente para que el siguiente se pusiera a follarla y después de probar su coño, antes de correrse, al ver como su polla se resbalaba hasta su ano, impregnado de esos jugos y el semen, se la metió por él, haciendo gritar a la cría en un primer momento, pero sorpresivamente, después de apretar un poco, su culo acogió con facilidad toda la polla, preguntándose ellos si su tío también la habría follado por ahí, probando todos sus agujeros.
Katy no decía nada, solo se entregaba al disfrute de esos hombres, que también era el suyo y una vez que terminaron todos satisfechos, follándola de todas las maneras posibles, incluso haciéndolo varios a la vez, esperaron a que su madre volviera para recoger a su hija, a la que bañaron previamente, dejándola en las mejores condiciones posibles, pero el caso es que gracias a Regina, habían conseguido cumplir un nuevo y lascivo sueño de los que compartían.
Pero como al fin y al cabo, el mundo en el que se empezaron a mover estos hombres, junto a Regina y todos los contactos que conseguían, era un mundo de supervivientes, de personas que tenían que adaptarse al medio en el que vivían para poder salir adelante, a Esmeralda no le cogió por sorpresa todo lo que había sucedido con su hija Katy y esos hombres que se habían estado satisfaciendo con ella, por lo que lejos de haber sido engañada por Regina, sabía que eso iba a pasar en el momento en el que dejara a su hija sola con ese vicioso grupo de hombres maduros, en los que ya había apercibido como miraban a la cría, algo a lo que ya estaba demasiado acostumbrada y resignada, pero de lo que ella iba a saber sacar provecho de ello, pidiendo más dinero a esos hombres, que tendrían que buscarlo en donde fuera.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!