Chiquita caliente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Si sólo me hubiera animado, mi historia sexual sería otra.
Tenia 9 años y mis primeras imágenes sobre sexo fueron de una revista porno y fue todo tan natural, no me dio vergüenza, pero si muchas ganas, ahí comenzaron mis fantasías, quería ser tocada, penetrada como en las fotos, hasta que un día jugando de forma casi inocente se me cumplió a medias, vivía en la casa de mi abuela, primas hermanas y por suerte primos, con mi primo menor nos llevábamos muy bien, dormir o jugar en su habitación o su cama era común, pero un día algo cambió, el tenía 15 y yo 9.
Era la hora de la siesta, todos dormían, menos nosotros, aburridos y obligados a hacer silencio comenzamos a jugar en su cama, bajo la manta y de repente empezó a pasar su mano en mi conchita, que sensación más deliciosa, de repente no se si por vergüenza o sorpresa paró, yo queria más, vio mi cara suplicando que siguiera, y entonces siguió, me rozaba con su mano sobre mi bombacha, suavecito tocandome mi colita, su mano subía y bajaba, de a poco se animó a presionar los dedos entre los labios, cada vez más rápido y con más ganas, yo movía mis caderas al ritmo de sus dedos – si primito, tocame más, tocame la pepita, le decía bajito para que nadie oyera, estábamos agitados, y mientras el me decía "te quiero coger esa conchita rica, quiero meterte mi verga, llenartela de leche" metio la mano en mi bombacha hasta acariciar la carnecita de mi pepita, me tocaba con toda su mano, abarcando el clitoris, separaba sus dedos masturbandome los labios, queria que me cogiera
Separe las piernas para que me pudiera a acariciar mejor, le abri mi concha deseosa a sus dedos, primero me penetro con uno, me sentía tan mojada, no me dolió, lo movía dentro mío, metiendo y sacando despacio para no lastimarme, tenía que ser cuidadoso, yo quería más, me movía para sentir más adentro su dedo, y me metió otro más, el movía sus dedos cogiendome y yo me movía como loca para sentirme cogida, sentia su respiración en mi cuello, eso me excitaba cada vez más, quería tocarlo, quería tocar su pene, sin preguntarle le meti la mano en sus calzoncillos, lo sentí suave, mientras el me penetraba con los dedos, yo le hacía una torpe paja, senti mi mano mojada, todo era curiosidad y sensaciones nuevas, me lo meti a la boca, fue un sabor desagradable a semen y pis, pero me sentía tan caliente que no me importó, senti su pija dura y grande pRa mi mano quería que me penetrara cómo había visto en su revista porno, el también se moría de ganas de metérmela, pero me dijo que era muy chica y me podía lastimar y si se daban cuenta nos íbamos a meter en problemas
Todavía con mis piernas abiertas le pedía bajito que por favor me cogiera, que lo deseaba, que con sus dedos no me alcanzaba, me pidió que me pusiera de costado, me bajó los calzones hasta la rodilla, el hizo lo mismo con su calzoncillos, me agarro por la cintura y me acercó a su pija, la sentía dura entre mis nalgas, peligrosamente cerca de mi concha, empecé a moverme queriendo meterme su verga, quería verga, su verga deliciosa, mojadita de semen para mí, mi instinto fue menearme, lo estaba volviendo loco, me pasaba toda la pija por la concha, cerca de mi vagina, se contuvo varias veces de meterla de un empujón y romperme mi conchita, "para me dijo, no se si voy a aguantar las ganas de desvirgarte" me apretó las caderas y acomodó su pija entre los labios de mi vulva, así si movete sobre mi pija como si fuera un caballito, lo obedecí, con una mano me sostenía la cadera y con la otra me tocaba el clitoris y hacía tope con su mano para no penetrarme, nos movíamos suave, para no hacer ruidos, que rico se sentía cabalgar sobre su pija, seguía moviendome como loca, sentía un cosquilleo en mi colita, y él seguía rozándome frenéticamente, me voy a acabar, me voy a acabar me decía, hah! hah! hah! te voy a ensuciar la tu pepita mi bebé, si, si ahhh y senti un líquido caliente chocando mi conchita, mis piernas, mi bombacha, nos dimos un beso caliente, mi primer beso, y nos quedamos dormidos, agotados de jugar.
Fue sólo esa vez, porque no nos animamos a más nada y ahora de grandes, cada uno con su vida, y esa tarde maravillosa quedó en el pasado, como un juego de niños
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