Club de Intercambio Familiar
Seguimos disfrutando de ese Club, esta vez con una familia amiga, en su primera vez.
Convendría que leyerais la primera parte de esta exitosa saga, para entender mejor esta continuación, porque ya de vuelta en casa de la maravillosa experiencia que habíamos vivido, sólo pensábamos en cuando se celebraría la próxima reunión para volver a disfrutar de todo aquello.
Mis hijos estaban encantados también y aunque les habíamos dicho que no comentaran nada con sus amigos de lo que había pasado allí, a nuestra hija parece ser que se le escapó algún comentario con las hijas de una de mis amigas y ellas se lo dijeron a su madre, así que un día que estábamos tomando un café, ella me lo soltó y no tuve más remedio que contárselo todo, porque nos teníamos bastante confianza entre nosotras y no habría problema en ello.
Mi amiga Alicia me escuchaba con la boca abierta todo lo que le iba contando, notándose que a cada palabra mía se iba excitando más y poniéndose más nerviosa, por lo que también empezó a hacerme sus confidencias, diciéndome que cuando veía a su marido juguetear con las niñas algunas veces en la casa, ella echaba de menos no haber tenido un hijo también para poder disfrutar con él, igual que suponía que lo hacían otras madres, por algún comentario que había oído en ocasiones, lo que provocaba su envidia; por eso, cuando se lo contaba, me insistía en que si ella allí podría disfrutar de todos los chicos que quisiera si pudiera ir a ese lugar:
—Si claro, siempre que ellos quieran, porque allí no se obliga a nadie, al igual que a tus niñas si las lleváis, las van a respetar si vosotros o ellas no quieren estar con alguien que no les guste.
—¿Sabes? Se lo contaré a mi marido. Creo que a él le van a dar también muchas ganas de ir allí. A las nuestras ya se las folla siempre que quiere y van siendo ya mayores, así que cuando le cuente esto de las “niñas de soba” que me dices, se va a volver loco de deseo, y así yo también podré cumplir mis fantasías.
—Pues te avisaré cuando sea la próxima reunión e iremos todos juntos.
—Pero todavía falta mucho para eso, según me dices, y no sé si podré aguantarme de los nervios que tengo. Perdona mi atrevimiento, pero por lo que me has dicho, vosotros en casa ya teníais vuestras cosas antes de ir allí, ¿no?
—Sí, alguna cosa, como tantos otros, y como tú marido con las vuestras.
—Ya, pero en mi casa, sólo disfruta él, y vosotros tenéis chico y chica, así que tú también te lo estarás pasando genial con el tuyo. Ves por lo que te decía de haber tenido un hijo como tú, yo no estaría así, cardiaca perdida.
—¿Estás sugiriéndome que tengamos una fiesta privada entre nosotros hasta que sea esa reunión en el club?
—No me atrevía a decírtelo, me da muchísima vergüenza, pero las ganas que tengo pueden más.
—Bueno, no te preocupes, si nuestros maridos y los críos están de acuerdo, no creo que haya problema y organizaremos esa reunión entre nosotros.
Así que después de que nuestros maridos e hijos aceptaran, acordamos el día en que nos veríamos. La haríamos en su casa, porque era un chalet y tendríamos más privacidad y discreción allí.
Llegado el día, nos juntamos todos, pero previamente organizamos una pequeña comida con unos licores para ir desinhibiendo el ambiente, ya que para ellos era la primera vez que se reunían con otra familia, y aunque nos tuviéramos confianza, estaban muy nerviosos. En los postres nuestros hijos también probaron un poco de licor para que estuvieran más relajados, tal como habíamos aprendido en el Club, yéndose las niñas a la habitación a prepararse para hacernos un pequeño desfile, como hacían en ese Club al que habíamos ido.
Al poco rato, salieron con una ropita muy sexy que se había puesto, entusiasmándose nuestros maridos al verlas, mirando especialmente cada uno de ellos a las hijas del otro, porque estaban menos acostumbrados a verlas y les causaba más morbo.
Las hijas de nuestros amigos eran preciosas las dos, destacando la mayor por su cuerpo ya completamente formado y unos pechos que destacaban con su ajustada camiseta, siendo su hermana menor muy simpática también, mostrando una picardía que haría las delicias de los hombres del Club, si la vieran, provocando que mi marido le echara mano al culito que lucía entre sus tangas.
El marido de mi amiga también clavó su mirada en nuestra hija, devorándola con los ojos, mordiéndose los labios esperando ansioso el momento de poder disfrutarla, no pudiendo evitar tampoco acariciarla cuando pasó a su lado, fijándose en cómo se le marcaba la vulva en su diminuto tanga que parecía haber cogido prestado de alguna de sus muñecas.
Pero mi amiga, a quien no perdía de vista era a mi hijo que estaba sentado en medio de las dos mirando el desfile de las niñas, diciéndole:
—¿Tú no haces el desfile para nosotras también?
Contestando yo por el:
—Es que él solo no se atreverá. Allí en el Club también hay desfiles de chicos bien armados y no veas como disfrutan las señoras con ellos. Te habrás dado cuenta de cómo se ha puesto ya mirando a las chicas. —Diciéndole a mi hijo— Anda, quítate eso y deja que te vea Alicia.
Al bajarse el pantalón mi hijo, no pudo disimular su excitación mi amiga, diciéndome entusiasmada:
—¡Oohhh! La tiene preciosa, que maravilla —acariciándola en toda su extensión, agarrándola con su mano e iniciando un suave pajeo que hizo aumentar más de tamaño su glande, mirándome un segundo como pidiendo mi aprobación para metérsela en la boca y empezar a lamérsela como si fuera el mejor de los manjares.
Mientras tanto, nuestros maridos ya se estaban encargando de las niñas, que habían empezado a chuparles las pollas igualmente; en el caso del mío, a dúo, con las dos hijas de nuestros amigos lamiéndole la polla, mientras su padre estaba deleitándose con la forma de hacerlo de mi hija, en una postura de lo más libidinosa, mostrando toda su rajita al alcance de su mano, y pasando sus dedos por ella hasta dejarla totalmente abierta y humedecida preparada para la penetración.
Pero antes de eso, todavía vi como la volteaba formando un 69, él sentado en el sofá, con el coño de mi hija a la altura de su boca, que era saboreado ansiosamente provocando constantes gemidos de la niña.
Mi marido ya estaba siendo cabalgado por la mayor de las hermanas, que se movía como una experta sobre él, corriéndose al poco rato dentro de ella, lanzándose la pequeña a lamer los restos de semen que habían quedado en su pene, que ayudaron a que no se bajara y pudiera sentarse ella también encima para disfrutar igual que su hermana.
El marido de Alicia había preferido la postura del perrito para penetrar a mi hija, al principio muy despacio sintiendo cada centímetro de su vagina que iba profundizando, como con miedo de que no entrara su gruesa polla en ella, pero cuando comprobó cómo se acomodaba perfectamente en su interior empezó a bombear con fuerza hasta provocarle su enésimo orgasmo.
Mi amiga ya había hecho correrse a mi hijo también con su lengua y ya se disponía a dejarse montar por él, ansiosa por sentirlo dentro de ella, y para calmar toda mi calentura acumulada por tan perturbadoras imágenes, me coloqué para que él me comiera el coño mientras follaba a mi amiga, y una vez que la hizo correrse a ella, cambio su boca por su polla para follarme a mí también, ante el asombro de mi amiga de que pudiera mantenerla dura tanto tiempo satisfaciéndonos a las dos.
Cuando los tres, nuestros maridos y mi hijo, se quedaron sin una gota de semen que soltar y totalmente agotados, dimos por terminada la reunión con una mezcla de vergüenza y entusiasmo por la experiencia vivida.
Habían pasado dos meses de esto, cuando me avisaron de la próxima fiesta en el Club, así que se lo dije a Alicia y para allá nos fuimos todos, llegando nerviosos y expectantes por las novedades que nos íbamos a encontrar, sobre todo ellos, por ser su primera vez.
Al llegar, ya eligieron a nuestras hijas pequeñas para el desfile de “Sobas”, dejándonos esta vez, estar con ellas para ver como las preparaban para el desfile, y así podría verlo también mi amiga. Había algunas otras chicas nuevas desde la vez anterior, que seguramente iban a llamar la atención, porque eran muy guapas y una vez totalmente preparadas, salieron, viendo nosotras también al grupo de chicos preparándose para el desfile, quedándose Alicia mirándoles con cara de vicio, diciéndome asombrada:
—¡Por Dios!, que ricos están todos, fíjate como sus madres les pajean para que se les levante.
—Claro, porque quieren que luzcan bien en el desfile íy se lleven el premio.
—Qué cosas, nunca imaginé que fuera a ver algo así, vamos, ni en sueños me lo imaginaba, jajaja.
Cuándo ya iba a empezar el desfile, salimos de allí, y nos sentamos en uno de los sofás preparados para verlo mejor, saliendo en primer lugar las niñas, cada cual más tentadora, llevándose los aplausos y piropos de los asistentes que ya se iban fijando con cuál de ellas les gustaría estar más íntimamente. El marido de mi amiga ya se había fijado especialmente en una rubita delgadita de largas piernas y le preguntaba a mi marido que tenía que hacer para irse con ella:
—Ya te dije las normas como son. Todas estas niñas, en teoría son vírgenes, pero ya sabes que muchas de ellas ya no lo son, por eso tienes que preguntar a sus padres para que te den su permiso; mira, sus padres son aquellos que tanto la aplauden. Vamos, iré contigo para acompañarte.
—Hola, ¿ustedes son los padres de la rubita más alta? —preguntó el marido de mi amiga.
—Sí, es nuestra hija.
—Es que me dijeron que tenía que pedirles permiso para estar con ella. Miren, mi hija es la morenita que está a su lado, y por mí, no tengo problema en que esté con ustedes.
—¡Ah, bien!, me gusta, entonces no hay problema. ¿La suya es virgen? —les preguntó el padre de la niña rubia.
—No, tengo que reconocerle que ya no lo es.
—Jajaja, no se preocupe, hombre, la mía tampoco lo es, ya estuvimos en la reunión pasada que fue cuando la estrenaron, y unos cuantos además. Pero por lo menos tuvimos suerte de que todavía no tuviera la menstruación y no se quedó embarazada. Mire aquellas dos la barriga que tienen ya, seguro que fue de la última vez.
. —Es verdad, pero si son unas crías todavía. Vaya tetas que se les han puesto, madre mía, que ricas están. Ya me gustaría estar con alguna de ellas también —comentó sorprendido el marido de Alicia.
—Esas están muy solicitadas, yo la vez pasada tuve la suerte de estar con una así y fue increíble…… Creo que fue el mejor polvo de mi vida, jajaja.
—Ya me imagino, a ver si las vemos luego por los reservados.
—Pues nada, cuando acabe el desfile, nos vemos allí —concluyó ese hombre, una vez acordado todo.
Terminado el desfile de las niñas de Soba, poco después salieron los chicos, poniéndose mi amiga como loca, cogiendo una buena posición para no perderse detalle de nada.
Ya en el escenario, empezó la primera prueba que consistía en que las niñas tendrían que hacerles una felación al que eligieran, todas a la vez, y la que provocara que su chico se corriese más pronto, se llevaría los puntos. Y allí se pusieron a ello, siendo la mía precisamente la que consiguió que el chico se corriera primero con poca diferencia de otro que lo hizo poco después. Desde luego, mi hija se había convertido en una experta, como había comprobado el marido de Alicia en nuestra íntima reunión.
Al final de las pruebas, salió ganadora precisamente la rubita que tanto le había gustado a nuestro amigo, porque la verdad es que era una preciosidad de niña. Y entre los chicos, salió ganador uno que era bajito, pero con la mayor polla de todos, en el que ya se había fijado mi amiga también.
Comentándolo con Alicia, se nos quedaba la boca abierta, mirándosela incrédulas de que un crío así pudiera tener eso, diciéndome mi amiga:
—El tiempo que debe llevar su madre disfrutando de eso, porque ahora mismo, la tiene como la de un adulto ya. Yo creo que de tanto pajearle y mamársela se le ha puesto así.
Diciéndonos otra señora que estaba al lado:
—Sí, seguro que debió de ser por eso. Mi hermana empezó a hacérselo al suyo también muy pronto y se le puso tremenda. La verdad es que es una delicia lo que tiene. Yo misma pude disfrutarlo la vez pasada, jejeje.
—Qué suerte, a ver si lo pillo yo luego por ahí. ¿Usted hace mucho que viene a estas fiestas?
—Sí, llevo unos años ya. Mi suegro fue uno de los fundadores del club. Él vivía con nosotros y nos enteramos de que por las noches se metía en la habitación de la niña, ya sabe a qué, así que acabó follándola todo lo que quiso. Cuando empezó a tener la menstruación, la llevamos al Ginecólogo para que la diera la pastilla, porque no queríamos que se nos embarazara. Luego, mi suegro empezó a traerla aquí, a estas reuniones y acabamos animándonos todos a venir, cambiando nuestra vida. Es lo mejor que podíamos haber hecho.
Una vez terminados los desfiles, ya cada uno iba buscando lo que le había gustado, repartiéndose por los sofás y los reservados.
Pasamos al lado de un hombre mayor ya, que les pasaba el dedo por la rajita a tres chicas que tenía enfrente, como si quisiera comprobar a cuál de ellas se la habían metido ya, pero al final vimos cómo se llevó a las tres al reservado.
A mi hijo ya había venido a buscarle la madre de la chica rubita para llevárselo, diciéndonos la señora con la que estábamos:
—Aquí, en cuanto te descuidas, se te adelantan y se llevan lo mejor. Vamos a los reservados, a ver si queda algo para nosotras, jajaja.
Al entrar, ya vimos al marido de Alicia como se follaba con ganas a la chica rubia que le había gustado, pero había tenido que compartirla con otro que a la vez se la estaba metiendo en la boca. En otra habitación estaba mi marido haciendo un trío con una de las niñas que habían desfilado y su madre, que no había querido dejarla sola con él, pero que se la notaba como disfrutaba viendo cómo se follaban a su hija.
Nosotras seguimos hasta que mi amiga vio a un chico que le había llamado la atención preguntándole si estaba solo.
—Sí, acabo de terminar con una señora ahora.
—Anda, quédate conmigo un ratito, que lo vamos a pasar bien —le dijo Alicia.
—Vale, me quedo, está usted muy buena, señora.
—Muchas gracias, hijo, tú res divino también.
—Mientras mi amiga se empezaba a entretener con el chico, la señora que nos acompañaba, me dijo:
—Ven, vamos a buscar a alguno más para traérselo a tu amiga, para que se lleve un buen recuerdo en su primera visita.
Vimos desde lejos al chico que había ganado el desfile de los chicos con otro amigo y les dijimos que nos acompañaran. Cuando volvimos donde estaba Alicia, ella ya se había cogido uno y se había puesto encima de él moviéndose como una loca sobre su polla. Al ver entrar a los dos chicos que le llevábamos, puso cara de sorpresa y alegría, sobre todo cuando uno de ellos se puso detrás para penetrarla por el culo y el más dotado se la daba en la boca para que se la lamiera. Su orgasmo fue casi instantáneo a los pocos segundos, al estar disfrutando de tres pollas a la vez, pero no quiso que el chico al que se la chupaba se corriera antes de poder sentirla en su coño, así que se tumbó sobre el colchón dispuesta a recibir al muchacho de la polla grande.
La penetró con fuerza cada vez más profundo, agarrándole ella el culito para que no se saliera hasta que se hubiera corrido totalmente dentro de ella, lo que provocó unos gritos de entusiasmo que hicieron que se pusiera a mirar la gente que estaban al rededor, y cuando terminaron, mi amiga me dijo:
. —Qué vergüenza, todo el mundo mirando como lo hacía.
—Es que eres muy escandalosa.
—Sí, es verdad, jajaja, en mi casa deben oírme todos los vecinos cuando estoy follando con mi marido.
Nos disponíamos a salir, cuando vimos al marido de Alicia haciendo cola para entrar en un reservado, por lo que le preguntamos, diciéndonos:
—Es que dentro están las chicas embarazadas y no quiero perder la oportunidad.
—Bueno, pues que lo disfrutes, que vicioso te has vuelto aquí —le dijo su mujer.
Al salir de allí estaba el señor que me había pedido a mi hija la vez anterior, con ella y su mujer, poniéndose a hablar conmigo:
—Su hija es maravillosa, me vuelve loco. Mire, nuestros hijos son mayores ya, y vivimos solos en la casa y si dejara a su hija venir unos días con nosotros me haría muy feliz. Ella está de acuerdo y con su marido ya hablé también.
— ¿Y mi marido aceptó?
—Sí, bueno, la verdad es que tuve que convencerle un poco, porque no quería separarse de ella, lógicamente, pero le prometí que en la próxima reunión, iba a traer a una sobrina que tengo que ya va teniendo edad para venir aquí y él la va a tener el primero.
—Vaya, ya me parecía a mí, bueno, yo no digo nada, si están todos de acuerdo —comenté resignada.
Añadiendo su mujer:
—Gracias, señora. Mi marido revive con su niña y al tenerla en casa me va a hacer muy feliz a mí también.
Mi amiga, ya no sabía si estaba en este mundo o en otro, viendo las cosas que pasaban allí, diciéndome:
—Esto es como un sueño, todas las cosas que ni nos atrevemos a imaginar, aquí pasan como si fuera lo más normal.
—Este es el encanto de este sitio. Una vez que vienes te quedas enganchada y tu vida cambia para siempre, como nos dijo antes esta señora.
—Es cierto, ¿cuándo es la próxima reunión?, jajaajaja
Espectacular !!
Increíble relato.
Como me gustaría participar en un club así.